La Santa Sede se pronuncia como respuesta al elevado número de feligreses que se han iniciado en la masonería en Filipinas
El Vaticano en guerra contra la masonería
Casi desde su nacimiento «oficial» allá por 1717, la masonería especulativa se ha visto perseguida y condenada por distintas instituciones, gobiernos, regímenes políticos y confesiones religiosas. La Iglesia católica, de hecho, se ha presentado siempre como uno de sus principales enemigos.
Ya en 1738, poco después de su aparición, el papa Clemente XII prohibió a los católicos que se iniciaran en la hermandad filantrópica por entender que sus postulados eran contrarios a la fe católica. Dos siglos y medio más tarde, en pleno siglo XX, el entonces cardenal Ratzinger (futuro papa Benedicto XVI) redactó un documento, la Declaración sobre Asociaciones Masónicas, fechado en 1983, en el que se reafirmaba en aquella postura, señalando que «aquellos que están formalmente y a sabiendas inscritos en logias masónicas y han abrazado los principios masónicos» se encuentran en pecado grave, y por tanto no pueden recibir la comunión.
El Vaticano reafirma su postura acerca de si los católicos pueden integrarse en la masonería
Ahora, la publicación el pasado 13 de noviembre de un nuevo documento por parte del Vaticano ha venido a reafirmar la postura de la Santa Sede ante la cuestión de si los católicos pueden integrarse en la masonería. El nuevo texto tiene su origen en una consulta realizada por el obispo filipino Julito Cortes de Dumaguete, quien previamente había escrito a las más altas instancias del Vaticano para explicar que un elevado número de feligreses de su diócesis se habían iniciado en logias masónicas, y por tanto solicitaba información sobre cómo debía proceder. Como respuesta, el mismísimo papa Francisco, y el cardenal Víctor Fernández –prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF)–, elaboraron el citado documento en el que la Iglesia se posiciona una vez más de forma contraria a la pertenencia de católicos a cualquier tipo de logia masónica. En el documento, además, el texto explica que dicha prohibición se hace extensiva a los sacerdotes. La razón de esta aclaración estriba en el hecho de que en Filipinas circulaban rumores y comentarios sobre la pertenencia a la hermandad de varios participantes en el Sínodo Diocesano Nacional celebrado a principios de este año en el país asiático.
«La pertenencia a la masonería es muy importante en Filipinas; involucra no solo a aquellos que están formalmente inscritos en Logias Masónicas sino, más generalmente, a un gran número de simpatizantes y asociados que están personalmente convencidos de que no hay oposición entre la membresía en la Iglesia Católica y en las Logias Masónicas», señala el documento de la DDF. Además, el texto recuerda a los fieles la incompatibilidad de ser un devoto católico y pertenecer a la hermandad: «En el plano doctrinal, debe recordarse que la pertenencia activa a la masonería por parte de un fiel está prohibida debido a la irreconciliabilidad entre la doctrina católica y la masonería».
Por esta razón, la alta jerarquía ha invitado a la Iglesia filipina a valorar la posibilidad de realizar una declaración pública en la que se deje clara la posición de la Iglesia católica ante la masonería, despejando así las dudas de algunos fieles, que creen que no existe problema alguno como católico para iniciarse en la sociedad «secreta». Además de distintas razones doctrinales, la Iglesia de Roma siempre ha considerado a la masonería como un terrible enemigo debido a sus ideas sobre la separación Iglesia/Estado, sus posturas sobre el fomento del desarrollo social y moral del ser humano y su concepto deísta sobre el Gran Arquitecto del Universo.
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