Los jóvenes españoles se movilizan en la calle contra quienes les niegan un futuro
La tasa de
paro juvenil en España bate récords y
supera el 40%, una cifra que, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) triplica la media mundial y duplica la media de la Unión Europea.
Por si no fuera suficiente quebradero de cabeza la búsqueda de un trabajo, la reforma del sistema de pensiones les recuerda que, si en el futuro quieren tener una jubilación medianamente decente, deberán jubilarse a los 67 años tras haber cotizado, al menos, 37. Es decir que deberían poder encontrar un trabajo antes de los 30 y asegurarse de no perderlo hasta que rayen la ancianidad.
Si por fin tienen suerte de encontrar un trabajo deberán resignarse a cobrar, de media, un 40% menos que los adultos, según denuncian los sindicatos, y con ese sueldo apañarse para pagar la hipoteca o el alquiler del piso en el que vivan. Nos habéis quitado demasiado, ahora lo queremos todo
Estas y otras razones, como la reforma laboral firmada, «que aumenta la temporalidad de nuestros contratos, la flexibilidad laboral y supone la desaparición de la negociación colectiva, convirtiéndonos en trabajadores precarios/as de por vida» o «la mercantilización de la Educación pública, que apuesta por la rentabilidad privada, y no por la formación y el conocimiento» son esgrimidas por el colectivo Juventud sin futuro, que ha convocado para este jueves manifestaciones en distintas ciudades de España para hacerse oír y demostrar que no se resignan a ser la generación perdida de la que todo el mundo habla, o como ellos mismos explican en su web, la juventud más preparada de la historia que, paradójicamente, vivirá peor que sus padres.
Pablo Padilla tiene 22 años, es antropólogo y acaba de conseguir un trabajo como becario. Pertenece a Juventud sin futuro y esta tarde irá a la manifestación convocada en Madrid, a las 19 horas, en la plaza de Antón Martín; porque quiere recuperar el papel activo que las clases dirigentes que han negado: «Nos han vendido que no se puede hacer nada y nos han hecho olvidar que los derechos sociales se conquistaron en la calle. Les ha beneficiado vender la generación ‘nini‘, pero la mayoría de los jóvenes no son nini'» y prosigue «en nuestro país somos más de bares que de calle e impera el sálvese quien pueda, pero eso ya no vale. Las agresiones son colectivas y las respuestas deben ser colectivas, las soluciones individuales carecen de sentido». Las agresiones son colectivas y las respuestas deben ser colectivas
A la espera de ver su capacidad de convocatoria, y bajo el lema «Nos habéis quitado demasiado, ahora lo queremos todo«, se han asegurado la movilización en la Red a través de su página web, donde han colgado un manifiesto que han suscrito más de 2.000 personas (científicos, profesores universitarios, escritores, artistas…); en Facebook, donde ya cuentan con 4.862 simpatizantes, y en su Twitter, donde hasta ahora han reunido a 786 seguidores.
En un principio la manifestación se iba a realizar solamente en Madrid, pero poco a poco otros movimientos estudiantiles se han sumado y ya hay convocadas concentraciones en otras ciudades, como Barcelona (este jueves, a las 19 horas, en la Plaza Universitat).
Sobre el número de gente que acudirá esta tarde a la convocatoria madrileña, Padilla se muestra realista y confiado: «por el termómetro que suponen las redes sociales calculo que
asistirán 2.000 o 3.000 personas, pero no importa. Esto es el pistoletazo de salida. No creo que un movimiento social se construya
de la noche a la mañana«.
Movilizaciones por toda Europa
Antes que los jóvenes españoles, el 13 de marzo, los jóvenes portugueses gritaron que su país «no era país para jóvenes» en una decena de manifestaciones que recorrieron el país, y que solo en Lisboa congregó a cerca de 300.000 personas. La crisis, el paro, la falta de perspectivas para el futuro movilizaron a la juventud lusa, para sorpresa de una clase política más preocupada por intentar evitar el rescate financiero que finalmente han tenido que pedir.
Prácticamente por las mismas razones, este sábado, 9 de abril, los jóvenes italianos quieren hacerse oír en la calle, convocados por el grupo Il nostro tempo è adesso (Nuestro tiempo es ahora), con el que Juventud sin futuro, un grupo que ha nacido en el ámbito universitario, mantienen contacto, porque como explica Padilla: » Toda Europa está yendo por el mismo sitio, con la misma clase de políticas, y nos tienen que escuchar».