El arte que nos conduce a la felicidad consiste en abrazar los hechos como vehículos,
a veces misteriosos,
a través de los cuales tenemos la oportunidad de crecer y alinearnos con la gran voluntad.
Así aprendemos a ser discípulos de la realidad, activos y comprometidos,
y no sus víctimas o sus inquisidores.
Joan Garriga