Vas conduciendo de vuelta del trabajo a casa por el mismo camino que todos los días. Nada más salir te cruzas con la misma señora que cada día saca a su perro a la misma hora. Te saluda cuando paras para que ella y su pequeño yorkshire crucen el paso de cebra. A dos calles pasas por ese bloque de pisos que tanto te gusta. Ojalá un día puedas comprarte uno. ¡Qué ganas de cenar! Por desgracia, aún te quedan al menos 20 minutos más de coche, el recorrido es largo. Pero cuando crees que acabas de terminar de pensar en eso, de repente, estás parado en frente de tu garaje. No tienes ni idea de cómo has llegado hasta allí. ¿Qué está pasando? Si esta situación te resulta familiar, no te preocupes, no te pasa nada. Se trata de un fenómeno conocido como hipnosis de carretera y en principio no es peligroso, aunque siempre será mejor evitarlo.

Si cada día conducimos del trabajo a casa por el mismo camino a la misma hora, llegará un momento en el que la conducción se volverá automática. Ocurre lo mismo con cualquier otro recorrido familiar o cuando vamos por una autopista larga y monótona. También cuando conducimos con sueño. La parte buena es que, al contrario que cuando circulamos con somnolencia, con la hipnosis del sueño seguimos alerta. Perdemos la consciencia del tiempo o incluso del camino, pero nuestro cerebro sigue alerta ante estímulos externos como un posible accidente.

Sí que es cierto que cuando tenemos sueño es más fácil que se produzca hipnosis de carretera. Es decir, no solo estaremos menos alerta sino que, además, perderemos la noción del tiempo. Por eso, lo mejor siempre será evitar tanto un fenómeno como el otro. Al fin y al cabo, llegar a casa sin saber qué ha ocurrido en los últimos 20 minutos no deja de ser muy desagradable.

¿Por qué se produce la hipnosis de carretera?

Según explicó la psicoterapeuta Natacha Duke en un artículo para la Clínica Cleveland, la hipnosis de carretera se basa en un proceso cerebral conocido como memoria procedimental. Este término hace referencia al motivo por el que algunos procesos nos salen de forma automática. Por ejemplo, cuando montamos en bici no pensamos en cómo hacerlo. Sale automático. Lo mismo cuando nadamos o cuando realizamos algunas tareas del hogar. En el caso de la conducción, las personas que llevan poco tiempo haciéndolo sí piensan mucho en sus movimientos. Sin embargo, con la experiencia estos se terminan automatizando.

Cuando esto ocurre, el cerebro entra en modo automático para que podamos realizar la tarea en cuestión con poco o ningún esfuerzo. Está claro que este fenómeno cerebral interviene en la hipnosis de carretera. Pero no es el único. También interviene algo conocido como hiperenfoque. Es un fenómeno que suele asociarse sobre todo a las personas con TDAH, pero en realidad le puede pasar a cualquiera en situaciones determinadas. Se trata de la capacidad de enfocar la atención en una tarea de tal modo que todo lo demás parece que desaparece.

Si se combinan la memoria procedimental y el hiperenfoque cuando conducimos, lo estaremos haciendo automáticamente, pero a la vez toda nuestra atención sigue ahí, para que, en caso de que haya algún imprevisto, podamos reaccionar. ¿Qué es lo que ocurre? Que de repente todo lo que hay fuera del coche desaparece. Ya no nos fijamos en ese piso que tanto nos gusta ni en los kilómetros que quedan para llegar a casa. Una vez en nuestro destino, no sabemos cómo llegamos hasta allí.

¿Cómo se puede evitar?

El tiempo de reacción en personas con hipnosis de carretera no varía, como ocurre con la somnolencia. Es decir, si se encuentran, por ejemplo, a alguien conduciendo hacia ellos por dirección prohibida, reaccionarán del mismo modo que lo harían en otra situación. No ocurre lo mismo con la somnolencia, en la que el tiempo de reacción se alarga muchísimo. Se tarda más en reaccionar.

Aun así, para evitar el malestar de no recordar lo que ha ocurrido o perder la atención del lugar en el que nos encontramos, podemos recurrir a ciertos trucos para evitar la hipnosis de carretera.

El primero y, quizás, más obvio, es hablar con nuestro acompañante. ¿Pero qué pasa si vamos solos en el coche?

Hay varias opciones.

Olvídate del GPS

Si normalmente te guías por el GPS para hacer el mismo recorrido, intenta confiar en ti y apaga el aparato. Así, prestarás mucha más atención al lugar en el que te encuentras para saber qué salidas debes tomar o cuáles son las calles adecuadas.

No utilices la velocidad de crucero

La hipnosis de carretera ocurre mucho en las autopistas, pues suele haber menos giros y los caminos son más largos y rectos. En esos casos, a menudo ponemos la velocidad de crucero del coche, pero esa no es una buena idea, ya que habrá otro factor automático que no requerirá nuestra atención. Es mejor que vayamos atentos a los cambios de velocidad.

Prueba a ir por otro camino

Dicen que todos los caminos llevan a Roma. Puede que no todos te lleven a casa de vuelta del trabajo, pero habrá alternativas distintas a la que sueles usar. Si vas cambiando, tu cerebro no pondrá el piloto automático.

Prescindir del GPS o cambiar de ruta son buenas ideas.

Para cada 2 horas

Para evitar la hipnosis de carretera; pero, sobre todo, para prevenir la somnolencia, es recomendable parar cada 2 horas. Si el piloto automático te impide ser consciente de la hora, puedes usar una alarma para que no se te olvide. Tomar cafeína también ayuda, pero no intentes que la cafeína compense esos descansos. Es mejor realizarlos siempre que sea posible.

Lee los carteles en voz alta

Para no perder la noción del aquí y el ahora, puedes probar a leer los carteles que te vayas encontrando, ya sean señales de tráfico o de indicación de salidas de la autovía. Si los pronuncias en voz alta, tu atención se mantendrá dentro, pero también fuera del coche. Eso es lo que buscamos para salir de la hipnosis de carretera.