“Con mi cuerpo, mi palabra y mi espíritu en perfecta unidad,
mi corazón acompaña el tañido de la campana.
Que quienes la oigan despierten de su olvido
y trasciendan toda angustia y todo pesar.”
Thith Nhat Hanh
Los monjes budistas, en la quietud de sus templos, acostumbran a traspasar el umbral del sueño (despertar) por el tañido de una campana. Ese sonido conecta sus neuronas y pone en marcha todo su cuerpo y su mente. La característica de un despertar correcto es la unidad armónica del cuerpo (respiración) con la palabra (sentido de pertenencia a la humanidad) y con el espíritu (la mente). Eso se llama paz mental. Lo incorrecto y muy común es despertar con la mente trabajando en el pasado (lo que pasó ayer en esa reunión de trabajo o en la cena familiar) y en el futuro (lo que debemos hacer para solucionar el pasado). Lo común es despertar con ira y con el ego alterado (¡Cómo me pueden hacer eso a mí!). El que despierta debe hacerlo dejando atrás el sueño (¡Como quisiera seguir durmiendo!) y proyectándose más allá de sus angustias. El que despierta debe hacerlo con la mente del principiante: nueva, vacía, curiosa e interesada.
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“No creas en algo simplemente porque ha sido transmitido por muchas generaciones. No creas en nada simplemente porque ha sido dicho y rumoreado por muchos. No creas en nada simplemente porque esta escrito en las Sagradas Escrituras. No creas en nada meramente por la autoridad de maestros, mayores u hombres sabios. Cree solamente después de cuidadosa observación y análisis, cuando encuentres que concuerda con la razón y que conduce a lo bueno y al beneficio de uno y todos. Entonces acéptalo y vive según ello”. Budha
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Pocos son entre los hombres los que llegan a la otra orilla;
la mayor parte corren de arriba abajo en estas playas.
Buda
Cuesta echarse a nadar para cruzar el río de la conformidad. ¡Nos sentimos tan cómodos en nuestro círculo de confort! ¡Si hasta lo santificamos y le damos atributos de permanencia y eternidad! Como si lo que vivimos en el presente nunca fuera a cambiar. Pero cambiará, no te quepa duda. Trata, por lo tanto, de dejar de correr por la orilla y nada, cruza ese río, conquista tu inseguridad y con ello conquistarás tu libertad.
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“En verdad que vivimos felices si no odiamos a aquellos que nos odian, si entre hombres que nos odian habitamos libres de rencor”. Buda. Dhammapada.
Toda una lección de zen: si aprendemos a vivir sin juzgar, ni el odio ni el rencor ni la envidia formarán parte de nuestros pensamientos. No es un mandato de amor hacia los que odiamos o envidiamos, porque eso es una ingenuidad. Es un acto de autodefensa en pro de nuestra propia integridad mental y física. En la medida que no formamos opinión respecto a los demás, ganaremos serenidad y quietud y las causas de la infelicidad se diluirán como azúcar en el agua. No pienses en amar a tu enemigo; sólo piensa en amarte a ti mismo. Acéptalo con consciencia y no bajes la guardia, pero tu mente debe estar siempre quieta, serena, reactiva si es necesario. La paz nace de no juzgar y se hace entre enemigos.
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“Como una bella flor, llena de colorido pero sin perfume, así es estéril la palabra hermosa del que no actúa conforme a ello. Como una bella flor, llena de colorido y con perfume, así es fecunda la palabra hermosa del que actúa conforme a ella”. Dhammapada
La diferencia está en la consecuencia. La palabra sin la acción consecuente es estéril y vana. El mundo está lleno de flores sin perfumes; lo triste es que esa palabra bella tomó carta de ciudadanía y ya los pueblos ciegos la prefieren a la perfumada.
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“Sabios son aquellos que dominan el cuerpo, la palabra y la mente. Ellos son los verdaderos Maestros.” Dhammapada 17:14
Una persona sabia es aquella que trasciende para sí, no para los demás. Su sabiduría no la usa para impresionar sino para cultivarse; el resto de la gente es solamente su complemento. Él mismo es su propio jardín.
El sabio cuida de su cuerpo, no lo envenena, lo limpia y lo mima, porque sabe que es la plataforma de toda su existencia. El que sacrifica su cuerpo buscando mejorar su alma es un necio. ¿Cómo va a avanzar un carro si no cuidas sus ruedas ni su armazón? El sabio cuida su cuerpo practicando la respiración adecuada y alimentándose con lo que le trae beneficios.