Lo muestra con claridad el último informe sectorial elaborado por CaixaBank Research: el cambio climático juega en contra de España a la hora de fidelizar a sus turistas… o, visto de otro modo, se ha convertido en un aliado inesperado para quienes advierten de que es necesario poner límites al sobreturismo.
¿Volver a España? Depende. Básicamente lo que han hecho los técnicos de CaixaBank es responder con sus datos sobre tarjetas extranjeras y usos de TPV una pregunta clave para los hoteles y las agencias: ¿Qué probabilidad hay de que un turista que ya ha estado en España vuelva a pasar sus vacaciones aquí?
Su conclusión es clara. Aunque el dibujo varía en función del origen de los visitantes o si tienen o no casa en España, por lo general una parte significativa opta por volver a España. Hay sin embargo un factor que hace que esa propensión se reduzca: las olas de calor. Para demostrarlo usaron registros de 2022 y 2023.
¿Y qué dicen los datos? Que la predisposición de los turistas a regresar a España es de alrededor del 13% cuando durante su estancia disfrutan de unas temperaturas en sintonía con el promedio histórico, ni muy cálidas ni frías.
Ese porcentaje se reduce sin embargo si los visitantes se encuentran con valores que superan en 5ºC los valores habituales y es «netamente inferior» cuando estos exceden en 8º el promedio histórico, lo que ya se considera «ola de calor extrema». La disposición a regresar a España también parece disminuir si los turistas se encuentran con más frío del habitual durante sus vacaciones.
¿Puede precisarse más? El estudio de CaixaBank resulta interesante porque analizó las diferencias entre nacionalidades cuando el mercurio se sitúa 8ºC por encima de los niveles normales. Para ser más precisos, sus autores se fijaron en los registros de 2022. Su primera conclusión es que la propensión de los turistas a regresar a España caía del 14 al 12,1%, lo que representa un descenso del 13,8%.
La segunda es que en función de la nacionalidad del turista esa caída en la «propensión a regresar» oscila de forma considerable. Por ejemplo, la reacción parece ser muy distinta entre los turistas estadounidenses y los franceses.
¿Tanto influye el origen? Sí. En el caso de los turistas procedentes de Reino Unido la «propensión a regresar» a España tras haber sufrido aquí una ola de calor extrema durante sus vacaciones pasaba del 11,2 al 7,4%, con lo que el descenso era del 34%. En el caso de los estadounidenses esa inclinación a repetir en España pasaba del 8,6% al 5%, lo que supone una caída más abultada, del 42,5%.
La situación es distinta entre los franceses y portugueses, aparentemente más dispuestos a soportar calor durante sus vacaciones en España. Entre los primeros la propensión a repetir pasa del 15,5 al 14,4%, con una pequeña caída del 7,4%; entre los segundos, con datos muy similares, el descenso es del 8,7%.
¿Tan importante es? Sí. Y por dos razones. La primera es que los turistas «reincidentes», aquellos que repiten vacaciones en España, resultan mucho más interesantes desde un punto de vista económico. CaixaBank ha comprobado que de media pasan más días en España y gastan también bastante más dinero.
La propia entidad reconoce que sus cifras deben manejarse con cuidado porque los visitantes pueden usar TPV de otras entidades o cambiar de tarjetas, pero aún así sus datos dan una pista elocuente: los viajes de los turistas «repetidores» duran de media 3,9 jornadas con un gasto diario de 80,2 euros; entre los «no repetidores» las estancias son algo inferiores, de 2,7 días, con un gasto diario de 76,3 euros.
¿Hay más factores? Hay otro fundamental. Y es que si algo se ha comprado durante los últimos veranos es que las olas de calor no son fenómenos aislados, ni puntuales. El de 2023 fue de hecho el tercer verano más cálido desde que hay registros. Solo lo superaron el de 2003 y el del año anterior, el de 2022.
«El verano tuvo carácter extremadamente cálido en amplias zonas del tercio sur de la península ibérica y en el Cantábrico occidental, mientras que resultó muy cálido en el resto de la España peninsular», reconocía la AEMET en su balance estival, en el que calculaba que la temperatura media se había situado en 1,3 ºC por encima del promedio. Durante la estación se anotaron cuatro olas de calor en la península y Baleares, con registros que superaron los 45º y llegaron a rozar los 47ºC
Las previsiones de la agencia para este verano tampoco son especialmente halagüeñas. En mayo la AEMET ya advirtió que existe una probabilidad «muy alta», de entre el 70 y 100%, de que la estación resulte más cálida de lo habitual en casi todo el país. «La vulnerabilidad del turismo internacional ante las olas de calor pone de manifiesto la gran sensibilidad del sector al cambio climático», concluye el estudio de CaixaBank. Su advertencia llega en un momento crucial, cuando España afronta la posibilidad de sumar 90 millones de viajeros extranjeros y llegar a 2040 con un flujo de turistas superior al de Francia y convertida en gran potencia.
¿Son las únicas pistas? No. El año pasado ya os contábamos cómo en medios de otros países, como Sky o The New York Times, que reflejan justo esa realidad: el impacto de unas temperaturas al alza que hacen que la perspectiva de disfrutar de unas vacaciones estivales en España resulte mucho menos apetecible.
La Comisión Europea de Viajes dispone de datos que reflejan una pérdida de interés de los europeos por viajar al Mediterráneo, lo que se acompaña, deslizan desde el organismo, de una tendencia que mira más al sur durante los meses de verano. Otra pista la deja un estudio de Escapadarural.com que refleja que un porcentaje significativo de viajeros ha cambiado sus destinos por el calor.
Imágenes | Mike Smith (Flickr) y Ministerio para la Transición Ecológica
https://www.xataka.com/magnet/espana-tiene-arma-bastante-siniestra-para-acabar-turismo-olas-calor