Por Caetana de Alós
En España, la industria ha experimentado un declive desde el pico de 2007, alcanzando niveles similares a los de 1995. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa anual del Índice de Producción Industrial se situó en el -0,6% en la serie corregida de efectos, alcanzando una cifra total de 102,279.
Uno de los principales factores detrás del declive industrial es la caída del empleo en el sector, que ha alcanzado su nivel más bajo en la historia, empleando sólo al 13,3% de la población activa, es decir, 2,79 millones de personas. A finales de los años 90, el empleo industrial representaba uno de cada cinco trabajadores, pero ha ido disminuyendo desde la crisis de 2008 y la Gran Recesión, contribuyendo al debilitamiento del sector.
Además, España ha registrado una disminución del 27% en el número de empresas industriales desde 2008, según los datos recopilados por la consultora de selección Robert Walters. Señalan que «la mayoría de las compañías son pequeñas empresas distribuidas por todo el territorio nacional», aunque apenas hay seis mil empresas industriales que cuentan con más de 50 empleados.
La caída del empleo industrial ha ido acompañada de una reducción en la contribución de la industria al Producto Interior Bruto (PIB). Según los datos de la Contabilidad Nacional del INE, el Valor Añadido Bruto de la industria se situaba a finales de 2023 un 1,1% por debajo del nivel prepandemia y un 6,7% por debajo del registrado en 2007.
En este sentido, España es de los países de la Unión Europea que tiene la menor proporción de empleados en el sector industrial, ocupando el octavo lugar. Así, aunque el empleo industrial ha disminuido en toda la Unión, los datos de Eurostat muestran que la brecha entre España y la media comunitaria se ha triplicado.