Nicolas Sarkozy, president de la República Francesa, dice ahora que Hadopi tiene “errores”. La conocida medida anti descargas francesa criminaliza al ciudadano que descarga o intercambia archivos en Internet y contempla el corte de la conexión tras tres avisos.
“Asumo mi parte del error. Tenía la intuición de que había que proteger a los creadores. Puede que el error fuera dar la sensación de que eran atacados”, ha afirmado el mandatario galo. Realmente, el grave problema de fondo es ese: la industria ha conseguido que el mensaje político actual sea el de que los artistas están indefensos ante un ataque –ataque inexistente en realidad– por parte de aquellos que descargan archivos –que, por otro lado, es la mayoría de la población.
Sarkozy ha añadido que lo ideal sería que no tuviera que existir una ley como Hadopi: “Lo que espero es que un día no sea necesaria porque haya una forma de distribuir los contenidos culturales que garantice la retribución justa de los creadores”. Es exactamente lo que hemos defendido siempre en Nación Red, un modelo de negocio renovado que satisfaga a los consumidores y ofrezca los ingresos que se merecen los autores.
Las palabras de Sarkozy no son más que la constatación de los hechos: los ciudadanos franceses han seguido descargando archivos, han evitado las redes p2p y han migrado a servicios como Megaupload, que no están contemplados en la ley en cuestión. Otra vez, es lo que ya hemos dicho en Nación Red: las leyes restrictivas de Internet no son ni serán efectivas, siempre nacerán nuevos protocolos y la legislación irá siempre por detrás de los avances tecnológicos.
Por este motivo, es necesario potenciar nuevos modelos de negocio y no centrar la atención y el dinero público en criminalizar una actividad largamente extendida que los jueces han considerado legal en muchas ocasiones. Pero la clase política es, por lo general, tecnológicamente analfabeta y rechaza estos argumentos por el simple hecho de no conocer. Sarkozy lo ha demostrado. ¿Cuánto tardará Sinde en darse cuenta?