Minería de asteroides. La sola mención de esta frase nos lleva a relatos imaginarios de ciencia ficción en los que cowboys espaciales se mueven en desvencijadas naves entre los cuerpos menores del Sistema Solar recogiendo metales preciosos y yerras raras. ¿Una fantasía dije? No tanto, porque ya existen empresas dedicadas a tal fin. Dos para ser exactos. El pasado abril apareció Planetary Resources y ahora le toca el turno a Deep Space Industries (DSI).
DSI, al igual que su empresa gemela, no busca platino o europio en los asteroides. Su objetivo es una sustancia más abundante y a primera vista más ‘aburrida’: agua. Por anodina que parezca, el agua es una sustancia clave para los viajes espaciales. De ella se puede extraer hidrógeno y oxígeno, que pueden servir como combustible y comburente para motores cohete. El oxígeno tiene además unas aplicaciones obvias en las misiones tripuladas. El agua de los asteroides puede abrirnos las puertas del Sistema Solar.
Pero no vayamos tan rápido. En realidad, ambas empresas tienen objetivos mucho más modestos a corto plazo. Planetary Resources, por ejemplo, tiene la intención de lanzar primero el pequeño telescopio espacial Arkyd 100 para descubrir asteroides cercanos (NEAs) antes de embarcarse en misiones más complejas. Por su parte, Deep Space Industries -además de tener un nombre mucho más molón que su empresa competidora-, tiene unas prioridades distintas. Esta flamante empresa pretende crear una flota de pequeñas sondas espaciales de propulsión iónica llamadas FireFly -basadas en en los minisatélites Cubesats- para estudiar los NEAs. Cada minisonda sería capaz realizar misiones de seis meses de duración y la primera podría ser lanzada en 2015. Es decir, Deep Space Industries pasaría directamente a competir con la segunda fase de los planes de Planetary Resources y sus sondas Arkyd 200. En otro orden de cosas, la empresa no ha aclarado cómo pretende comunicarse con sus sondas en el espacio profundo (¿usará la red DSN de la NASA?), un tema que no es baladí.
En 2016 le tocaría el turno a las DragonFly, una sonda de mayor tamaño capaz de traer a la Tierra muestras de asteroides usando una bolsa desplegable, como quien va a un supermercado a por fruta (un curioso sistema que ya pudimos ver por aquí hace un año) y ensayar en ellos las técnicas de extracción de volátiles (o sea, agua y gases). Fijémonos que ésta es una estrategia diferente a la planteada por Planetary Resources, que prefiere investigar la composición de asteroides in situ mediante las sondas Arkyd 300.
Solo entonces comenzarían los planes de minería espacial propiamente dicha, usando unas naves realmente atractivas y denominadas muy apropiadamente Harvestors, que se encargarían de extraer volátiles de los asteroides y vendérselos a posibles clientes (“NASA” en el argot de estas empresas). Con el tiempo, los Harvestors darían paso a refinerías de combustible y metales a gran escala, algo que podemos ver en este vídeo promocional -igual de molón que el resto de ideas de la compañía-:
Tras ver el vídeo, queda claro que los chicos de DSI son unos apasionados de la ciencia ficción y que han cuidado mucho sus relaciones públicas. Otra cuestión es que logren atraer a los inversores necesarios para hacer realidad sus planes. Pero olvidémonos de las refinerías en asteroides y las campañas publicitarias que parecen sacadas de un capítulo de Babylon 5. Las verdaderas posibilidades de éxito de estas empresas pasan por su primera fase de misiones modestas de bajo coste, o sea, el telescopio Arkyd 100 en el caso de Planetary Resources y las minisondas FireFly de DSI. Si logran sacar adelante estos proyectos, puede que la minería espacial ‘de verdad’ no esté mucho más cerca, pero sin duda se trata de una condición necesaria.
No podemos negar que la minería de asteroides es algo apasionante. La cuestión es si existe un mercado de clientes lo suficientemente numeroso o lo suficientemente generoso capaz de rentabilizar estas misiones, porque si nadie viaja más allá de la órbita baja el modelo de negocio de estas empresas se vendría abajo. Quizás previendo este tipo de críticas, DSI ha declarado que en una primera fase pretende vender el combustible de los asteroides para recargar satélites de comunicaciones… lo que estaría muy bien si obviásemos que estos satélites usan combustibles hipergólicos, no criogénicos. Sea como sea, la era de las empresas privadas dedicadas a la minería de asteroides ha comenzado. ¿A que no te esperabas que fuese tan pronto?
http://danielmarin.blogspot.com/2013/01/deep-space-industries-otra-empresa-de.html