Transgénicos: el gobierno español decidido a defender los intereses de las transnacionales

Una colaboración de piloto pirx

Si en los últimos años el campo español había servido de conejillo de indias y puerta de entrada de los transgénicos en la Unión Europea, el nuevo gobierno parece decidido a defender los intereses de las transnacionales agroquímicas que promueven estos cultivos, impulsando nuevas autorizaciones (un algodón de la empresa Bayer resistente a un herbicida) y organizando eventos [i] en los que se pretende disfrazar de “agricultura sostenible” un sistema de producción que genera crecientes problemas agronómicos, ecológicos y sanitarios, y que es incapaz de alimentar al mundo.

Tras casi dos décadas de cultivo, los transgénicos ocupan actualmente unos 1500 millones de hectáreas en 29 países del mundo [ii], según datos de la propia industria. Pero siguen sin cumplir sus promesas: ni han conseguido acrecentar los rendimientos, que en general han descendido; ni han mejorado la calidad de los alimentos, que contienen más tóxicos dañinos e implican mayores riesgos para la salud; ni tienen un balance positivo para el medio ambiente, pues constituyen una amenaza para la biodiversidad.

Lo que sí ha aumentado notablemente con su introducción son las ganancias de las grandes transnacionales agroquímicas, y su control sobre el mercado global de las semillas. No en vano, la característica “ventajosa” de más del 80% de los cultivos transgénicos del mundo es la resistencia a un herbicida, y su expansión favorece a los grandes monocultivos muy mecanizados, agravando la dependencia de los agricultores en insumos químicos. En 2010 tres grandes corporaciones del sector químico, Monsanto, Dupont y Syngenta, controlaban más de la mitad (el 53%) de la oferta comercial de semillas y aproximadamente el mismo porcentaje del mercado mundial de pesticidas. El monopolio que ejercen sobre las semillas transgénicas les permite imponer mundialmente sus condiciones, haciéndose con un lucrativo mercado cautivo. En 2008, coincidiendo con la crisis alimentaria mundial, Monsanto subió un 30% el precio de las semillas de maíz transgénico en EEUU, y aumentó a casi el doble (de 32 dólares/galón en 2006 a 45 dólares en 2007 y 75 dólares en 2008) el de su herbicida estrella Roundup, cuyas ventas se han disparado con la introducción de los transgénicos.

Sin embargo, al igual que ya han aparecido plagas resistentes a los cultivos insecticidas, la utilización de un mismo herbicida en millones de hectáreas de cultivos transgénicos ha llevado a un desastre agronómico anunciado: la aparición de malas hierbas resistentes. En 2010 los campos de los agricultores estadounidenses estaban infestados de 11 malas hierbas resistentes al glifosato, el componente herbicida del Roundup, mientras que en Brasil habían aparecido ya 5 malezas resistentes, y otras tantas en Argentina. Esto ha generado graves y crecientes problemas agronómicos, llevando a una espiral de utilización de herbicidas cada vez más agresivos y costosos. Sólo en 2008, el uso de herbicidas en la superficie cultivada con variedades transgénicas resistentes en EEUU aumentó un significativo 31,4% debido a la rápida expansión de malas hierbas resistentes al glifosato.

Pero si los transgénicos están ocasionando considerables problemas en el Norte, su impacto en los países del Sur, donde la población campesina es mayoritaria, se puede calificar de dramático. En la India, Monsanto acapara el 95% del mercado de las semillas de algodón y ha disparado los precios (de 7 rupias/Kg a 3.600 rupias/Kg) en los últimos 10 años. La carestía de las semillas patentadas, que es delito guardar de un año para otro, y la compra de insumos han generado un creciente endeudamiento de las familias pobres, llevando al suicidio a unos 250.000 campesinos en los últimos 15 años. Y en África, Monsanto se ha aliado recientemente con la Fundación Gates, la Fundación Rockefeller y otras entidades como la Fundación Ashoka, para promover los transgénicos en el marco de la “Alianza para una Revolución Verde en Africa”. Aunque disfrazado de verde, se trata de un intento asesino de introducir en este continente semillas comerciales (y posteriormente transgénicas) y todo el paquete de insumos agroquímicos, despojando a los pequeños campesinos de sus semillas tradicionales y condenándoles al hambre y la miseria.

Por todo ello, desde la Plataforma Rural instamos al gobierno español a abandonar su defensa y promoción de los cultivos transgénicos, retirando la solicitud de autorización del algodón modificado presentada a la Unión Europea y siguiendo el ejemplo de países como Francia, que ha confirmado recientemente su prohibición de siembra del maíz insecticida MON-810. www.ecoportal.net

Ecologistas en acción
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Transgénicos: el gobierno español decidido a defender los intereses de las transnacionales

3 comentarios en “Transgénicos: el gobierno español decidido a defender los intereses de las transnacionales

  1. No esperaba menos del mentiroso de rajoy, es un politico de derechona y como tal se pone del lado de las grandes compañias. Ahora ,sigamos votando a la derechona para que nos sigan dando por el c…a la clase obrera

  2. Quien va «derecho» o sea ToPaLante, no le queda ni más remedio ni más final que caer en un abismo o darse una hostia desas de energúmeno contra un poste, un árbol o una pared… No hay vuelta de hoja, ni habrá vuelta para salvar eso tan maltrado en este país: el campo, por extensión la tierra que supuestamente nos ha de dar de comer.
    Más de una vez he expuesto lo lamentable que me ha sido ver a esos «agricultores» con super máquinas turbinas que con súper tanquetas cargadas de veneno y herbicidas, se pasean tan soberanamente por los campos, esparciendo como si fuese agua, algo que es totalmente mortífero, no solo para los insectos, la salud y equilibrio de la tierra misma, sino para nosotros tambien.

    Estos de las derechas confunden el «progreso» con las criaturas tanatocinéticas o de muerte prematura natural, porque esas vidas forzadas a vivir llevan inscritas en sí la misma muerte, o sea que eso es lo que ingerimos. Pero no importa porque lo bonito prevalece sobre lo natural. Hace ya años que en esas secciones de «verdulería», frutas y frutos de la tierra te dan a «coger» pagando a precio de oro falso, esas hermosas estampas que cuando te las llevas a la boca o al estómago, te preguntas que a qué carajo sabe: y lo vuelves a mirar, no vaya a ser que te hayas confundido y estés mascando una patata vieja en vez de un tomate… en fin… eso es lo que ellos entienden por progresismo y avanguardistas en primera línea, ya que si hace falta iremos todos con cables por la cabeza, o traje de buzo anti-contaminación o inyectados hasta la soez misma con productos químicos neutralizantes de otros de su misma leche pero de síndrome distinto: Sí, esto es Spanishlandia y otros afines… cultivados en sí mismos hasta los más lejos confines… sí, ya nos vamos pareciendo cada día más a esa foto de familia que se hacen los americanos: llenos de tarta de manzana hasta las cejas, culo desbordante sobre una silla de plástico y con una banderita sobre la nariz que dice «territorio USA».

    PD: ya sabemos que cuando tenemos la gracia o desgracia de hablar genéricamente sobre un país o estado-fronterizo, nunca nos referimos a la población en su totalidad, sino a esas estampas tan lindamente litografiadas (sí, que es lo único que saben hacer con respecot a las piedras) de esos gobiernos made lo que sea.

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