Cadena perpetua. Esa ha sido la condena que un juez ha impuesto para Kristel Candelario, que se declaró culpable de homicidio agravado y de poner en peligro a una menor, después de que su hija de 16 meses muriese en Cleveland tras ser abandonada durante diez días para que ella se fuese de vacaciones.
Los hechos ocurrieron en junio de 2023. Entonces Kristel Candelario se marchó durante 10 días a Detroit y a Puerto Rico con un amigo, según han informado las autoridades. Para ese tiempo, dejó a la menor con algunas botellas de leche, han aportado los fiscales. La cámara de un vecino captó los gritos frecuentes de la niña dos días después de que su madre se fuera. La pequeña lloró, pero nadie acudió.
Tras sus vacaciones, Candelario volvió a su casa el 16 de junio, cuando encontró a su hija muerta. En ese momento, llamó al 911. «Por favor, ayúdenme, mi hija se está muriendo», expresó, según grabaciones que han recogido medios internacionales.
Según el informe de la patóloga forense Elizabeth Mooney, citado por CNN, los niños sufren ansiedad por separación, que se vuelve más extrema entre los nueve y los 18 meses de vida.
La patóloga ha afirmado que el sufrimiento por el sentimiento de abandono que experimentó la pequeña, junto al dolor producido por el hambre y la sed, pudo desarrollarse «posiblemente incluso una semana».
Con la condena a Candelario se pone punto final a un caso que ha sido descrito por quienes lo han investigado como «el más horrible» que han presenciado en sus carreras. Durante el juicio, la fiscal adjunta del condado de Cuyahoga llegó a reproducir un vídeo en el que aparece la madre cargando su maleta el 6 de junio y regresando el 16.
Según apuntó la fiscal, la menor fue hallada acostada sobre un colchón entre heces y orina. Aunque la madre la cambió de ropa antes de que llegaran los servicios de emergencia, nada podía tapar los horrores a los que se había sometido a la pequeña. La patóloga forense apuntó que la niña, «demacrada, con los ojos hundidos, labios secos y restos fecales en boca y uñas», pesaba tres kilos menos que cuando había acudido al pediatra dos meses antes.
Ante la sentencia, los padres de Candelario han pedido clemencia al juez, alegando en una declaración que su hija ha padecido problemas de salud, como enfermedades mentales o desmayos. También que cuando dejó de tomar medicamentos aumentó su incapacidad para tomar las decisiones correctas.
Candelario, por su parte, ha declarado que reza todos los días pidiendo perdón y que cree que tanto Dios como su hija se lo han concedido. «No estoy tratando de justificar mis acciones, nadie sabe por lo que estaba pasando», apuntó, citada por la CNN.
Sin embargo, el juez del Tribunal de Apelaciones Comunes afirmó que la condenada dejó a su hija «atrapada en una prisión mientras ella pasaba un buen rato». «Cometiste el máximo acto de traición», añadió. «Veo fotos tuyas en la playa mientras tu hija comía sus propias heces para intentar sobrevivir».
El resultado de la condena es el de cadena perpetua sin opciones a la libertad condicional. «Debes pasar el resto de tu vida en una celda sin libertad», apuntó el juez, comparando su encierro al de la pequeña. «La única diferencia es que en la prisión te alimentarán», sentenció.