Una colaboración de lalunagatuna
Seguramente te ha pasado, estás hablando con una persona que te acaban de presentar y es interesante, educado, pero tiene algo curioso… se te acerca mucho cuando te habla. Y no sabes exactamente por qué, pero te sientes incómoda.
Sientes la necesidad de dar un paso hacia atrás pero cuando lo haces, ¡él lo da contigo! Y comienzas a buscar formas diferentes de que no pueda acercarse tanto como poner un pie adelante y hacer tu cuerpo hacia atrás o buscar a otra persona para que se una a la conversación.
No es paranoia ni estás teniendo momentos de severa antisocialidad. La incomodidad que sientes es física, y es causada por una región de tu cerebro en el lóbulo temporal que, gracias a la evolución, te impide sentirte cómoda estando demasiado cerca de un desconocido que podría hacerte daño.
¿Cómo sabemos esto? Porque los científicos han estudiado a una mujer de 42 años que sufrió daño a esta región del cerebro a causa de una enfermedad genética. En un estudio publicado por Nature Neuroscience los doctores se dieron a la tarea de investigar qué pasa cuando el ser humano no se incomoda por razones biológicas.
La mujer se sometió a pruebas en las que debía indicar la posición en la que se sentía incómoda cuando alguien se le acercaba. La distancia a la que esta mujer prefería hablar con las personas resultó ser de 34 centímetros, mientras que las personas que no sufren de su condición prefieren al menos 64 centímetros de distancia.
Para comprobar la teoría, los investigadores colocaron a ocho sujetos sanos en un aparato de resonancia magnética para ver qué sucedía con su cerebro cuando se les indicaba que alguien estaba muy cerca de ellos. Aunque los sujetos no podían ver a la persona que supuestamente se encontraba tan cerca, el área del cerebro que regula esta emoción de incomodidad mostraba actividad.
Esto quiere decir que los humanos estamos hechos para repeler el contacto de otras personas, a menos de que sintamos que hay posibilidades de tener sexo. La revista Time especuló acerca de esto. Es posible que la misma región del cerebro interfiera en la forma en que “ligamos” con desconocidos. La misma área del cerebro muestra actividad cuando nos sentimos sexualmente excitados y es más recurrente en hombres que en mujeres. Por eso los chicos pueden acercarse tanto a las mujeres en los bares, una acción que muchas veces a nosotras nos parece desagradable.
El estudio es inconcluso porque existe tan sólo una persona con la cual realizar los experimentos, pero podría significar un avance en los estudios de autismo.
http://www.quequieres.es/consejos/5104/el-respeto-del-espacio-personal.html
Hemos de aprender que nuestra libertad-espacio termina cuando empieza la de otro ser vivo.