Siria ha estado ofreciendo la ciudadanía a los kurdos y permitiendo que el Partido de los Trabajadores delKurdistán, familiarmente conocido como el PKK y considerado por el Departamento de Estado de EE.UU. como una organización terrorista, opere contra Turquía desde territorio sirio, alimentando aún más el conflicto entre los países vecinos.
«Después de años de ningún vínculo entre ellos, Assad dio la bienvenida una vez más al PKK en Siria», dijo el Dr. Ely Carmon, un Investigador Senior en el Instituto para la lucha contra el terrorismo en el Centro Interdisciplinario (IDC) en Herzliya.
El levantamiento en Siria y la respuesta brutal por parte del régimen de Bashar Assad, han tensado las relaciones entre Turquía y Siria y las empujaron al borde de un conflicto armado.
La tensión aumentó la semana pasada cuando las tropas sirias derribaran un avión supuestamente desarmado del ejército turco que cruzó brevemente sobre los cielos de Siria. Ankara respondió con un despliegue de tropas a los 550 millas de frontera con Siria, que también respondió de la misma forma, enviando unos 170 tanques a la zona.
Los dos países, aliados desde hace 18 años, casi fueron a la guerra en los años 90 por el apoyo de Siria al PKK.
La organización fue fundada en 1978, en el Líbano, un país gobernado por Siria en aquel momento. El PKK lanzó incursiones transfronterizas en Turquía y fue apoyada por Damasco y Moscú – la primera como parte de una disputa territorial y la segunda como parte de las maniobras de la Guerra Fría contra Turquía, un país clave de la OTAN. Siria siguió acogiendo al PKK y su líder Abdullah Ocallan hasta finales de los 90, cuando Turquía amenazó con la guerra. El régimen de Assad cedió, derrocado a Ocallan y firmó un tratado con Turquía.
Esto ha cambiado drásticamente en los últimos 17 meses de levantamiento en Siria.
El liderazgo sunita musulmán en Turquía se apresuró a condenar el derramamiento de sangre en Siria. Se abrió la frontera a decenas de miles de refugiados de Siria y ha estado presuntamente prestando asistencia militar a las guerrillas sunitas que combaten contra el régimen alauí. Damasco respondió con dos jugadas que se refieren a los apátridas, los kurdos minoritarios que viven en el noroeste de Siria, Turquía, Irán e Irak.
La primera es interna. De acuerdo con un artículo escrito por Soner Cagaptay, Director del Programa de Investigación de Turquía en el Instituto Washington para Estudios del Cercano Oriente, a finales de 2011Assad ofreció la ciudadanía «Árabe Siria» a 300.000 kurdos y a los kurdos en Siria se les permitió la apertura de seis escuelas de lengua kurda en la región. Se les permitió, por primera vez, enseñar a los estudiantes en su lengua y enarbolar su bandera. Cagaptay y otros interpretaron la medida como un intento de aplacar a un enemigo potencial en estado multiétnico que es Siria.
Además, a partir de marzo de 2012, Assad dio la bienvenida de nuevo al PKK en suelo sirio. Cagaptay informó que entre 1500 y 2000 soldados del PKK se trasladaron desde el enclave de Qandil a lo largo de la frontera entre Irán e Irak hacia Siria.
Después de que tres oficiales turcos fueron asesinados en un ataque cerca de la frontera con Siria en mayo, el ministro del Interior turco Naim Şahin Idris confirmó al turco Zaman Times que «la agrupación terrorista que no estaban allí hace un año habían aparecido.»
El PKK, según Carmona, está siendo utilizado como un arma de doble filo – «sobre todo frente a Turquía, para tratar de disuadirlos de ayudar a la oposición», dijo Carmona, «pero también internamente.»
Un informe de ACNUR, escrito por Emrullah Uslu en abril, confirmó esta sospecha, alegando que el PKK ha ido sofocando la resistencia al régimen de Assad mediante el asesinato de los dirigentes kurdos que quieren unirse a la oposición armada dentro de Siria.
Como respuesta a estos acontecimientos, el Consejo de Seguridad Nacional de Turquía ha estado discutiendo el establecimiento de una zona de seguridad de Turquía dentro de Siria.
«Este podría ser el desencadenante de tales planes», dijo Carmon.