La línea entre un deseo sexual saludable y una compulsión que consume la vida es más delgada de lo que muchos imaginan. Vivimos en una era donde el acceso a la estimulación erótica está a un clic de distancia, lo que ha llevado a que algunas personas se sientan atrapadas en distintos tipos de adicciones sexuales que no pueden controlar.
Te presentamos algunos de estos comportamientos más frecuentes en hombres y mujeres, cómo se desarrollan y por qué es esencial reconocer las señales antes de que el problema crezca. Además, abordaremos las opciones de tratamiento disponibles para mitigar los efectos de estas conductas.
¿Qué es la adicción sexual?
La adicción sexual es un trastorno caracterizado por un ciclo incontrolable de pensamientos y comportamientos sexuales que resultan perjudiciales para la vida diaria.
Contrario a una vida sexual saludable, donde el placer y la intimidad se experimentan de manera equilibrada, ser adictos en este plano lleva a una búsqueda constante e insaciable de gratificación sexual, a menudo, acompañada de sentimientos de culpa, vergüenza y pérdida de control.
De acuerdo con algunas investigaciones, hablamos de conductas que no se refieren solo al acto físico; puede manifestarse en diferentes formas, como la masturbación compulsiva, la obsesión con la pornografía, el cibersexo, el sexo telefónico o la dependencia de fantasías sexuales intensas.
Lo que define esto es la incapacidad de detener tales comportamientos, a pesar de sus efectos negativos. Sus consecuencias incluyen el deterioro de relaciones personales, problemas laborales y graves impactos en la salud física y mental.
Es importante destacar que el término en sí es controvertido en el ámbito clínico. Aunque muchas personas experimentan comportamientos sexuales compulsivos, no todos los profesionales de la salud mental están de acuerdo en clasificar esto como una «adicción». Algunos lo califican como como «conducta sexual compulsiva» o «trastorno hipersexual».
En el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), el «trastorno hipersexual» no está oficialmente reconocido como una categoría diagnóstica independiente, aunque algunos profesionales utilizan criterios similares para diagnosticar y tratar este tipo de comportamiento.
Por otra parte, es fundamental distinguir la adicción sexual de un alto deseo sexual. La clave está en el carácter compulsivo y en cómo este interfiere con el bienestar general. Quienes padecen adicción con frecuencia sienten una necesidad incontrolable de involucrarse en actividades eróticas para aliviar la ansiedad, el estrés o el aburrimiento, lo que crea un ciclo destructivo del que es difícil salir sin ayuda profesional.
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Tipos de adicciones sexuales más frecuentes
La hipersexualidad se manifiesta de diversas maneras, según el comportamiento o la actividad específica. Aunque muchas de las actividades involucradas, como la masturbación, el uso de pornografía o el sexting, son parte de la vida sexual normal, el problema surge cuando estas actividades empiezan a dominar la vida de la persona. Conozcamos las conductas sexuales compulsivas más frecuentes.
1. Masturbación compulsiva
A diferencia de la masturbación ocasional, que es una parte natural de la sexualidad, en este caso, el acto se convierte en una compulsión que consume una gran cantidad de tiempo y energía.
Algunos estudios han sugerido que la masturbación compulsiva se observa alrededor del 30 y 75 % de las personas con hipersexualidad. No obstante, estos números pueden variar y no representan una prevalencia exacta sino más bien un rango. Las características de la masturbación compulsiva incluyen lo siguiente:
- Frecuencia alta: la persona puede masturbarse varias veces al día, y siente que no puede resistir la tentación.
- Dificultad para controlar el impulso: a pesar de los intentos de reducir o detener el acto, la persona se encuentra atrapada en un ciclo repetitivo y destructivo.
- Desconexión de la realidad: la compulsión puede llevar al aislamiento de sus actividades cotidianas, centrándose solo en la necesidad de gratificación inmediata.
- Sentimientos de culpa y vergüenza: a menudo, se experimentan sentimientos negativos después de estimularse, como culpa, vergüenza o arrepentimiento; aún así se ve incapaz de detener el comportamiento.
Masturbarse con una alta frecuencia no se considera un problema si no causa pérdida de control o angustia.
2. Adicción a la pornografía
Se trata de uno de los tipos de adicciones sexuales más frecuentes y se refiere al consumo excesivo y compulsivo de contenido pornográfico, que puede incluir videos, imágenes, sitios webs y otros formatos. Esta se caracteriza por una dependencia creciente del porno para obtener placer sexual, lo que suele afectar de forma negativa varios aspectos de la vida de una persona.
Ciertas investigaciones sugieren que la adicción a la pornografía en Internet funciona similar a la dependencia de sustancias como las drogas. Esto es porque ambas comparten mecanismos básicos que refuerzan los circuitos de recompensa, motivación y memoria. En el caso de lo compulsivo hacia el porno, se distingue por estos aspectos:
- Genera problemas de control: tanto hombres como mujeres pueden intentar reducir o detener el consumo sin éxito.
- Impacta en la vida diaria: la necesidad de ver porno suele interferir con las responsabilidades laborales, académicas y las relaciones interpersonales.
- Requiere un consumo excesivo: se dedica un tiempo desproporcionado a ver el material, a menudo, en detrimento de otras actividades importantes.
- Involucra búsqueda de material más extremo: con el tiempo, el sujeto puede necesitar material cada vez más explícito o extremo para obtener la misma satisfacción.
3. Adicción a las relaciones sexuales
Las personas con esta adicción sienten una necesidad urgente de involucrarse en la intimidad con parejas distintas sin poder detenerse, buscando excitación en nuevas relaciones.
Esta necesidad de tener sexo de forma constante puede llevar a un comportamiento promiscuo y a una obsesión por la excitación; sus consecuencias serían las que pasamos a detallar:
- Aislamiento social: la obsesión con las nuevas experiencias sexuales puede llevar al aislamiento de amigos y familiares, lo que reduce la participación en actividades sociales y el apoyo emocional.
- Deterioro en el rendimiento: la compulsión por tener nuevas experiencias sexuales interferiría con el desempeño en el trabajo o en los estudios, perjudicando la productividad y causando un estrés adicional.
- Problemas en las relaciones: se dificultan los vínculos estables y saludables, porque la búsqueda constante de nuevas parejas puede generar desconfianza, celos y conflictos en las relaciones existentes.
- Inestabilidad emocional: la adicción al sexo conduciría a una serie de problemas emocionales, como ansiedad, depresión y sentimientos de vacío. El ciclo de euforia temporal puede anteceder al de arrepentimiento y culpa, lo que contribuye a una inestabilidad emocional generalizada.
- Consecuencias para la salud: las relaciones sexuales frecuentes y con múltiples parejas están ligadas con un mayor riesgo de contraer VIH y otras ETS. Sucede que el descontrol y la búsqueda constante de experiencias conducirían a un menor uso de métodos de protección y al contacto íntimo con desconocidos o personas de poca confianza.
4. Cibersexo y sexting compulsivo
Quienes tienen esta conducta sexual compulsiva pasan mucho tiempo en actividades sexuales en línea, como intercambiar contenido provocativo o explícito, a menudo, con desconocidos o a través de plataformas diseñadas para estos fines. Esto acarrearía consecuencias para la salud mental y la seguridad de los afectados como las siguientes:
- Riesgos de privacidad: compartir fotos y videos explícitos puede resultar en la difusión no autorizada de contenido, situaciones de acoso, extorsión o problemas legales.
- Seguridad personal: interactuar con desconocidos en línea expone a la persona a estafas, fraudes y amenazas. Por tal razón, aumenta el riesgo de explotación y violación de la privacidad.
- Aislamiento social: la obsesión con el cibersexo y el sexting supone un aislamiento de las relaciones personales reales, lo que reduce la interacción social y afecta la calidad de las conexiones emocionales auténticas.
- Problemas de salud mental: luego de hacer sexting, quizás las personas experimenten sentimientos de culpa, ansiedad y depresión debido a la naturaleza compulsiva y, con frecuencia, secreta del comportamiento. El ciclo de gratificación temporal seguido de arrepentimiento, afecta la autoestima y la estabilidad emocional.
5. Adicción a las fantasías sexuales
Las fantasías sexuales pueden convertirse en un problema cuando se vuelven un escape recurrente y necesario para obtener placer en la intimidad.
En lugar de experimentar la sexualidad a través de experiencias reales, la persona se sumerge en fantasías intensas y persistentes. Estas se utilizan para evadir la realidad, lidiar con el estrés o la ansiedad, o para obtener una forma de excitación que no se logra en la intimidad cotidiana.
Este comportamiento hipersexual puede reducir el interés en la intimidad real con una pareja, derivando en una falta de satisfacción en las relaciones, problemas de deseo y dificultades en la conexión emocional.
De igual manera, la dependencia excesiva de lo fantasioso con la pareja, impactaría de modo negativo en la autoestima. Es posible sentir que no se cumplen las expectativas o deseos idealizados en las fantasías, lo que puede acabar en sentimientos de inseguridad, vergüenza o autodesprecio.
Factores que contribuyen al desarrollo de estas adicciones
Cualquier hombre o mujer llega a desarrollar una o múltiples adicciones sexuales a lo largo de su vida, debido a diferentes razones. Estos son los principales factores que promueven esta clase de comportamientos.
Psicológicos
El trauma, como el abuso o la violencia sexual, predispone a desarrollar la hipersexualidad como una forma de evasión o compensación emocional. La baja autoestima también juega un papel importante, ya que algunos buscan excitación sexual para mejorar su autoimagen. Además, trastornos emocionales como la ansiedad, la depresión o el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) llevan comportamientos sexuales de alto riesgo, como una forma de manejar el malestar emocional.
Biológicos
Desde una perspectiva biológica, el sistema de recompensa del cerebro, que involucra neurotransmisores como la dopamina, está muy implicado en las conductas sexuales compulsivas. La gratificación erótica activa estos circuitos en el cerebro de un adicto al sexo, lo que refuerza su comportamiento.
A su vez, la predisposición genética contribuye a la susceptibilidad a comportamientos adictivos, como lo son las adicciones sexuales, al influir en la forma en que el cerebro responde a las recompensas.
Sociales y culturales
Las normas culturales y las expectativas sociales sobre la sexualidad pueden fomentar estas adicciones. La exposición temprana o excesiva a contenido sexual tiende a normalizar esta clase de comportamientos y aumentar el riesgo de desarrollarlos. Asimismo, la presión social y la influencia de los pares también juegan un papel importante, ya que los entornos son capaces de promover o reforzar la hipersexualidad.
Ambientales
El fácil acceso a contenido erótico en Internet y otras plataformas digitales influye en el desarrollo de conductas sexuales compulsivas y facilita la gratificación constante. De igual manera, un estilo de vida con poca estructura o apoyo social incrementa el riesgo, al ofrecer más oportunidades y menos restricciones.
Relacionales
Los problemas en las relaciones interpersonales, como conflictos o falta de intimidad emocional, inciden en buscar placer sexual fuera de las relaciones principales. De igual modo, la falta de apoyo y comunicación abierta sobre estos temas es otro factor que contribuye a la adicción, al limitar el acceso a recursos de ayuda y comprensión y fomentar el aislamiento en torno a estas prácticas.
Tratamientos y prevención
Existen varios tratamientos que resultan efectivos para prevenir los comportamientos sexuales de alto riesgo y retomar el control de la vida. Veamos algunos de los más efectivos.
Terapia cognitivo-conductual
Esta ayuda a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamientos disfuncionales asociados con la adicción. La terapia cognitivo-conductual incluye técnicas para controlar los impulsos, modificar creencias negativas y desarrollar habilidades de afrontamiento.
Otros enfoques pueden incluir la terapia de conducta sexual, que se centra en comportamientos específicos y estrategias para manejarlos, y la terapia de grupo, que ofrece apoyo y perspectiva compartida.
Recursos comunitarios
Los grupos de apoyo, como Adictos Sexuales Anónimos (ASA) y otros programas con base en los 12 pasos, proporcionan un entorno de comprensión y ayuda para quienes luchan con adicciones sexuales. Estos ofrecen un espacio seguro para compartir experiencias, recibir orientación y construir una red de apoyo mutuo. Además, los recursos comunitarios, como servicios de consejería y líneas de ayuda, brindan apoyo adicional y facilitan el acceso a tratamientos y asistencia profesional.
Farmacoterapia
Investigaciones han sugerido que los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), como algunos antidepresivos, son los medicamentos más recomendados para tratar la hipersexualidad. Asimismo, se podría considerar la naltrexona, un medicamento usado en el abordaje de varios tipos de adicciones.
No obstante, es crucial resaltar que los medicamentos no suelen ser suficientes por sí solos. Es importante combinarlos con psicoterapia para cambiar patrones de pensamiento y comportamientos. En conjunto, el tratamiento de cualquier otro problema de salud mental que la persona tenga también es fundamental para una recuperación completa.
Promoción de una vida sexual saludable
La prevención de la sexualidad compulsiva puede abordarse mediante la promoción de una sexualidad saludable. Esto incluye la educación sexual, el respeto mutuo y la comunicación abierta sobre las expectativas y límites en las relaciones íntimas. De igual modo, es básico fomentar una mayor conciencia sobre los riesgos de estos comportamientos adictivos.
Prioriza tu bienestar, busca ayuda profesional
Si te encuentras en la lucha con cualquiera de los tipos de adicciones sexuales, es fundamental que sepas que hay ayuda disponible. Estos comportamientos pueden tener un impacto profundo en tu vida y afectar tu salud física y mental, tus relaciones y tu bienestar general. Así que es indispensable que busques apoyo. No enfrentes esto en soledad.
Hablar con un terapeuta o un profesional de la salud es algo valiente y necesario. Da el primer paso hoy mismo y busca la guía que necesitas para vivir con plenitud y libre de adicciones. Tu bienestar y tu futuro merecen ser prioridad.
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