- Una realidad cada vez más frecuente en la Grecia de la crisis y del quinto año en recesión y que afecta al 10% de los asalariados.
- Los sindicatos atribuyen esta tendencia a las medidas de austeridad impuestas por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
Trabajar sin cobrar. Una realidad cada vez más frecuente en la Grecia de la crisis y del quinto año en recesión y que, según cifras oficiales, afectaba ya el pasado año al 10 % de los asalariados del país.
Uno de ellos es Stavros, el nombre falso que elige para mantener su anonimato un ingeniero de telecomunicaciones que trabaja desde hace 15 años en el departamento de I+D de una gran empresa griega que le adeuda ya un año de su sueldo.
«Era una buena empresa, que posee 140 empleados y que estaba bien gestionada. Antes jamás tuvimos una sola queja. Pero hace dos años comenzó a retrasar los pagos de los salarios. A veces pagaba con un mes de retraso, a veces con dos», cuenta Stavros.
Él desarrollaba un programa de investigación con un presupuesto de un millón y medio de euros, dentro de una empresa de telecomunicaciones con proyección internacional, filiales en los Balcanes y el Este de Europa y con un gran contrato en Omán.
«Pero la crisis se ha notado también en esos lugares y en Grecia el mercado ha caído totalmente. Resulta imposible encontrar nuevos proyectos«, se lamenta.
Otro de los problemas, relata, es la deuda del Estado, que debe a su empresa un millón de euros desde 2010, una situación generalizada en un país donde las arcas públicas adeudan al sector privado unos 6.500 millones de euros, según el Ministerio de Finanzas.
En 2011 la compañía dejó de pagar salarios: Stavros, con un sueldo de27.000 euros brutos anuales, recibió sólo 7.000. En 2012 aún no ha visto un euro.
«Y, a pesar de todo, yo he sido de los más afortunados en mi empresa«, asegura.
La situación de Stavros está lejos de ser un caso aislado.
El secretario de la Unión de Inspectores de Trabajo, Mijalis Jalaris, advirtió el pasado 2 de septiembre de que el 67 % de las quejas recibidas en su departamento se debían a retrasos e impagos de salarios.
Jalaris indicó que, según los datos del propio Ministerio de Trabajo, en 2011 unas 120.000 empresas dejaron de pagar, al menos, tres mensualidades a un total de 400.000 trabajadores, es decir, a más de un10 % de los empleados de todo el país.
«No soy optimista. No creo que recuperemos nuestros salarios porque la empresa ha vendido ya casi todas sus propiedades y, aún así, tiene deudas por saldar con los bancos», se queja Stavros.
Por fortuna, su mujer conserva su empleo como profesora, aunque, al ser funcionaria, le han reducido el salario un 30 %, por lo que cada vez es más difícil afrontar unos gastos, incluidos los de un hijo con problemas de salud, que han aumentado por los impuestos introducidos para reducir el enorme déficit público.
«Es de locos. Incluso con documentos que demuestran que no estoy recibiendo mi sueldo, tengo que abonar impuestos como si me pagasen«, denuncia.
Mirando hacia atrás, se da cuenta de cómo ha descendido su nivel de vida desde esa clase media acomodada que no tenía problemas financieros y que ahora encara un futuro lleno de incertidumbres.
«Llevo nueve meses buscando un trabajo pero no lo hay en Grecia. Muchos continúan trabajando pese a no cobrar, porque no se encuentra trabajo fuera, así que te aferras a lo que tienes», dice y recuerda el caso de un compañero que incluso sufrió un infarto por el estrés de no recibir su sueldo.
Los sindicatos atribuyen esta tendencia a las medidas de austeridad impuestas por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional y por los sucesivos Gobiernos griegos, a los que acusan de agravar la crisis con sus rebajas de salarios y aumento de impuestos, que han minado la capacidad adquisitiva y el consumo.
«El poder adquisitivo de los griegos que cobran el salario mínimo (571 euros) ha descendido a niveles de finales de la década de 1970. Y hay250.000 trabajadores que cobran ese salario y otro medio millón que cobran menos porque trabajan a tiempo parcial», explica Savas Robbolis, del Instituto del Trabajo, ligado a los sindicatos.
«Las medidas de austeridad y la flexibilización laboral están llevando a la ruina a muchos trabajadores«, afirma, y añade un dato aún más contundente: «La población por debajo del nivel de la pobreza en Grecia ha aumentado del 23 % de antes de la crisis al 30 % actual«.
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