Extraños para nosotros mismos

Strangers to Ourselves, escrito por el psicólogo Timothy Wilson, nos adentra en el mundo del inconsciente, tal y como lo entiende la psicología moderna. A menudo, nuestro inconsciente toma el mando y nos dirige, por eso no es raro que a veces no sepamos por qué hacemos lo que hacemos o incluso qué es lo que estamos sintiendo.

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Tus dos personalidades

El libro explica cómo estamos divididos entre nuestra mente consciente y nuestra mente inconsciente. La primera es la mente más racional, la que piensa deliberada y voluntariamente, y se compone de lo que conoces de ti mismo.

La mente inconsciente (llamada en el libro incosciente adaptativo) está formada por los procesos mentales de los que no eres consciente. Responde con rapidez, de manera automática, toma decisiones instantáneas y presta especial atención a lo que considera una amenaza. Suele basarse en categorías y estereotipos, es rígida, aprende con rapidez de la experiencia, pero le cuesta mucho cambiar lo aprendido.

Esto significa que una parte muy importante de lo que eres tiene lugar a nivel inconsciente, de manera que las personas no tenemos acceso a muchos datos sobre nosotros mismos.

Pero, si esto es así, ¿cómo llegamos a conocernos a nosotros mismos?

Las personas crean o construyen un yo consciente que les da un sentido de identidad y coherencia a sus vidas. Para hacerlo, utilizan una mezcla de realidad y fantasía. Por una parte, observan su propio comportamiento y reacciones, y hacen inferencias: «No me gustan las multitudes porque cada vez que he estado en una no me ha sido agradable». Además de la auto-observación, utilizan lo que les dicen los demás (lo que otros piensan de ti), las propias teorías que han elaborado de sí mismos a lo largo del tiempo, y algunas invenciones inconscientes. Con todo ese material, las personas construyen su identidad consciente.

En general, la gente suele tener una idea bastante realista de sí misma, pero siempre hay una dosis de fantasía, invención y misterio,

Discrepancia entre consciente e inconsciente

A veces existen discrepancias entre consciente e inconsciente. De hecho, no es raro que ambos estén luchando continuamente, desde el momento en que suena el despertador por la mañana y tu inconsciente quiere seguir durmiendo porque no le gusta el trabajo que haces, mientras que tu mente consciente te obliga a levantarte.

Las motivaciones conscientes e inconscientes no siempre coinciden. Tú mente consciente pude desear una cosa, y tu inconsciente otra diferente. Pero cuanto más coincidan ambas, mayor bienestar emocional sentirá una persona. Por tanto, es preferible desarrollar teorías sobre nosotros mismos que se correspondan con nuestra personalidad inconsciente.

Las intuiciones del inconsciente

El inconsciente adaptativo se rige por accesibilidad, categorías y estereotipos. Por ejemplo, una persona puede utilizar la categoría simpatía para clasificar a la gente, porque es algo que considera importante. Al considerarla importante, esta categoría es más accesible para ella, de manera que al conocer a alguien nuevo se fijará especialmente en su grado de simpatía o antipatía. En cambio, si para ti la inteligencia es la categoría más accesible, te fijarás en el nivel de inteligencia de una persona cuando la conozcas. Por tanto, vuestras definiciones de cómo es esa persona pueden ser muy diferentes. Para tu amigo, es una persona simpática, mientras que para ti es simplemente tonta. Así pues, el mundo que tú ves es muy diferente del que ve otra persona.

Las categorías son más o menos accesibles según nuestras experiencias y aprendizaje a lo largo de la vida, sobre todo en la infancia. Por ejemplo, formamos representaciones de las personas que son significativas para nosotros, como nuestros padres, y luego utilizamos esas representaciones cuando conocemos a personas nuevas. Si alguien que acabamos de conocer comparte ciertas características o parecido físico con una persona significativa con quien tenemos una buena relación, nos gustará inmediatamente, sin saber por qué.

Esto puede dar lugar tanto a percepciones erróneas, como a aciertos que te protegen. Por ejemplo, un drogadicto suele reconocer a otros drogadictos nada más verlos debido a su experiencia. Se trata de aquello que percibimos como intuiciones y que no podemos explicar muy bien («Algo me dice que…»). Esto puede ayudarle a evitar ciertas personas cuando pretende recuperarse de su adicción, protegiéndose de una recaída.

¿Decisión consciente o inconsciente?

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A veces, los procesos mentales conscientes e inconscientes se mezclan. El autor describe en su libro el siguiente ejemplo: por la mañana, al salir a trabajar, te cruzas con una persona especialmente obesa. Cuando llega la hora de comer, vas a tu restaurante de comida rápida favorita, donde a menudo te comes una hamburguesa. Pero ese día decides (con tu mente consciente) que vas a pedir algo más sano, como una ensalada, porque quieres cuidarte un poco más. Crees que el motivo de esa decisión es este razonamiento, cuando es muy probable que el desencadenante haya sido la persona obesa que viste por la mañana y que ya no recuerdas (al menos conscientemente).Sin embargo, puedes llegar a ser consciente de esto si te paras a pensarlo, si te observas y analizas de vez en cuando tu propia conducta.Es decir, a veces no sabemos cosas de nosotros mismos porque no nos paramos a pensar, por falta de tiempo, o de ganas, y no es raro que menudo la gente no sepa por qué hace lo que hace.¿Puedes no ser consciente de lo que sientes?

Sucede sobre todo en circunstancias en las que es vital reaccionar de manera rápida y automática. Por ejemplo, si se declara un incendio puedes salir corriendo y no ser consciente del miedo hasta después de estar lejos del peligro. Es entonces cuando sientes el miedo y empiezan a temblarte las piernas.

Pero, ¿sucede esto en circunstancias menos dramáticas y más habituales? Según el autor la respuesta es sí. A veces no eres consciente de lo que sientes por los siguientes motivos:

1. La represión, tal y como la define el psicoanálisis(algo que nos resulta tan inadmisible que no podemos aceptarlo).
2. La falta de atención. Para ser conscientes de lo que pasa en nuestro interior debemos mirar dentro de nosotros mismos. Por ejemplo, cuando te enamoras de un compañero de trabajo poco a poco, sin darte cuenta.
3. El conflicto. Se trata de algo que no encaja con las teorías e invenciones conscientes de las personas. Así, una persona puede no reconocer un sentimiento cuando no encaja con la teoría que tiene acerca de sí misma o está en conflicto con normas sociales que desea acatar acerca de lo que se debería sentir o no. Por ejemplo, conscientemente puedes pensar: «Está mal ser racista y yo no lo soy», «No me atraen las personas de mi propio sexo», «Todo el mundo ama a sus hijos». Si tu inconsciente siente algo diferente a estas ideas de tu mente consciente, es posible que no te des cuenta.

Unas personas fallan más que otras a la hora de reconocer sus sentimientos. Esto puede depender de diversos factores. Uno de ellos es la rigidez de la personalidad. Las personas más flexibles, que aceptan mejor sus propias discrepancias y no tienen miedo a cambiar, estarán más dispuestas a reconocer cuando han sentido algo que no encaja del todo con sus teorías acerca de sí mismas, y también estarán más dispuestas a cambiar sus teorías (para ajustarlas más a la realidad) o su conducta (para parecerse más a la teoría que tienes de ti mismo. Por ejemplo, dejar de tener comportamientos racistas).

Hacer que consciente e inconsciente trabajen juntos

Tratar de guiarnos por la mente consciente, pretender saberlo y analizarlo todo, no es una buena estrategia, sobre todo cuando se trata de los sentimientos. Cuando las personas piensan demasiado por qué sienten lo que sienten, se acaban alejando de sus sentimientos y sintiéndose confusas.

Por tanto, la mejor estrategia consiste en compaginar ambas mentes, guiándonos por nuestras emociones e intuiciones, pero usando la razón y la deliberación para no cometer actos impulsivos de los que nos arrepintamos, y para tener una información más realista de nosotros mismos.

¿Qué puedes hacer cuando no tienes claro lo que sientes?

En vez de darle vueltas mentalmente con tu mente consciente, es preferible recurrir a la mente inconsciente, que es la que verdaderamente sabe lo que sientes. Para hacerlo, puedes usar la imaginación: trata de imaginarte la situación con todo detalle, como si la estuvieras viviendo para evocar lo que sentirías en dicha situación, y utiliza esas emociones para guiarte.

¿Cómo saber lo que hay en tu inconsciente?

1. Ten en cuenta lo que la gente piensa de ti, pues pueden estar viendo cosas que tú no ves.
2. Observa tu propia conducta y haz inferencias que tengan en cuenta no solo tu estado interno, sino también las circunstancias y el ambiente que te rodea. Cuando la presión del ambiente o de los demás es sutil, la gente puede no darse cuenta. Por ejemplo, el autor del libro comenta cómo una mujer decidió salir con un hombre sin ser consciente de cómo su madre había influido en esa decisión (pues la madre deseaba que saliera con él y ella quería complacerla), así que concluyó: «Si salgo con él será porque me gusta». Es decir, tendemos a atribuir los motivos de nuestra conducta a circunstancias internas, sin darnos cuenta de que a veces el ambiente nos presiona.
3. Revisa tus teorías. Observando la propia conducta, las personas pueden revisar las teorías que tienen acerca de sí mismas, pues a veces esas teorías están equivocadas. Pueden haberse formado hace muchos años, cuando eras una persona diferente. Es decir, a veces una persona no se da cuenta de que ha cambiado.

Sobre el autor: Timothy D. Wilson es psicólogo social y profesor de psicología de la Universidad de Virginia.
Título original: Strangers to Ourselves. Discovering the Adaptive Unconscious.

http://es.sott.net/articles/show/11546-Extranos-para-nosotros-mismos

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