La red de producción y transmisión de electricidad que está desarrollando China en los desiertos del noroeste, incluido el de Gobi, está convirtiendo el país en un “líder mundial” en electricidad, capaz de abastecer con energía limpia y barata su industria manufacturera, elevar el nivel de vida de los habitantes, así como reforzar la competitividad de Pekín en carreras de alta tecnología, informa South China Morning Post, en referencia a un reciente estudio de científicos chinos.
Se estima que al día de hoy las instalaciones energéticas construidas en los territorios desérticos del noroeste y de Gobi tienen una capacidad acumulada para la generación de 600 gigavatios (GW) de energía, lo que representa casi la mitad de la energía que todas las centrales eléctricas de EE.UU. —alrededor de 1.100 GW— produjeron para finales de 2022, indica el medio. De acuerdo con la Oficina de Eficiencia Energética y Energías Renovables de EE.UU., un gigavatio equivale a la potencia de 2.469 millones de paneles fotovoltaicos o 310 turbinas eólicas a gran escala.
Al hacer dicha comparación, el diario, citando a científicos chinos, hace hincapié en que la mayoría de las plantas mencionadas producen electricidad a partir de la energía eólica y solar, por lo que alcanzan una eficiencia de utilización promedio superior al 95 %, a pesar de la imprevisibilidad de las fuentes renovables. En este contexto, los investigadores chinos afirman que, en la actualidad, a nivel mundial, únicamente su red eléctrica regional logró integrar las plantas de energía verde a gran escala y con tasas de utilización tan altas durante todo el año.
“Niveles líderes en el mundo”
El noroeste de China es un área de más de 3 millones de kilómetros cuadrados —casi equivalente al territorio de la India— fuente del 60 % de la energía solar nacional y un tercio de la eólica. De acuerdo con los especialistas consultados, la capacidad instalada de energía renovable en la región alcanza los 230 GW, y la mitad de esa electricidad se difunde a través de 10 líneas de transmisión de corriente continua de voltaje superalto, que casi cruzan completamente el país a lo ancho.
Esto convierte las instalaciones en “la red eléctrica regional con la mayor capacidad de salida y la mayor escala del mundo”, cita el medio a los científicos chinos. Asimismo, que esta “ha superado a la Unión Europea en indicadores básicos de utilización de energía renovable, alcanzando niveles líderes en el mundo”.
El desarrollo de esta infraestructura energética fue posible gracias a que ingenieros locales construyeron las líneas de transmisión de corriente continua de larga distancia y alto voltaje “más avanzadas del mundo“, lo que les permitió resolver el desafío de las fluctuaciones salvajes de la energía renovable que provocaban pérdidas energéticas mientras se transmitía por largas distancias. Asimismo, al sistema energético le incorporaron inteligencia artificial, que analiza los datos de múltiples sensores con fin de predecir la capacidad de generación de energía con una antelación de hasta 10 días. “En condiciones climáticas estables, la precisión de la predicción es muy alta”, aseguraron los científicos.
El método chino es simple y muy funcional. Estudian un problema, buscan la mejor solución y aplican las medidas necesarias.
Parte de su éxito radica en que no se trata de empresas privadas, con el consiguiente enriquecimiento personal, sino estatales. Se busca el mayor bien común y no tanto el beneficio económico directo y particular. Y ésto favorece a todas las demás empresas de país y, por tanto, a la economía nacional.
Su principal diferencia respecto a EEUU, la otra potencia mundial, es que no están interesados en, ni dedican recursos a, escaramuzas bélicas transfronterizas para depredar bienes ajenos, sino que ponen todo su interés en desarrollar y optimizar sus propios recursos nacionales. Además de ahorrarse las habituales batallas comerciales entre empresas privadas.
Ya no son la potencia emergente, son el presente y el futuro.