Solemos asociar el sueño con un estado inconsciente interrumpido por sueños. Sin embargo, tradiciones antiguas como el Yoga y el Vedānta ofrecen una perspectiva diferente. Consideran el sueño profundo como un estado elevado de conciencia. Adaptando este concepto a la vida moderna, podemos vislumbrar un camino hacia la evolución personal, un nuevo despertar.
Crédito: Annie Spratt.
El término «metahumano» se refiere a cualquier estado de conciencia que trasciende nuestra percepción cotidiana. (Meta proviene del griego y significa ‘más allá’). Estas experiencias de trascendencia ya están presentes en nuestras vidas en:
Momentos de inspiración.
Destellos de comprensión.
Reconocimiento de la verdad.
Impulsos creativos.
Amor y compasión profundos.
Conexión con algo superior.
Estados meditativos profundos.
Si lo piensas, estas experiencias representan lo más valioso y anhelado del ser humano. La antropología reconoce la evolución del Homo sapiens gracias a nuestro cerebro superior, que posibilita el pensamiento complejo. Sin embargo, se suele pasar por alto la evolución de la conciencia misma, la cual utiliza al cerebro pero no se limita a su biología.
Por ejemplo, la autoconciencia es crucial para ser humano. Algunas áreas cerebrales, como la corteza prefrontal, se mapean como centros de autoconciencia. Pero este mapa no explica cómo las neuronas —con una biología similar a otras células— logran ser conscientes de sí mismas. Aquí es donde entra en juego el sueño profundo.
El sueño profundo: un refugio para la conciencia pura
En el sueño profundo no hay imágenes, pensamientos, sensaciones ni emociones. Es un escape de la actividad incesante de la mente despierta, con sus preocupaciones y bagaje emocional. El sueño profundo ofrece un refugio seguro para la conciencia, un estado más allá de lo que experimentamos despiertos.
¿Pero es un estado «meta»? El Yoga y el Vedānta afirman que sí. El sueño profundo sin sueños se considera el estado más cercano a nuestra fuente de conciencia pura. Según las filosofías védicas, experimentar el sueño profundo, en lugar de simplemente «desconectarse», te permitiría comprender tu verdadero ser y fusionarte con tu fuente, liberándote de la ilusión (Maya) del mundo físico.
De «apagón» a autoconciencia profunda
Existe una gran diferencia entre la visión del sueño profundo como estado meta y la experiencia habitual de «desconectarse». Aquí radica la distinción entre conciencia y percepción. Yoguis avanzados y meditadores experimentados afirman ser autoconscientes en el sueño profundo. Un estado de fondo, el estado del «Yo soy», persiste todo el tiempo. A veces, esto se acompaña de una luz interior tenue o una conciencia de dicha.
Yogui en el templo de Pashupatinath, Katmandú, Nepal,. Crédito: Subrat Poudyal.
Alcanzar este estado meta no es una habilidad cotidiana, al igual que no lo es percibir todos los procesos que realiza tu cuerpo en segundo plano —regulación de las funciones celulares, ritmo cardíaco, respiración, digestión, sistema inmunológico, biorritmos, eliminación de desechos, metabolismo y flujo hormonal—. La medicina los considera procesos físicos, pero así como no hay explicación de cómo las neuronas piensan o sienten, tampoco hay una explicación física para el funcionamiento de nuestro reloj interno, la identificación de patógenos o la organización de miles de proteínas dentro de cada célula.
El cuerpo: un «metaestado» olvidado
Aquí es donde actualizar el Yoga y el Vedānta cobra sentido. Ambas tradiciones afirmarían que todo lo que hace el cuerpo es consciente, aunque esté fuera de nuestro campo de percepción. Yoguis avanzados demuestran esto al disminuir conscientemente su ritmo respiratorio, frecuencia cardíaca y temperatura corporal a voluntad. Existen muchas prácticas que se enfocan en procesos corporales específicos. En pocas palabras, tiene más sentido reconocer la sabiduría innata del cuerpo que negarla.
En esencia, tu cuerpo ya funciona en un estado meta, esencial para tu existencia física. La investigación del sueño ofrece evidencia intrigante. Si bien su propósito sigue siendo un misterio, se sabe que la falta de sueño perjudica el funcionamiento del sistema cuerpo-mente, provocando una disminución drástica de la capacidad física y mental.
El Vedānta es una escuela de filosofía dentro del hinduismo. Se trata de un grupo de tradiciones que se centran en los problemas filosóficos que se encuentran en el Prasthanatrayi (las tres fuentes), que son los Upanishads principales, los Brahma Sutras y el Bhagavad Gita. Vedānta ve los Vedas como una fuente confiable de conocimiento o un pramana. Imagen: Representación de Adi Shankara (siglo VIII d.C.), el principal exponente de Advaita Vedānta, una subtradición del Vedānta.
Lógicamente, la privación implica que el sueño repone, reequilibra y repara los procesos debilitados por la falta de sueño profundo. Las investigaciones apuntan en esta dirección, como en el caso de la desintoxicación cerebral durante el sueño profundo. Sin duda, la experiencia cotidiana confirma que un sueño profundo nos hace sentir refrescados y revitalizados.
Sin embargo, persiste la objeción básica de que los objetos físicos —incluidas las células de nuestro cuerpo—, no son conscientes. Atribuir mil procesos coordinados, ya sea despiertos o dormidos, como inconscientes, no es convincente. Se trata de una suposición no probada basada en una visión del mundo «fisicista», que sostiene que todo debe tener un origen físico. Por el contrario, la visión del mundo opuesta sugiere que la conciencia es el origen.
En mi libro, Metahumano (2019), profundizo en la defensa de la visión del mundo de la conciencia. En este artículo se destacan dos puntos clave del libro:
Las metaexperiencias son normales, naturales y están presentes en la vida de todos.
La conciencia durante el sueño profundo demuestra que la conciencia nunca se pierde y puede experimentarse en su estado puro, sin la participación de la mente activa.
Estas dos pistas apuntan a la posibilidad de avanzar hacia la siguiente etapa de la evolución personal: convertirse en «metahumano». Aceptar esto como un objetivo natural en nuestra propia vida representa un gran paso para hacer realidad la conciencia superior.
Conclusiones
Este artículo ha explorado la idea del sueño como un estado de conciencia elevado, una perspectiva que contrasta con la visión común del sueño como un estado puramente inconsciente. Al incorporar conceptos de Yoga y Vedānta, así como evidencia científica, el artículo argumenta que el sueño profundo puede ser una herramienta valiosa para acceder a estados de conciencia más altos. Al reconocer la conciencia inherente en el cuerpo y la mente, podemos comenzar a desbloquear nuestro potencial para la evolución personal y espiritual.
Por Deepak Chopra para MysteryPlanet.com.ar.
Desbloquea tu ser «metahumano»: El poder oculto del sueño profundo