La secuencia de misteriosos símbolos se exhibía en templos en varios lugares de la antigua ciudad de Dūr-Šarrukīn, hoy en día Khorsabad, Irak. Hasta ahora, los expertos no tenían certeza de qué representaban.
La secuencia de cinco símbolos: un león, un águila, un toro, una higuera y un arado, fue dada a conocer por primera vez al mundo moderno a través de dibujos publicados por excavadores franceses a finales del siglo XIX. Desde entonces, ha surgido una serie de ideas sobre lo que estos símbolos podrían significar. Por ejemplo, se les ha comparado con jeroglíficos egipcios y entendido como reflejos del poder imperial.
En busca de resolver el antiguo enigma, el Dr. Martin Worthington, de la Escuela de Idiomas, Literaturas y Estudios Culturales del Trinity College de Dublín, ha propuesto una nueva solución en un artículo publicado en el Boletín de las Escuelas Americanas de Investigación Oriental. Argumenta que las palabras para el quinteto de símbolos contienen, en la secuencia correcta, los sonidos que deletrean la forma asiria del nombre de Sargón II, un poderoso rey, un gran conquistador y el fundador de la más importante dinastía de gobernantes asirios, bajo los cuales el imperio alcanzó sus más grandes triunfos.
Nombre en las estrellas
A veces, el mismo sitio arqueológico utiliza solo tres de los símbolos (león, árbol, arado), lo que el Dr. Worthington sostiene que nuevamente escribe el nombre «Sargón», siguiendo principios similares.
«El estudio de lenguas y culturas antiguas está lleno de rompecabezas de todas formas y tamaños, pero no es frecuente en el Cercano Oriente Antiguo enfrentarse a símbolos misteriosos en una pared de templo», comentó el investigador.
Además, según él, cada uno de los cinco símbolos también puede entenderse como una constelación. Así, el león representa a Leo y el águila a Aquila (nuestras propias constelaciones son en gran medida heredadas de Mesopotamia, a través de los griegos, por lo que muchas de ellas son las mismas). La higuera se representa por la difícil de ilustrar constelación «la Mandíbula» (que no tenemos hoy en día), basándose en que iṣu (‘árbol’) suena similar a isu ‘mandíbula’.
«Combinando estos dos rasgos, el efecto de los símbolos fue afirmar que el nombre de Sargón estaba escrito en los cielos, por toda la eternidad, y también asociarlo con los dioses Anu y Enlil, a quienes estaban vinculadas las constelaciones en cuestión», explicó.
Cuna de la civilización
La antigua Mesopotamia, o el moderno Irak y las regiones vecinas, fue hogar de babilonios, asirios, sumerios y otros, y hoy está siendo investigada a partir de escrituras cuneiformes, que abundan. De hecho, la escritura probablemente fue inventada allí alrededor del 3400 a.C. Entonces, aunque los eruditos de Sargón no habrían sido conscientes de esto, al idear nuevos símbolos escritos estaban haciendo eco de la historia mesopotámica de hace más de mil años.
«No puedo probar mi teoría, pero el hecho de que funcione tanto para la secuencia de cinco símbolos como para la de tres símbolos, y que los símbolos también puedan entenderse como constelaciones culturalmente apropiadas, me parece muy sugestivo. Las probabilidades en contra de que todo sea una casualidad son, perdón por el juego de palabras, astronómicas», señaló el Dr. Worthington, quien se especializa en los idiomas y civilizaciones de la antigua Mesopotamia, incluidos los de los babilonios, asirios y sumerios.
«Esta región del mundo, que incluye el Irak actual y partes de Irán, Turquía y Siria, a menudo se denomina la “cuna de la civilización”. Es donde nacieron ciudades e imperios, y su historia es una gran parte de la historia humana. Es gracias al hábito mesopotámico de contar en sesentas que hoy tenemos 60 minutos en una hora, y se dice que Abraham (una figura central en tres de las principales religiones del mundo) vino de la ciudad mesopotámica de Ur», concluyó.
Misterioso código en antiguos templos asirios es finalmente descifrado