La teoría cuántica de John Wheeler y el significado de vivir en un universo participativo

No deja de llamar la atención que muchos de los más grandes físicos del siglo XX, aquellos que llegaron más hondo en la teoría cuántica, hayan formulado una visión del mundo que se aleja dramáticamente de los postulados de la física clásica -y de lo que hoy seguimos pensando es la realidad- y en general del materialismo reductivo. Uno de ellos es John Archibald Wheeler, quien desarrolló una visión de la realidad en la que el ser humano y el universo no estaban separados, sino que participaban en la creación de las cosas a través de la relación observador y observado.

John Archibald Wheeler nació en 1911 y es famoso, sobre todo, por acuñar el término «agujero negro» para describir regiones del espacio-tiempo de gravedad extrema, y por sus contribuciones fundamentales a la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica. Colaboró estrechamente con Niels Bohr en el desarrollo de la teoría de la fisión nuclear y exploró conceptos revolucionarios como la espuma cuántica y los agujeros de gusano. Su enfoque innovador y su capacidad para conectar la física con preguntas filosóficas profundas lo convirtieron en una figura central en el campo de la física teórica del siglo XX.

Entre sus contribuciones más fascinantes se encuentra la idea del «universo participativo», un concepto que desafía nuestra comprensión tradicional de la realidad y nuestro lugar en el cosmos. Según Wheeler, no somos meros observadores pasivos en el vasto teatro del universo; por el contrario, nuestra observación y participación activa son esenciales para la manifestación de la realidad física. Esta visión se apoya en los principios de la mecánica cuántica, donde el acto de observación determina el estado de los sistemas cuánticos, un fenómeno ilustrado por el famoso experimento del gato de Schrödinger.

La propuesta de Wheeler sugiere que la física da lugar a la participación del observador, lo cual resulta en información que, a su vez, da lugar a más física. En otras palabras, el universo y nuestra percepción de él se co-crean mutuamente a través de nuestra interacción con él. Esta idea revolucionaria no solo implica que nuestra conciencia juega un papel fundamental en la configuración de la realidad, sino que también otorga a la humanidad un rol activo y creativo en el continuo despliegue del universo.

Cuando Wheeler habla de un universo participativo no lo hace de manera metafórica. No tiene sentido hablar de la realidad física sin tener en cuenta a un observador. El acto de observar hace que la realidad surja, en un acto de cosurgimiento. No es que el observador cree de la nada la realidad,  se trata de un acto de cocreación, de la más completa interdependencia. Wheeler habla de una «intersubjectividad» difundida en el cosmos para referirse a esta participación. La intersubjetivida o la participación borra esa frontera cartesiana entre la mente y el mundo. Así pues, no se puede hablar tampoco del pasado o de una serie de hechos independientes de la percepción.

El pasado no tiene existencia excepto en la medida en que está registrado en el presente. (…) pareceríamos obligados a decir que ningún fenómeno es un fenómeno hasta que es un fenómeno observado. El universo no ‘existe, ahí fuera’ independiente de todos los actos de observación. En cambio, es en cierto sentido extraño un universo participativo.

Wheeler entendió el famoso experimento de la doble rendija que parece mostrar que la luz es tanto una onda como una partícula, a través de su visión de un universo participativo. Según Wheeler el hecho de que la medición determina que la luz es una onda o una partícula, muestra que la realidad no emerge hasta que se hace una pregunta. «La situación no se declara a sí misma hasta que has hecho una pregunta. Y el preguntar una pregunta impide y excluye que se pregunte otra.»

Wheeler  propuso una idea revolucionaria que desafía nuestra comprensión tradicional del universo: la noción de que el cosmos está «afinado» o meticulosamente configurado para la vida humana, y que, en esencia, podría estar compuesto de información. Según Wheeler, este universo «participativo» sugiere que la realidad misma surge de la interacción entre la observación consciente y el tejido cuántico del espacio-tiempo. En otras palabras, la existencia no solo depende de las leyes físicas preestablecidas, sino también de la presencia y percepción de los observadores, es decir, nosotros. Esta perspectiva coloca a la conciencia en el corazón de la creación del universo, implicando que la vida humana no es un accidente aleatorio en la vastedad del espacio, sino un elemento central en la estructura misma del cosmos. La idea de Wheeler de un universo «fine-tuned» para la vida invita a reflexionar sobre la interconexión profunda entre la mente, la materia y el misterio de la existencia, abriendo nuevas vías para entender nuestro lugar en el universo

Uno de los aspectos más interesantes de la teoría de Wheeler es el paralelo que trazó con la teoría de la información de Shannon. Para Wheeler el bit de información era análogo al quantum de la física, la unidad mínima que es definida por el acto de observación (de allí su famosa exclamación It from bit):

Cada eso [it], cada partícula, cada campo de fuerza, incluso el mismo tiempo-espacio, deriva su función, su significado, su existencia misma -aunque en ciertos contextos de manera indirecta- de las respuestas que se obtienen a preguntas de sí o no, selecciones binarias, bits que se generan a partir de los aparatos [de medición].

El «universo participativo» de Wheeler nos invita a reconsiderar no solo nuestra relación con el mundo que nos rodea, sino también el valor y el impacto de nuestras acciones y pensamientos. En este universo donde todo está interconectado, cada observación, cada pensamiento y cada acción determinan el mundo en el que vivimos y en el que vivirán las siguientes generaciones.

https://pijamasurf.com/2024/03/la_teoria_cuantica_de_john_wheeler_y_el_significado_de_vivir_en_un_universo_participativo/

2 comentarios en “La teoría cuántica de John Wheeler y el significado de vivir en un universo participativo

  1. Lo malo del llamado » ajuste fino » es que hay que responder algunas cuestiones que se derivan.

    ¿ Quién o qué creó el universo tan finamente ajustado ?

    ¿ Cómo, siendo un ajuste tan fino, se hizo para que lo importante, nosotros, apareciera 13.797 millones de años después de su creación ? Una inversión bastante a futuro.

    No nos quitamos de encima el chovinismo humano que nos hace pensar que somos lo más, y lo único, importante del universo. Nos cuesta aceptar nuestra insignificancia.

    1. «¿ Quién o qué creó el universo tan finamente ajustado ?»
      Nadie creo el universo. Tenemos metido a fuego la idea de un principio y un fin, pero esto es falso. La singularidad que se pensaba era el principio, no es más que un nuevo comienzo. El universo al igual que las estrellas, sistemas solares, planetas o nosotros mismos estamos sometidos a la ley de impermanencia y por tanto desaparecemos al cabo de un tiempo, para surgir de nuevo.

      » ¿ Cómo, siendo un ajuste tan fino, se hizo para que lo importante, nosotros, apareciera 13.797 millones de años después de su creación»
      Efectivamente es muy chovinista pensar que nosotros somos la causa única de todo el universo. En el universo participativo de Wheeler, sólo le falta dar un paso más: nosotros no somos los únicos en el universo con consciencia y capacidad de observar. Por lo demás su teoría describe perfectamente la correcta visión del mundo.

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