Una colaboración de Elena
El hombre es la más elevada de las criaturas. La mujer el más sublime de los ideales.
Dios hizo para el hombre un Trono, para la mujer un Altar. El Trono exalta; el Altar santifica.
El hombre es genio, la mujer es ángel. El genio es inconmensurable; el ángel es indefinible. Se contempla lo infinito; se admira lo inefable.
La inspiración del hombre es la suprema gloria; la inspiración de la mujer, la virtud extrema. La gloria hace lo grande; la virtud lo sumo.
El hombre tiene la supremacía; la mujer la preferencia. La supremacía significa la fuerza; la preferencia representa el derecho.
El hombre es fuerte por razón; la mujer es invencible por las lágrimas. La razón convence; las lágrimas conmueven.
El hombre es capaz de todos los heroísmos, la mujer de todos los martirios. El heroísmo ennoblece; el martirio sublimiza.
El hombre es un código; la mujer un evangelio. El código corrige; el evangelio perfecciona.
El hombre es un templo; la mujer un tabernáculo. Ante un templo nos descubrimos; ante el sagrario nos arrodillamos.
El hombre piensa, la mujer sueña. Pensar es tener en el cráneo una idea; soñar es tener en la frente una aureola.
El hombre es océano; la mujer es lago. El océano tiene la perla que adorna; el lago la poesía que deslumbra.
El hombre es el águila que vuela; la mujer el ruiseñor que canta. Volar es dominar el espacio; cantar es dominar el alma.
El hombre tiene un fanal: la conciencia. La mujer una estrella: la esperanza. El fanal guía; la esperanza salva.
En fin. El hombre está colocado donde termina la tierra; la mujer donde comienza el cielo.
VICTOR HUGO
Precioso!
Es muy hermoso, que inspiracion!
estoy knok out por semejante verdad, mi alma se deleita.
Claro, en la época de los románticos se podía hablar así, ahora ya que que queremos la igualdad lo veo totalmente desfazado, o somos un ángel o somos seres caminando al lado de nuestra pareja.
Que sí, que es bonito pero pasado de moda