Un buen día (hace algunos años) alguien, con un trabajo fijo, fue a un banco porque quería comprar un piso y no tenía dínero. El banquero, tras comprobar su nómina y la de su pareja (que también tenía un trabajo fijo) decidió que podía prestarle el dinero que tenía que pagar por el piso, y no sólo eso sinó aún mas dinero, porque el banco había tasado el piso y valía mucho más, de modo que con la cantidad que el banco le ofreció podía comprar el piso, amueblarlo, irse de vacaciones y comprar un coche. Además, con el dinero que ganaban podían pagar la hipoteca y vivir sin agobios económicos Y todo iba bien…. hasta que uños años después, esa persona perdió el trabajo, y su pareja también. Como no podían pagar la hipoteca, el banco se quedó con el piso (del que ya habían pagado parte) pero, ¡oh, maravilla! el banco consideró que ese piso ya no valía lo que el propio banco dijo que valía sino que, según el mismo banco, ahora valía mucho menos. El hombre se convirtió desde entonces en un esclavo del banco: de todo lo que ganase desde ese día en adelante, le dejarían lo justo para vivir y el resto sería del banco que, además, se había quedado con su piso ¿Dónde se fue la diferencia de dinero entre la primera tasación y la segunda?¿de quién somos esclavos?
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Un buen día (hace algunos años) alguien, con un trabajo fijo, fue a un banco porque quería comprar un piso y no tenía dínero. El banquero, tras comprobar su nómina y la de su pareja (que también tenía un trabajo fijo) decidió que podía prestarle el dinero que tenía que pagar por el piso, y no sólo eso sinó aún mas dinero, porque el banco había tasado el piso y valía mucho más, de modo que con la cantidad que el banco le ofreció podía comprar el piso, amueblarlo, irse de vacaciones y comprar un coche. Además, con el dinero que ganaban podían pagar la hipoteca y vivir sin agobios económicos Y todo iba bien…. hasta que uños años después, esa persona perdió el trabajo, y su pareja también. Como no podían pagar la hipoteca, el banco se quedó con el piso (del que ya habían pagado parte) pero, ¡oh, maravilla! el banco consideró que ese piso ya no valía lo que el propio banco dijo que valía sino que, según el mismo banco, ahora valía mucho menos. El hombre se convirtió desde entonces en un esclavo del banco: de todo lo que ganase desde ese día en adelante, le dejarían lo justo para vivir y el resto sería del banco que, además, se había quedado con su piso ¿Dónde se fue la diferencia de dinero entre la primera tasación y la segunda?¿de quién somos esclavos?
Muy buena pregunta María gracias por compartir