A medida que se acerca a Siria el punto decisivo del levantamiento los grupos de oposición no parece que puedan producir un sucesor.

A pesar del esfuerzo turco y estadounidense detrás del escenario para preparar a los grupos de la oposición siria para el día después, la cuestión de quién va a tomar el poder en Siria una vez que el presidente Bashar Assad caiga queda sin respuesta.

Las 24 organizaciones que actualmente integran el Consejo Nacional de Siria, se dividen y se enfrentan en controversias, y de acuerdo con algunos informes, los organismos de inteligencia sirios lograron infiltrar en ellas «soplones», junto a los terroristas enviados por Al-Qaeda.

Esta es también la razón principal detrás de la decisión de no seguir adelante con la intervención internacional o iniciar una operación militar que derrocaría al régimen de Bashar Al-assad.

La mala experiencia acumulada en Irak por los norteamericanos, que designó a dirigentes de la oposición en el exilio en puestos clave en Bagdad y desmanteló el ejército y los aparatos de seguridad, sirvió como una lección importante para todos los involucrados en la preparación de Siria para el día después de Bashar.

El nuevo líder del brazo político de los rebeldes, Abdel Basset Sida, ha estado viviendo en Suecia durante los últimos 25 años más o menos y se especializa en la investigación sobre las culturas antiguas. Él es un miembro fundador del Consejo Nacional de Siria y continuará tomando decisiones en Europa y en el mundo árabe, sin embargo, sus raíces kurdas al parecer, le impiden convertirse en el próximo líder de Siria.

¿Sucederá el Coronel a Assad?

Mientras tanto, los líderes de los rebeldes dentro de Siria que iniciaron las protestas y enfrentamientos violentos contra las fuerzas de seguridad no pueden darse el lujo de exponer su identidad. De acuerdo con los informes de los diplomáticos extranjeros en Damasco, el día después de que Assad caiga, los líderes rebeldes se opondrán a las decisiones impuestas desde el exterior y demandarán ocupar los puestos clave ellos mismos.

Por otra parte, las posibilidades de que el coronel Riyad al-Asaad, un alto funcionario que renunció a su puesto como comandante de la unidad de combate en el ejército sirio y huyó a Estambul, donde formó el ala militar de los enemigos de Assad, parecen mejores. En este momento, opera desde un edificio de oficinas en Estambul, viaja a los campamentos de refugiados de Siria a lo largo de la frontera, y envía dinero y armas a los rebeldes dentro de Siria.

Sin embargo, el momento en que la revolución se lleve a cabo, al-Assad puede quedar sorprendido de encontrar un grupo de desertores de alto rango del ejército y de los servicios de inteligencia precipitándose en el palacio presidencial y repartiéndose los puestos clave entre sus propios miembros.