Los vecinos de Jinling, un pequeño pueblo de la provincia de Shandong, viven acechados por la muerte. Rodeados por plantas químicas que descargan residuos tóxicos en los ríos y en las napas subterráneas, los lugareños lloran un muerto por día, y el cementerio público está tan lleno que hay poco lugar para las tumbas, según informó Radio Nacional de China.

Jinling está localizado cerca del Parque Industrial Químico de Qilu, en la ciudad china de Zibo. Esta compañía de distribución de químicos libera sus residuos en un pequeño arroyo que solía tener un color claro y resplandeciente; ahora es de un extraño azul pavo real, y su hedor es insoportable.

El cáncer es tan común que los lugareños hacen bromas sobre “el virus del cáncer”. Incluso el pueblo es muy conocido en el Hospital Provincial del Cáncer, ni bien un paciente llega de la ciudad de Zibo, el personal pregunta: “¿es de Jinling?”.

Con un rápido desarrollo de cáncer de estómago, de pulmón y de esófago, el promedio de vida en Jinling es de 30 a 40 años, en una población de 15 mil habitantes. En muchos casos, cuando se diagnostica cáncer, ya está en la fase terminal.

El agua es tan venenosa que las mujeres que se casan fuera del pueblo solo visitan a su familia por un día, y aseguran que nunca se bañarían en Jinling, porque la contaminación es tan grave que quema la piel.

Desde 2005, la calidad del agua de grifo se deterioró drásticamente. Según los lugareños, el agua de grifo suele tener un tinte rojizo o amarillento, y cuando se hierve en una olla, se forma rápidamente una sustancia peluda que huele a benceno.

Los vegetales cultivados en Jinling son rechazados por el mercado agricultor local. A los clientes potenciales, ni bien mencionan de dónde proviene su cosecha, ya nadie los quiere escuchar.

Recientemente, los lugareños intentaron usar agua de pozo como lo hacían en 1970, pero encontraron que también estaba contaminada. Según sus palabras, el agua que extrajeron era “turbia y perturbadora”, de modo que los pozos fueron sellados otra vez.

Los vecinos de Jinling afirman que el agua contaminada mató la vitalidad del pueblo. La gente joven intenta trasladarse con su familia hacia otras regiones, y los que se quedan notan que ya no hay muchos niños de edad escolar. También hay menos animales domésticos, incluso los insectos murieron o volaron hacia otros lugares.

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