Gracias al periódico “The Times” el escándalo de la carne picada para albondigas, hamburguesas, lasañas, etc… se hizo pronto universal. Las grandes firmas recogieron masivamente sus productos para no desprestigiarse
Han sido los británicos los que han desatado la alarma. Según el Gobierno de Londres, se hallaron rastros de analgésicos perjudiciales para el ser humano en la carne de caballo que se vendió en supermercados franceses. Al parecer lo sabía porque en Francia se utilizó carne de tres caballos procedentes de mataderos de Gran Bretaña en la que se detectó huellas del medicamento Bute, según informe del ministro de Medio Ambiente inglés, David Heath. El analgésico Bute está considerado perjudicial para el organismo humano si se consume a través de cualquier alimento.
Las autoridades de varios países europeos investigaron primero si se produjeron alimentos con carne de caballo que hubieran sido falsamente etiquetados como carne de vaca. Se encontró carne de caballo en productos congelados como lasaña y hamburguesas.
En Gran Bretaña el escándalo de la carne de caballo estallo cuando el periódico británico “The Times” lo reveló en un titular de primera plana. “En el Reino Unido y en varios países europeos se han descubierto varios alimentos, algunos también precocinados, que estaban elaborados con carne de caballo pese a estar etiquetados como vacuno”. Se usó carne de caballo para abaratar costos
El diario señalaba que el año pasado el organismo de inspección alimentaria del país, FSA, prohibió de repente el procesamiento de carne picada elaborada a máquina. Lo hizo por consejo de la Comisión Europea. Este tipo de picado se suele utilizar por razones de costo en alimentos de elaboración industrial como las albóndigas, las hamburguesas y los kebab.
Al querer los fabricantes mantener los precios bajos, se les ocurrió recurrir a importaciones de carnes más baratas del extranjero, indicó el diario. El ex ministro de Agricultura Jim Paice ya alertó el año pasado en una comisión parlamentaria de las posibles importaciones de carne barata, de dudosa calidad.
A mediados de enero 2013, funcionarios del control de alimentos de la República de Irlanda analizaron un total de 27 productos de hamburguesas de carne de res e informaron que habían hallado ADN de caballo en algunas hamburguesas vendidas por un número de cadenas de supermercados en el Reino Unido, incluyendo Tesco, Iceland y Lidl…
El caso de las vacas locas de 1996 no podía volver a repetirse y por eso el comercio alimentario se dio prisa
A principios de febrero, las autoridades británicas descubrieron más casos de carne de caballo en alimentos de supermercados y wimpis. Pruebas realizadas a 18 paquetes de lasaña de carne vendidos por la compañía Findus mostraron que 11 de ellos, contenían hasta 100% de carne de caballo… El gobierno británico ordenó el análisis de todos los productos de carne vacuna procesada que son comercializados en el país para determinar el alcance de la situación. La marca sueca Findus tuvo que recoger urgentemente algunos de sus productos que habían llegado a los mercados de Francia y Suecia…
Lotes de lasaña de marcas como Picard, Carrefour o Systeme U fueron retiradas de la venta en Francia ante la posibilidad de que contuvieran también carne de caballo en lugar del vacuno, ya que, al igual que Findus, las fabricaba el mismo proveedor..
La carne de caballo en sí no debería ser peor que la de vacuno-se dijo. Se come con regularidad en muchos países y el peligro para la salud es mínimo, a menos que los caballos hayan recibido inyecciones de fenilbutazona, un antiinflamatorio común para los equinos, que puede causar cáncer en los seres humanos…Se trata de un medicamento prohibido para uso humano, pero permitido en el tratamiento de animales. No obstante, está absolutamente prohibido que se trate junto a alimentos que puedan introducirse en la cadena alimenticia humana…
¿Cuál es el origen de la carne de caballo?. Una investigación realizada por funcionarios franceses reveló que la empresa Poujol compró carne congelada de un comerciante chipriota. Este, a su vez la había recibido de una compañía de alimentos holandesa la cual había comprado la carne en dos mataderos rumanos…
Ya antes, la comisión de Medio Ambiente y Nutrición de la Cámara Baja del Parlamento británico había criticado la lenta reacción de su gobierno ante el escándalo, con estas palabras de un banco de la oposición…”existe la impresión en Londres de que la opinión pública ha olvidado la forma sistemática y cínica con que se tolera que los fabricantes de alimentos sigan enriqueciéndose, aun en la actual situación…”. El comité instó al gobierno y a las autoridades de inspección sanitaria a ordenar tests más amplios y severos para asegurarse de que no había elementos dañinos en los alimentos.
¿Quién no recuerda por ejemplo el peor de todos, la llamada enfermedad de las vacas locas, que estalló en 1996 en el Reino Unido, que causó la muerte a 170 personas? ¿O los causados por la contaminación del forraje para la alimentación animal con dioxina, una sustancia cancerígena, y que obligaron, entre otras cosas, al sacrificio de miles de cerdos? Y más recientemente el de los pepinos infectados por la bacteria E.coli, que obligó a la hospitalización de 40.000 personas en Europa.
El 25 de febrero de 2007, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de España anunció que había identificado la presencia de ADN equino en unos canelones elaborados con carne de vacuno de la marca La Cocinera, comercializada por Nestlé. Inmediatamente, esta casa procedió a retirar 6 productos fabricados por la empresa, entre ellos los canelones microondas, la empanada gallega de carne, las berenjenas rellenas de carne de y las empanadillas de carne, todos ellos de la marca ‘La Cocinera’. Culpó a su proveedor español de carne Servocar, de Casarrubios del Monte (Toledo), que había certificado su materia prima como 100% vacuno.
Las autoridades anunciaron que comer carne de caballo no tiene riesgos para la salud, aunque algunas personas rehúyen este alimento. Con todo, las autoridades de Bruselas han anunciado que se analizarán productos cárnicos en toda Europa con el fin de confirmar que no contienen un analgésico potencialmente dañino para los humanos que ya se ha detectado en Francia.
En 2007 la Unión europea había tomado por primera vez medidas preventivas al haberse detectado una la anemia infecciosa equina en Rumanía. El comercio europeo de caballos vivos bajó pero aumentó el de carne de caballo congelada. El problema se extendió a Irlanda y a otros países europeos, dando lugar a lo que ya se conoce como el ‘escándalo de la carne de caballo’ (meathorse scandal) que apenas trascendió.-Por eso Irlanda en 2013 estaba sobreaviso y fue la primera que reaccionó.
Los controles de ADN impuestos por la Unión Europea han sido decisivos en poner algo de orden en este amago de caos
La Comisión Europea introdujo al parecer controles con pruebas de ADN en la carne de ternera procesada. Un grupo de expertos de los 27 países de la UE se reunieron en Bruselas para decidir sobre una propuesta de control ya que en en varios países europeos, en el bloque de alimentos precocinados se sospechaba la utilización de carne de caballo en lugar de la de vacuno. Esos productos se habían detectado ampliamente también en España.
Lo sucedido con la carne de caballo anunciada fraudulentamente como de vacuno en lasañas y otros productos culinarios que ha alcanzado incluso a la mayor multinacional del sector, la suiza Nestlé, es sólo el último un episodio de la actual crisis, (el último?) y por fortuna uno de los menos graves, en cuanto a consecuencias para la salud humana, aún después de una larga cadena de escándalos de la industria alimentaria europea, de productos que llegan al gran público.
El escándalo de la carne de caballo se ha extendido seis años después como la pólvora por toda Europa, sin que aún se sepa quién fue el primero que la mezcló con carne picada de vacuno ni hasta dónde llega el fraude. O si esta fue la primera o la enesima vez. Este enésimo escándalo alimentario viene a demostrar los riesgos de “transnacionalizar” la elaboración de alimentos como si fueran coches. Expertos, productores y comercializadores españoles de carne y derivados cuestionan la actual industria y la distribución alimentarias en su conjunto y recuerdan la conveniencia de una trazabilidad real de los productos y de canales de comercialización más cortos y controlables.
A mediados de enero de 2013 aparecieron los primeros indicios de que se estaba sustituyendo la carne de vacuno por carne de caballo en hamburguesas y otros productos alimenticios sin advertirlo al consumidor. En Gran Bretaña varias cadenas de supermercados retiraron algunas clases de hamburguesas y muchas empresas de alimentación europeas llevaron a cabo comprobaciones de ADN en sus productos para verificar sin contenían el correspondiente a los equinos. En bastantes casos así fue aunque se declaró, que, por lo general, fueron pequeñas cantidades. Sin embargo, los resultados señalaron que un tipo de lasaña de carne de vacuno congelada de Findus, el gigante de la industria alimentaria sueca, contenía casi el 100% de carne de caballo. Findus anunció que demandaría a Spanghero, la compañía francesa que les suministraba carne para fabricar lasaña. A su vez, Spanghero anunció que demandaría a sus proveedores rumanos, etc…
¿Y qué decir del empleo creciente y sistemático de antibióticos, no para combatir eventuales enfermedades que puedan atacar a los animales, sino para acelerar su desarrollo ya que se crían en condiciones en las que escasean la luz, el aire y no gozan apenas libertad de movimientos, antes de sacrificarlos. No solo se tortura a los toros de lidia, como vemos.
Se trata de un sistema perverso y aberrante que amenaza a la ganadería y a la pequeña agricultura, de un circuito de aprovisionamiento tremendamente opaco que dificulta eso que hoy llaman con horrible extranjerismo «trazabilidad» -cuando tenemos «rastreabilidad»- de los ingredientes de muchas comidas preparadas y que no parece tener en cuenta, no ya el bienestar animal, sino la salud de los consumidores y mucho menos la deseable protección del medio ambiente.
La finlandesa Katja Gauriloff presentó en la sección de cine culinario del festival de Berlín un documental titulado en inglés «Canned Dreams» (Sueños Enlatados) que expone muy bien lo que sucede hasta que una lata de ravioli llega a los anaqueles del supermercado de la esquina.
La cineasta viajó a Brasil, de donde procedía el aluminio utilizado en la lata, a Dinamarca y Rumanía, de donde salía la carne de cerdo empleada en los ravioli, a Polonia, origen de la carne de res, a Ucrania, para el trigo, a Portugal, para los tomates, a Francia, para los huevos y a Italia, siguiendo el rastro del aceite de oliva.
El fallo universal ha sido entre otros la cantidad de intermediarios y el etiquetado. La falta del control de la prueba de ADN es de la UE
Ingredientes todos ellos que se procesaron debidamente y enlataron en Francia antes de su transporte final a Finlandia. ¿Se imagina el lector el número de kilómetros recorridos por los distintos productos antes de llegar al consumidor en una lata?. Se ha calculado que unos 30.000.
Un día alguien vio algo que recogió para contarlo al usuario: en la sección de aguas minerales de un conocido supermercado escandinavo había unas botellitas de plástico que, según decía la etiqueta, contenían «agua artesiana» de las islas Fiji junto a otras de cristal con agua de Noruega. A la vista de tal disparate ecológico -¿se imaginan transportar desde el Pacífico Sur a Europa agua para satisfacer el esnobismo de algunos o el afán de venta del fabricante por vender, un líquido que puede encontrarse con similar pureza en cualquier manantial de sierras de por aquí cerca?- la persona no pudo evitar preguntarle a la joven dependienta si le parecía sensato.
“No me lo planteo”, respondió la empleada tajante.
Efectivamente, no nos planteamos muchas de las cosas que son “el pan nuestro de cada día“, como el uso abusivo de pesticidas en los invernaderos o el transporte de alimentos desde el rincón del planeta más alejado al nuestro. Y ya va siendo hora de que lo nos lo plantemos… todos. La popular empresa de muebles y decoración IKEA decidió retirar preventivamente las albóndigas suecas Köttbullar de todas sus tiendas y restaurantes en Europa, tras descubrirse carne de caballo en restaurantes de sus filiales checas.
A mediados de febrero, Nestlé, la mayor empresa productora de alimentos del mundo, procedió a retirar del mercado de España e Italia ravioli y tortellini de ternera de la marca Buitoni al descubrir en ellos un porcentaje superior al 1% de carne de caballo.
El problema ético más evidente de este caso es un fraude en el etiquetado, el consumidor tiene derecho a saber que compra
El vendedor tiene más información que el comprador y el consumidor y estos últimos tiene que saber que compran. Si se anuncia productos con carne de vacuno ha de ser verdad. También el consumidor tiene derecho a saber lo mismo con los transgénicos, bastante peores que carne de caballo. Pero el escándalo consistía en el error de la carne de caballo mal etiquetada como de vaca y continuó expandiéndose por Europa y pronto se anunció en España y República Checa el hallazgo de productos de vacuno con presencia de carne equina
El caso pone también de relieve algo bien conocido: la relación entre falta de comportamiento ético y reputación empresarial. Nestlé, reconocida por buena reputación de sus productos, seguramente será cuestionada al haber tenido que retirar reiteradamente varios de sus productos.
Actuar con rapidez, hacer sus propios análisis y tomar decisiones contundentes como la de retirar de inmediato el producto en cuestión es sabio tanto para rectificar como para intentar recuperar la reputación. Es lo que hizo Nestlé, aunque con un poco de retraso, y también IKEA, incluso yendo más lejos de lo estrictamente necesario. Estas operaciones pueden tener un gran costo. Todo por no hacer las cosas bien en su momento.
Una cuestión de fondo es la gestión de la cadena de suministro, a menudo problemática. Había certificaciones del intermediario pero éste mentía o no verificaba a un tercer proveedor (recuérdese la cadena Findus-Spanghero-proveedores rumanos). Mal hecho por parte del proveedor, pero la empresa que se presenta al mercado no deja de tener responsabilidad y la obligación de ejercer algún control sobre el intermediario, siempre que detecte que existe algún indicio de adulteración.
Surge otra cuestión: ¿por qué actuaron así los proveedores? ¿Simplemente para ganar más o tal vez para defenderse de la presión de una gran multinacional que abusa de su poder imponiendo precios muy bajos? No se sabe. El fin no justifica los medios, pero también hay que evitar dar ocasión a engañar y explotar al pequeño, si ese es el caso.
Una última consecuencia, aunque no menor, es el daño causado a los productores de vacuno. En estas situaciones cunde la desconfianza y la gente opta, al menos por algún tiempo, por no consumir productos con carne que pueda estar adulterada. Y, pagan justos por pecadores.
La sociedad gala Comigel es una de las intermediarias de carne que distribuye sus platos congelados para Findus y otras marcas en 16 países de Europa. Comigel adquiere la carne a otra empresa francesa, Spanghero, que a su vez compra la carne en Rumania. Según el ministro francés de Consumo, Benoît Hamon, Spanghero “compró la carne congelada a un comerciante chipriota, que subcontrató el pedido con un comerciante en Holanda, que a su vez había adquirido la carne en un matadero y un taller de corte en Rumania”.
Según otras fuentes, la carne de caballo rumana había sido negociada por comerciantes en Chipre y Holanda antes de ser adquirida por una empresa del sur de Francia y elaborada por otra en Luxemburgo. La alerta por este fraude se extiende ya por Alemania, Bélgica, Holanda, Irlanda, Reino Unido, Polonia, Rumania, Suecia, Luxemburgo, Francia, Italia y, también, por España, donde Nestlé acaba de anunciar que retira de los supermercados ravioli y tortellini Buitoni suministrados por un proveedor alemán (H.J. Schypke) y que contienen, junto a carne de vacuno, proteína de caballo por encima del 1%. A finales de enero, un estudio de la OCU advertía que dos de las 20 marcas de hamburguesas industriales analizadas contenían carne de caballo y alertaba de “un claro fraude al consumidor”.
En España ADN equino en canelones según aseguró el Ministerio de Agricultura español no presentaba riesgos para la salud. ¿no iba a pasar nada?; Ikea suspendió las ventas en 13 países
El Ministerio de Agricultura español informó de la detección de ADN equino en canelones para microondas elaborados con carne de vacuno de la marca La Cocinera, propiedad del grupo Nestlé, mientras el órgano regulador alimentario checo notificó el hallazgo de carne de caballo en albóndigas hechas en Suecia para el grupo Ikea, que detuvo las ventas de ese producto. “Nos tomamos esto muy en serio”, dijo la portavoz de Ikea, Ylva Magnusson, en la sede de la compañía en Helsingborg, en el sur de Suecia. “Hemos detenido la venta de esa remesa específica de albóndigas en todos los mercados donde pueden haberse vendido”.
Las albóndigas, retiradas de las estanterías en las tiendas y cafeterías de Ikea después de que inspectores checos hallaran carne de caballo en su contenido, se ofrecían en tiendas de varios países europeos, según dijo el lunes el portavoz checo de la compañía.
Además de la República Checa, este producto se ha comercializado en España, Reino Unido, Portugal, Países Bajos, Bélgica, Eslovaquia, Hungría, Francia, Italia, Grecia, Chipre e Irlanda, dijo Magnusson.
Todas las albóndigas de Ikea las fabrica en Suecia el proveedor Familjen Dafgard, quien indicó en su página de Internet que está investigando la situación y recibirá los resultados de más pruebas en los próximos días.
Magnusson, de Ikea, dijo esperar que los resultados indiquen qué porcentaje de carne de caballo contienen las albóndigas, y que no hay indicios de que ninguna otra remesa se viera afectada.
En Italia, uno de los países donde se retiró el lote, el grupo de derechos del consumidor Codacons pidió que se comprueben todos los productos cárnicos que venda la empresa en ese país.
Las comprobaciones en ambos países se efectuaron en el contexto de las recomendaciones de la Comisión Europea ante el escándalo que estalló hace casi dos eses, cuando se halló en Irlanda que productos etiquetados como vacuno también tenían carne de equino. Desde entonces se han retirado alimentos preparados en varios países y se ha visto afectada la confianza de los consumidores en la enorme y compleja industria alimentaria europea.
El ministerio español insistió en un comunicado que se trata de un caso de fraude en el etiquetado, pero que no representa riesgo para la salud.
“Hemos informado ya a las comunidades autónomas, así como a las autoridades de consumo y a las empresas afectadas”, dijo en Bruselas, donde asistía a una reunión, el ministro español de Agricultura, Miguel Arias Cañete.
Tras detectar en los canelones trazas de ADN de caballo en un porcentaje superior a uno por ciento –por encima del umbral que determina si se trata de adulteración–, Nestlé ordenó retirar inmediatamente toda la producción de su proveedor español de carne Servocar, compuesta por cinco productos más, y añadió que actuará legalmente para exigirle responsabilidades.
“Está claro que es un problema que afecta al conjunto de fabricantes de la industria alimentaria. Se trata de un fraude de dimensión europea. Es una situación inaceptable”, dijo en un comunicado el director general de Nestlé España, Bernard Meunier, en el que pidió disculpas a los consumidores y dijo que van a seguir realizando análisis.
Esta empresa ya tuvo que retirar la semana pasada en España e Italia dos productos de pasta fresca etiquetados como vacuno y con presencia de carne de equino.
Seguir hoy el camino completo a un alimento elaborado, con responsabilidades claras para cada eslabón de esa compleja cadena –lo que se denomina “trazabilidad”-, es prácticamente imposible cuando intervienen una docena o más de agentes. “Está claro que si un alimento es producido como un coche – explica Pedro García Mendoza, director de la tienda de alimentos sostenibles EsDeRaiz-, con piezas que vienen de cinco o seis países y toda clase de agentes interviniendo en el proceso, pueden pasar estas cosas. Por eso, tenemos que reivindicar el producto local y los canales cortos de comercialización: “yo-dijo García Mendoza- compro mis hamburguesas a un ganadero de Segovia, por ejemplo, y, cuando el cliente me compra a mí, no hemos intervenido en el proceso más que dos agentes, y así –aparte de los sellos de calidad y el conocimiento directo de las personas- es mucho más difícil que se añadan cosas raras al alimento”.
“En nuestro caso, hay una trazabilidad individual y viendo el número de lote de un paquete de carne se puede saber perfectamente de qué animal concreto procede”, explica Rodrigo Redondo, biólogo.
“Si cada eslabón de la cadena alimentaria hace bien su trabajo –advierte Juan Bay, químico agrícola y experto en la industria agroalimentaria-, no tiene por qué pasar nada, pero, si dicha cadena tiene, digamos, 10 eslabones, y algunos de ellos se desarrollan en países distintos del nuestro, la trazabilidad del alimento es más difícil de asegurar; la falta de rigor de algunas empresas, cuando no la avaricia económica directamente, y un cuerpo de Inspectores de Sanidad insuficiente en países como España, hacen que la posibilidad de fraude se dispare y se produzcan casos como éste de la carne de caballo o más graves..que pueden suceder cualquier día”.
Fuente: es.globedia.com
Es increíble ver hasta donde puede llegar la falta de ética de algunas personas. Una verguenza.
Reblogged this on Él éxito en los negocios y en la vida.
OJO .. QE EN ECUADOR TAMBIEN SE ESTA CONSUMIENDO CARNE DE CABALLO .semanalmente encuentran muchos caballos sacrificados en lugares aledaños alas ciudades . se desconoce a donde ba a parar esta carne . solo pasan la noticia o sacan fotos de estos caballos sacrificados . el punto esqe no hay reporte del paradero de esta carne
Pongamos nombre de inmundes, ante tanta depravación , por parte de los proveedores de carne, que lo peor no es que este con un etiquetado falso, si no que la carne de caballo haya sido tratada con este medicamento.
Por ello en señal de protexta….¡¡¡Relinchemos, todos a una, quizás tengamos las respuestas por parte de un equino y con su relincho nos pida dignidad para su especie y nos diga, como viven,y la forma como se les trata antes que le den muerte!!!
Lamentable es lo que cada día podemos comprobar a través de estos artículos,cada vez ingerimos ,mas alimentos adulterados, falseados y sobre todo perjudiciales para la salud.