Israel ya no es más que un tigre de papel por Thierry Meyssan

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La celebración del 25º aniversario del Hamas coincidió con la celebración de la victoria ante la reciente agresión israelí. En todo caso, esta breve guerra ha modificado profundamente la situación estratégica del Estado hebreo y ha restablecido la unión entre varios sectores de los combatientes palestinos.

Prueba de ello es el hecho que, en Gaza, el Hamas autorizó a los partidarios de Al Fatah a celebrar públicamente el reconocimiento de Palestina como Estado observador en la ONU mientras que, en Cisjordania, Al Fatah otorgó una autorización similar a los militantes del Hamas. Incluso las cuatro corrientes internas del Hamas parecen haberse reconciliado alrededor de Khaled Mechaal. Esta brusca evolución es síntoma de una toma de conciencia. Los palestinos han perdido el temor a Israel y han recobrado nuevamente la esperanza.

Como muestra de esa confianza recobrada, cientos de miles de personas se congregaron para escuchar los discursos de sus líderes, sin temor a los bombardeos israelíes.

Durante la más reciente agresión israelí, la Resistencia palestina puso a prueba nuevos misiles, con un alcance de 120 kilómetros (en vez de los 8 kilómetros de sus acostumbrados proyectiles artesanales), que rebasaron sin dificultad la barrera que debía representar la «Cúpula de Hierro», el sistema israelí de defensa antimisiles, que sólo lograr interceptar los cohetes más primitivos. Si a ello se aúnan las posibilidades de los proyectiles del Hamas y las de los del Hezbollah, resulta que la totalidad del territorio israelí se halla actualmente dentro del radio de acción de esos proyectiles. Por consiguiente, la defensa israelí basada en la «profundidad estratégica» ha pasado a ser obsoleta. La defensa de Israel se ha convertido en una misión imposible.

En Tel Aviv, los servicios de inteligencia aseguran que, desde la guerra de 2006, la capacidad de bombardeo del Hezbollah se ha multiplicado por 400 (No es un error tipográfico, ese es el dato correcto «multiplicado por 400»). En caso de guerra regional, el territorio israelí sería arrasado en pocos meses.

Esa nueva correlación de fuerzas se hace más evidente al comparar las sucesivas agresiones israelíes.
- En 2006, el ataque israelí contra el Líbano duró 33 días.
- En 2009, la agresión contra la franja de Gaza duró 22 días.
- En 2012, la más reciente agresión contra Gaza duró 8 días.

- En 2006, 200 000 israelíes se vieron obligados a recurrir a los refugios antiaéreos para escapar a la respuesta del Hezbollah.
- Esta vez, en 2012, el número de israelíes que tuvo que ponerse al abrigo de los cohetes palestinos ascendió a 2 millones.

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Soldados israelíes tratan de protegerse de una salva de cohetes en Kiryat Malachi, en el sur de Israel, a mediados de noviembre de 2012.

Por vez primera, los palestinos, el Hezbollah y Teherán hicieron saber públicamente que los nuevos cohetes son de tecnología iraní. Al mismo tiempo, Irán ha demostrado su superioridad tecnológica en el campo, ciertamente limitado y sin embargo crucial, de los drones. Un gran avión sin piloto, teledirigido por el Hezbollah, logró sobrevolar todo Israel , desde el Líbano hasta Dimona, sin ser descubierto. Sólo fue detectado y destruido cuando ya sobrevolaba la central nuclear de Dimona. Sin embargo, cuando un drone estadounidense fue detectado sobre el Golfo arábigo-pérsico, los Guardianes de la Revolución iraníes –en vez de destruirlo– lograron controlarlo y hacerlo aterrizar.

Las perspectivas de Tel Aviv han cambiado por completo. Durante 64 años, el interés de Israel se situaba en desatar guerras con la esperanza de ganar cada vez más territorio con cada una de ellas. Pero en este momento Tel Aviv tiene que evitar a toda costa cualquier nuevo conflicto, porque lo que estaría en juego sería su propia supervivencia.

Esto explica el cambio de retórica del Hamas. En su reciente discurso en Gaza, Khaled Mechaal declaró vez primera: «Palestina es nuestra, desde el río (Jordán) hasta el mar (Mediterráneo) y desde el sur hasta el norte. No haremos ninguna concesión. No abandonaremos ni una sola pulgada de nuestra tierra.» En otras palabras, reclamó no sólo la franja de Gaza y Cisjordania sino todo el territorio de la Palestina que estuvo bajo el mandato otorgado a Gran Bretaña –de 1922 hasta 1948–, lo cual incluye la actual Jordania. Haciendo suyo el reconocimiento de Palestina por parte de la ONU y el abandono –por parte de Mahmud Abbas– del «derecho al regreso», el Hamas renuncia a su vez a la solución de los dos Estados y reclama ahora un Estado único, donde actualmente existen tres, posición de coincide precisamente con la posición adoptada por Irán a partir de la Revolución de 1979.

«Nunca reconoceremos como legitima la ocupación Israel (…) Israel no tiene ninguna legitimidad, ni la tendrá nunca», prosiguió Khaled Mechaal.

Este nuevo contexto incita a Tel Aviv a respaldar sin reservas el proyecto de Francia, Gran Bretaña y Qatar de sabotear, antes de febrero, el acuerdo de paz EEUU-Rusia y de atacar Siria antes de ese mes. Israel está, en efecto, ante su última oportunidad de emprender una aventura militar.

http://www.voltairenet.org/article176908.html

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