Si hay que poner un nombre al espectacular avance de los soberanistas en las elecciones europeas, ese nombre es el de la líder de la Agrupación Nacional (RN), Marine Le Pen, que ha logrado batir al partido en el poder en las urnas.
El dato es especialmente relevante, no solo porque Francia es el corazón de Europa, sino también por la reacción de los partidos «asentados», que llevan años poniéndole todos los palos posibles en las ruedas y demonizando a los soberanistas como intolerables radicales. Más aún: los grupos de izquierda de toda Europa están indignados por el resultado de las elecciones. En Francia, ya están provocando disturbios en un esfuerzo por intimidar a la población, arrancando banderas francesas de las casas y destrozando negocios propiedad de personas que supuestamente votan a los conservadores.
Pero la reacción de Marine Le Pen no ha sido moderar el discurso o girar hacia posiciones más cercanas a los partidos del consenso, al contrario: la líder de RN ha prometido cerrar mezquitas radicales y deportar a islamistas con doble nacionalidad en su primer discurso importante después de la victoria.
«Dadme una razón, sólo una, para mantener en nuestro territorio a extranjeros que colaboran con una ideología totalitaria que quiere la muerte de los franceses», dijo ante una muchedumbre entregada. «Las personas con doble nacionalidad conectadas con la ideología islamista deben ser despojadas de su nacionalidad y expulsadas». «Los franceses que adoptan la ideología del enemigo deben ser llevados ante la justicia y castigados«, añadió. Y exigió: «Las leyes existen, sólo hay que aplicarlas. Estas leyes se aplicarán sin debilitarse».
Al revelar que también pondría fin a la avalancha de inmigrantes ilegales que se dirigen a Inglaterra desde Francia, Marine Le Pen prometió: «Las mezquitas radicales serán cerradas y los predicadores del odio serán expulsados. El salafismo y los Hermanos Musulmanes serán disueltos».
También prometió que se garantizaría la seguridad de las mujeres y que las nuevas medidas no afectarían los derechos de los ciudadanos comunes y respetuosos de la ley. «Para mí la seguridad no irá contra la libertad, en ningún caso contra la libertad de las personas honestas», afirmó Marine Le Pen.