Las videollamadas vía Zoom y programas con funciones similares —Google Meet, Skype, WhatsApp, Microsoft Teams, entre otros— forzosamente reemplazaron la comunicación en persona durante la pandemia de Covid-19. Superada la crisis sanitaria, el volumen de reuniones remotas ha disminuido, aunque la modalidad no ha desaparecido. De hecho, muchos aprovechamos sus beneficios, incluso si el encuentro virtual es con personas que residen en el mismo vecindario.
Ahora bien, el trato a distancia, pantalla mediante, afectaría negativamente a las conexiones reales. A esa dirección apunta una investigación a cargo de la neurocientífica Joy Hirsch, de la Universidad de Yale, en Estados Unidos. “Zoom parece ser un sistema de comunicación social empobrecido en comparación con las conversaciones en persona”, señala la experta, que para su estudio se enfocó en la mencionada aplicación.
Publicado en la revista Imaging Neuroscience, el estudio echa un manto científico a una suposición relativamente generalizada. Aquella que afirma que durante las videollamadas vía Zoom no se concretan conexiones auténticas, y que las distracciones son más frecuentes en comparación con una conversación en persona. La clave para la comprobación ha sido el examen de las señales neuronales, en uno y otro caso. Además, estudiaron la mirada de los participantes.
Las videollamadas vía Zoom, bajo la lupa de la ciencia
«Descubrimos que los sistemas sociales del cerebro son más activos durante los encuentros reales que en Zoom», observa la experta en neurociencia y profesora de psiquiatría. El equipo que liderado por Hirsch utilizó herramientas sofisticadas de imágenes para rastrear la actividad neuronal en tiempo real, tanto en personas conversando cara a cara, como en videoconferencias. El primer caso encontraron “una coreografía compleja en las áreas cerebrales que gobiernan las interacciones humanas”. En el segundo, el panorama fue muy diferente.
¿Qué ocurre en el cerebro durante las videollamadas vía Zoom? Las señas neuronales recabadas caen estrepitosamente, en comparación con el trato en persona. Esto se registra en un área crítica llamada región dorsal-parietal. El aviso no es trivial, si se considera que solo aquel programa tiene 810 millones de visitantes únicos al día (dato de abril de 2023).
La presente investigación se diferencia de otras anteriores por el desarrollo y empleo de tecnologías específicas de neuroimágenes que permiten estudiar las interacciones entre dos personas, en entornos naturales. Estudios previos se enfocaron en individuos, en forma aislada, según nota la Universidad de Yale en un comunicado. En este caso, participaron 28 adultos sanos —sin problemas de visión—de diferentes géneros, edades y etnias.
Interacciones virtuales vs. encuentros reales: los detalles del estudio
- El equipo de Yale usó espectroscopia funcional de infrarrojo cercano (fNIRS), electroencefalografía (EEG), y rastreadores oculares. Esas herramientas registraron la actividad cerebral y ocular cuando las personas hablaban entre sí.
- Luego compararon los resultados de las parejas que participan en conversaciones cara a cara con aquello que ocurre durante las videollamadas vía Zoom.
- A fin de conseguir conclusiones certeras, se mantuvieron las duplas de interlocutores. Además, todos completaron las mismas tareas durante las conversaciones.
‘Estos hallazgos muestran cuán importantes son las interacciones en vivo’
“En general, las interacciones sociales dinámicas y naturales que ocurren en forma espontánea durante los encuentros en persona parecen ser menos evidentes o ausentes durante las videollamadas vía Zoom», aclara Hirsch. La especialista subraya que los hallazgos del estudio muestran la importancia del trato en el mundo real, sin pantallas mediando.
Nan Zhao, Xian Zhang, J. Adam Noah y Mark Tiede, los investigadores de Yale que trabajaron junto a Hirsch, remarcan que nuestro cerebro está configurado para procesar señales faciales dinámicas, cardinales en todas las sociedades humanas. De acuerdo a sus registros en laboratorio, tales signos pierden fuerza durante las conferencias con video, a pesar de estar viendo a la otra persona.
Las conclusiones son elocuentes. En las conversaciones cara a cara también registraron períodos más extensos de mirada atenta, en relación con las videollamadas vía Zoom. Además, los participantes de encuentros en persona presentaron un mayor diámetro en las pupilas, que se asocia al incremento de la actividad cerebral. “Esto sugiere una mayor excitación”, explicaron los científicos. Por otra parte, encontraron una actividad neuronal más coordinada entre aquellos que conversan en persona.
“Las representaciones online de rostros, al menos con la tecnología actual, no ofrecen el mismo acceso privilegiado a los circuitos neuronales sociales, que es típico de las cosas reales”, concluye Hirsch. Aunque la neurocientífica no lo dice explícitamente, su comentario esconde una esperanza para que las reuniones virtuales ganen relevancia en nuestro cerebro.
La investigación infiere que las interacciones cara a cara se distancian de las virtuales por la forma en que nos miramos. Y, al parecer, las limitaciones propias de los software serían la raíz de la diferencia, incluso ahora que contamos con cámaras con altísima resolución de imagen. ¿Acaso los avances en ciernes —realidad virtual, metaverso y afines— permitirán que las neuronas se enciendan tanto como en los encuentros cara a cara? Con esos entornos en despliegue y desarrollo, podríamos dar con las respuestas dentro de algunos años.
Videollamadas vía Zoom: a fin de cuentas, no son tan malas
En el paper, los investigadores aseguran que su estudio es meritorio porque ayuda a comprender qué ocurre durante las videollamadas vía Zoom, en un nivel profundo. “Nuestras conclusiones subrayan la importancia de los estímulos naturales para las investigaciones del procesamiento de rostros en vivo y las interacciones sociales”, comentan. Ahora bien, ¿la interacción a través de canales virtuales es lisa y llanamente empobrecida, siguiendo la definición de Hirsch?
Más allá de las interesantes conclusiones aquí repasadas, diversos relevamientos dejan en manifiesto los beneficios de Zoom y otros programas de la categoría. Estadísticas divulgadas por Intermedia indicaron que las videoconferencias optimizaron la comunicación para el 99% de las personas, con progresos especialmente significativos en el ámbito laboral e, incluso, mejorando las relaciones entre colegas luego de la jornada de trabajo.
En tal contexto, Zoom procura una renovación de su propuesta a medida que se despide la era dorada del trabajo remoto, conforme las compañías piden a sus plantillas que regresen definitivamente a las oficinas. En una conferencia de tecnología reciente, Frederik Maris, jefe de Zoom en Europa, Oriente Medio y África, habló de la transición del servicio. “Hace dos años, básicamente eran solo reuniones”, dijo a Business Insider. «Ahora somos en una empresa completamente diferente”, señaló.
¿Hacia dónde apunta la diversificación en las videollamadas en Zoom? ¡No podía ser otra cosa que inteligencia artificial! Según repasó Maris, recientemente lanzaron un asistente que resume reuniones, ayuda con las clásicas lluvias de ideas y redacta correos electrónicos. “Todo el mundo está tratando de descubrir cómo usar la IA de manera que colabore con los trabajadores a ser más productivos”, notó el representante de la herramienta paradigmática en el mundillo de las conferencias virtuales. Aunque menos conectadas que los encuentros cara a cara, según el estudio aquí repasado, y con desafíos en los tiempos de la pospandemia, el programa busca su reconversión.
https://hipertextual.com/2024/04/videollamadas-via-zoom-estudio