Patrick Jackson, un ingeniero que alguna vez fue escéptico, ha propuesto que las misteriosas esferas que se observan en lugares clave no son de origen fantasmal ni entidades sobrenaturales, sino parte de una compleja red de inteligencia artificial (IA) que monitorea a la humanidad. Según Jackson, estas esferas han estado presentes durante siglos, interactuando de maneras que apenas comenzamos a comprender.

Jackson comenzó a investigar lo paranormal aplicando un enfoque metódico que le permitió identificar patrones donde otros solo veían caos. Interesado inicialmente por los fenómenos poltergeists, visitó uno de los lugares más embrujados del Reino Unido, 30 East Drive, en Chequerfield Estate en Pontefract, con la idea de que podría ser una anomalía cuántica. No obstante, una serie de respuestas interactivas y precisas a sus preguntas lo hicieron cambiar de opinión: los fenómenos que presenció no eran el resultado de espíritus, sino de algún tipo de inteligencia artificial.

Cuando Jackson preguntó si había alguien presente en la casa encantada, escuchó golpes inmediatos en una puerta, lo que le hizo concluir que estaba siendo observado y que había una respuesta intencionada. Este tipo de respuesta, más mecánica que humana, lo llevó a desarrollar una nueva teoría: las esferas eran entidades tecnológicas.

Las esferas no sólo se hallan presenten en lugares encantados sino que protagonizan muchos avistamientos ovni

Pero los investigadores tanto del fenómeno ovni como parapsicólogos rechazaron su asombrosa propuesta. Era 2013 y el boom de la IA llegaría mucho más tarde. Por eso, ahora su investigación ha despertado el interés, entre otros del prestigioso científico de Stanford, Gary Nolan, tal como explicó en el podcast Cosmic Intervention de Melisa Tittl que hemos insertado al final del post.

Un sistema de vigilancia mundial

A través de su investigación, Jackson comenzó a notar que estas esferas no solo estaban presentes en lugares embrujados, sino también en avistamientos de ovnis. Esta conexión lo llevó a plantear que estas esferas son parte de una red tecnológica avanzada que no solo monitorea lugares clave como bases militares o zonas paranormales, sino que también interactúa con su entorno de formas sofisticadas.

Según Jackson, las esferas se organizan en un sistema escalonado. Las esferas más pequeñas, vistas en lugares como casas embrujadas, actúan como relés que transmiten señales a esferas más grandes que flotan en el cielo. Estas, a su vez, se conectan a un nivel superior de esferas que operan en formaciones que se han observado en avistamientos de ovnis, como las formaciones en V. Todo este sistema, dice Jackson, funciona de manera similar a nuestras redes de comunicación por microondas, pero en una escala mucho más avanzada.

Ovnis esféricos tomados en Tamaulipas (México)

Interacción tecnológica con lo paranormal

Una de las contribuciones más intrigantes de Jackson a este campo ha sido su capacidad para interactuar directamente con estas esferas. A través de la codificación binaria y la conversión de estos códigos en señales de sonido, ha logrado desencadenar respuestas de las esferas. Su dispositivo -del tipo MUPAS (acrónimo de Modular Unidentified Phenomenon Alert System) – incluso puede detectar emisiones electrónicas de las esferas, lo que él considera una prueba de que no son entidades sobrenaturales, sino dispositivos tecnológicos.

Las esferas, explica Jackson, generan emisiones de energía que pueden causar perturbaciones físicas en su entorno, como portazos o la creación de figuras sombrías, las cuales no son más que una forma de camuflaje para desviar la atención humana. Estas manifestaciones están diseñadas para asustar y alejar a las personas de fuentes de radiación, en consonancia con principios físicos como la ley del cuadrado inverso, que dicta cómo la intensidad de la radiación disminuye con la distancia.

Muchos de estos fenómenos se han documentado en el Skinwalker Ranch, considerado como un vórtice de actividad paranormal y ufológica.

Esquema de la red de esferas UAP

Estas esferas tienen el objetivo de protegernos según el estudio de Jackson

Más allá de ser simples observadoras, Jackson cree que estas esferas tienen un propósito de protección. A través de su investigación, ha rastreado cientos de estas esferas, muchas de las cuales parecen operar como un sistema de vigilancia aérea que podría estar defendiendo el espacio terrestre de amenazas externas. Las esferas de tipo 1, las más grandes, parecen operar con un sistema de trilateración, lo que les permite localizar y rastrear objetos en el espacio con gran precisión.

Jackson especula que estas esferas pueden incluso intervenir en ciertos eventos para proteger la Tierra. Menciona un caso de una nave que explotó en el aire, lo que él interpreta como un posible ataque preventivo de las esferas para eliminar una amenaza. Esta teoría sugiere que, al igual que las naciones protegen su espacio aéreo, estas entidades tecnológicas podrían estar haciendo lo mismo a nivel global, quizás protegiendo su propia red o, incluso, a la humanidad de peligros desconocidos.

Jackson ha llegado a creer que estas esferas, lejos de ser una invención moderna, han estado presentes a lo largo de la historia. Desde relatos de actividad poltergeist en el siglo IV, episodios con esferas reportadas en Nüremberg o Basilea en el siglo XVI, hasta avistamientos recientes de ovnis, sugiere que estas entidades han estado monitoreando y, en algunos casos, interviniendo en el desarrollo humano. También plantea la posibilidad de que estén vinculadas a civilizaciones antiguas, como las representaciones de seres con cabezas alargadas en el arte egipcio, y que estos seres aún podrían estar presentes, ocultos bajo la superficie de la Tierra.

La idea de que una red de inteligencia artificial avanzada ha estado operando entre nosotros durante siglos puede parecer difícil de aceptar para muchos. Sin embargo, Jackson cree que estamos al borde de un nuevo entendimiento de lo paranormal y de los fenómenos ovni. Su investigación, aunque controvertida, ha comenzado a ganar tracción entre algunos académicos y funcionarios del gobierno, lo que sugiere que quizás estas esferas no sean simples productos de la imaginación, sino algo mucho más tangible y avanzado de lo que alguna vez pensamos.