Un estudio apunta que los españoles tienen muchos más genes de resistencia a antibióticos que los daneses o los estadounidenses. Su presencia puede complicar operaciones quirúrgicas o el tratamiento de infecciones
Desde hace años, en los hospitales de medio mundo se libra una guerra contra un enemigo invisible a simple vista. Se trata de las superbacterias resistentes a muchos de los antibióticos conocidos y que pueden causar infecciones letales. En Europa este tipo de microorganismos mata a unas 25.000 personas al año y en EEUU la cifra llega a las 30.000 personas. Lo más alarmante es que gran parte de la culpa la tiene el mal uso que hacemos de los antibióticos. El empleo indiscriminado de estos fármacos en la industria alimentaria para evitar enfermedades en animales y el laxo seguimiento de los tratamientos con antibióticos en personas fomentan que las bacteriasevolucionen mecanismos de resistencia de forma más rápida. Esto no sería un problema si cada poco tiempo salieran al mercado nuevos antibióticos, pero, lamentablemente, eso no sucede y a veces llega un momento en el que la batería de fármacos disponibles se agota.
La resitencia puede hacer más complicado tratar infecciones
Un estudio acaba de confirmar un nuevo reservorio de resistencia a antibióticos. En este caso no está en las granjas ni en los hospitales, sino en la flora intestinal de cientos de personas. El estudio, publicado en Genome Research, ha rastreado muestras de España, EEUU, Dinamarca, Japón, Francia e Italia en busca del nivel potencial de resistencia a antibióticos de sus habitantes. Los resultados indican que España registra uno de los niveles más altos de resistencia potencial a antibióticos comparado con EEUU o Dinamarca. Aunque aún no están claras las consecuencias clínicas de este hallazgo, sus autores alertan de que, potencialmente, tener un mayor potencial de resistencia a antibióticos puede empeorar seriamente una simple infección o causar problemas en operaciones quirúrgicas.
“Los resultados no implican que las personas con alto potencial de resistencia tengan más riesgo de ser infectados por bacterias peligrosas, pero sí que, una vez infectados, serán más difíciles de tratar”, explica a Materia Kristoffer Forslund, investigador del Laboratorio Europeo de Biología Molecular y coautor del estudio.
Su equipo se ha centrado en el resistoma, un término que identifica el conjunto de genes que aportan resistencia a antibióticos y que están presentes en la flora bacteriana de cualquier persona. Los genes de resistencia son como piezas de una armadura contra los fármacos que una bacteria puede crear por sí misma en contacto con los antibióticos o bien intercambiarse con otros microorganismos similares. Esta posibilidad es la más peligrosa, ya que puede dar lugar a bacterias casi totalmente protegidas ante los fármacos.
Algunos españoles tienen 100 veces más resistencia a algunos antibióticos que la media
Los investigadores analizaron el resistoma de 142 personas de EEUU, 39 de España y 71 de Dinamarca, rastreando en sus heces genes que aportan resistencia a un total de 68 antibióticos. Lo resultados indicaron que los españoles tenían muchos más genes de resistencia que los de EEUU y los de Dinamarca. En un caso, uno de los pacientes españoles analizados tenía 30 veces más resistencia que la media a la cefalosporina, un tipo de antibióticos, y 100 veces más resistencia que la media a los macrólidos.
Los resultados apuntan que los antibióticos a los que más potencial de resistencia hay son aquellos que llevan más tiempo en el mercado. El trabajo también destaca que, dependiendo del país, hay más resistencia a los antibióticos que más se usan en animales cuya carne se destina a consumo humano.
“Hace 40 o 50 años la presencia de antibióticos era casi nula, pero ahora están por todas partes”, apunta Forslund. Los investigadores cruzaron los datos de los tres países analizados con los de Francia e Italia, países mediterráneos cuyos habitantes resultaron tener potenciales de resistencia similares a los de España. Sin embargo, los japoneses, otro de los pueblos analizados, tenían unos niveles similares a los de EEUU. También se analizaron casos de Malawi, en África, que resultaron tener un potencial de resistencia muy elevado.
“Aún no sabemos qué impacto clínico tiene el potencial de resistencia que hemos encontrado”, reconoce Forslund. Por ahora no se puede relacionar directamente con la mayor presencia de infecciones con bacterias resistentes a varias líneas de antibióticos, aunque, según Forslund, países como Dinamarca tienen menos casos que España, por ejemplo.
Resistencia al último recurso
“Evidentemente la flora intestinal es un reservorio importante para mantener genes de inmunidad”, reconoce José Campos, responsable del área de bacteriología de la Red Española de Investigación en Patología Infecciosas. Campos reconoce que los índices de posible resistencia detectados “son potencialmente muy peligrosos”, aunque reincide en que no se puede relacionar directamente con una incidencia mayor de infecciones reales, por ahora. “Es normal que Dinamarca tenga menos incidencia de las bacterias multirresistentes porque es un país de 10 millones de personas, mientras en España hay 47 millones y hospitales mucho más grandes donde los brotes son más difíciles de controlar”, señala
“El estudio es relevante porque, por ejemplo, muestra que el 30% de los españoles analizados tienen genes de resistencia a antibióticos de último recurso”, añade Campos. Pero el experto matiza que el estudio es aún preliminar. En primer lugar el número de pacientes analizados es muy reducido, por lo que será necesario analizar más pacientes para sacar conclusiones más detalladas sobre el impacto de esta resistencia en la salud. Por otro lado, Campos opina que, mientras el trabajo genético realizado por el equipo del EMBL “es muy importante”, su relación con el uso de antibióticos en la industria alimentaria debe ser analizado con más profundidad.
REFERENCIA
‘Country-specific antibiotic use practices impact the human gut resistome’ doi:10.1101/gr.155465.113
Hasta no hace mucho, los médicos recetaban antibióticos hasta por un simple constipado, no es de extrañar que los organismos se acostumbren a ellos. Creo que son medicinas que se tendrían que administrar en casos graves para que sean eficaces.