La refinería cubana de Cienfuegos, reactivada con apoyo de la cooperación venezolana Crédito: Jorge Luis Baños /IPS
|
SANTIAGO, 14 mar (IPS) – Venezuela mantendrá a firme las políticas de integración energética regional impulsadas por el fallecido presidente Hugo Chávez en caso de que su sucesor sea el ahora mandatario encargado, Nicolás Maduro, coincidieron expertos en relaciones regionales a IPS.
Esto, pese a las crecientes dificultades económicas internas que podrían ubicar al país en una posición compleja para sostener compromisos de cooperación externa.
“Puede ser que Venezuela disminuya su ayuda a otros países para enfrentar sus problemas internos, pero no a cambio de perder su influencia y su protagonismo regional e internacional”, dijo a IPS el experto en Ciencias Políticas de la Universidad Diego Portales, Sébastien Dubé.
Dubé afirmó no tener dudas de que, en el caso de que Maduro triunfe, como se pronostica, en las elecciones presidenciales del 14 de abril, existirá una continuidad en la política exterior venezolana y, en particular, en la cooperación energética externa.
El rival de Maduro será el gobernador del central estado de Miranda, Henrique Capriles, derrotado por Chávez en los comicios del 7 de octubre. Los analistas creen que, salvo sorpresas, la emoción del electorado chavista por la muerte de su líder, el 5 de este mes, impulsaría el triunfo del ahora presidente encargado en unos comicios tan cercanos.
“Maduro querrá mantener la influencia geopolítica que el protagonismo de Chávez le dio a Venezuela”, afirmó al recordar que fue su canciller desde 2006 hasta enero.
Explicó que “la ideologización del gobierno venezolano apunta a que, si el proyecto político implica seguir con déficit fiscales, así será”.
La integración regional energética fue uno de los proyectos en los que más énfasis puso Hugo Chávez, quien gobernó la potencia petrolera sudamericana desde 1999 hasta su muerte.
A través de la política de integración y cooperación energética que impulsó la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), Chávez pretendió una distribución de la energía para el desarrollo de las naciones con más dificultades para pagar la factura energética.
Uno de los ejemplos más vistosos lo representa la alianza energética Petrocaribe, una iniciativa vigente desde 2005 en la que participan 18 países y mediante la cual Venezuela suministra hasta 185.000 barriles (de 159 litros) diarios de petróleo.
El acuerdo establece un financiamiento de hasta 50 por ciento de la factura petrolera, con hasta 25 años de plazo, un año de gracia y una tasa de dos por ciento anual.
Este programa extendió en países y beneficios el Pacto de San José, mediante el cual, desde 1984, México y Venezuela suministraban conjuntamente petróleo en condiciones preferenciales a 11 naciones centroamericanas y caribeñas.
Para el economista Manuel Riesco, del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda), Chávez, “como buen militar y discípulo privilegiado de (Simón) Bolívar, otorgó la debida importancia a un elemento clave de la estrategia desarrollista estatal latinoamericana: la integración regional”.
“La integración resulta ineludible para América Latina, para compensar en parte la enorme atracción gravitacional que ejerce nuestro gigantesco vecino del Norte (Estados Unidos), que constantemente atrae a nuestros países individualmente hacia su órbita”, dijo.
También es indispensable para “crear condiciones para competir en buenas condiciones en el mercado mundial del siglo XXI, conformado por gigantescos estados-mercados de cientos de millones de habitantes”, añadió.
Desde la década anterior, Venezuela promovió adicionalmente acuerdos especiales de cooperación energética con Argentina, Uruguay, Ecuador, Colombia, Perú y Brasil. Con este último país se acordó la construcción de la empresa mixta Refinería Abreu e Lima, a cargo de PDVSA y Petrobras.
Gracias a los altos precios petroleros, Venezuela “pudo ser un alivio para los países de América Latina que tenían un acceso preferencial a su petróleo, pero hay que ver si esta política es sostenible en el tiempo”, dijo el economista Alfonso Dingemans, doctor en Estudios Americanos del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago.
Solo el tiempo dirá si las circunstancias políticas y económicas de Venezuela permiten “que se institucionalice algo que hasta el momento ha sido sostenido solo por el carisma y liderazgo de Chávez”, subrayó a IPS.
“Dudo que Maduro tenga la misma capacidad política para seguir desarrollando este programa bolivariano (de cooperación energética) y que el pueblo venezolano acepte todos los costos que esto significa”, reflexionó.
“En algún momento los costos van a ser insostenibles”, consideró.
Según Dubé, en cambio, para un probable gobierno de Maduro, “romper con sus compromisos sería una señal de fracaso, lo que tratará de evitar a cualquier costo”.
“La estrategia es que los precios del petróleo pueden volver a subir” por encima de los 100 dólares, al aumentar la demanda mundial, y eso facilitaría que Venezuela mantenga intactos acuerdos que “son importantes para mantener sus enlaces y su influencia sobre los países que se benefician de su ayuda”, señaló.
Pero Dubé reconoció que el sucesor de Chávez se enfrentará también internamente a una realidad de mayores dificultades, por demandas de su propia población, en un entorno económico con variados problemas represados, como el alto índice de inflación, los impactos de la devaluación monetaria de febrero o la caída del poder adquisitivo.
“El escenario de Venezuela es complejo” y ello podría acarrear dificultades a los países beneficiarios de su cooperación, planteó.
“Ningún otro país del ALBA tiene la capacidad energética o financiera de proveer el apoyo que Venezuela les está otorgando ahora”, aseveró.
El ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), actualmente con ocho miembros plenos, fue promovida por Caracas en 2004 y tiene su énfasis en la lucha contra la exclusión social y en la proyección de la llamada revolución del siglo XXI.
Uno de sus miembros, Cuba, podría verse especialmente afectado por un cambio de estrategia en la política de integración de Venezuela. Actualmente recibe al menos 53.000 barriles diarios de petróleo, en condiciones especiales, dentro de una serie de acuerdos bilaterales de cooperación.
“La ayuda que le brindaba el gobierno de Chávez era muy importante para la economía cubana, entonces. El peligro es que, si ese apoyo desaparece o disminuye, esa economía quede nuevamente resentida”, dijo Dingemans.
Riesco resaltó que los acuerdos energéticos establecidos por Chávez no representaron subsidios unilaterales de Venezuela a otros países.
“Por ejemplo, los favorables pero razonables precios de largo plazo en el abastecimiento de petróleo a Cuba son compensados, en parte, por el significativo y valioso aporte de los médicos cubanos que trabajan en Venezuela”, dijo.
Dubé, en tanto, coincidió en que la cooperación entre Caracas y La Habana es recíproca, y en que ambos países se necesitan en el futuro.
“Políticamente, Maduro necesita el apoyo estratégico, político e ideológico de los hermanos (Fidel y Raúl) Castro para mantener su influencia continental”, afirmó.
Pero, a su juicio, un eventual triunfo de Capriles sí podría conllevar “un cambio radical de la política exterior venezolana, con un realineamiento con Estados Unidos y países de economía liberal, y el fin de los subsidios a Cuba y a los países del Alba”.
Riesco vaticinó que las políticas de integración construidas por Chávez continuarán de una u otra manera, “porque obedecen a los intereses estratégicos más profundos de la región y también de Venezuela