La colectividad atea del condado desde el 2009 aprovechaba su derecho a participar en la preparación de los municipios para las festividades del fin del año con sus instalaciones y asumiendo los gastos. Pero la ubicación de un esqueleto de Papá Noel crucificado en el jardín del palacio de justicia en diciembre pasado indignó a algunos creyentes en la ciudad de Leesburg.

Mientras se acercaban las fiestas de este año la Junta de supervisores del condado —cargo electo— decidió realizar toda la decoración a cuenta del condado y excluir las improvisaciones. Su selección resultó muy tradicional: un Árbol de Navidad, un Belén, un Santa (con aspecto muy clásico y no en los huesos) y una menorá, que es uno de los elementos rituales del judaísmo. Los ateos presentaron recursos contra esta opción, lo que provocó el ataque de ira del concejal.

¡Únicamente este grupo de terroristas! Son fanáticos que básicamente quieren erradicar la religión de la toda la vida y todos los bienes públicos”

“Ninguna de las organizaciones religiosas del condado tiene problema alguno con lo que estamos haciendo”, insistió Reid. “¡Únicamente este grupo de terroristas! Son fanáticos que básicamente quieren erradicar la religión de toda la vida y todos los bienes públicos”. 

Este diciembre los ateos de Leesburg planeaban de nuevo participar en la vida comunitaria con sus instalaciones únicas, pero sus planes se han visto frustrados por la actitud de los magistrados, admite el líder del grupo, Rick Wingrove. La Junta los excluyó de las festividades alegando que son ellos los que “destruyen la fiesta”.