Una colaboración de lalunagatuna
Los aztecas observaron a lo largo de su historia un curioso ritual y unas costumbres peculiares en lo que respecta a la formación de la familia nuclear y lo que se podría denominar matrimonio en si.
En la sociedad azteca la formación de la familia, estaba básicamente contemplada como la ceremonia del matrimonio entre una pareja de novios, y en la que el hombre solo podía tener oficialmente una compañera o esposa. Esta era su mujer legitima y era llamada “Cihuatlantli“, con la cual se desposaba en una ritual ceremonia, considerada muy importante, y como decimos era la oficial o legitima esposa del varón delante de la ley.
Sin embargo existía un “uso” o “costumbre” mediante el cual el hombre podía disponer o tener tantas concubinas o mujeres como su estirpe social pudiera mantener. De esta manera y suerte, todo se basaba en el poderío económico-social del individuo y su promiscuidad ante el sexo.
Sin embargo con estas mujeres el varón no realizaba ninguna ceremonia ni acto ritual alguno. Dándose la circunstancia, según datos encontrados de que se sabe que algún “privilegiado” tuviera a su cargo y a su disfrute un “harén” de lo mejor provisto. Se habla queMoctezuma II llegó a disponer de unas 150 concubinas. También debido a la pirámide social de poderío, generalmente se daba el caso que los grandes señores y los altos jefes de las tribus acapararan a la mayoría de las mujeres disponibles y los hombres comunes, aunque pudieran tener a su cargo mas mujeres, la mayoría de las veces les era imposible, debido a que la “alta sociedad” había acaparado a la mayoría de la población femenina disponible.
El matrimonio en la civilización azteca
La edad común y ordinaria de contraer nupcias oscilaba generalmente entre los veinte y veintitrés años, y existían ciertas reglas de uso y de tradición, mediante las cuales no se podían casar padres con hijos, como tampoco padrastros, ni hermanos entre si.
A partir de esta circunstancia, los jóvenes debían de obtener siguiendo unas ancestrales costumbres el correspondiente “permiso” de sus maestros (Calmecac y Telpochcalli) y entonces las familias disponían de los ritos y costumbres siguiendo la tradición para la boda en cuestión y en función de su categoría social y disponibilidades se celebraban todos los actos de la boda.
Rezan las crónicas y los datos que antes de celebrarse la ceremonia, existía un protocolo ancestral, mediante el cual los padres del novio, se dirigían a los padres de la novia efectuando la petición. Una petición o solicitud que no se efectuaba directamente, sino mediante la utilización de unConsejo de Ancianas, que eran las encargadas de efectuar el “recado” de la familia del novio.
Uno de los usos mas frecuentes eran lo no aceptación por parte de los padres y familia de la novia de la petición la primera vez que esta se efectuaba, continuándose una secuencia de peticiones antes de que esta se aceptara plenamente. En algunas ocasiones la negativa persistía y la ceremonia no se llegaba a efectuar.
Existía sin embargo un curioso uso social que muchos siglos después la sociedad actual ha hecho suyo, y que contrasta con la antigüedad de este uso por la sociedad azteca. Ya que muchos de los que se podrían considerar plebeyos, es decir no pertenecientes a familias acaudaladas y poderosas se unían libremente y cuando disponían de los recursos necesarios, realizaban todas las ceremonias de rigor.
Lo poco que se sabe del rito de las uniones matrimoniales, nos indica que la ceremonia nupcial, se celebraba en la intimidad de las dos familias, generalmente al atardecer y en ella era uso común y natural que los novios ataviados con sus mejores galas, así como sus familias, se reunieran alrededor del fuego y allí se intercambiaran vestidos y presentes y ambos se dieran de comer entre si, como símbolo eterno ante los dioses de su ayuda mutua para el futuro de sus vidas en común.
En la sociedad azteca, era de uso también el divorcio, pero este estaba sujeto a los rigores de una sentencia judicial, en la que se habían analizado las causas de la petición. Si los jueces daban por buena la separación, ambos cónyuges están libres para poder volver a contraer matrimonio.