Solemos pasarnos gran parte del año esperando que lleguen las vacaciones. Cuando estamos estresados en el trabajo, intentamos relajarnos pensando en las vacaciones y planificamos qué haremos con semanas o incluso meses de antelación. La perspectiva de esos días libres, sin horario fijo y las ataduras del trabajo, nos ilusiona. Sin embargo, ¿realmente nos hace tan felices como creemos? Los psicólogos lo ponen en entredicho.
¿Disfrutamos más la planificación que las vacaciones en sí?
Un grupo de investigadores de los Países Bajos se propuso medir el efecto que tienen las vacaciones en la felicidad general y cuánto dura. Para ello, estudiaron los niveles de felicidad de 1.530 adultos holandeses, 974 de los cuales se tomaron unas vacaciones durante el período que duró el estudio, 32 semanas.
La investigación mostró que la anticipación de las vacaciones aumentó la felicidad durante ocho semanas. Sin embargo, después de las vacaciones, la felicidad volvió rápidamente a los niveles iniciales para la mayoría de las personas. O sea, el mayor impulso a la felicidad proviene del acto de planificar las vacaciones, más que de los días de descanso en sí mismos.
No obstante, el nivel de estrés o relajación que experimentamos durante esos días de asueto también son esenciales para la felicidad. Las vacaciones relajantes generan un nivel de felicidad más elevado durante esos días, pero no producían un aumento de la felicidad después del viaje. En esos casos, los investigadores comprobaron que las personas que se habían ido de vacaciones ni siquiera eran más felices que las que no lo habían hecho.
Los únicos que experimentaron un aumento de la felicidad después del viaje fueron quienes informaron sentirse “muy relajados” durante sus vacaciones. No obstante, incluso entre esas personas, el efecto de la felicidad vacacional duró solo dos semanas después del viaje, para luego caer a los niveles iniciales.
Las claves para que las vacaciones aumenten nuestro nivel de felicidad
No cabe duda de que las vacaciones nos hacen felices, pero no de la manera en que suponemos. Generalmente somos más felices anticipando esos días de descanso o diversión y planificando los detalles de las vacaciones. De hecho, estudios anteriores habían descubierto que somos particularmente imprecisos al predecir las emociones que experimentaremos y su intensidad ya que tenemos la tendencia a exagerar el impacto de las situaciones – tanto las positivas como las negativas.
Por otra parte, también somos víctimas de lo que se conoce como adaptación hedónica o habituación, un proceso mediante el cual solemos volver a un nivel estable de felicidad o satisfacción tras experimentar cambios positivos. Esa es una de las razones por la cual, los efectos de las vacaciones en sí son tan limitados.
Y cuando esos días fuera del trabajo nos resultan estresantes o no descansamos lo suficiente, ni siquiera nos generan una auténtica felicidad.
Por tanto, si quieres aprovechar las vacaciones para sentirte mejor, asegúrate de que sean realmente relajantes. Si decides viajar a otro destino, no llenes tus jornadas de actividades que te generen estrés y añadan más cansancio al que ya has acumulado durante el año. Cerciórate de que tu cerebro entre en “modo vacaciones” y baja el ritmo para que realmente puedas desconectar y sentirte mejor.
Y como el estudio ni siquiera encontró una relación entre la duración de las vacaciones y el nivel de felicidad general, los investigadores afirman que podríamos sacar mucho más provecho de tomar varias vacaciones más cortas a lo largo del año, en vez de concentrar la mayoría de los días de asueto en el verano. ¡Tú decides!
Fuente:
Nawijn, J. et. Al. (2010) Vacationers Happier, but Most not Happier After a Holiday. Applied Research Quality Life; 5: 35–47.