Fernando Grande-Marlaska se mostró tranquilo y optimista horas antes de la tragedia vivida ayer en Barbate, donde dos guardias civiles murieron tras ser embestidos por una narcolancha y otros dos resultaron heridos. El ministro del Interior hizo balance del Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar desde su puesta en marcha en julio de 2018 y afirmó que la tasa de criminalidad en la comarca está cuatro puntos por debajo de la media nacional.
El titular de Interior destacó en el puerto de Algeciras que, desde que se puso en marcha el Plan Especial de Seguridad, el número de efectivos en Andalucía ha crecido en un 11% en los últimos cinco años y un 16%, concretamente, en el Campo de Gibraltar. «Tenemos el número de efectivos histórico a día de hoy y hemos incrementado también un 38% las retribuciones de nuestros policías y nuestros guardias civiles», ha declarado el ministro a este respecto. El coste del refuerzo de recursos humanos de Policía Nacional y Guardia Civil desde 1 de agosto de 2018 al 31 de diciembre de 2023 ha ascendido a un total de 39.237.639 euros, según indicó.
Grande-Marlaska explicó también que desde su puesta en marcha en julio de 2018, este plan ha sido prorrogado tres veces(en 2020, 2022 y el pasado mes de diciembre hasta el 31 de diciembre de 2025) y el territorio de aplicación se ha ampliado desde el Campo de Gibraltar hasta la totalidad de las provincias de Cádiz, Huelva, Málaga, Almería, Granada y Sevilla.
Uno de los grandes ejes estratégicos contemplados en los sucesivos planes, según señaló, ha sido el refuerzo de las capacidades operativas y de inteligencia y los medios materiales y tecnológicos de Policía Nacional, Guardia Civil y CITCO contra el crimen organizado en la zona, para lo que se han invertido, desde 2018 y hasta 2023, un total de 40.109.183 euros.
Marlaska aseguró además que en la zona, las asociaciones civiles, vecinales y de lucha contra la drogadicción están satisfechas con el trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y que este plan «les genera tranquilidad». El ministro además recalcó: «Os recuerdo que ahora después de estos cinco años, la tasa de criminalidad en la comarca es cuatro puntos por debajo de la media nacional, que ya es baja».
Piden la dimisión de Marlaska
Estas afirmaciones se muestran contrarias a las hechas por la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), que ha pedido la dimisión de Fernando Grande-Marlaska o su cese por su «pésima gestión» en el Estrecho de Gibraltar que «ha costado la vida a varios guardias civiles».
AEGC ha señalado en un comunicado que los guardias civiles llevan cinco años «aguantando desprecios, desplantes y vejaciones» por parte del Ministerio del Interior, al que se le ha venido avisando «por activa y por pasiva» de que la situación «no podía seguir así» ya que algún día «ocurriría una desgracia irreparable», ha denunciado.
«Señor ministro, el Campo de Gibraltar no es más seguro por mucho que usted se empeñe en repetirlo como un mantra. Usted dice que el presidente Sánchez le encomendó hacer frente a una situación de inseguridad en el Campo de Gibraltar, pues no ha hecho bien su trabajo», según resalta la asociación en el comunicado.
Además, la asociación ha denunciado que «la promesa» de que la zona se convierta en ‘Zona de Especial Singularidad’, está guardada en un «cajón», y que en estos cinco años que Marlaska está al frente de la cartera de Interior «no se ha dado más medios ni más efectivos» para luchar contra el narcotráfico, lo que significa que «no son de su interés».
Narco España
Ha hecho falta el asesinato grabado y jaleado de tres servidores públicos para que de al descubierto el gravísimo problema que el país arrostra desde hace décadas sin que exista una conversación abierta sobre él, sin que los poderes públicos de cualquier signo se signifiquen por una lucha coordinada y abierta y sin que los ciudadanos sean conscientes de su gravedad global. España es comida de las mafias. No me llamen exagerada porque no lo soy. Las mafias y el crimen organizado llevan décadas asentándose en nuestras costas, primero, y luego en nuestras ciudades, y dado que los crímenes que cometen son en muchos casos ajustes de cuentas internas y que muchos de sus delitos son transnacionales y que desde sus bases españolas. organizan operaciones que parecen no suceder aquí, hemos tenido a bien cerrar los ojos y mirar para otro lado como si asistiéramos a un encadenamiento continuo, persistente y agravado de «casos aislados».
Mientras discutimos sobre organizaciones terroristas inexistentes, las mafias chinas, rusas, italianas, colombianas, holandesa, rumana, turca, norteafricana y nigeriana no sólo están cómodamente asentadas en nuestro país sino que apenas son combatidas con medios dispersos y obsoletos sin una visión clara de la gravedad del problema al que nos enfrentamos. El desparpajo y la alevosía de los asesinatos de Barbate es un exponente brutal y claro de algo que permea y corroe el Campo de Gibraltar pero no solo. La Costa del Sol, Granada, el Levante todo, con Alicante como epicentro, Madrid, Barcelona, Galicia y hasta Gijón sufren permanentemente las actividades del crimen organizado. Si realiza una búsqueda sistemática en la hemeroteca encontrará referencias continuas en la prensa local de esas zonas a desarticulaciones, crímenes, tráfico u otras actividades de las más diversas mafias internacionales. Vistas así, una a una, perdidas en el fárrago de la información, sin sistematizar, aisladas, pueden aparecer como episódicas, pero no lo son. Se trata de una cuestión de gran calado y graves efectos que afecta no sólo a los delitos cometidos en nuestro territorio o desde nuestro territorio sino también a la corrupción que la acompaña. Y que también ha sido detectada en poderes políticos locales, sin que quepa duda de que ha debido de penetrar aún más en el tejido social español sin que hayamos sido capaces de detectarlo.
Es una amenaza del siglo. Los países europeos, zona de recreo preferida por los mafiosos y grandes delincuentes, pero también consumidora de muchos de los productos en los que se han ramificado sus actividades delictivas –hachís, cocaína, pastillas, mujeres– presentan una doble debilidad muy peligrosa. No es ficción. Países tan europeos como Bélgica y Holanda lidian ya con el reto de los clanes mafiosos –Mocro Maffia– a los propios poderes del Estado. Un plan para secuestrar al ministro de Justicia belga o las amenazas sobre la heredera del trono holandés muestran hasta dónde puede llegar el desafío. Es importante comprender que este desafío a la democracia y al Estado de Derecho es más importante y tiene más visos de resultar victorioso que el de los independentistas catalanes. La diversificación de las actividades es evidente. Están creando núcleos logísticos de distribución y se incrementa la dimensión económica y financiera de su implantación. Ese es otro riesgo. No se trata solo del blanqueo de capitales sino de que su mera actividad y hasta su descanso lúdico proporcione una fuente inusitada de riqueza a las zonas en que se asienta –compran coches, casas, negocios, hoteles– que las va convirtiendo en inversores atractivos para parte de la población. Por eso no se extrañen de que haya gente que jalee sus desmanes o sus crímenes como ha sucedido en Barbate. Por eso y porque muchos de los pequeños grupos de contrabandistas de estas zonas se han transformado en mafias autóctonas que trabajan como subcontratas de las grandes.
¿Cuántas voluntades han comprado? ¿Hasta dónde han llegado? A veces me temo que con la corrupción intrínseca que se debe derivar de una implantación tan grande de entidades mafiosas pase como con la prevaricación judicial, que se argumente que en España no existe porque no existen condenas, es decir, porque no se ve o no se quiere ver. Denuncié en una columna como este el extraño caso de los mafiosos rusos de Benidorm a los que un extraño ¿olvido? judicial permitió permiso de rositas. Que sepamos nada se ha investigado sobre este hecho. Y así debe haber legión de asuntos y asuntillos. A veces despunta el caso de un concejal o un alcalde al que han untado. Entenderán que no pueden ser casos aislados, porque por su propia dinámica las mafias precisan de la corrupción de las administraciones. El tema se va amplificando. De hecho, el «eficaz» ministro Marlaska amplió el Plan Especial para el Campo de Gibraltar que abarcaba las provincias de Cádiz, Málaga y Huelva a las de Granada, Almería y Sevilla debido al «progresivo deterioro de los índices de seguridad objetiva y subjetiva» de la zona. Señal de que afecta ya a la ciudadanía. 35 millones. Los mismos, por ejemplo, que la Junta de Castilla y León destinó a la recuperación tras un incendio de Sierra Culebra. Un capitalazo que da risa. Contra las poderosas mafias, ya ven. «¡Que no vengan al funeral si no nos dan más medios!», clamó al conocer los hechos una fiscal de la zona.
Estamos en la Coalición Europea contra el Crimen Organizado. Los responsables, me da igual de qué partido, porque esto no viene de ahora sino que se ha extendido durante décadas, lo saben con más detalle. ¿Por qué es un tema inexistente en nuestro debate público? ¿Por qué hacer cosas efectivas y reales ha salido del ámbito de la política? Dicho lo cual, Marlaska es un ministro inefectivo y pusilánime que nada ha aportado a este problema ni a tantos otros.
Tres muertos y otros tantos heridos por cumplir con su deber, por defender lo que es de todos, sirvan como bandera de muestra de uno de los problemas más decisivos a los que nos enfrentamos como sociedad y del que no se habla nunca. Ni de eso ni del consumo lúdico de drogas en nuestro país en círculos de todo tipo. Haremos reportajes sobre el fentanilo o contaremos como una gracia que hay restos de coca en el Congreso o que las pirulas en los jóvenes son tan comunes como antes los Habanos. Miremos siempre hacia otra parte. ¡Oh, gloriosos catalanes! ¡Oh, inclementes extremistas de derecha! ¡Oh, resignificadores, identitarios, mixtificadores! Todos vinieron a rescatarnos del duro tajo de la realidad que es el que nos va a destrozar. Amén narcoEspaña y olé. Unidos y corrompidos ¿qué problema hay?
https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/narco-espana_129_10913535.html
Un estado tiene el poder para combatir la criminalidad, pero algo muy distinto es el crimen organizado narcotraficante, erradicatlo solo es posible instrumentalizando al estado para que funcione en contra del delincuente, pero aquello va en Contra de políticas largamente establecidas ademas de supra nacionales que vienen de organizaciones como OEA, ONU y estas seran defendidas al interior de cada estado por facciones políticas alineadas con ese status quo.