El hallazgo de misteriosas «ondas de coro» en el espacio profundo supone, además de un enigma, un desafío para la exploración espacial
Un equipo internacional de investigadores ha identificado un fenómeno inesperado en el espacio profundo: unas ondas electromagnéticas conocidas como “ondas de coro”, detectadas a más de 160.000 kilómetros de la Tierra, mucho más lejos de lo que se creía posible. Este sorprendente descubrimiento, publicado recientemente en la prestigiosa revista Nature, podría tener implicaciones significativas para la seguridad de satélites y astronautas..
Desde la década de 1960, los científicos han registrado estas ondas en la magnetosfera terrestre, un campo magnético que actúa como escudo protector frente a la radiación espacial. Cuando las ondas de coro se convierten en sonido, generan un trino similar al canto de los pájaros al amanecer, lo que ha fascinado tanto a investigadores como al público general
Tradicionalmente, estas ondas se habían observado cerca de planetas con campos magnéticos dipolares, como la Tierra, Saturno y Júpiter, en regiones que no superan los 51.000 kilómetros de distancia de la superficie. Sin embargo, el estudio liderado por Chengming Liu y Jinbin Cao, de la Universidad Beihang en Pekín, demuestra que estas ondas también pueden generarse en regiones donde no existe un campo magnético dipolar, lo que redefine las teorías sobre su formación y propagación.
Las ondas de coro también pueden generarse en regiones donde no existe un campo magnético dipolar, algo nuevo
El hallazgo fue posible gracias a los datos recogidos en 2019 por los satélites de la Misión Magnetosférica Multiescala (MMS) de la NASA, que operan en el lado opuesto al Sol, donde el viento estelar distorsiona la magnetosfera. Estas ondas, que duran apenas una décima de segundo, mostraron patrones similares a los detectados cerca de la Tierra, lo que indica que el proceso de generación podría ser universal, siempre que se den las condiciones adecuadas.
“Durante más de 70 años, se pensó que estas ondas solo podían formarse en regiones cercanas a los planetas con campos magnéticos dipolares. Nuestro estudio muestra que también pueden aparecer en el espacio profundo, revelando un mecanismo fundamental que podría operar en cualquier parte del cosmos”, explica Liu.
Un riesgo para la exploración espacial
Las ondas de coro no solo representan un desafío científico, sino también un riesgo práctico. Estas potentes ondas pueden acelerar electrones a energías ultraaltas, generando radiaciones que amenazan tanto a los astronautas como a los dispositivos electromagnéticos de las naves espaciales y satélites. Conocer cómo se forman y se propagan podría ayudar a predecirlas y mitigar sus efectos.
“Estas ondas son equivalentes al clima espacial. Al igual que nos preocupamos por la lluvia y el viento en la Tierra, debemos anticipar los fenómenos que afectan la seguridad en el espacio”, señala Liu. El estudio también propone que, al comprender los mecanismos de generación, podría ser posible intervenir para limitar su aparición, de forma similar a cómo se intenta controlar el clima terrestre.
La detección de estas ondas también aporta información clave para proteger las misiones espaciales de larga duración, como los futuros viajes tripulados a Marte. Además, estas ondas están vinculadas a fenómenos como las auroras y las tormentas magnéticas que afectan las redes de comunicación y energía en la Tierra.
Este avance no solo desvela un enigma que comenzó en la base Halley de la Antártida hace más de medio siglo, sino que también abre nuevas puertas para entender los procesos que gobiernan el cosmos y garantizar una exploración espacial más segura. Las ondas de coro, ese misterioso canto del espacio, continúan recordándonos lo mucho que queda por descubrir más allá de nuestro planeta.