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Varias decenas de miles de rusos celebraron esta noche el rito de la triple sumersión en aguas heladas.
En Rusia los devotos ortodoxos celebraron el Bautismo del Señor, una de las doce principales festividades del año eclesiástico. Los tradicionales agujeros en forma de cruz: las jordanas, fueron abiertos en los depósitos de agua en todo el país. Tan sólo en la capital rusa las denominadas pilas bautismales fueron alrededor de cuarenta.
A las 22 horas en pleno centro de Moscú, cerca de la Plaza Roja, había más gente que de costumbre. Durante ya muchos años instalan allí dos grandes tinas con agua, para el festejo del Bautismo. Mientras que el padre santifica las pilas improvisadas, el agua empieza a cubrirse de hielo. Sin embargo, eso no desalienta a los que desean sumergirse tres veces en la pila. Pavel, provinente de Pridnestrovie estaba en la capital de paso, pero no quiso perderse este rito, habitual para él. “Llevo siete años seguidos que me sumerjo para el Bautismo”, – señaló el joven a la emisora La Voz de Rusia:
–No soy “hombre-morsa”, es la fe en Cristo lo que me lleva. La primera vez me zambullí en el río Ob, en Siberia. Aquella vez me convencieron mis compañeros y después se volvió tradición. Ahora, cada vez que lo hago, siento como si volviera a nacer. No me da miedo enfermarme, mi fe es más fuerte.
Pronto se llega a formar una cola de los que quieren sumergirse. Los novatos, que por cierto no son pocos, se pueden detectar por sus ojos. “Sólo hace una hora me enteré que en el centro de Moscú se podía sumergir en el agua bendita y me di cuenta que tenía que ir. Va a ser la primera vez en mi vida”, confiesa Tatiana Gavrílova:
–Tengo un poco de miedo. Pero espero poder sanarme después de sumergirme. No me he preparado de algún modo especial y no he leído nada, pero siempre he sabido que es beneficioso para la salud del cuerpo, y sobre todo del alma.
Junto a los moscovitas también están entre la multitud algunos extranjeros. Sólo que no piensan zambullirse en el agua. Es muy interesante observar como se efectúa ese festejo, y sobre todo que la gente no teme sumergirse en el agua helada, dice sonriendo Emma, de Estambul:
–Llevo dos años viviendo en Moscú, pero es la primera vez que me encuentro en un acto tan singular. He oído que la gente aquí se sumerge en invierno en agua fría, pero nunca lo he visto. Es muy interesante, pero yo nunca me hubiera decidido a hacer algo así.
Cerca de cada agujero en el hielo o pila obligatoriamente hacen guardia las ambulancias y los empleados del Ministerio de Situaciones de Emergencia, que están listos para prestar rápidamente primeros auxilios a los que lo puedan necesitar. Esos últimos no son muchos: en ausencia de la preparación física necesaria ayuda el ánimo combativo. Es una sensación absolutamente indescriptible, nos comparte el moscovita Alexei, quien por primera vez en su vida se zambulle en la jordana.
–Me siento de maravilla, como si hubiera vuelto a nacer. En realidad, el agua no era fría. Y todos los que se habían metido antes que yo, decían que estaban dispuestos a volver a sumergirse. Tengo la sensación de que me he limpiado de todos mis pecados. Así que a partir de ahora voy a hacerlo cada año, llevaba tiempo queriendo sumergirme y estoy contento de que haya realizado por fin este sueño.
La festividad del Bautismo del Señor es uno de los antiguos festejos eclesiásticos. Se conmemora el día del bautizo de Jesús en el río Jordán por Juan el Bautista. Tradicionalmente, en vísperas del festejo, en todos los templos del país se realiza la ceremonia de santificar el agua. La consagración de la esencia acuática es testimonio de que a través del nacimiento, la vida, el sufrimiento, la muerte y la resurrección de nuestro Señor y Salvador se abren ante nosotros las puertas del Reino de los Cielos, subrayó el Patriarca Kirill:
–La gracia del Señor, parte de la vida Divina, al entrar en contacto con la esencia acuática, transforman esa naturaliza física. El agua sigue siendo el agua, se conserva su fórmula química y todas sus propiedades. Pero se llena de la gracia divina. Sabemos que adquiere fuerza milagrosa. Dicha fuerza ayuda a la gente a superar las enfermedades, pasiones, sufrimientos, les ayuda a cambiar el mundo que nos rodea.
Se cree que hay que hisopear casas, apartamentos, oficinas con el agua santificada durante el festejo del Bautismo. Durante todo el año la toman en porciones pequeñas por la mañana y por la noche, antes de dormir. Afirman que conserva sus propiedades milagrosas hasta la fiesta del siguiente año. Sin embargo, los sacerdotes recuerdan que el principal significado de la festividad no es el de llevarse el agua bendita o zambullirse en agujeros hechos en el hielo durante esos días, sino en orar. Pues, precisamente según la oración brinda el Señor la gracia para sanar por medio del agua bendita las enfermedades.
vg/kg
http://spanish.ruvr.ru/2013_01_19/Rusia-celebracion-Bautismo-fiesta-bano-agujero-religion/