Ucrania no se quiere quedar atrás en el desarrollo armamentístico por mucho que sigan teniendo problemas para seguir el ritmo de Rusia. Por ello, distintas empresas ucranianas buscan la forma de llevar su nación un paso adelante. El uso de IA se presenta como una iniciativa que ya se está poniendo en práctica y que podría abrirle al país las puertas del cambio.
Recientemente, el New York Times ha llevado a cabo un trabajo de investigación viendo en vivo la forma en la que una empresa ucraniana y distintos soldados y especialistas prueban el que podría ser el armamento del futuro más inmediato de Ucrania. Sobre todo, destacan los drones, algo que ya te puedes haber imaginado a la vista de la importancia que están teniendo últimamente. Pero, además, se está apostando por introducir la inteligencia artificial en la ecuación.
Vyriy tiene las llaves del futuro
Vyriy es el nombre de una de las empresas ucranianas que trabajan buscando mejorar el equipamiento del que puede hacer uso su país en la lucha contra Rusia. Se especifica que solo es una de las empresas, ya que hay varias entidades y equipos que están trabajando en paralelo con objetivos similares. Aunque con carencias, en Ucrania quieren dejar claro que tienen en desarrollo muchos proyectos con los que podrían llegar a dar la sorpresa en un futuro no muy lejano.
Los drones controlados por IA son la última tendencia. Suponen un cambio drástico, dado que implica que ni siquiera tiene que haber un piloto manejándolos a distancia. Esto supone un cambio radical en un espacio de tiempo mínimo, ya que prácticamente ni nos hemos acostumbrado a que haya drones en el campo de batalla que están controlados a distancia. Ahora, estos operadores ya no serán necesarios debido a que los drones podrán actuar independientemente en base a la programación que hayan recibido.
Drones con juicio independiente
Desde Ucrania dicen los especialistas que trabajan en esta tecnología que se han visto obligados a superarse y a llevar los límites de la IA al máximo nivel debido a la presión con la que se encuentran. Saben que su país necesita las armas y que ellos no tienen tiempo que perder. Por eso, los distintos equipos que trabajan en la producción de drones no descansan y buscan mejorar sus máquinas con la máxima rapidez posible. Todos coinciden en una visión global en la que tienen puesto el punto de mira: que hordas de drones surquen los cielos, busquen a sus enemigos y les disparen con eficacia.
Ven la viabilidad de este plan porque saben que los drones podrán actuar con suma precisión y porque, al mismo tiempo, significará que no expondrán a sus soldados a perder la vida. También lo visualizan como una solución a muchos de sus problemas armamentísticos, puesto que estos drones se fabrican con componentes muy baratos. En realidad, ese es, posiblemente, uno de los grandes miedos de Rusia, porque sabe que Ucrania puede seguir fabricando drones económicos sin parar que luego utilice en el campo de batalla.
La IA se ocuparía de definir objetivos, de maniobrar y de crear rutinas que permitieran a los drones ir haciendo que el flujo del combate cambie de tornas. Los expertos ucranianos son conscientes de que el uso de IA en el campo de combate va a suponer una serie de implicaciones morales y de problemas a los que tendrán que plantar cara en el futuro. Pero, ahora mismo, todo eso es secundario. Lo único que quieren es defender su territorio y, tal y como ellos dicen, necesitan automatizar todo lo máximo posible. El ministro de transformación digital ha dicho “estas tecnologías son fundamentales para nuestra victoria”.
Por ahora ya se están usando drones autónomos con IA en el campo de combate, pero sigue siendo necesario que, en la mayoría de los casos, haya un piloto a distancia que marque el objetivo al que se va a atacar. En otros casos, los drones se están usando para interceptar señales o como equipos kamikaze que se estrellan contra distintos tipos de instalación. Pero todos esos modelos se pueden entender como una primera fase de urgencia en el uso de los drones.
Lo que quiere Ucrania es que los drones permanezca en el aire, que se puedan enviar a misiones bien organizadas y que tomen sus propias decisiones llegado el momento de abrir fuego. Lo que se espera es que, fruto de la presión a la que están sometidos, estos equipos de desarrollo no cometan ningún error con la forma en la que diseñan sus drones autónomos. Con ellos, gracias al uso de la inteligencia artificial, es obvio que podrían cambiarlo todo. Pero, al mismo tiempo, también tendrán que tener cuidado con la manera en la que los implementan dentro de su ejército.