Existen objetos que tienen tras de sí infranqueables maldiciones. Tal es el caso del Diamante de la Esperanza, del Zafiro Púrpura de Delhi y del coche de James Dean. Pero también hay otros objetos que son malditos en el sentido de traer malas energías: muñecos vudú, cráneos, símbolos satánicos, etc…
Un objeto maldito es algo que puede comprenderse de las siguientes formas: o bien como un objeto que simplemente atrae mala energía; o ya, en sentido estricto, como un objeto que atrae mala energía y está ligado a una maldición concreta.
Existen diversos criterios para clasificar a los objetos malditos. Uno de ellos es el carácter individual o el carácter genérico del objeto: de ese modo, el auto de James Dean pertenecería a la primera clase, mientras que las estatuillas de Satanás y los muñecos de vudú a la segunda clase.
Célebres Objetos Malditos
La Piedra Maldita de Carlisle
Desde hace unos cuantos años, al pueblo inglés de Carlisle le han caído inundaciones, fiebre aftosa, altos índices de desempleo, y una indiscutible decadencia en su equipo de fútbol. Para las autoridades locales y la mayoría de pobladores, la culpa la tiene la “Piedra Maldita”, una gran roca en la cual yace grabada una maldición escrita en el año 1525.
El origen de la Piedra Maldita se remonta al año 2001, cuando el artista Gordon Young, por encargo del ayuntamiento, grabó sobre una gran piedra la maldición que, en el año 1525 y en base a varios libros, el arzobispo de Glaslow creó “contra los que osaran saquear, destruir o robar en sus territorios ”. Una maldición compuesta de 1069 palabras, inicialmente destinadas a los “bárbaros del norte, que hacían incursiones en la región”.
El Diamante de la Esperanza
La leyenda sitúa el origen de esta gema en la India, donde se cree que estaba engarzado en una estatua de la diosa Sita, dentro de un templo de dicha deidad. Pero el diamante fue robado, y no se supo de él hasta los años 1660-1661, fecha en que el mercader francés Jean Baptiste Tavernier lo adquirió y se lo vendió al rey Luis XIV de Francia, en el año 1669, a cambio de 220.000 libras.
Se cree que el diamante tenía una maldición, a consecuencia de la cual, tras venderlo, Tavernier terminó quebrando económicamente y huyendo a Rusia, donde murió de frío y su cadáver fue encontrado mordisqueado por las ratas…
El Diamante Koh-i-Noor
Este diamante, cuyo nombre significa “La Montaña de Luz”, tiene un pasado nada luminoso… Pesa 105 quilates, alguna vez estuvo entre los más grandes diamantes del mundo, y ha pasado por manos de gobernantes hindúes, mongoles, persas, afganos, sikh y británicos. Fue tomado como trofeo de guerra una multitud de veces, y todos sus propietarios perdieron el trono o cayeron en desgracia. La razón de eso está en la maldición que tiene, y que figura en un texto hindú del año 1306, fecha de la primera aparición confirmada de la joya. Dice así la maldición: ‹‹Quien posea este diamante dominará el mundo, pero también conocerá todas sus desgracias. Solo Dios, o una mujer, pueden llevarlo con impunidad››.
El Zafiro Púrpura de Delhi
Científicamente esta joya no es algo demasiado sorprendente, pero histórica y culturalmente sí. Se trata de una enorme amatista (confundida con un zafiro) de color púrpura, rodeada por un misterioso anillo de plata en que se ven símbolos astrológicos y palabras místicas; a los lados del anillo de plata que rodea la gema, están dos joyas escarabajo talladas juntamente.
Se cree que la joya es originaría de la India, que estaba en un templo de la diosa Indra en la ciudad de Delhi, hasta que fue robada en un motín (hecho por los ingleses…) durante el año 1857. Supuestamente, la piedra tenía una maldición que fue activada con su robo.
Después del robo, la piedra fue llevada a Inglaterra por el coronel W. Ferris, pero no pasó mucho tiempo que ya toda la familia del coronel padecía problemas de salud, y además la situación económica era terrible. ¿Sería la gema la culpable? Inicialmente el coronel no estaba seguro, pero cuando se la dio a un amigo y éste se suicidó incomprensiblemente, W. Ferris no dudó en el carácter maldito de la piedra.
Los cuadros de los niños llorosos
Durante los años 70, surgió la moda de decorar las casas con cuadros de niños llorosos. El autor de los cuadros era supuestamente un tal Bruno Amadio, quien quizá era de origen italiano porque firmaba sus cuadros como “Giovanni Brangolin”.
Sobre el tal Bruno Amadio, existía la leyenda de que era un pintor que había pactado con el Diablo a cambio de fama y reconocimiento, pues ya a mediados del siglo XX sus cuadros eran muy populares y tenían cientos de reproducciones.
Lo terrorífico del caso surge cuando se empezaron a acumular historias de incendios en que lo único que quedaba a salvo de las llamas dentro de la casa calcinada, era uno de los cuadros de niños llorosos que Bruno Amadio creaba, aunque fuese copia y no original. Surgió así la leyenda de que, tener colgado uno de los niños llorosos de Bruno Amadio, equivalía a padecer la maldición de un incendio y de fenómenos paranormales.
El auto de James Dean, “Little Bastard”
El lema de este fallecido actor era: “vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver”. Él cumplió su lema y murió demasiado temprano.
Todo comenzó cuando se rodaba la película Gigante, y James Dean compró un Porsche 550 RS Spyder, al que bautizó como “Little Bastard” (pequeño bastardo) y manejó aceleradamente el 30 de septiembre de 1955, muriendo al chocar con un Ford Tudor. Su acompañante, un mecánico y amigo del actor Rolf Weutherich, sobrevivió pero se fracturó una pierna y la clavícula.
George Barris, un tipo que había arreglado varios coches de famosos, se quedó con el Little Bastard a ver qué partes podía utilizar. La maldición comenzaba.
La Mujer de Lem
La mujer de Lem es una escultura que data del 1500 A.C. y fue encontrada en Chipre en el año 1878. Su primer dueño fue un coleccionista inglés, y en 4 años él y toda su familia estaban muertos. Después, el siguiente propietario también murió a los 4 años de tenerla.
Se la llevó entonces al Museo de Edimburgo, y a los cuatro años el encargado del museo murió. Según parece, la estatua tiene una maldición asociada al 4, hecho que quizá esté vinculado a los 4 arcos de sus orejas y a los 4 collarines de su cabeza.