La dificultad de la sencillez

Diálogo entre Joachim Ernst Berendt y Om C. Parkin

El catedrático Dr. Joachim Ernst Berendt, nacido en 1992, cofundador de la emisora alemana Südwestfunk, y conocido también como el Padre del Jazz, es autor de 33 libros que han sido traducidos a 21 idiomas y desde mediados de los años 70, es también impulsor de la llamada cultura del sonido. Su obra «Nada Brahma – El mundo es sonido» y su credo «Escucho por lo tanto soy», han contribuido impresionantemente al despertar la consciencia de que el oído originariamente fue un órgano central de los sentidos. A pesar de todos los galardones recibidos por su obra y todo el reconocimiento y admiración a su persona, se mantuvo interesado en la más fundamental de las preguntas: «¿Quien soy yo?».


Cuando en 1998 entro en contacto con el libro de OM C. Parkin «El Nacimiento del León – Diálogos para la indagación del Ser», encontró en él (…) la guía más exacta y comprensible escrita en alemán (…) para la indagación del Ser, SER único que nos une a todos…» (véase su reseña detallada publicada en la revista alemana Connection del 11-12/98. Desde entonces Joachim-Ernst Berendt, buscó el diálogo directo con OM. El siguiente artículo es el resultado del encuentro que tuvo lugar entre ellos en Julio de 1999 en Baden Baden.

Joachim-Ernst Berendt: OM, te oigo hablar una y otra vez de la no-necesidad de esfuerzo en lo que sucede. Tú dices «Está sucediendo» y «no hay nada que hacer». Pero por otro lado, ofreces una serie de cursos, de varios años, reunidos bajo el título de «El Misterio». ¿Por qué trabajas con personas si no hay nada que hacer?

OM: Lo paradójico del camino espiritual, es que aparentemente se requiere un esfuerzo total para darse cuenta de la no-necesidad de esfuerzo. Por una parte, podría equiparar el esfuerzo total a la voluntad total, por otra, la podría equiparar a la total disposición para permitir que suceda cualquier trabajo que tenga que suceder. Trabajo con la gente para que se den cuenta que no es necesario ningún trabajo. ¿Cómo se puede resolver esta contradicción?

Bueno, cuando trabajo con la gente, les transmito que no son ellos los que tienen que trabajar, sino que simplemente tienen que dejar que el trabajo suceda de forma natural. Esto significa que aquello que se ha enredado se desenreda por sí mismo, cuando se abandona la tensión artificialmente mantenida por el yo. Imaginémonos una espiral enredada y unida por la tensión; se desenredará de forma natural en el momento en que la tensión se abandone. La mente pensante, el falso «yo» es una tensión mantenida artificialmente, que retrasa o impide el desarrollo natural.

JEB: Sí, es cierto, la mente se aferra a todo. De hecho, esa es su tendencia: aferrarse, retener, apegarse, no permitir el flujo. Dos cosas me han ayudado en esta contradicción entre sencillez y complicación: La primera es el anhelo, el anhelo insaciable que sigue ardiendo, y que me dice en todas las dificultades que surgen: «Tonterías, son dificultades creadas por tu mente». La segunda son las palabras que has repetido una y otra vez: «Está sucediendo», «Simplemente necesito estar quieto y sentir», «Está sucediendo» y entonces realmente están sucediendo muchas cosas.

OM: La dificultad no es el trabajo en sí mismo, sino que la dificultad consiste en la resistencia contra el trabajo. Como sabemos, la mente pensante es como un instrumento dividido y tiene una equivalencia de un «No» para cada «Sí», si la mente trata de decir «Sí» , solo lo hace porque hay un «No» escondido en el subconsciente. Si se esfuerza en decir «quiero» hay un «no quiero» escondido en el subconsciente. Esta eterna división, que no sucede de una forma totalmente consciente, dificulta que el trabajo suceda de forma natural.

Otra dificultad surge de la falta de disposición para estar con fenómenos que están fuera de la zona de confort de la mente pensante. Todo animal ―y el principio del placer es un principio del reino animal―, de forma natural busca lugares en los que se encuentra bien; y así hace el ser humano, que en su limitado «yo» se identifica con los instintos inferiores del cuerpo animal. El camino espiritual, es un camino que deja atrás el principio del placer. Satyam Nadeen decía a sus estudiantes: «Tengo buenas y malas noticias para vosotros. La buena noticia es: La liberación del condicionamiento humano está disponible para cada uno de vosotros en este momento; y la mala noticia es: Todos tenéis que pasar por la noche oscura del alma».

En el momento de malestar que puede aumentar hasta un grado intolerable muchas personas no están dispuestas a permanecer en el «cuarto movimiento». Estar en el «cuarto movimiento» significa morar en un estado interno de meditación, sin ningún movimiento; no huir, no distraerse y no ir en contra. Estos son los tres movimientos básicos que conducen al sueño de la consciencia, que experimentamos tan dolorosamente como separación de nosotros mismos. En la presencia desnuda de nosotros mismos, hay fenómenos que al principio parecen insoportables, pero son insoportables simplemente si nos identificamos con ellos a través de uno de estos movimientos, en lugar de habitar silenciosamente en el «cuarto movimiento», simplemente siendo un testigo.

Un ser humano normal no se da cuenta de esta posibilidad, porque nunca nadie le ha enseñado simplemente a estar quieto. No importa lo que aparezca, simplemente permanecer dentro sin ningún movimiento y no apartar el ojo de la consciencia ni un solo instante, y todo se quema.

El miedo, la ira, la desesperación, las ideas, las imágenes, todas las pesadillas y visiones de horror de la mente, simplemente se queman. De esta manera, el mundo entero, que es equivalente al sufrimiento, se quema en consciencia.

JEB: ¿Puedes decir algo más sobre esta expresión importante de «quemarse»?

OM: El sufrimiento se quema por sí mismo. Por eso es simple. Quien reconoce que el sufrimiento no se quema por ningún esfuerzo, reconoce la sencillez de Ser. En los últimos años cada vez más gente en Occidente se ha interesado por el Satsang y la no-enseñanza del Advaita, en la que se basa el Satsang y hay muchos que celebran el Satsang como como la «nueva enseñanza de la facilidad». Ahora ellos creen: «En realidad yo ya estoy iluminado», y rechazan como regla cualquier clase de trabajo terapéutico o «sadhana» (práctica espiritual). La mente utiliza el concepto del no-esfuerzo para justificar la falta de seriedad y su indolencia, y luego lo llama «simplemente hacer lo que es agradable» o «celebrar la vida». El concepto de «No hay nada que hacer» es muy atractivo para la principal pasión de la mente, que es la indolencia. Con la difusión del Satsang, se difunde también el malentendido del «sin esfuerzo», y el confundir facilidad con sencillez. Facilidad no es sencillez, es simplemente el rechazo a la dificultad que aparece en el esfuerzo del trabajo.

Por otra parte están todos esos malentendidos religiosos en relación con el esfuerzo. Todos nosotros en occidente continuamos sufriendo estos malentendidos de la Iglesia y de las generaciones no iluminadas de cristianos creyentes y de maestros. Una de las principales afirmaciones de la religión es: «Trata de ser una buena persona». Esta afirmación implica que «eres un pecador, eres una mala persona. Haz un esfuerzo por hacerte mejor, purgarte y purificarte». Esta es la razón por la que existen el arrepentimiento y la penitencia. En todas las religiones hay medios muy diferentes de purificarse, purgarse y mejorarse. Todo eso supone que eres una mala persona y el esfuerzo que se deriva de ello no es más que el intento de compensar ese ser malo y de librarte, o al menos aliviar, la culpa con la que aparentemente te has cargado. Ese es el círculo vicioso al que te conduce la engañosa mente pensante, que ha creado este sistema. La verdad es que no hay esperanza y que la culpa, la maldad y la debilidad ―por utilizar algunas expresiones diferentes que todas apuntan a lo mismo― son irrecuperables para siempre. Es como me gusta expresarlo en una imagen primitiva, como si trataras de neutralizar una sopa demasiado salada con azúcar. Sólo funciona en una forma muy, muy limitada. Y básicamente es imposible dentro de la dualidad, porque esto sería un intento de superar la dualidad dentro del reino de la dualidad. En última instancia tienes que reconocer que el «ser bueno» o «ser malo» y el esfuerzo que tienes que hacer para salir del estado en que uno se siente mal o cargado de culpabilidad, todo eso es un concepto de la mente pensante. No tiene nada que ver con Dios. Dios no ha dicho: «Esto es bueno» o «Esto es malo». Eso es un sistema creado por la mente pensante.

JEB: En la mitología griega existe la imagen de Sísifo haciendo rodar una roca montaña arriba una y otra vez. Pero justo antes de llegar a la cima, la roca rueda hacia abajo y Sísifo tiene que volver a empezar desde el principio.

OM: Esta es la idea de la condenación; y condenación es un concepto congelado y endurecido de la mente, nacido de la idea de culpa. Y si investigamos minuciosamente la culpa y todo el esfuerzo que es necesario para liberarse de ella, encontramos que la culpa nunca se origina en la vida de este momento, sino que siempre viene de algún otro sitio. No está nunca aquí. No está nunca ahora, está siempre en otro lado. Está siempre en lo que llamamos el pasado. La carga pesada del tiempo. Poonjaji dijo: «Tiempo es mente y mente es tiempo». Esto significa que el tiempo es sólo otra expresión de la mente, de la mente pensante.

Diálogo entre Joachim E. Behrendt y OM C. Parkin, en: advaitaJournal Vol. 1, 1999, p. 16 y ss.
(Revista alemana disponible en la tienda en línea advaitaMedia).
https://www.nodualidad.info/dialogos/la-dificultad-de-la-sencillez.html

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