El ser humano es esencialmente un ser que busca sentido en el vacío. Nietzsche creía que dios había muerto -o estaba muriendo- ante un nuevo polo de conocimiento que surgía con la ciencia y la filosofía. Pero bien advirtió que el vacío del dios cristiano como eje absoluto de sentido sería llenado por diversas cosas, muchas de ellas más nefanadas. Así inventaría la felicidad y miles de técnicas para escapar de la sensación de la nada.
Hoy en día, las personas sobre todo lidian con este vacío a través de la tecnología y el entretenimiento que provee. Estudios muestran que las personas en Occidente cada vez son menos religiosas en el sentido tradicional, pero eso no significa que no se aferren a creencias, dogmas y causas que reemplazan lo religioso.
Particularmente la generación Z está alejándose cada vez más de las religiones tradicionales, pero este abandono no significa que estén dejando de buscar sentido en la vida. En lugar de acudir a templos o seguir doctrinas religiosas, muchos jóvenes de esta generación están explorando alternativas como la astrología, el tarot, y la utilización de cristales energéticos.
Un fenómeno reciente que destaca es la fascinación de la generación Z por la astrología, que parece reemplazar la función que la religión tradicional solía cumplir en sus vidas. Un informe del Oliver Wyman Forum revela que mientras menos del 30% de los jóvenes de entre 18 y 25 años creen en Dios, una gran mayoría muestra un creciente interés en la astrología. De hecho, estos jóvenes son 83% más propensos a afirmar que la astrología ha mejorado sus vidas, comparado con otros grupos etarios.
Este cambio refleja un deseo de encontrar una espiritualidad personalizada, que se ajuste a sus propias experiencias y necesidades. En lugar de seguir un solo camino espiritual, la generación Z parece preferir una mezcla de creencias y prácticas que resuenen con su identidad y su búsqueda de autoconocimiento. Así, actividades como la lectura de horóscopos, las terapias con cristales y los viajes espirituales se convierten en formas de conectar con su yo interior.
La obsesión con el autoconocimiento también se manifiesta en la creciente identificación de los jóvenes como «espirituales pero no religiosos», un término que sugiere un alejamiento de las estructuras religiosas tradicionales hacia una espiritualidad más individualista. Este fenómeno se ve amplificado por la cultura digital y el auge de las redes sociales, donde la autoexploración y la búsqueda de autenticidad se vuelven temas centrales.
Imagen: Astrotalk
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