Así murió el padre de las cataratas del Niágara

Proliferación de algas tóxicas en el lago Erie, en octubre de 2011
Proliferación de algas tóxicas en el lago Erie, en octubre de 2011 / NASA

El lago cuyas aguas forman las cataratas del Niágara, entre EEUU y Canadá, es un paraíso en la Tierra. Sin embargo, en el verano de 2011 se convirtió en un infierno. A mediados de julio, una alfombra de algas tóxicas de 600 kilómetros cuadrados surgió de las profundidades del lago. A comienzos de octubre, la marea verde alcanzaba los 5.000 kilómetros cuadrados, una superficie similar a la de las Islas Baleares. El lago Erie, el décimo más grande del mundo, se convirtió en algunas partes en una sopa de Microcystis, un organismo microscópico que fabrica una toxina peligrosa para el hígado de los mamíferos. Los niveles de la toxina, la microcistina, multiplicaron por 224 los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Los peces llegaban muertos a la orilla y el ganado sucumbía al beber el agua.

 

La situación se ha repetido en otros lagos, como el Taihu en China, el Winnipeg en Canadá y el Nieuwe Meer en los Países Bajos. También en aguas embalsadas de Pontevedra. El episodio más grave tuvo lugar en Brasil en 1996, cuando pacientes con problemas en el riñón fueron sometidos a hemodiálisis con agua contaminadapor estas toxinas. Murió medio centenar de personas.

En todos los casos ocurre un proceso parecido: una invasión de nutrientes, normalmente procedentes de abonos agrícolas y detergentes empleados en las ciudades, provocan una explosión de microalgas tan brutal que impide que la luz penetre hasta el fondo del lago. Los organismos, sin luz para hacer la fotosíntesis, no pueden emitir oxígeno. Y sin oxígeno la vida habitual del lago muere.

Un “problema global”

Para la ecóloga Anna Michalak, este exceso de nutrientes en el agua de ríos, lagos y en la costa “se ha convertido en un problema global”. Michalak, del Instituto Carnegie de Washington (EEUU), acaba de dirigir un equipo de 30 científicos que ha llevado a cabo la autopsia del lago Erie, uno de los Grandes Lagos de Norteamérica, que murió de alguna manera durante algunas semanas de 2011. Los expertos atribuyen la marea tóxica a “una tormenta perfecta”, en la que lluvias primaverales más copiosas de lo habitual arrastraron residuos agrícolas que llegaron al lago Erie para quedarse, debido a la escasa circulación de las aguas. Las altas temperaturas hicieron el resto.

Un pez muerto en las aguas contaminadas del lago Erie, en agosto de 2011
Un pez muerto en las aguas contaminadas del lago Erie, en agosto de 2011 / Tom Archer

El problema, explican ahora en la revistaPNAS, es que no es un caso aislado. “Esa tormenta perfecta de eventos meteorológicos y prácticas agrícolas que ocurrió en 2011 es, por desgracia, consistente con las tendencias actuales, lo que significa que podemos esperar más proliferaciones enormes de algas a menos que se ponga en marcha un plan de gestión con criterios científicos”, opina Michalak.

En mayo de 2011, las precipitaciones en la cuenca del río Maumee, que llega al lago Erie, fueron un 20% superiores a las habituales. El río barre una zona agrícola de maizales, trigales y plantaciones de soja. Con el cambio climático, los expertos esperan más lluvias extremas en la región. Además, los científicos critican un sistema de cultivo empleado en la región: la labranza cero. Este sistema consiste en sembrar directamente sobre el rastrojo del cultivo anterior, sin arar, lo cual reduce la erosión del suelo pero aumenta la cantidad de fertilizante requerido. Y todo acaba en el lago que alimenta las cataratas del Niágara.

Más ciencia

Michalak, que ha encabezado un equipo científico de la Universidad de Michigan, teme que estas situaciones se generalicen por todo el planeta. “Dependerá de la interacción entre las prácticas agrícolas y los efectos del cambio climático. Existe un riesgo de que las proliferaciones masivas de algas se conviertan en algo normal, pero podemos usar la ciencia para asesorar en la gestión de estos sistemas complejos para evitar los impactos”, sostiene la investigadora.

La crisis económica ha paralizado un centro de comunicación sobre algas nocivas en España

El biólogo José Franco trabaja con una de las mayores colecciones de microalgas de Europa, la que el Instituto Español de Oceanografía (IEO) posee en Vigo. Franco, investigador del CSIC, recuerda que proliferaciones tóxicas similares a la vivida en el lago Erie ocurren también en la península Ibérica a menor escala. Su equipo ha analizado explosiones de Microcystis en embalses que suministran agua potable a la ciudad de Oporto (Portugal) y también se enfrentó en 2010 al organismo en el río Umia, en Pontevedra. “Han aparecido perros y ganado muertos por beber el agua”, señala.

A su juicio, la única solución es “la educación de los ciudadanos”. Franco trabaja en laUnidad de Fitoplancton Tóxico puesta en marcha por el CSIC y el IEO. Una de sus funciones era proporcionar asesoramiento al Centro Científico y de Comunicación sobre Algas Nocivas, encargado precisamente de informar a personas e instituciones del Magreb y de América Latina sobre los peligros de estas proliferaciones. “La actividad del centro se ha suspendido por la crisis económica”, lamenta el biólogo.

REFERENCIA

‘Record-setting algal bloom in Lake Erie caused by agricultural and meteorological trends consistent with expected future conditions’ DOI: 10.1073/pnas.1216006110

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2 comentarios en “Así murió el padre de las cataratas del Niágara

  1. Será cuestión de irse de esta Tierra en alguna nave espacial, a buscar un mundo mejor, porque este ya está muriendose, por la mano del hombre, al final, entre bombas y contaminación, ya comenzó, la cuenta a trás…

    Ya me encontrareís en Mercurio, mi planeta de nacimiento, alla donde estemos cada uno, ya nos encontraremos, porque las almas no respiran, ni conocen las distancias…

    Saludos

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