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La relación entre las primigénias creencias yahwistas y la Corona de Espinas. Una conjetura.

Según las creencias cristianas, dos de las alegorías burlescas de los encargados en crucificar a Josue “El nozrim”, mas conocido como Jesús de Nazareth. Una fue titularle como “I.N.R.I”. o Iesvs Nazarenvs Rex Ivdaerovm“, y otra investirlo con una “corona de espinas”.  Tal decisión, la última, podría entenderse como un castigo mas dentro de la extensa pasión del icono del cristianismo y una ridiculizante alusión a su supuesta condición regia, pero tal vez, y digo tal vez,  contenga un mayor significado del que en un principio podríamos suponer.

coronadeespinas

Dentro de los estudios realizados para datar la “Sabana Santa” y en 1997, el botánico de la Universidad Hebrea de Jerusalem Avinoam Danin informó de la existencia de hasta cincuenta y ocho tipos de polen en el lienzo, diferentes, y  entre los que podían encontrar el del Chrysanthemum coronarium,  Cistus creticus y Zugophyllum. Por último, aseguraba tal estudio que en la parte afecta a la corona de espinas, había sido  posible observar pólenes de  Gundelia Tournefortii, una planta del género de las farenógamas que actualmente se creen endémicas de las regiones semi-desérticas de Oriente Próximo, y que tienen como cualidad ser de tipo espinoso, y por tanto supuesta fuente de fabricación de la corona que portó Jesucristo. Independiente de los diferentes estudios que se han hecho aludiendo a que el “Sudario de Turín” es una reliquia con una antigüedad aproximada de 800 años, vamos a intentar, desde una perspectiva diferente a las pruebas del Carbono 14, corroborar la supuesta falsedad de las muestras aportadas por Max Frei.

«Estando pastoreando Moshe las ovejas de Yitro;  su suegro, el sacerdote de Madian, dejó el rebaño a espaldas del desierto y se encaminó a Chorev/Horeb, Har HaElohim/ La Montaña de Dios. Y el Malach Hashem/ Espíritu de Yahweh  se le apareció en medio de una llamarada de fuego dentro de una sēneh/zarza ; y él miró, y hinei/santa, la zarza ardía en fuego y la zarza no se consumía.» Éxodo 3:1-2 Biblia Ortodoxa Hebrea 

Las alusiones bíblicas al término hebreo ” סְנֶה” ,”sēneh”, también se encuentran en otros pasajes, caso del Deuteronomio, y donde el epiteto “šoknî sēneh” es aplicado a Yahweh:

«Y por los regalos de Ha’aretz/La Tierra y de su plenitud; Y que el buen deseo de Aquel, el que šoknî sēneh/habita en el espino, permita que las bendiciones caigan sobre la cabeza de Yosef, y sobre la parte superior de la cabeza del que se separó de sus hermanos. » Deuteronomio  33: 16 Biblia Ortodoxa Hebrea

Éste texto de alabanza hacia los parabienes recibidos por el  renovado dios de la tribu de Yæhudah, hace mención a José y, tal vez, a Moisés como “el que se separó de sus hermanos” en las creencias, haciendo referencia al posible fundador de la desviación teológica yahwista. y que cuya afirmación, incluyendo una parábola con el espino, puede ser corroborada en Jueces 9: 14-15. Parábola que, según la mitología ugarítica, hace referencia a la montaña de ǧabal al-Aqra’,  residencia de los dioses semíticos occidentales, y que estaba protegida por bosques de cedros:

« Entonces dijeron todos los etzim/árboles (sagrados) a la zarza: Ve tú,  y reina sobre nosotros.  Y la zarza dijo a la árboles, Si de verdad me elegís melech/Espíritu sobre vosotros, venid, y refugiaros en mi tzel/sombra, y si no, que Eish/fuego salga del espino y devore los cedros del Líbano. »

La vinculación de plantas espinosas con antiguas divinidades de Egipto y la Creciente Fértil tampoco no nos son ajenas. En Egipto, el arbusto denominado como el árbol “nbs”, “Paliurus Spina Christi” (LDÄ 1 (1975) 659,967), fue una planta sagrada, siendo el símbolo de dioses tales como Amon-Ra, Sodpu, “Señor de los shashu” – también era conocido como el “Guardián de las minas” del Valle de Timna en el Sinaí – y Hathor – Hathor que era sosias egipcia de la semítica diosa Aserah/Astarté, – , Shumacher (1998) y LDÄ 4 (1982, 1067-1068) Como ya ha sido comentado anteriormente y en éstas páginas, la importancia del culto a los árboles sagrados en los rituales semíticos occidentales es preclara. Incluido dentro de éstos “espíritu alados” de los árboles o residentes en ellos, podemos encontrar uno denominado ” il d’rgzm” o “Divinidad de los Espinos” y que se considera afecta a la “Diosa sobre la Rama”, una “diosa-pájaro- espíritu” que está vinculada con la Fertilidad. Casos similares de dioses afectos a arbustos espinosos, podemos encontrarlos también en los panteones mesopotámicos (CAD E 23), si bien éstos con significado desigual.

«[Permite a los Sal]vadores tomar parte del sacrificio. [Concede…] que los fantasmas se sirvan. [Consiente que ello]s coman como (con la necesidad de) un muerto tras la Muerte.  [Permite a ellos se acerque]n y que los espíritus (de los muertos)  vengan. [Permite a ellos…] en el Día del Fruto de Verano. Deja [a los fantas]mas comer. ¡Si, Concede a los [Sal]vadores beber…! Consiente a ellos descender,  ¡ Dios del Árbol de la Jojoba..!,  [ la Diosa] que está sobre la Rama. [Yo he sacrifica]do el holocausto para Amurru..  “Pasaje de la “Epopeya de  Aqhat y Daniel” KTU 1.20; 1-10. 

Paliurus spina-christi

El género “Paliurus”  incluye ocho especies diferentes de arbustos espinosos, entre las que se incluye  la “Paliurus Spina Christi”,  y que al igual que el “Zizyphus jujuba”, también de la familia arbustiva de las Rhamnaceas,   son endémicas de la zona montañosa del Valle de HaArava o Wādī ʻAraba en el Sinaí-Negev de la actual frontera jordano-israelí, hallándose igualmente en el Mediterráneo Oriental y sur de Asia,  y donde se pueden encontrar ejemplares con mas de trescientos años.  El Paliurus “Espina de Cristo” es un arbusto de entre dos y cuatro metros de altura con tallos espinosos en zig-zag,  que posee en unas estípulas, base de la hoja, que se han transformado en espinas desiguales, una de forma “recta” y otra con forma de gancho. La jojoba, cuya envergadura puede llegar a los 10 metros,  al igual que el Paliurus mantiene el mismo tipo de configuración en las estípulas, pero no así en el tronco y cuya teórica protección es sustituida por una fuerte ramificación.  Su fruto maduro es comestible y cuyo proceso de maduración culmina a finales del verano.

Otro argumento positivo para identificar a Yahweh como “El que Reside en el Espino”, en los antiguos cultos yahwistas y su importancia, es el hecho que haya sido mantenido con posterioridad a la conocida “expurgación” de los textos sagrados hebreos – La acepción “Malach Hashem”, “Espíritu de Dios” por el hecho mismo de aparecer el término “Hashem” (Éxodo 3:1-2) , un termino adoptado en el siglo V-IV a.c., certifica su modificación posterior – . H.W. Schmidt (1988), incluso considera posible que el término “sēneh” sea  una incorporación posterior a Éxodo 3,  certificando, de ésta manera, su trascendencia y la antigüedad de epíteto. -Se considera que los textos deuteronómicos son los mas fidedignos y los mas antiguos de la Biblia Hebrea – , concordando así con una pretérita asimilación de creencias entre  el Yahweh del Paliurus Spina Chrsti y el dios del Zizyphus Jujuba ugarítico, cuando en sus primeros momentos el dios hebreo era todavía asimilado con el dios El semítico occidental (De Moor, 1990).

Llegados a éste punto,  no resulta arriesgado conjeturar que la misma corona de espinas de Jesús,  sea una segunda alusión en la cruz a su supuesta condición como “Rey de los Judíos”y en la que tal vez se hacía referencia, por parte de sus verdugos,  al origen de las creencias hebreas a Yahweh:  El dios que residía en un espino.

Referencias:

“Dictionary of the deities and demons in the Bible” Edited by  K. Van der Toorn, B. Becking, P. W. van der Horst (1999)

“Guía de los árboles y arbustos de la Península Ibérica y Baleares” G.A. López González (2007)

Textos:

“An Anthology of Religious Texts from Ugarit” J.C. De Moor (1987) 

Biblos.com

Imágenes:

people.fas.harvard.edu

forum.roro44.com

http://www.lamentiraestaahifuera.com/

Los sacerdotes casados que acoge el Vaticano

Robin Farrow, de gafas, con su familia y otros sacerdotes
El exsacerdote anglicano Robin Farrow (de anteojos sin mitra) es casado y tiene cuatro hijas. En abril será ordenado en la Iglesia católica.

Con cuatro hijas todavía pequeñas y un bebé en camino dentro de unos meses, la mujer de Robin Fellow ya le advirtió: tendrá que llevarse a la menor al trabajo en los días más complicados.

Se trata de una situación que poco llamaría la atención en cualquier parte del mundo si no fuera porque Farrow está a punto de ser ordenado como sacerdote católico.

Este británico forma parte de un grupo de nuevos curas anglicanos que se integrarán a la Iglesia católica en Reino Unido sin la obligación de adoptar el celibato, al contrario de lo que se les exige a los sacerdotes que originalmente son católicos.

«Sé que muchos feligreses católicos se podrán extrañar ante la figura de un padre casado. Pero en mi propia parroquia lleva conversando con los feligreses hace meses y he recibido muchas palabras de apoyo a mi situación. Estudié para una vida religiosa desde los siete años», contó Farrow, de 42 años, en entrevista con BBC Brasil.

Dispensa especial

La regla para los sacerdotes está en vigor desde 2009, aprobada por el entonces papa Benedicto XVI.

Fue una decisión sorprendente debido al perfil conservador del pontífice alemán y muchos analistas del Vaticano la ven como una maniobra para atraer a los anglicanos insatisfechos con algunas de las medidas más polémicas de ese ramo del cristianismo, en especial la ordenación de obispos homosexuales.

Beneedicto XVI de visita en Reino Unido
Fue el papa Benedicto XVI quien abrió la puerta para más conversiones de sacerdotes anglicanos y aceptó nuevas ordenaciones especiales.

El celibato, impuesto en el siglo XII, simboliza el triunfo del espíritu sobre el cuerpo. Es una premisa que sólo la dedicación total a la iglesia puede hacer a un sacerdote.

La posibilidad de una dispensa en Reino Unido tiene como objetivo el reforzar las huestes católicas en un país donde el catolicismo es minoría. Sin embargo, la excepción tiene sus límites.

«En caso de que mi esposa fallezca, Dios no lo quiera, yo no podría casarme de nuevo», explica Farrow.

Lea: ¿Es realmente posible el celibato?

El divorcio también está fuera de discusión.

Escasez de curas

Casos como el de Farrow reavivan el argumento de los defensores de una revisión de la cuestión del celibato por parte de la iglesia.

Dom Erwin (archivo público)
Monseñor Erwin, obispo de Xingú, dice contar con solo 27 curas para 800 comunidades de su región.

Entre los que proponen una flexibilización está monseñor Erwin Kautler, obispo austríaco que desde hace 30 años es el prelado de la parroquia de Xingú, estado de Pará, en Brasil.

Más conocido por ser un acérrimo defensor de las causas ambientalistas y por sus críticas contra la injusticia social de esa región del norte de Brasil, monseñor Erwin expresó recientemente su preocupación con la escasez de sacerdotes a su disposición.

Xingú es una de las mayores circunscripciones eclesiásticas en Brasil, con 365 mil kilómetros cuadrados, pero apenas dispone de 27 sacerdotes.

No es necesario saber mucho de matemáticas para entender el problema de monseñor Erwin. El obispo no ve otra solución que una flexibilización del Vaticano con respecto al celibato.

Él cita, por ejemplo, la regla que los diáconos, ministros eclesiásticos a los que no se les exige ser célibes, puedan celebrar algunos sacramentos, incluidos el bautismo pero no la comunión.

«No estoy defendiendo el fin del celibato. Defiendo el principio que presidir sobre el sacramento de la eucaristía, por ejemplo, no sea una prerrogativa exclusiva de un hombre célibe», afirmó el obispo a BBC Brasil.

«Lo que muchos obispos quieren, y yo soy uno de ellos, es proponer otro tipo de sacerdote al lado del tradicional. Es tomar una posición a favor de las comunidades como las de la Amazonía que prácticamente están excluidas de la eucaristía. Quien quiera optar por una vida célibe tiene todo el derecho a hacerlo. Y hay innumerables personas, tanto hombres como mujeres, que lo hacen y son felices».

De acuerdo a las estadísticas presentadas en un estudio de la Universidad de Georgetown, en EE.UU., citando documentos del Vaticano, la cifra de católicos en el mundo creció 64% entre 1975 y 2008, llegando por primera vez a los mil millones.

Basílica de San Pedro, en el Vaticano
Según estudios, el número de sacerdotes en el mundo está estancado desde hace 40 años, mientras que el de los feligreses aumentó.

El mismo estudio, sin embargo, estima que hay poco más de 400.000 sacerdotes en el mundo y que ese número está estancado desde los últimos 40 años.

En Brasil, según el más reciente censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), 120 millones de brasileños se declaran católicos. Por su parte, el censo anual de la Iglesia católica en Brasil estima en cerca de 22 mil el número de sacerdotes.

Escándalo

Los expertos citan diversas razones para esta desproporción, incluyendo una reducción en la asistencia a la iglesia.

Papa Francisco
Al papa Francisco se le ha pedido revaluar la posición de la iglesia con respecto al celibato.

Pero es el inmenso sacrificio personal que se les impone a los que quieren entrar en el sacerdocio lo que se cita con frecuencia no solo como obstáculo para atraer más feligreses, sino como factor de «deserciones».

En Italia, a las puertas de los muros del Vaticano, se estima que 6.000 sacerdotes han abandonado la sotana para iniciar relaciones.

Ese país actualmente cuenta con 33.000 curas.

La discusión ha ganado fuerza después de la revelación sobre varios escándalos de pedofilia en la Iglesia en los últimos años.

«Nadie discute que el celibato no tenga su valor, pero éste debe ser opcional justamente para evitar evitar desvíos de comportamiento por quien no está preparado para asumir un compromiso tan ilustre», explicó Alex Walker, un excura británico que en 1988 dejó la vida religiosa para casarse.

Sacerdote
En Italia se estima que miles de curas abandonarán el sacerdocio para casarse.

Actualmente, es miembro de la organización Advent Group, que aboga por cambios en la postura del Vaticano y ofrece asistencia a sacerdotes que quieran seguir el mismo camino que Walker.

«Estoy casado desde hace 25 años y no habría dejado la Iglesia si el celibato fuese opcional. Conozco a muchos feligreses que preferirían que sus sacerdotes se pudieran casar».

Resistencia

Monseñor Erwin dice haber presentado su caso al papa Francisco, aunque reconoce que sólo un pronunciamiento de los obispos brasileños cercanos al Vaticano podría avanzar la cuestión.

Paul Sullins
Paul Sullins dice que la posición de la iglesia con respecto a aceptar curas anglicanos casados no es contradictoria.

Las declaraciones más recientes del pontífice sobre el celibato ocurrieron en agosto del año pasado. En una entrevista al diario italiano La Repubblica, el papa Francisco fue citado habiendo admitido que esa condición había «creado problemas» para la Iglesia.

Lea: Sacerdotes casados: los que dejan todo por amor

Pero no sólo son los anglicanos los que consiguen ser la excepción de la regla. En el rito oriental, hay una rama autónoma del catolicismo poco conocida donde los sacerdotes pueden casarse.

Curiosamente, sin embargo, hay curas que gozan de esta excepción que defienden el estatus quo católico.

Tal es el caso de Paul Sullins, sacerdote estadounidense casado y convertido al catolicismo.

Sociólogo de la Universidad Católica Americana, en Washington, Sullins lanzará un libro en abril con un estudio sobre los curas casados en EE.UU. cuyo número, según él, llega a cien.

«El ejemplo de alguien que renuncia al matrimonio y al sexo dentro de una sociedad tan sexualizada como la nuestra es algo formidable. Este sacrificio tiene un valor institucional importante para la iglesia», sostuvo el sociólogo.

Robin Farrow está de acuerdo: «La iglesia sufriría mucho en términos de imagen frente a los feligreses si adoptase muchos cambios en ese sentido. El celibato ayudó mucho a la iglesia en términos de carisma».

Magdalena, Esposa Arquetípica

Dentro del campo de la conciencia, como el lector habrá advertido, damos notable importancia a la lectura de las imágenes, los arquetipos, los símbolos, que conectan una información con los aspectos ocultos del ser, almacenados en el subconsciente. En ese sentido, aportamos el siguiente documento, que gira alrededor de una figura despreciada por la cultura religiosa: María Magdalena. Tachada como prostituta, Magdalena es una imagen del Cristo femenino, como desmostraremos a continuación; así fue considerada antes de que el poder terrenal afectase a los hechos acaecidos hace dos mil años. El respeto que los creyentes en Jesús de Nazaret le tenían, muy posiblemente, se manifestó en las creaciones artísticas que llegan hasta la Edad Media, en donde la imagen de la Virgen Negra representa a Magdalena. Esa veneración que equipara la mujer al hombre, mediante la consideración de Magdalena como Esposa (incluso, aunque no se llevase a términos oficiales) de Jesús, tenía (y tiene) tremendas repercusiones, puesto que pone en tela de juicio la concepción falocéntrica de nuestro mundo. Se entiende, pues, que a partir de la Edad Media, la Virgen Negra fuese ‘reciclada’ en la Virgen María, vaciando al arquetipo de toda la riqueza que podría facilitar la identificación de las mujeres con su Cristo Femenino. Fue la propia Iglesia Católica, la que llevó a cabo ese reciclaje, luchando contra las ideas heréticas que ponían en duda la legitimidad de la Iglesia de Pedro. Pedro, el pescador, que –como podremos ver- representa a la perfección la antítesis del arquetipo femenino, cuyos resultados son más que evidentes en el catolicismo.
El teólogo e investigador Ramón Jusino postula una hipótesis valiente y verosímil sobre la anulación de la figura femenina en la historia del cristianismo.
Jusino defiende que aquel que se define en el Evangelio según san Juan como el discípulo amado es, en realidad, un disfraz tras el que se oculta la personalidad de María Magdalena. Su tesis se construye sobre los pilares fundamentales de los textos de Nag Hammadi (http://www.metalog.org/files/introd.html) y el propio Cuarto Evangelio, el de Juan.
Los cuatro evangelios que nosotros conocemos se escribieron para cuatro primitivas comunidades cristianas distintas, pero no fueron los únicos textos que hablaban de la palabra de Jesucristo en las primeras congregaciones.
Una muestra de ello son las Escrituras de Nag Hammadi, un conjunto de papiros manuscritos en lengua copta (egipcio de los primeros siglos de cristiandad) hallados junto al río Nilo en Egipto en 1945, pertenecientes a una agrupación cristiana del génesis de la iglesia.
Las investigaciones de Jusino se construyen sobre las realizadas por el más reconocido especialista católico en textos bíblicos de los EEUU, Raymond E. Brown.
Según Jusino, en la emergente iglesia de hace casi dos mil años los líderes masculinos no vieron con buenos ojos, dada la posición de las mujeres en aquellas sociedades, que las discípulas femeninas tuviesen relevancia en los textos que conformaría la tradición de la iglesia, por lo que cualquier papel de éstas en el liderazgo de la comunidad e incluso en los episodios vividos junto a Jesús, debían ser eliminados. Así, realmente tras el discípulo amado del Evangelio de Juan se hallaría una discípula amada de manera especial por el Maestro, y no un varón.
Pero vayamos por partes. No pocos de los eruditos sobre textos bíblicos dan por hecho que el autor del Evangelio de Juan no fue Juan de Zebedeo, sino que fue escrito por otras manos. Lo indudables es que, por los detalles que se desprenden de la narración, conoció personalmente al Maestro. ¿Quién fue en realidad?
Jusino identifica varias fases en la confección de dicho evangelio: Una primera versión originada por el discípulo amado y otras posteriores que modificaron la autoría original de los manuscritos, suprimiendo el papel de la de Magdala (que significa ‘torre’) como autora y líder de esa comunidad primigenia.
Siguiendo esta tesis debemos saber que en el seno de esa comunidad que acababa de nacer se produjo un cisma, entre los que no estaban dispuestos a modificar el contenido del legado que habían heredado (secesionistas, como los denomina Brown), y los que se decidían por una iglesia más institucional (apostólicos), que tacharon a los secesionistas de herejes. Fue tras esta ruptura cuando se modificó esa primera versión, con lo cual, cada comunidad defendió el texto como propio, mientras que el que llegó hasta nosotros fue la obra que perteneció a la comunidad apostólica, los que se aliaron con la iglesia institucional emergente.
Se hace preciso recordar que en la Ley Judía el testimonio femenino no contaba para nada. Recordemos también que María Magdalena es el primer testigo de la resurrección de Jesús y, sin embargo, el misterio se cierne sobre ella. El desconcierto y la vergüenza de los líderes varones de esas primeras comunidades habría propiciado que su figura se disfrazase, así que el escritor del Cuarto Evangelio guardó la identidad del discípulo amado en secreto; papel representado por María -líder de su comunidad y compañera del Maestro-, que desaparece para asumir el rol de la común mujer judía, convirtiéndola en todo lo apocada, penitente y llorosa que habría de ser ejemplo para el orbe femenino. Así acaba convertida en icono de sumisión, de acatamiento a la orden masculina, minimizando el carácter que el propio Jesús le había reconocido.
Sin embargo, los secesionistas, siendo el grupo más numeroso de los dos, derivarán la identidad de su líder femenino hasta las comunidades de cristianos que habrían de escribir los textos que hoy conocemos como de Nag Hammadi. Préstese suma atención a dos destacados párrafos de dichos textos (1):

‘Había tres llamadas María (Mariam), quienes caminaban con el Amo todo el tiempo: Su madre, su hermana y la magdalena, que es llamada su pareja. Así su verdadera Madre, Hermana y Pareja, se llaman Mariam.’

‘La sabiduría que los humanos llaman estéril, es la Madre de los Ángeles. Y la pareja de Cristo es Miriam Magdalena. El Amo la amaba más que a todos los demás discípulos, y la besaba a menudo en la boca. Él abrazaba también a las otras hembras, mas le dijeron: ¿Por qué la amas más que a todas nosotras? Él les dijo: ¿Por qué no os amo a vosotras como a ella? Mientras un ciego y un vidente están en la oscuridad no se distinguen entre sí, pero cuando venga la claridad, entonces el vidente verá la luz, mas el ciego quedara en las tinieblas.’

Estos fragmentos confirman que en algunas comunidades de ese principio se conocía a María de Magdala como la discípula amada y compañera de Jesús. De hecho, en la segunda fracción, el Maestro aclara que el motivo de su amor hacia ella tiene un origen más allá de lo humano, dando a entender -por medio de una comparación muy simple- que ambos son lo mismo. Obviamente, la verdadera personalidad de la Magdalena queda oculta tras su rol de aparente discípula, quedando fuera cualquier homologación.
Veamos ahora dónde aparece en el Cuarto Evangelio el discípulo amado:
1) Lo vemos apoyado en el pecho de Jesús durante la Última Cena, siendo intermediario entre Pedro y el Maestro, cuando el pescador le pide que le pregunte por la identidad de su traidor.
2) Aparece junto a la cruz acompañando a la madre de Jesús, a María Magdalena y otras mujeres; allí el crucificado le pide que se haga cargo de su madre.
3) Lo veremos corriendo a ver la tumba después de que Magdalena diera el aviso de que ésta estaba vacía. Tras la Resurrección será el primero en fijarse que el hombre que habla a los discípulos que están pescando es Jesús, de lo cual advierte a Pedro.
Si hubiese sido Juan de Zebedeo -el hijo del trueno-, el autor de este evangelio, ¿cómo se entiende que se proclame a sí mismo como el discípulo amado? No creemos que las veces que se hace referencia a dicho anónimo discípulo sea producto de la vanagloria y la jactancia del propio Juan. Y si no fue así, ¿cómo es que hay dos tradiciones bien asentadas que hablan del discípulo a quien Jesús quería mucho identificándose como dos personas distintas?
Jusino da tres explicaciones:

1~ No existe conexión alguna entre los dos personajes; se trata de una coincidencia que en el Cuarto Evangelio se hable del discípulo amado y que en los evangelios coptos a la Magdalena se la identifique no solo como la discípula que más amaba Jesús, sino que la llama claramente ‘su compañera’.
2~ La tesis de Brown: los evangelios de Nag Hammadi se inventaron una tradición basada en la figura de María Magdalena, en virtud a su papel de principal receptora de la resurrección.
3~ Tesis de Jusino: el Cuarto Evangelio se está refiriendo a María Magdalena; de igual modo que es de esa fuente (en la versión salvaguardada por los secesionistas) de donde parten los textos de Nag Hammadi que hacen referencia a ella. La diferencia estriba en que los cristianos apostólicos transformaron los textos para hacerlos más ‘políticamente correctos’ con la iglesia que se estaba formando. Siempre pensando en la cantidad de seguidores más que en la calidad. Fueron ellos los que borraron toda alusión a Magdalena para validarlo a los ojos de los líderes de una iglesia que no vería con buenos ojos un evangelio escrito por una mujer, ya que esos textos nunca tendrían validez dado que el ministerio femenino jamás sería considerado apostólico.
Con todo ello, a nuestro juicio, la tercera es la hipótesis que parece más real. No ver la relación entre los dos textos (Cuarto Evangelio y Nag Hammadi) es ridículo; el propio Brown señala que son abundantes las semejanzas entre las ideas de ambos textos.
Así tenemos que, como señala la tercera opción, el redactor definitivo del Cuarto Evangelio substituyó cualquier alusión a Magdalena por el discípulo amado, tratando de hacer un relato coherente que, sin embargo, se tornaría turbulento -tal como señala Jusino- cuando en una misma escena aparecen el discípulo amado y Magdalena.
La tradición era suficientemente conocida como para anular la presencia de María en dos de las más destacadas secuencias de los evangelios: la Crucifixión y la Resurrección. Su presencia en ambos momentos era posiblemente conocida por todos los cristianos primeros. ¿Cómo hacer que ambos discípulos aparezcan en el mismo espacio al mismo tiempo? Es difícil, ya que el redactor del evangelio se veía en la obligación de hacer que el fundador de su comunidad fuese un testigo ocular de esos importantes acontecimientos y, al mismo tiempo, no podía eliminar la figura de Magdalena. Así que optó por una salida rápida y diplomática: en las escenas en las que simultáneamente aparecen María y el discípulo amado el texto debe dar a entender que ambos son individuos distintos. Tarea muy difícil…
Consecuentemente, en las dos escenas en las que aparecen juntos ambos personajes (en la Resurrección y en la Crucifixión) hallamos una débil estructura que evidencia lo que Jusino expone. Veamos:

‘Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, él dijo a su madre:’Mujer, ahí tienes a tu hijo’. Luego le dijo al discípulo: ‘Ahí tienes a tu madre’. Desde entonces, ese discípulo la recibió en su casa.’

Esta escena sólo aparece con tal precisión en el Cuarto Evangelio (2); en los demás el discípulo amado no está junto a la cruz. Los otros tres evangelios -Mateo, Lucas y Marcos-, los denominados evangelios sinópticos (llamados así por considerarse procedentes de una única fuente), tienen en común que las únicas personas que presenciaron esa muerte fueron las mujeres antes nombradas, la Magdalena entre ellas, pero nunca Juan.
En Lucas se dice que ‘sus conocidos y las mujeres que le seguían’ presenciaron su muerte. En Mateo sólo están las mujeres, al igual que en Marcos. En el Cuarto Evangelio están las mujeres y el discípulo amado. Imaginemos cuatro documentales de diferentes autores y una misma temática, en los que un personaje central aparece en las imágenes de los cuatro, siempre acompañado por las mismas personas, pero en el cuarto de los reportajes un nuevo acompañante ha sido digital y artificiosamente añadido.
De hecho, no sólo física sino espiritualmente, es más comprensible que cambiemos el género del discípulo a quien Jesús encomienda su madre, pues si tal como los otros textos afirman, María Magdalena era su pareja, esa despedida de ‘Mujer ahí tienes a tu hija; discípula, ahí tienes a tu madre’, reflejaría no solo la petición de amparo más coherente, sino el puesto que en la concepción real de Jesús ella tenía. Dicho de otro modo: esa encomienda haría alusión al comienzo (o continuidad) de la misión física y espiritual de la Magdalena, una vez la de Jesús está a poco de concluir.
En el Evangelio de san Lucas es sólo Pedro quien va a ver la tumba después de María; en Mateo y Marcos no se hace siquiera mención a que alguien fuese después de la Magdalena. La siguiente escena sobre la Resurrección la encontramos solamente en el Evangelio de Juan (3):
‘El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio quitada la piedra que tapaba la entrada. Entonces se fue corriendo a donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo: ‘¡Se han llevado del sepulcro al señor, y no sabemos dónde lo han puesto!’
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar y vio allí las vendas, pero no entró. Detrás de él llegó Simón Pedro y entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas y además vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado y creyó, pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar. Luego, aquellos discípulos regresaron a su casa. María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando.’
Si imaginamos la escena como si fuese una película diríamos que el director está loco de remate. La película podría llamarse La mujer que nunca estuvo allí… ¡¿Qué fue de María Magdalena?! ¿Está o no está en el sepulcro? ¡Claro que sí! De hecho es la única que visita la tumba junto a Pedro.
Evidentemente, el redactor hace malabarismos con los personajes hasta tal punto que no sabe ni dónde ha de colocarlos.
Como se entenderá, la trascendencia de estas conclusiones es bien grande, pues pasajes que antes se veían desde la perspectiva Jesús~Juan, ahora se tornan en Jesús~María, con todo lo trascendente que ello conlleva, dejándonos comprender la verdadera y preciosa significancia de la expresión discípulo más amado.
En conclusión, diremos que todo esto nos conduce a evidencias convincentes que afirman que María Magdalena, fue convertida en un discípulo masculino anónimo durante todo el Cuarto Evangelio, excepto en los momentos en que no se podía evitar la mención de su presencia.
Apuntan Jusino y Brown un aspecto curioso que sirve de apoyo a esta tesis, y es la rivalidad existente en el Cuarto Evangelio entre Pedro y el discípulo amado. Estos son algunos ejemplos:
1~Como ya vimos, durante la Ultima Cena el discípulo amado está apoyado en el pecho de Jesús, y Pedro le pide que interceda ante el Maestro para saber por la identidad del traidor (4).
2~Tras la prisión de Jesús este discípulo anónimo tiene acceso al palacio del sumo sacerdote. Pedro no lo tiene (5).
3~El discípulo amado es el primero en creer en la resurrección. Pedro –desconfiado del testimonio femenino- sale a comprobar por el mismo lo que la Magdalena aseguraba, ‘pues a los apóstoles tales relatos les parecieron desatinos y no los creyeron’(6).
4~El discípulo amado es el único en reconocer a Jesús resucitado mientras éste le habla desde la orilla a los discípulos que están pescando. Es el discípulo amado el que le dice a Pedro ‘¡es el Señor!’, a lo que éste responde tirándose al mar (7).
5~Pedro lo cela preguntando a Jesús acerca del destino del discípulo amado (8).
El recelo de Pedro hacia Magdalena es equivalente al que siente el hombre –pétreo representante del racionalismo- hacia la mujer, bastión de la intuición y los misterios de la Vida; la separación de ambas naturalezas es el núcleo original de la caótica existencia de una humanidad cuyas energías (masculinas y femeninas), han sido enfrentadas.
Pero además, observando el historial de la iglesia romana nacida de Pedro y Pablo, y aún a pesar de que a Magdalena se la denomine apostola apostolorum (apóstola de apóstoles), queda claro –a través de la marginalidad a la que se ha sometido al género femenino- que el reconocimiento a su figura es meramente simbólico, carente de la sustancia que equipare –en la práctica- la mujer al hombre, tanto en el seno de la iglesia como en la sociedad, así sea secular.
Curiosamente en los manuscritos de Nag Hammadi existe una relación entre Pedro y María Magdalena cuya naturaleza es la misma que la que acabamos de exponer. Véasen dos ejemplo:
* En el Evangelio de María Magdalena (9) Pedro se siente celoso de las revelaciones que ella ha recibido del Cristo, pero ocultas a los discípulos varones.
* En el Evangelio de Tomas (10) Pedro dice lo siguiente sobre ella: ‘Que María salga de entre nosotros, pues las hembras no son dignas de la Vida’. Casi nada…
El paralelismo entre la rivalidad de Pedro y el discípulo amado y la existente entre el pescador y la Magdalena, consolida la hipótesis aquí expuesta sobre una sola personalidad y dos denominaciones.
El encubrimiento de la verdadera identidad de ese discípulo amado supone un empobrecimiento del legado de ese ser llamado Jesús. Sin embargo, creemos que es comprensible la actuación de esas primeras comunidades cristianas, teniendo en cuenta las férreas condiciones sociales de hace dos mil años; no es tan comprensible que aun hoy, ni la discípula a la que Jesús más amó (ni las demás mujeres), hayan recuperado el espacio que les corresponde frente al varón. De lo cual deben pedirse responsabilidades a la Iglesia Católica, adoctrinadora desde las escuelas.
Ahora tenemos la madurez para ver la película completa. Vale, puede que no la versión definitiva, pero al menos se acerca más a la verdad que la que teníamos antes; ahora empiezan a salir a la luz las secuencias ‘censuradas’, las que deliberadamente cortaron para que no llegasen hasta nosotros.

‘Jesús ve unos nenes que están mamando y dice a sus discípulos: Estos nenes que están mamando se asemejan a los que entran en la soberanía.
Le preguntan: ¿Al convertirnos en nenes entraremos en la soberanía?
Jesús les responde: Cuando hagáis los dos uno, y hagáis el interior como el exterior, y el exterior como el interior y lo de arriba como lo de abajo, y así establezcáis el varón con la hembra como una sola unidad, de tal modo que el hombre no sea masculino y la mujer no sea femenina, entonces entraréis en la soberanía.’
~Evangelio de Tomas, logión 22, Nag Hammadi~

Este último fragmento refleja a la perfección que únicamente la re-unión de las dos energías (masculinas y femeninas), puede hacer realidad el retorno de la soberanía perdida, que no es otra cosa que la esencia original que como seres (como portadores de la chispa cósmica) tenemos. Así, ‘entraréis en la soberanía’ no es sino recuperar nuestra memoria, nuestra identidad primigenia.
Las diferencias entre los otros tres evangelios canónicos y éste último de Juan, son definidas por el escritor Peter Calvocoressi (11) de la siguiente manera: ‘El marco de referencia de Juan, sin embargo, es mucho más amplio y está expresado asimismo con un lenguaje de una sofisticación mayor. Del mismo modo que Pablo amplió el alcance del mensaje cristiano para extenderlo a los gentiles, Juan lo llevó aún más allá al enmarcarlo dentro del plan general de Dios: “En el principio existía la Palabra…”. La Palabra o el Logos (Entendimiento divino), es el plan de Dios que antecedió a la creación, y, por ello, el relato que hace Juan del ministerio y la Pasión de Jesús encuentra un lugar dentro de un plan diseñado por Dios desde antes de la creación y que sólo concluiría con el Fin de los Tiempos.’
El apóstol Pablo, aquel que se nombró a sí mismo Apóstol de los Gentiles dice en oposición al Cristo, al que por cierto jamás conoció: ‘Quiero que sepáis que la cabeza de todo varón es Cristo, y la cabeza de la mujer, el varón.’
Añadiremos que sólo alguien muy íntimamente ligado a la figura de Cristo podría llegar a tener una conciencia elevada y real de su verdadera naturaleza. ¿Qué mejor que su propia compañera?
De este modo se comprenden perfectamente los versos finales del Evangelio de Juan (12), en los que se narra la tensa conversación de Pedro con el Cristo resucitado a propósito del discípulo amado, que no es otro que María: ‘Viéndole, pues, Pedro dijo a Jesús: Señor, ¿y éste qué? Jesús le dijo: Si yo quisiera que éste permaneciese hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme. Se divulgó entre los hermanos la voz de que aquel discípulo no moriría; mas no dijo Jesús que no moriría, sino: Si yo quisiera que éste permaneciese hasta que venga, ¿a ti qué?.’
Y permanece en el despertar al arquetipo femenino (en hombres y mujeres) que está viviendo el mundo.
Ésta, estimados lectores, ha sido la exposición de una censura de casi dos milenios llevada a cabo por el cristianismo. Una censura que cercena el papel crucial de la mujer. Una mutilación que ha sido muy conveniente para las camarillas de los altares.
El origen del nombre Magdalena es Magdala, palabra hebrea que significa ‘torre’.
En Mateo 21:33, Marcos 12:1 y Lucas 20:9, se nos cuenta una parábola que habla de la importancia del arquetipo femenino y, posiblemente, del propio Sistema de Control:
Un propietario plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una torre. La arrendó a unos labradores y se ausentó. Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió a sus empleados a recibir los frutos. Pero éstos agarraron a los enviados y los golpearon y mataron. El propietario envió nuevos mensajeros y fueron tratados de la misma manera. El dueño se dijo: ‘enviaré a mi hijo, que le respetarán’, pero la respuesta fue la misma: muerte. Ante este panorama, ¿qué ha de hacer el dueño de la viña con aquellos labradores?
(¿Son esos ‘labradores’ unos entes que –supuestamente- enviados desde niveles evolucionados del cosmos (el propietario), encargados de supervisar la evolución del ser humano (las uvas), se adueñan de la viña (la Tierra) y la torre (Magdalena, el arquetipo femenino), provocando la cuarentena respecto del resto del cosmos?)
Magdalena, la Virgen Negra, enlaza con la esposa exiliada que aparece en el Antiguo Testamento, concretamente en el ‘Cantar de los Cantares’. Es negra por estar tostada bajo los efectos del sol (la masculinidad sin frenos que ha dado como resultado el mundo tal como es). Observemos la vinculación evidente entre dos escenas que nos cuentan lo mismo. La primera, Cantar de los Cantares, un libro que habla expresamente de los Esposos (el complemente masculino-femenino); la segunda pertenece al Evangelio de Juan, el momento en que Magdalena descubre que Jesús ha resucitado:
Cantar de los Cantares (3,2-4)
Es de noche:
‘Me levanté y di vueltas por la ciudad, por las calles, y por las plazas, buscando al amado de mi alma. Le busqué y no le hallé. Me encontraron los centinelas que hacen la ronda en la ciudad: ¿Habéis visto al amado de mi alma? En cuanto los había traspasado, hallé al amado de mi alma. Le agarré para no soltarlo hasta introducirlo en la casa de mi madre, en la alcoba que me engendró’.
Juan (20,12)
Es de noche. Magdalena ve a dos ángeles vestidos de blanco, a la cabecera y pies del sepulcro. Le preguntan por la razón de su llanto: Se han llevado a mi señor y no sé dónde le han puesto. Ella se volvió hacia atrás y vio a Jesús, sin reconocerlo. Ella lo acaba reconociendo y ella lo agarra; él le dice: Suéltame.
Magdalena, arquetipo femenino del ser, está en oposición a la figura arquetípica de Pedro y su Iglesia:
La tercera y última aparición de Cristo a los suyos tras la Resurrección se produce cuando éstos están pescando y el discípulo amado (María Magdalena) lo reconoce. Esto se nos narra en el Evangelio de Juan (21,1-14)
Allí se dice que los discípulos, capitaneados por Pedro, salieron de noche a pescar al mar de Tiberíades, pero no obtuvieron pesca alguna. Llegada la mañana se hallaba Jesús en la playa, pero los discípulos no se dieron cuenta de que aquel hombre era Jesús. Éste se dirigió a ellos y les preguntó por la pesca, a lo que éstos le respondieron que no había nada. Entonces, Jesús les dijo que echasen las redes a la derecha de la barca y así hicieron, no pudiendo arrastrar las redes de tanta muchedumbre de peces. Fue entonces cuando el discípulo amado le dijo a Pedro: ‘¡Es el Señor!’ y Pedro lo reconoció y se tiró de la barca. Los otros discípulos ‘vinieron en la barca, pues no estaba lejos de la tierra, sino como unos 200 codos, tirando de la red con los peces’. Jesús les dijo que subiesen la red a la tierra -que estaba llena- y se sentaran con él a comer un pez y un pan que tenía sobre unas brazas encendidas. Por cierto, las redes llevaban ciento cincuenta y tres peces grandes, una cifra que no es casual…
La investigadora de la figura de Magdalena, Margaret Starbird, revela (El legado perdido de María Magdalena, Editorial Planeta, 2005) que mediante la gematría (consistente en la aplicación de valores numéricos a cada una de las letras griegas o hebreas) se puede afirmar que el número 153 se correspondería con Magdalena, la esposa de Cristo, en tanto que esa multitud de peces simboliza a las energías que se fusionan con el Esposo, el Cristo.
La parábola identifica a la ‘noche’ con los tiempos de oscuridad respecto de la conciencia, mientras que ‘la mañana’ representa todo lo contrario, el proceso actual.
Los discípulos congregados en esta escena de la playa son: Pedro, María, Natanael, Tomás, Santiago y Juan de Zebedeo y un séptimo anónimo. Si tomamos los 154 peces (le hemos sumado el que Jesús ya ha puesto en el fuego) y los dividimos entre los invitados al desayuno tenemos como resultado el número maestro 22. El santoral de Magdalena es el 22 de julio, día en el que, por cierto, desde hace cientos de años se lee en las iglesias cristianas, el fragmento antes mencionado del Cantar de los Cantares…
(1)Evangelio de Felipe, Nag Hammadi, logiones 36 y 59.
(2)Juan 19,25-27.
(3)Capítulo 20, versículos 1-11.
(4)Juan 13,23-25.
(5)Juan 18,15-16.
(6)Lucas 24,11-12.
(7)Juan 21,7.
(8)Juan 21,20.
(9)Evangelio de María Magdalena, folio 17.
(10)Evangelio de Tomás, logión 114.
(11)Peter Calvocoressi, La Biblia: Diccionario de personajes, Alianza Editorial (2001)

Sara, la hija de Jesús y María Magdalena.

Conocida como Sara la Negra, esta patrona de los gitanos posee afiliaciones extraordinarias. Entre ellas, la de ser hija de Jesús y María Magdalena.

Las primera leyendas sobre Jesús y su matrimonio con María Magdalena provienen de la época inmediatamnte posterior a la del propio Jesús. Sin embargo, estashistorias fueron relegadas y finalmente desplazadas hacia visiones consideradas como heréticas, de modo que se transformaron en historias clandestinas, secretas y sobre todo peligrosas.

La posibilidad de que Jesús haya contraido matrimonio con María Magdalena y que de esa unión hubiese nacido una niña cobró gran fuerza en la Edad Media; sobre todo en el sur de Francia, más precisamente en la región de Aix en Provence, donde la tradición asegura queMarta y Lázaro de Betania llegaron de su exilio junto a una María Magdalena embarazada.

Otras leyendas sostienen que Sara no nació en Francia, sino que llegó a las costas de la bretaña junto a José de Arimatea (y el Santo Grial) y una corte de seguidores de Cristo que habían huido de Palestina, entre ellos, María Salomé, María de Cleofás (tía de Jesús), Maximino, Marcela, Celidonia, Trófimo de Arlés y algunos otros.

El viaje hacia Francia se realizó gracias a un milagro náutico. La embarcación atravesó el Mediterráneo sin timón ni velas hasta llegar a Nuestra Señora de Ratios, que desde 1838 se llamó Saintes Maries de la Mer, (Santas Marías del Mar), en la región de Provenza, muy cerca de Arlés.

Según la tradición el grupo se dispersó en el año 48 d.C. Lázaro fue a predicar a Marsella, Marta y Marcela a Tarascón, Máximo se dirigió a Aix en Provence, Trófimo a Arlés y María se retiró a una cueva en las montañas de Saint Maximin la Sainte Baume.

La figura de Sara, en cambio, es mucho más esquiva. Las leyendas medievales apenas la sugieren como una posibilidad inquietante. Debido a que su tarea principal era mendigar para financiar las expediciones evangelizadoras de sus compañeros se la asoció al pueblo gitano, y desde entonces se la considera como su patrona o santa, a pesar de que nunca fue canonizada.

No obstante, las leyendas a menudo se contradicen, ofreciendo versiones muy disímiles del mismo personaje. Por ejemplo, se dice también que Sara vivió durante un tiempo en la ribera del Ródano en la Galia. Allí practicaba una especie de magia primordial muy poderosa. Los gitanos la adoraban, y una vez al año realizaban una procesión hasta su casa para recibir su bendición.

Esta misma tradición sostiene que Sara no era en realidad la hija de Jesús, y que su tarea fue ayudar a los exiliados de Palestina que buscaban refugio en aquella zona.

Los que defienden la teoría de que Sara era la hija de Jesús y María Magdalena sostienen que la verdadera identidad de la muchacha debía ser protegida a toda costa; y que no era extraño que se la haga pasar por sirvienta en orden de protegerla de sus enemigos.

Sara aparece en muchas tradiciones orales, pero recien en 1521 se la menciona en un texto de Vincent Philippon llamado: La leyenda de las santas Marías (La légende des Saintes-Maries).

Allí se comenta que en 1447 Renato de Anjou le solicitó al papa Nicolás V una bula para permitirle rastrear los cuerpos de los santos que se veneraban secularmente en la región. Renato encontró los restos mortales de María Magdalena y sus compañeras, y fueron colocados en relicarios ornamentados. La pobre Sara, en cambio, no calificaba como santa, de modo que sus restos fueron conservados en modestísimos relicarios, tal como luego lo registraría Jean de Labrune.

Históricamente no se reconoce ningún culto a Sara, la hipotética hija de Jesús, al menos anterior al 1800. El folklorista Fernand Benoit comenta que los gitanos realizan una extraña procesión anual justo antes de la procesión de las Marías. Esta tradición procede del siglo XV, aunque no se conoce a ciencia cierta si su objetivo era adorar secretamente a Sara.

Los que están a favor de la figura de Sara como hija de Jesús, sostienen que los gitanos buscaban enmascarar su culto, y que la adoraban bajo la forma de una mujer negra, cuya estatua era llevada en andas hasta las costas del mar.

En este sentido, la hipótesis es antropológicamente inviable. Los gitanos proceden de la India, donde adoraban a la diosa Kali representada como una mujer negra como el ébano, y su culto consistía en largas peregrinaciones hacia el mar. Demasiadas coincidencias como para tratarse de dos cultos diferentes.

La historia de Sara no concluye aquí. La idea de que Jesús contrajo matrimonio con María Magdalena y que juntos engendraron a Sara está fuertemente instalada en las leyendas locales. Sin embargo, no se han encontrado pruebas concluyentes que ubiquen su culto en la antigüedad.

Para los amantes de las sincronías etimológicas hay que decir que el nombre Sara, en hebreo Sarah, significa literalmente «princesa».
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NO HAY FUTURO SIN MEMORIA

 “Es mi ferviente esperanza que el documento ayude a curar las heridas de malentendidos e injusticias pasados y permita a nuestra memoria jugar su papel en el proceso de formación  de un futuro en el cual la injusticia incalificable del Holocausto nunca pueda ser posible otra vez”.
Juan Pablo II.

El 16 de marzo de 1998, el Vaticano presentó el documento Recordamos: Una Reflexión sobre la Shoa en el que, de forma oficial y por primera vez, admite y deplora profundamente la insensibilidad de muchos cristianos frente al Holocausto.
A pesar de las críticas generadas, el texto difundido por el cardenal Edward Cassidy, presidente de la  omisión Pontificia para las Relaciones con el Judaísmo, representa un gran paso en la historia de las relaciones judeocristianas por varias razones:
En primer lugar, cabe destacar el mérito de Juan Pablo II quien ha hecho de la buena relación con los judíos un tema central de su papado.
En segundo, el documento constituye una herramienta para impulsar la tolerancia y disminuir el antisemitismo que aún existe.
Por último, representa la deslegitimación del movimiento revisionista que intenta negar la tragedia del Holocausto.

Recordamos: Una Reflexión sobre la Shoa
Texto íntegro del documento

1. La tragedia de la ‘Shoa’ y el deber de la memoria
Se está concluyendo rápidamente el siglo XX y ya despunta la aurora de un nuevo milenio cristiano. El bimilenario del nacimiento de Jesucristo impulsa a todos los cristianos, e invita en realidad a todo hombre y a toda mujer, a tratar de descubrir en el devenir de la historia los signos de la divina Providencia que actúa en ella, así como los modos en los que la imagen del Creador en el hombre ha sido ofendida y desfigurada.
Esta reflexión atañe a uno de los sectores principales en que los católicos pueden tomar seriamente en consideración la exhortación que dirigió Juan Pablo II en la carta apostólica ‘Tertio millennio adveniente’: “Es justo que, mientras el segundo milenio del cristianismo llega a su fin, la Iglesia asuma con una conciencia más viva el pecado de sus hijos recordando todas las circunstancias en las que, a lo largo de la historia, se han alejado del espíritu de Cristo y de su Evangelio, ofreciendo al mundo, en vez del testimonio de una vida inspirada en los valores de la fe, el espectáculo de modos de pensar y actuar que eran verdaderas formas de antitestimonio y de escándalo”.
Este siglo ha sido testigo de una tragedia inefable, que nunca se podrá olvidar: el intento de régimen nazi de exterminar al pueblo judío, con el consiguiente asesinato de millones de judíos Hombres y mujeres, ancianos y jóvenes, niños e infantes, sólo por su origen judío, fueron perseguidos y deportados. Algunos fueron asesinados inmediatamente; otros fueron humillados, maltratados, torturados y privados completamente de su dignidad humana y, finalmente, asesinados. Poquísimos de los que fueron internados en los campos de concentración pudieron sobrevivir, y los que lo lograron han quedado aterrorizados para el resto de su vida Esa fue la ‘Shoa’, uno de los principales dramas de la historia de este siglo, un drama que nos afecta todavía hoy.
Frente a ese terrible genocidio, que los responsables de las naciones y las mismas comunidades judías encontraron difícil de creer cuando era cruelmente perpetrado, nadie puede quedar indiferente, y mucho menos la Iglesia, por sus vínculos tan estrechos de parentesco espiritual con el pueblo judío y por su recuerdo de las injusticias del pasado. La relación de la Iglesia con el pueblo judío es diferente de la que mantiene con cualquier otra religión. Sin embargo, no se trata sólo de volver al pasado. El futuro común de judíos y cristianos exige que recordemos, porque “no hay futuro sin memoria”. La historia misma es ‘memoria futuri’.
Al dirigir esta reflexión a nuestros hermanos y hermanas de la Iglesia católica esparcidos por el mundo, pedimos a todos los cristianos que se unan a nosotros para reflexionar en la catástrofe que se abatió sobre el pueblo judío, y en el imperativo moral de asegurar que nunca más el egoísmo y el odio puedan crecer hasta el punto de sembrar tal sufrimiento y muerte. Especialmente, pedimos a nuestros amigos judíos, “cuyo terrible destino se ha convertido en símbolo de las aberraciones adonde puede llegar el hombre cuando se vuelve contra Dios”, que dispongan su corazón para escucharnos.

II. Lo que debemos recordar
El pueblo judío, al dar su singular testimonio del Santo de Israel y de la ‘Torá’, ha tenido que sufrir mucho en diversos tiempos y en numerosos lugares. Pero la ‘Shoa’ fue, ciertamente, el peor sufrimiento de todos. La crueldad con que los judíos han sido perseguidos y asesinados en este siglo supera la capacidad de expresión de las palabras. Y todo ello se les hizo por el mero hecho de que eran judíos.
La misma magnitud del crimen suscita muchas preguntas. Historiadores, sociólogos, filósofos políticos, psicólogos y teólogos tratan de conocer más sobre la realidad y las causas de la ‘Shoa’. Quedan aún por hacer muchos estudios especializados. Pero ese acontecimiento no puede valorase plenamente sólo con los criterios ordinarios de la investigación histórica, pues exige una “memoria moral y religiosa” y, especialmente entre los cristianos una reflexión muy seria sobre las causas que lo provocaron.
El hecho de que la ‘Shoa’ se haya producido en Europa, es decir, en países de una civilización cristiana de largo tiempo, plantea la cuestión de la relación entre la persecución nazi y las actitudes de los cristianos, a lo largo de los siglos, con respecto a los judíos.

III. Las relaciones entre judíos y cristianos
La historia de las relaciones entre judíos y cristianos es una historia tormentosa. Lo ha reconocido el santo padre Juan Pablo II en sus repetidos llamamientos a los católicos a examinar nuestra actitud en lo que atañe a nuestras relaciones con el pueblo judío. En efecto, el balance de estas relaciones durante dos milenios ha sido, más bien, negativo.
En los albores del cristianismo, después de la crucifixión de Jesús, surgieron disputas entre la Iglesia primitiva y los judíos, jefes y pueblo, los cuales, por su adhesión a la Ley, a veces se opusieron violentamente a los predicadores del Evangelio y a los primeros cristianos. En el imperio romano, que era pagano, los judíos estaban legalmente protegidos por los privilegios otorgados por el emperador, y las autoridades al principio no hicieron distinción entre comunidades judías y cristianas. Sin embargo, pronto los cristianos fueron perseguidos por el Estado. Cuando, más tarde, incluso los emperadores se convirtieron al cristianismo, primero siguieron garantizando los privilegios de los judíos. Pero grupos de cristianos exaltados que asaltaban los templos paganos, hicieron en algunos casos lo mismo con las sinagogas, por influjo de ciertas interpretaciones erróneas del Nuevo Testamento relativas al pueblo judío en su conjunto.
“En el mundo cristiano -no digo de parte de la Iglesia en cuanto tal- algunas interpretaciones erróneas e injustas del Nuevo Testamento con respecto al pueblo judío y a su supuesta culpabilidad han circulado durante demasiado tiempo, dando lugar a sentimientos de hostilidad en relación con ese pueblo”. Esas interpretaciones del Nuevo Testamento fueron rechazadas. de forma total y definitiva, por el Concilio Vaticano II.
No obstante la predicación cristiana del amor hacia todos, incluidos los enemigos, la mentalidad dominante a lo largo de los siglos perjudicó a las minorías y a los que, de algún modo, eran “diferentes”. Sentimientos de antijudaísmo en algunos ambientes cristianos y la brecha existente entre la Iglesia y el pueblo judío llevaron a una discriminación generalizada, que desembocó a veces en expulsiones o en intento de conversiones forzadas. En gran parte del mundo “cristiano”, hasta finales del siglo XVIII, los no cristianos no siempre gozaron de un status jurídico plenamente reconocido. A pesar de ello, los judíos, extendidos por todo el mundo cristiano conservaron sus tradiciones religiosas y sus costumbres propias. Por eso, fueron objeto de sospecha y desconfianza. En tiempos de crisis, como carestías, guerras, epidemias o tensiones sociales, la minoría judía fue a veces tomada como chivo expiatorio, y se convirtió así en víctima de violencia, saqueos e incluso matanzas.
Entre el final del siglo XVIII y el inicio del XIX, los judíos habían logrado, por lo general, una posición de igualdad con respecto a los demás ciudadanos en la mayoría de los Estados, y un buen número de ellos llegó a desempeñar funciones importantes en la sociedad. Pero en este mismo contexto histórico, especialmente en el siglo XIX, se desarrolló un nacionalismo exasperado y falso. En un clima de rápidos cambios sociales, los judíos fueron a menudo acusados de ejercer un influjo excesivo en relación con su número. Entonces comenzó a difundirse, con grados diversos, en la mayor parte de Europa, un antijudaísmo esencialmente más sociopolítico que religioso.
Durante el mismo periodo, comenzaron a surgir teorías que negaban la unidad de la raza humana, afirmando la diferencia originaria de las razas. En el siglo XX, el nacionalsocialismo en Alemania usó esas ideas como base pseudocientífica para una distinción entre las así llamadas razas nórdico-arias y supuestas razas inferiores. Además, la derrota de Alemania en 1918 y las condiciones humillantes que le impusieron los vencedores, impulsaron en ella una forma extremista de nacionalismo, con la consecuencia de que muchos vieron en el nacionalsocialismo una solución a los problemas del país y, por ello, colaboraron políticamente con ese movimiento.
La Iglesia en Alemania respondió condenando el racismo. Dicha condena se realizó por primera vez en la predicación de algunos miembros del clero, en la enseñanza pública de los obispos católicos y en los escritos de periodistas católicos. Ya en febrero y marzo de 1931, el cardenal Bertram de Breslavia, el cardenal Faulhaber y los obispos de Baviera, los obispos de la provincia de Colonia y los de la provincia de Friburgo publicaron sendas cartas pastorales que condenaban el nacionalsocialismo, con su idolatría de la raza y del Estado. El mismo año 1933, en que el nacionalsocialismo alcanzó el poder, los famosos sermones de Adviento del cardenal Faulhaber, a los que no sólo asistieron católicos, sino también protestantes y judíos, tuvieron expresiones de claro rechazo de la propaganda nazi antisemita. A raíz de la ‘Noche de los cristales’, Bernhard Lichtenberg, preboste de la catedral de Berlín, elevó oraciones públicas por los judíos él mismo murió luego en Dachau y fue declarado beato.
También el papa Pío XI condenó, de modo solemne, el racismo nazi en la encíclica ‘Mit brennender Sorge’, que se leyó en las iglesias de Alemania el Domingo de Pasión del año 1937, iniciativa que provocó ataques y sanciones contra miembros del clero. El 6 de septiembre de 1938, dirigiéndose a un grupo de peregrinos belgas, Pío XI afirmó: “El antisemitismo es inaceptable. Espiritualmente todos somos semitas”. Pío XI, desde su primera encíclica, ‘Summi pontificatus’, del 20 de octubre de 1939, puso en guardia contra las teorías que negaban la unidad de la raza humana y contra la divinización del Estado, que, según su previsión, llegarían a una verdadera “hora de las tinieblas”.

IV. Antisemitismo nazi y la ‘Shoa’
No se puede ignorar la diferencia que existe entre el ‘antisemitismo’, basado en teorías contrarias a la enseñanza constante de la Iglesia sobre la unidad del género humano y la igual dignidad de todas las razas y de todos los pueblos, y los sentimientos de sospecha y de hostilidad existentes desde siglos, que llamamos ‘antijudaísmo’, de los cuales, por desgracia, también son culpables los cristianos.
La ideología nacionalsocialista fue mucho más allá, en el sentido de que se negó a reconocer cualquier realidad trascendente como fuente de la vida y criterio del bien moral. En consecuencia, un grupo humano, y el Estado con el que se había identificado, se arrogó un valor absoluto y decidió borrar la existencia misma del pueblo judío, llamado a dar testimonio del único Dios y de la Ley de la Alianza. Desde el punto de vista teológico, no podemos ignorar el hecho de que no pocos afiliados al partido nazi no sólo mostraron aversión a la idea de una Divina Providencia que actúa en la historia humana, sino que dieron prueba de un odio específico hacia Dios mismo. Lógicamente, esa actitud llevó también al rechazo del cristianismo y al deseo de ver destruida la Iglesia o, por lo menos, sometida a los intereses del Estado nazi.
Fue esa ideología extrema la que se convirtió en fundamento de las medidas tomadas, primero para expulsar a los judíos de sus casas y, luego, para exterminarlos. La ‘Shoa’ fue obra de un típico régimen neopagano moderno. Su antisemitismo hundía sus raíces fuera del cristianismo y al tratar de conseguir sus propios fines, no dudó en oponerse a la Iglesia, incluso persiguiendo a sus miembros.
Pero conviene preguntarse si la persecución del nazismo con respecto a los judíos no fue facilitada por los prejuicios antijudíos presentes en la mente y en el corazón de algunos cristianos. El sentimiento antijudío, ¿hizo a los cristianos menos sensibles, o incluso indiferentes, ante las persecuciones desencadenadas contra los judíos por el nacionalsocialismo cuando alcanzó el poder?
Cualquier respuesta a esta pregunta debe tener en cuenta que estamos tratando de la historia de actitudes y modos de pensar de gente sujeta a múltiples influjos. Más aún, muchos desconocían totalmente la “solución final” que estaba a punto de aplicarse contra todo un pueblo: otros tuvieron miedo por sí mismos y por sus seres queridos: algunos se aprovecharon de la situación; otros, por último, actuaron por envidia. La respuesta se ha de dar caso por caso y, para hacerlo, es necesario conocer cuales fueron las motivaciones precisas de las personas en su situación específica.
Al inicio, los jefes del Tercer Reich querían expulsar a los judíos. Por desgracia, los Gobiernos de varios países occidentales de tradición cristiana, incluidos algunos de América del Norte y del Sur, dudaron mucho en abrir sus fronteras a los judíos perseguidos. Aunque no podían prever cuán lejos iban a llegar los líderes nazis en sus intenciones criminales, las autoridades de esas naciones conocían bien las dificultades y los peligros a que se hallaban expuestos los judíos que vivían en los territorios del Tercer Reich. En esas circunstancias, el cierre de las fronteras a la inmigración judía, sea que se debiera a la hostilidad o sospecha antijudía, o a cobardía y falta de clarividencia política, o a egoísmo nacional, constituye un grave peso de conciencia para dichas autoridades.
En los territorios donde el nazismo practicó la deportación de masas, la brutalidad que acompañó esos movimientos forzados de gente inerme debería haber llevado a sospechar lo peor. ¿Ofrecieron los cristianos toda asistencia posible a los perseguidos, y en particular a los judíos?
Muchos lo hicieron, pero otros no. No se debe olvidar a los que ayudaron a salvar al mayor número de judíos que les fue posible, hasta el punto de poner en peligro su vida. Durante la guerra, y también después, comunidades y personalidades judías expresaron su gratitud por lo que habían hecho en favor de ellos, incluso por lo que había hecho el papa Pío XII, personalmente o a través de sus representantes, para salvar la vida a cientos de miles de judíos. Por esa razón, muchos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos fueron condecorados por el Estado de Israel.
A pesar de ello, como ha reconocido el papa Juan Pablo II, al lado de esos valerosos hombres y mujeres, la resistencia espiritual y la acción concreta de otros cristianos no fueron las que se podía esperar de unos discípulos de Cristo. No podemos saber cuántos cristianos en países ocupados o gobernados por potencias nazis o por sus aliados constataron con horror la desaparición de sus vecinos judíos, pero no tuvieron la fuerza suficiente para elevar su voz de protesta. Para los cristianos este grave peso de conciencia de sus hermanos y hermanas durante la II Guerra Mundial debe ser una llamada al arrepentimiento.
Deploramos profundamente los errores y las culpas de esos hijos e hijas de la Iglesia. Hacemos nuestro lo que dijo el Concilio Vaticano II en la declaración ‘Nostra aetate’, que afirma inequívocamente: “La Iglesia (…) recordando el patrimonio común con los judíos e impulsada no por razones políticas, sino por la religiosa caridad evangélica, deplora los odios, persecuciones y manifestaciones de antisemitismo de que han sido objeto los judíos de cualquier tiempo y por parte de cualquier persona”.
Recordamos y hacemos nuestro lo que afirmó el papa Juan Pablo II, al dirigirse a los jefes de la comunidad judía de Estrasburgo en 1988: “Repito de nuevo, junto con vosotros, la mas firme condena de todo antisemitismo y de todo racismo, opuestos a los principios del cristianismo”. La Iglesia católica repudia, por consiguiente, toda persecución, en cualquier lugar y tiempo, perpetrada contra un pueblo o un grupo humano. Condena del modo más firme todas las formas de genocidio, así como las ideologías racistas que las han hecho posibles. Dirigiendo la mirada a este siglo, nos entristece profundamente la violencia que ha afectado a grupos enteros de pueblos y naciones. Recordamos, en particular, la matanza de los armenios, las innumerables víctimas en Ucrania durante la década de 1930, el genocidio de los gitanos, también fruto de ideas racistas, y tragedias semejantes ocurridas en América, en Africa y en los Balcanes. No olvidamos los millones de víctimas de la ideología totalitaria en la Unión Soviética, en China, en Camboya y en otros lugares. Y tampoco podemos olvidar el drama de Oriente Medio, cuyos aspectos son muy conocidos. Incluso mientras hacemos esta reflexión, “demasiados hombres son todavía víctimas de sus hermanos”.

V. Mirando juntos hacia un futuro común
Mirando hacia el futuro de las relaciones entre judíos y cristianos, en primer lugar pedimos a nuestros hermanos y hermanas católicos que tomen mayor conciencia de las raíces judías de su fe. Les pedimos que recuerden que Jesús era un descendiente de David: que del pueblo judío nacieron la Virgen María y los apóstoles: que la Iglesia se alimenta de las raíces de aquel buen olivo en el que se injertaron luego las ramas del olivo silvestre de los gentiles (cf. RM 11, 17-24): que los judíos son nuestros hermanos queridos y amados y que, en cierto sentido, son realmente “nuestros hermanos mayores”.
Al final de este milenio, la Iglesia católica desea expresar su profundo pesar por las faltas de sus hijos e hijas en las diversas épocas. Se trata de un acto de arrepentimiento (‘teshuva’) pues como miembros de la Iglesia, compartimos tanto los pecados como los méritos de todos sus hijos. La Iglesia se acerca con profundo respeto y gran compasión a la experiencia del exterminio, la ‘Shoa’, que sufrió el pueblo judío durante la II Guerra Mundial. No se trata de meras palabras, sino de un compromiso vinculante. “Nos arriesgaríamos a hacer morir nuevamente a las víctimas de muertes atroces, si no sintiéramos pasión por la justicia y no nos comprometiéramos, cada uno según sus propias posibilidades, a lograr que el mal no prevalezca sobre el bien, como sucedió a millones de hijos del pueblo judío… La humanidad no puede permitir que todo esto suceda nuevamente”.
Pedimos a Dios que nuestro dolor por la tragedia que el pueblo judío ha sufrido en nuestro siglo lleve a nuevas relaciones con el pueblo judío. Deseamos transformar la conciencia de los pecados del pasado en un firme compromiso de construir un nuevo futuro, en el que no existan sentimientos antijudíos entre los cristianos o sentimientos anticristianos entre los judíos, sino más bien un respeto recíproco, como: conviene a quienes adoran al único Creador y Señor y tienen un padre común en la fe, Abraham.
Invitamos, por último, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a reflexionar profundamente en el significado de la ‘Shoa’. Las víctimas, desde sus tumbas, y los supervivientes mediante su emotivo testimonio de lo que sufrieron, se han convertido en un fuerte clamor que llama la atención de la humanidad entera. Recordar ese terrible drama significa tomar plena conciencia de la saludable advertencia que implica: a las semillas podridas del antijudaísmo y del antisemitismo jamás se les debe permitir echar raíces en ningún corazón humano.

No hay futuro sin memoria

 

¿Por qué los ateos no creemos en la historia de la redención de Jesús?

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Las celebraciones de la semana santa se han encargado de fijar en la mente de las gentes los eventos de los últimos días de Jesús, según como los narran los evangelios. Según la historia oficial hubo una entrada triunfal en Jerusalén, luego una última cena, la traición de Judas, el juicio ante Pilatos, la crucifixión, y luego el domingo la resurrección.

El cristianismo enseña que el acto de martirio de Jesús era parte del plan de salvación de la humanidad. Solo con el derramamiento de sangre y el sacrificio del hijo de Dios, que es también Dios (¿?), se podría salvar al ser humano.

¿Salvarnos de qué?

Salvarlo de la muerte eterna. En el cristianismo el sacrificio de Jesús es necesario para garantizar el acceso de los humanos a Dios. Por ello es posible que la gente buena al morir vaya al cielo (según la doctrina católica y evangélica), o que pueda ir al cielo después de una resurrección futura que se dará tras la segunda venida de Jesús (según la doctrina adventista y otras).

Asumiendo que hay un cielo tras la muerte ¿cómo lo saben? Toda la doctrina es un cheque en blanco en el que no hay forma de comprobarlo. Algunas personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte han descrito un túnel de luz. Hoy sabemos que esa experiencia se debe a una caída en los niveles de oxígeno en el cerebro, que conllevan a estas experiencias que pueden ser catalogadas como místicas. Y de la muerte nadie ha regresado para decirnos si el dogma es cierto o falso.

Acceder a la salvación incluye adherirse al credo. Lo que llaman “aceptar a Jesús”. Creer que Jesús murió por nuestros pecados. Claro está, que este plan deja muchas cosas de lado ¿y qué ocurre con los chinos y aborígenes australianos que nunca oyeron hablar de Jesús? ¿Por qué un ateo, judío o agnóstico que sea bueno no puede acceder a la salvación simplemente siendo bueno, y no haciendo una declaración de fe de algo de lo que no hay evidencia o que no hizo parte de su tradición cultural?

Claramente parece que el imperativo de aceptar un dogma como requisito para la salvación es un anzuelo que favorece la dispersión del cristianismo. Como contraataque los cristianos dicen que es mejor aceptar a Jesús. ¿Qué pierdes?, dicen, en cambio si el incrédulo se equivoca pierde la vida eterna y se va al infierno. Este argumento, conocido como la apuesta de Pascal, se cae si lo examinamos de cerca. ¿Y qué tal que los cristianos esten errados, el islam sea la religión correcta y se condenen por decir que Jesús es Dios, algo que prohibe expresamente el Corán?

¿Y si nos salvaron cuándo fue que nos perdimos?

El cristianismo formula que fueron los primeros humanos de la narración bíblica, Adán y Eva, quienes al desobedecer a Dios fueron expulsados del paraíso, y condenados a envejecer y morir, y no solo ellos sino toda la extirpe humana.

Dice la Biblia en la epístola a los Romanos: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”

A lo anterior añade el catolicismo que todos los humanos nacemos con una mancha de “pecado original” una especie de culpa hereditaria de la que solo se salvaron Jesús y su madre María.
Pero aquí el dogma choca con la realidad histórica. Nunca hubo Adán y Eva, así que tampoco hubo una serpiente tentando a Eva a comer un fruto prohibido por Dios, ni expulsión de paraíso ni castigo a la mujer haciendo dolorosos sus partos. Adán y Eva son un mito.

El registro fósil nos muestra que la muerte siempre ha existido a la par de la vida, y que la extinción ha sido paralela a la evolución de nuevas especies. Nuestros antepasados australopitecos envejecían y morían. El dolor del parto fue fruto de la evolución de un cerebro más grande junto con la postura bípeda que puso el canal de parto mirando hacia abajo. Los australopitecos no tuvieron partos dolorosos, no tanto por un castigo divino, sino porque sus crías nacían con cerebros más chicos que los nuestros.

Las explicaciones teológicas dejan por fuera un dato inquietante. Dicen los cristianos que tras el pecado original entró la muerte al mundo. Pero, ¿porqué también condenar a muerte a las plantas y animales? ¿Qué mal hicieron ellos? ¿Es esto justo? ¿Dónde queda la misericordia de Dios?. De nuevo la ver el registro fósil sabemos que la muerte de los organismos, la depredación y el aprasitismo surgen en la lucha por la existencia, afinándose por la selección natural. El gorrión que muere en garras de un halcón no es culpa de Eva o de los caprichos castigadores de Yavhé sino de la naturaleza.

Claro esta, que los primeros teólogos cristianos no sabían nada de los orígenes reales de nuestra especie, y creían a pie juntillas la historia de Adán y Eva, con su pecado original. Pero, sin pecado original ¿para qué salvación? O en otras palabras, ¿Jesús se sacrificó en la cruz por el pecado inexistente de una pareja mítica? Si aceptamos los orígenes reales de nuestra especie, como lo hacen muchos católicos, basta preguntar ¿murió Jesús también por los neandertales? ¿Hay neandertales y «sinantropos» en el cielo?

¿Y por qué ese plan de salvación?

También cabe preguntarnos por qué era necesaria la tortura y sacrificio de un inocente por toda la humanidad. Los cristianos sin duda responderán mencionando Hebreos 9 que dice que “sin derramamiento de sangre no se hace remisión”. El pasaje de los hebreos recuerda como en el Viejo Testamento el dios Yavhé ordenaba sacrificios de corderos, tórtolas, chivos, toros, etc., para expiar los pecados del pueblo. Pablo, autor de la epístola a los romanos muestra a Jesús siendo sacrificado como un cordero por toda la humanidad.

Pero lo anterior no responde al porque. Salvo que se estipule que esta es la voluntad de Dios. Una voluntad de hecho cuestionable. Primero que todo ¿para que esa masacre de animales por los pecados cometidos por los humanos? ¿Qué culpa tenían los animales? ¿Dónde está el sentido de compasión por los inocentes, en este caso los animales? Segundo, ¿No le bastaba con simplemente decir los perdono y ya? ¿O simplemente darle la salvación a los que se arrepintieran de sus faltas, resarcieran el mal y fueran mejores personas sin tener que hacer una crucifixión sangrienta? Igual si él es el que pone las normas ¿por qué no lo hizo?

Dicen los cristianos que el sacrificio de Jesús es el rescate de Dios a la humanidad. Suena como un intercambio en una escena de secuestro, en la que se envía a alguien para que se libere a un secuestrado. Pero ¿Quién sería el secuestrador? La respuesta cristiana es: el diablo.

Diablo que por cierto Dios mismo no destruyó cuando se rebeló, y que permitió que tentara a Adán y Eva. Si Dios ya lo tiene predestinado para ser destruido –según el Apocalipsis- ¿por qué no lo destruyó antes de que tentase a Adán y a Eva? Toda la humanidad estaría viviendo ahora mismo en el paraíso, y nunca tendría Jesús que venir a ser clavado en una cruz.

La teología cristiana está fundada sobre absurdos que no resisten un análisis lógico.

¿Murió por nuestros pecados?

Pero a la teología cristiana le espera otro golpe con la lógica. Sucede que los eventos más celebrados por los católicos: el nacimiento, la muerte y la resurrección de Jesús son precisamente los que menos evidencias históricas tienen. Si es que alguno lo tiene.

En cuanto a la historia de la navidad, este aspecto ya se analizó en otro artículo de Sindioses.org

Respecto a la muerte por crucifixión y su resurrección resulta sorprendente que ningún historiador contemporáneo independiente narre los hechos finales de Jesús, así como otros más espectaculares asociados a este como que hubo un gran terremoto cuando Jesús murió (Mateo 27:51), que el cielo se oscureció (Mateo 27:45), que el velo de templo judío se rasgo, o que tras la resurrección de Jesús hubo otras resurrecciones.

En los documentos históricos contemporáneos o un poco posteriores a la época de Jesús solo lo mencionan cuatro: Flavio Josefo, Plinio el Joven, Suetonio y Tácito. El primero lo cita en la obra Antigüedades Judaicas, pero el único pasaje que lo menciona es tardío y muy probablemente añadido por cristianos.

En este pasaje supuestamente Josefo dice “Él era Cristo. Y cuando Pilatos oyó que era acusado por nuestros gobernantes, lo condenó a la cruz. Aquellos que lo habían amado desde el principio no perdieron la fe en él, y él apareció ante ellos, redivivo, el tercer día, porque los profetas habían previsto esta y otras mil maravillas sobre él”. Algo difícil de creer que viniese de Josefo porque según narra Orígenes, padre de la Iglesia y conocedor de la obra de las Antiguedades judaicas en el siglo III, Josefo no reconocía a Jesús como Mesías, algo de lo que él se lamentaba.

Así que el parrafito de la obra de Josefo en el que este acepta la resurrección de Jesús fue añadido muchos años después de escrita la obra original. También Clemente de Alejandría, anterior a Orígenes comenta que Josefo no dijo “nada de las cosas maravillosas que hizo el Señor”

De los otros historiadores, Plinio el Joven habló genéricamente de los cristianos. Suetonio no dice nada de los hechos de la vida de Jesús, solo Tácito dice que “Cristo, de quien toman el nombre, fue condenado por Poncio Pilatos, procurador de Judea durante el reinado de Tiberio”. Pero Tácito no consultó sus fuentes. Él se limita a repetir lo que dicen los cristianos. Si Tácito hubiera consultado sus fuentes habría encontrado que Pilatos no fue procurador sino prefecto.

Yéndonos a los evangelios se nota que los primeros de ellos no mencionan nada de la muerte de Jesús, ni de su resurrección. De los cuatro evangelios, los de Mateo, Marcos y Lucas muestran grandes similitudes. Los estudiosos han concluido que Marcos es la fuente de Lucas y Mateo. La fuente de Marcos es llamada la fuente Q (del alemán Quelle = fuente) y estos primeros escritos no llaman a Jesús como Cristo (que significa Mesías), ni hablan de su muerte y resurrección.

Es altamente probable que Jesús, de haber existido, fuera un predicador más de los de su época, quizás predicaba el amor al prójimo en lugar del “ojo por ojo y diente por diente”. Jesús no fundó religión alguna, y si llegó a morir ejecutado poco tenía en mente de ofrecerse en sacrificio por la humanidad. De haber sido esto así, bien le faltó a la Biblia o al Espíritu Santo haber especificado un capítulo claro sobre el plan de salvación para que después no hubiese tantas sectas que difieren en si la salvación es por obras o por la fe, católicos y luteranos ejemplifican ambos casos, o si la recompensa del cielo será tras la muerte o después de un segundo advenimiento, como en el caso de católicos y adventistas respectivamente. También tan valiosas aclaraciones habrían evitado que hubiese ateos que dudan de toda la farragosa teología cristiana.

¿Dónde están los textos de los historiadores romanos hablando del terremoto en ese día de pascua y de la oscuridad que duró desde la hora sexta hasta novena? ¿Pudieron los historiadores haber dejado pasar una oscuridad de tres horas y un terremoto ocurridos el mismo día como si nada? ¿Y después nos preguntan que por qué no creemos?

Según cuenta Earl Doherty, en «¿Acaso no hubo un Jesús histórico?» en sus comienzos el cristianismo se refiere como “Salvador” no al nombre de un individuo humano sino (como el término Logos) a un concepto: una figura divina, espiritual, quien es el mediador de la salvación de Dios. “Cristo”, la traducción griega del “Mesías” hebreo, es también un concepto, significando el Ungido de Dios (aunque enriquecido por mucha connotación adicional). La creencia en alguna forma de Salvador Ungido espiritual—Jesús Cristo—estaba en el aire. Pablo y la hermandad de Jerusalén eran simplemente una corriente de este fenómeno ampliamente diseminado, aunque una importante y finalmente muy influyente. Más tarde, se añadirían a la persona de Jesús hechos milagrosos alrededor de su nacimiento, los milagros y la resurrección, creando un personaje que luego seria llevado a todos los rincones del imperio romano.

Afirmar que una religión puede nacer de hechos falsos no es una exageración. Basta ver como José Smith logró convencer a unos pocos, inicialmente en el siglo XIX, que Jesús había venido a América y que había existido toda una historia de unos pueblos llamados lamanitas y nefitas en América. Hoy los seguidores de esta doctrina, los mormones, son 14 millones en el mundo, de los cuales 1’300.000 viven en México. Una nación en la que nunca José Smith predicó.

Miles de personas son creyentes de la Cienciología, una doctrina creada por un escritor de ciencia ficción, L. Ron Hubbard, quien no obstante ser conocido como escritor de historias irreales logró encontró fieles para su religión que incluye a un emperador intergalactico llamado Xenu. ¿Por qué entonces habría de extrañarnos que entre el siglo I y II se fabricase la doctrina de un mesías que murió por nuestros pecados?

En medio de todo el absurdo de la teología cristiana encontré un versículo que es 100% veraz: “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.” 1 Corintios 15: 14

Ahí lo tienen. Lo cierto es que no hay evidencia histórica de la resurrección de Jesús, ni que el sea mesias ni que haya fundado una religión o especificado en detalle un plan de salvación. Los escépticos solemos recordar las palabras de Carl Sagan cuando dijo «A grandes afrimaciones grandes evidencias». Así pues la invitación es examinar críticamente las creencias y exigir pruebas antes de aceptarlas. La creencia ciega solo beneficia a los traficantes de la fe. Por el momento seguiré dudando.

https://laicismo.org/2011/por-que-los-ateos-no-creemos-en-la-historia-de-la-redencion-de-jesus/27041

LOS PODERES OCULTOS DE JESUCRISTO

Si existe un personaje que ha encarnado todos los arquetipos posibles dentro del contexto místico/espiritual a lo largo de la historia, sin duda es Jesús de Nazareth. David Parcerisa nos expone algunas partes de los textos Apócrifos que describen episodios muy extraños sobre la infancia de Jesús, y que generan aún más preguntas tanto de su papel en la historia como de su verdadera naturaleza.

http://www.davidparcerisa.org/

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

«¿Quiénes son los veinticuatro (24) ancianos de Apocalipsis?»

 

 

 

Apocalipsis 4:4dice, “Y alrededor del trono había veinticuatro tronos, y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.” El libro de Apocalipsis en ninguna parte especifica la identidad de los veinticuatro ancianos. Sin embargo, lo más probable es que sean representativos de la Iglesia. Es poco probable que se trate de seres angelicales, como algunos sugieren. El hecho de que estén sentados en tronos, indica que ellos reinan con Cristo. En ninguna parte de la Escritura se habla jamás de ángeles que gobiernen o se sienten en tronos. Sin embargo, se dice repetidamente que la Iglesia gobernará y reinará con Cristo (Apocalipsis 2:26-27,5:10,20:4;Mateo 19:28;Lucas 22:30).

Además de esto, la palabra griega traducida aquí como “ancianos” nunca es usada para referirse a ángeles, sino únicamente a hombres, particularmente a hombres de cierta edad que tienen la madurez y están preparados para gobernar la Iglesia. La palabra anciano sería inapropiada para referirse a ángeles, quienes no tienen edad. Su modo de vestir también indicaría que se trata de hombres. Mientras que los ángeles aparecen en blanco, las vestiduras blancas son más comúnmente relacionadas con los creyentes, simbolizando la justicia de Cristo imputada a nosotros en la salvación (Apocalipsis 3:5,18;19:8).

Las coronas de oro usadas por los ancianos, también indica que se trata de hombres, no ángeles. Las coronas nunca son prometidas a los ángeles, y nunca se ha visto que los ángeles las usen. La palabra traducida aquí como “corona,” se refiere a la corona de victoria, usada por aquellos que han competido exitosamente y ganado la victoria, como Cristo lo prometió (Apocalipsis 2:10;2 Timoteo 4:8;Santiago 1:12).

Algunas personas creen que estos veinticuatro ancianos representan a Israel, pero para el tiempo de esta visión, Israel como una nación completa, aún no ha sido redimida. Los ancianos no pueden representar a los santos de la Tribulación por la misma razón – no todos han sido aún convertidos para este tiempo de la visión de Juan. La opción más viable es que estos ancianos representen a la Iglesia arrebatada, la cual canta canciones de redención (Apocalipsis 5:8-10). Ellos usan las coronas de victoria y han ido al lugar preparado para ellos por su Redentor (Juan 14:1-4).

http://www.gotquestions.org/Espanol/los-24-ancianos-Apocalipsis.html#ixzz3QIao5SWY

El Cristo Cósmico

El Cristo, en sí mismo, es una fuerza cósmica universal, que vive y palpita en todo electrón, en todo ión, y se encuentra latente en todo lo que es, ha sido y será, esa fuerza puede manifestarse a través de cualquier hombre o mujer que esté debidamente preparado.

Si pensamos en Jesús de Nazareth como la única expresión del CRESTOS, estamos equivocados. Así como el Cristo en aquella época se expresó a través de Jeshuá Ben Pandirá, así también se expresó a través de Juan El Bautista, y es el mismo que se expresó a través de Moisés (que resplandeció en su rostro, en el Monte Nebo) y es el mismo que enseñó la Sabiduría Hermética en el hombre de Hermes Trismegisto, y es el mismo Quetzalcoatl.

El Cristo íntimo tiene que encarnar y desarrollarse en el corazón del hombre, debe crecer en nosotros, y una vez que ha logrado esto, debe predicar la palabra, para bien de la humanidad. Aunque siempre que Él viene al mundo, le odian tres clases de gentes: los Ancianos, los Escribas y los Sacerdotes.

Los Ancianos, las personas muy juiciosas, llenas de experiencia (muy serias), le aborrecen porque no encaja dentro de sus costumbres y su forma de ser. Le aborrecen también los Escribas, es decir los intelectuales, porque no encaja dentro de sus dogmatismos y sus teorías. Y lo rechazan, lo odian también los Sacerdotes de los Templos, porque Él viene a decir siempre cosas revolucionarias que van contra los intereses creados de las religiones; viene a destruir dogmas, y eso no lo pueden aceptar los Sacerdotes de todos los cultos.

Hay tres traidores que se prestan para llevarlo a la crucifixión, que son: Judas, el demonio del deseo; Pilatos, el demonio de la Mente; y Caifás, el demonio de la mala voluntad.

Las multitudes piden su crucifixión. No se trata de multitudes meramente externas, sino de multitudes internas, y cada uno de nosotros tiene esas multitudes dentro de sí mismo (son los «agregados psíquicos», los «Yoes», que piden su crucifixión). De tal manera que, el Señor tiene que vivir dentro del Alma Humana, todo el Drama Cósmico.

Por último, el Señor es crucificado y después depositado en su Santo Sepulcro Interior, en su sepulcro de Cristal. Es necesario que el Señor resucite dentro del Sepulcro y él resucita al tercer día, es decir, después de la Tercera Purificación por el hierro y por el fuego. Después de que el hombre ha pasado por las tres purificaciones, entonces el Señor resucita, nuestro Rey se levanta de su Sepulcro de Cristal, se reviste con el «TO SOMA HELIAKON», el Cuerpo de Oro del Hombre Solar, y adviene al mundo físico-sensorial, penetra profundamente en nuestra naturaleza orgánica para poder hablar a las multitudes, para poder trabajar, para poder convertirse en el Siervo de todos.
Obviamente, es fundamental encarnar al Cristo íntimo, y es posible encarnarlo, a condición de recibir la «Iniciación Venusta». Es pues, en la «Iniciación Venusta», cuando el Cristo Cósmico nace en el corazón del hombre.

Cuando él adviene, ciertamente el Iniciado lo único que posee para recibirlo, son los nuevos Cuerpos Existenciales Superiores del Ser.

Ese «Belem» de que se habla en el Evangelio, está dentro de nosotros mismos, porque en la época en la que el Hierofante Jeshuá Ben Pandirá enseñó la Doctrina del Cristo, Belem no existía, «Belem» viene del término caldeo («BEL») que nos recuerda a la «TORRE DE BEL» (TORRE DE FUEGO), y todo hombre tiene que haber desarrollado el Fuego dentro de sí mismo, haber elevado el Fuego a la «Torre», a la parte superior de la cabeza para poder recibir al Señor.

http://cosmoecologos.blogspot.com.es/2011/04/el-cristo-cosmico.html

EL FAMOSO PROCESO DE LOGROÑO: LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI

El proceso de las brujas de Logroño ha sido considerado como uno de los más importantes de su época.

Para unos fue objeto de grandes críticas, mientras que otros lo consideran como unas medidas necesarias para reprimir el culto a la brujería. Realmente no se puede enjuiciar con serenidad si no se tiene en cuenta el «clima» existente en aquella época y cuyo conocimiento he señalado anteriormente.

Menéndez y Pelayo, Llorente y Lea y otros investigadores escribieron sobre este proceso.

Como antecedentes del proceso de Logroño, son de tener en cuenta que la intervención de la Inquisición se produjo como consecuencia del terror y pánico que se extendió en la región y especialmente en Zugarramurdi como parte lindante con Labourd, comisionándose al inquisidor don Juan Valle Alvarado para que realizara una información e inspección por tales lugares.

El inquisidor realizó un minucioso trabajo recogiendo comentarios, denuncias y tomando en consideración el contenido de las mismas quedaron inculpadas más de trescientas personas. Cuarenta de ellas, como más sospechosas y culpables, fueron trasladadas a Logroño e internadas en prisión, serían juzgadas en el conocido proceso de Logroño.

Julio Caro Baroja, en su libro de Las brujas y su mundo, señala que, si la brujería vasca es conocida, es debido a la fama del proceso de las brujas de Zugarramurdi, a las que dedica un capítulo, y considera que la Inquisición de Logroño fue arrastrada a actuar por el celo de la justicia secular, y por una ola de pánico de las que periódicamente dominaban al país vasco, y que esta vez se extendió sobre la zona del extremo noroeste de Navarra -y añade- que las autoridades civiles habían realizado ya muchos arrestos e incluso habían ejecutado a varias personas cuando la Suprema dio orden al Tribunal de Logroño para que realizara una inspección en aquella zona.

Vicente Palacio Atard en su obra Razón de la inquisición, justifica la intervención de la Santa Sede en el proceso de Logroño, comenzando por generalizar que no fueron escasos en los siglos XVI y XVII, los casos de hechicería en que la Inquisición estaba llamada a intervenir, dadas las grandes proporciones en que había aumentado en el siglo xv en Europa. y considerando que la zona pirenaica occidental no se vio libre en España de esa infección, y Navarra, las provincias Vascongadas y la Rioja daban buen contingente de brujos. Se decían cosas horribles de ellos: que mataban niños, que chupaban su sangre, que obligaban a ritos macabros. La Inquisición nombró una comisión que emitió dictamen: en él se declaraba que los supuestos asesinatos no estaban probados ni parecían probables; en cambio, era bien clara la ignorancia de las gentes comunes, por lo que se recomendaba el envío de predicadores, ya que sólo la ignorancia puede favorecer el clima de la brujería y la superstición. Se dictaron instrucciones especiales: que se erigiese una capilla allá donde las brujas se reunían para celebrar sus aquelarres; que a las hechiceras se les tratara con indulgencia, reconciliándolas con penas leves y castigos pecuniarios (azotes y destierros fueron los más frecuentes).

Vicente Palacio Atard calificará el proceso de Logroño como «el único auto de fe importante debido a los delitos de brujería, magia y superstición y que fue celebrado en Logroño en 1610, cuando se hubo descubierto en la región guipuzcoana y en Navarra una amplia organización que se entregaba a aquelarres obscenos, blasfemias y sacrilegios».

Moratín acusó duramente a los inquisidores que intervinieron en el proceso de Logroño.

La figura de Leandro Fernández ,Moratín siempre será exponente de un teatro y poesía encuadradas en la retórica de un siglo de ideas nuevas que marcan una línea entre el espíritu empírico y racionalista y las nuevas tendencias iniciadas por los románticos alemanes.

Moratín, envuelto en su mundo racionalista de la anécdota literaria pasará al tema de la brujería en sarcásticos y mordaces comentarios al auto de fe celebrado en Logroño. Sus expresiones acusan una marcada tendencia subjetiva y racionalista cuyo valor primordial residirá en su calidad intrínseca.

Las pinturas negras de Goya son expresión de un mundo obsesivo devorado por el terror y mirada hacia lo irreal. Ese mundo fantástico y misterioso de la brujería lo plasmará en desgarradoras imágenes de fuertes y negros matices que parecen iluminados por una linterna mágica. Contemplando sus pinturas Aquelarre, Dos brujas volando, Cuatro brujas por los aires, Conventículo campestre y Bruja comiendo en familia, acaso nos tengamos que formular una pregunta sobre el significado de esos rostros angustiosos en escenario alucinante. ¿Es que acaso no quiso ridiculizar unas creencias en los motivos que dibujaba?

Parece un hecho acreditado que Goya tuvo una íntima amistad con Moratín, a quien admiraba profundamente e incluso tenía una coincidencia de ideas con las del comediógrafo.

¿Influyeron en la concepción de las pinturas de Goya los hechos que habían motivado el auto de fe dictado en la ciudad de Logroño en 1610? Eminentes tratadistas como Julio Caro Baroja -en su obra Las brujas y su mundo- se inclinan por la respuesta afirmativa, y señala que personalmente cree que la lectura de la relación del auto de fe de Logroño, que criticó Moratín, gran amigo de Goya como es sabido, influyó de modo decisivo en esas pinturas negras, en las que el movimiento juega un papel primordial.
Quizás Goya, al finalizar su trabajo, contempló que sus manos habían reflejado una satírica protesta que expresaba en unos rostros horribles y cuyas arrugas no podían tener otro contenido que pergaminos que pasaban a la historia en un camino en que la pesadilla daba paso a la victoria de la razón.

La relación publicada por Juan de Mongastón del auto de fe contra los inculpados -que se reproduce en el capítulo siguiente- ha sido fuente de estudios y polémicos comentarios. Los actos imputados a la secta brujeril de Zugarramurdi que aparecen reseñados, se pueden considerar como ordenada exposición de unos principios definidores de un delito de herejía basados en creencias propias de la época.

Unos hechos nacidos en ocasiones por la tortura y otros por la imaginación o mentes desequilibradas, no suponían que el juzgador admitiera la realidad del hecho; pero sí, el acto cometido, que evidenciaba haberse incurrido en el delito de herejía.

El proceso. de Logroño tuvo una resonancia que excedió de los límites de nuestras fronteras; historiadores e investigadores los han estudiado, incluso en ambiente de exaltada polémica, como un auténtico suceso histórico.

En los numerosos tratados, estudios e investigaciones el proceso de Logroño será objeto de exhaustivo análisis e interesantes comentarios.

Caro Baroja en su obra Las brujas y su mundo, al hablar de la estructura de la secta brujeril resalta que muy abundante es lo que se ha impreso acerca de los brujos y brujas procesados a la par que De Lancre hacía su represión en el de Labourd, al otro lado de la frontera, por los inquisidores de Logroño; es decir, los que tenían sus juntas en Zugarramurdi.

Los hechos que motivaron el proceso de la secta demoníaca de los brujos de Zugarramurdi, mundialmente más conocido por «el proceso de las brujas de Zugarramurdi», fue el siguiente…

Las actuaciones darán comienzo como consecuencia de la denuncia de una joven… «y es que una bruja (cuyo nombre no se declaró más que era de nacionalidad francesa y se había criado en Zugarramurdi), habiendo vuelto a Francia con su padre, una mujer francesa, la persuadió a que fuere con ella a un campo donde se holgaría mucho, industriándola en lo demás que había de hacer, y dándole noticias de cómo había de renegar, y habiéndola convencido la llevó al aquelarre, y puesta de rodillas en presencia del demonio y de otros muchos brujos que la tenían rodeada, renegó de Dios, y no se pudo acabar con ella que renegase de la Virgen María su Madre, aunque renegó de las demás cosas, y recibió por dios y señor al demonio. ..que en año y medio que fue bruja, hizo todas las cosas que hacían los demás brujos, siempre andaba con recelo de parecerle que no podía ser dios aquel demonio…». Cayó enferma y arrepentida «propuso de se confesar luego que pudiese ir a otro lugar que estaba de allí media leguá..Y habiendo cumplido el sacerdote la dio muchos y buenos consejos, y la consoló y animó, mandándola que muy de ordinario nombrase el nombre de Jesús…». Arrepentida delatará a los brujos que había conocido…

Y resultarán inculpadas numerosas personas y entre ellas, como figuras principales de la aluminante historia: Miguel de Goyburu, «rey de los Brujos», su esposa Graciana de Barrenechea, «bruja y reina del aquelarre» y sus hijas. Otros personajes importantes del proceso serán Martín Vizcar; Juan de Echalar, brujo y ejecutor de las penas impuestas por el demonio; María de Echaleco, bruja; María de Yurreteguía tendrá una activa intervención en la inquietante historia, con las brujas María Chipia, vieja tullida y maestra de novicios, y de María de Zozoya, que morirá en la hoguera.

Señalan las obras Logroño histórico, de F. G. Gómez y Apuntes históricos de Logroño, editada por el Excmo. Ayuntamiento, Sección Publicaciones, que como resultado de este proceso tuvieron lugar autos de fe los días 7 y 8 de noviembre de 1610, y por su carácter de general y, por ello, esperar afluencia de forasteros, se hicieron aprovisionamientos abundantes de carne, pan y comestibles, se abarató el precio del vino procurando se expendiese el de mejor calidad como previsión de concurrencia de gentes y por coincidir los días con los de ferias.

Moratín, en sus sarcásticos comentarios al auto de fe de Logroño, comentando la concurrencia de religiosos de los distintos monasterios de la comarca, exclamará:

«Asueto y mula y holgura de tres semanas; y engullir sin término y beber sin medida. i Y en Logroño! ».

Los procesados fueron condenados con rigor: «…cincuenta y tres personas que fueron sacadas al Auto en esta forma: veintiún hombres y mujeres que iban en forma y con insignias de penitentes, descubiertas las cabezas, sin cinturón y con una vela de cera en las manos, y los seis de ellos con sogas a la garganta, con lo cual se significa que habían de ser azotados. Luego seguían unas veintiuna personas con sus sambenitos y grandes corozas con aspas de reconciliados, que también llevaban sus velas en las manos, y algunas sogas a la garganta. Luego iban cinco estatuas de personas difuntas con sambenitos relajados y otros cinco ataúdes con los huesos de las personas que se significaban por aquellas estatuas. Y las últimas iban seis personas con sambenito y corozas de relajados, y cada una de las dichas cincuenta y tres personas entre dos alguaciles de la Inquisición…».

Comenzó el Auto por un sermón que predicó el Prior del Monasterio de los Dominicos, que es calificador del Santo Oficio, y aquel primero día se leyeron las sentencias de las once personas que fueron relajadas a la justicia seglar, que por ser tan largas y de cosas tan extraordinarias ocuparon todo el día hasta que quería anochecer, que la dicha justicia seglar se entregó de ellas, y las llevó a quemar, seis en persona, y las cinco estatuas con sus huesos, por haber sido negativas, convencidas de que eran brujas y habían cometido grandes maldades. Excepto una que se llamaba María de Zozaya, que fue confidente, y su sentencia de las más notables y espantosas de cuantas allí se leyeron. Y por haber sido maestra y haber hecho brujos a gran multitud de personas, hombres y mujeres, niños y niñas, aunque fue confitente, se mandó quemar por haber sido tan famosa maestra y dogmatizadora».

¿Cómo eran los juzgadores del Tribunal de la Inquisición de Logroño?

Los que intervinieron en el proceso de Logroño fueron: don Juan del Valle Alvarado, don Alonso Becerra Olguín y don Alonso de Salazar y Frías, el ordinario del obispado y cuatro consultores, como se desprende de las numerosas actuaciones inquisitoriales que concluirían con el famoso auto de fe celebrado en Logroño.

¿Creyeron realmente los inquisidores del proceso de Logroño los hechos relatados en el auto de fe de 1610?

¿Estaban convencidos de que las brujas y brujos habían incurrido en los hechos, que en muchos casos eran confesos los propios condenados sometidos a duros tormentos y castigos?

Entre el criterio de Salazar y los restantes inquisidores desde el momento inicial se produjeron evidentes discrepancias, ya que frente al criterio duro y riguroso de Alonso de Becerra y don Juan del Valle, que creen ciegamente en la existencia de brujas y consideran deben ser castigadas de forma rigurosa, existe una oposición por parte de Salazar y Frías, que no admite su existencia y considera que son necesarias unas mayores pruebas, no aceptando la mayoría de los hechos denunciados o dando escaso valor a las declaraciones testificadas.

Considero que se encontraban en unos momentos en que juzgaban una enfermedad propia de la época. Incluso la Inquisición española ha de calificarse de tolerante en sus actuaciones, y prueba evidente es la libertad de movimiento que gozaban los «iluminados» e incluso los aficionados a la magia o ciencias ocultas.

Conocido es el hecho de que el inquisidor don Juan Valle Alvarado fue comisionado para obtener una información sobre los hechos que se decía se estaban produciendo en las montañas vasco-navarras y que tenían atemorizada a la población. En su cometido recogió infinidad de denuncias que fueron motivo del célebre proceso en Logroño de «las brujas de Zugarramurdi».

Es de admitir que lo que intentaban los inquisidores era la supresión de la herejía; la brujería -fuera o no admitida por el juzgador- era constitutiva de ese delito de herejía. Pretendían imponer unas normas religiosas y morales con represión a conductas individuales o colectivas que pudieran infringir los principios o instituciones establecidas. Intolerancia religiosa en lo que consideraban cruzada de fe.

El ser denunciado de brujería no precisaba unas pruebas latentes; resultaba suficiente que el denunciado tuviera hábitos de jurar, blasfemar, mala fama o incluso una falta de normales facultades físicas, proferir frases aludiendo al diablo. Incluso quien al ser interrogado mantiene obstinadamente los ojos bajados o da muestras de temor: «el rostro y el ojo son el espejo del alma».

En los momentos que intervenían los inquisidores actuantes en el proceso de Logroño, existía un estado de ánimo latente de persecución de la brujería en sus límites máximos. En el rigorismo sancionador se había olvidado el canon episcopi (siglo IX) que precisamente era un mensaje denunciador y de condena para aquellas personas que podrían ser calificadas de paganismo, al admitir las brujas voladoras y nocturnas sometí das a la voluntad del diablo. Recordemos que tres siglos después, el obispo de Chartres afirmaba humanitariamente que era necesario no olvidar que a los que esto les sucede son pobres mujeres o gentes simples y crédulas.

La brujería era un delito contra el poder político y religioso estatuido. Momentos especialmente caracterizados por una intolerancia religiosa -llámese católica o protestante-, extendida más allá de los límites de nuestra frontera.

Julio Caro Baroja señala que el inquisidor Alonso de Salazar y Frías, uno de los tres jueces que intervinieron en el proceso de 1610, después de haber votado contra el criterio de los otros inquisidores, Alonso Becerra Holguín y licenciado Juan Valle Alvarado, fue comisionado por la Suprema y recorrió durante una temporada bastante larga los pueblos de la cuenca del río Ezcurra, los del valle del Baztán, las cinco villas y otros situados en el norte de Navarra, y a medida que fue observando los casos, su criterio fue perfilándose más, hasta que llegó a dar como falsas la mayoría de las actuaciones atribuidas a los brujos en aquel caso concreto, y en 31 de agosto de 1614 la Suprema dictará una instrucción acerca de los asuntos de brujería, en que se recogían casi todas las ideas de Salazar. Y en ese cambio de mentalidad nos llevará Caro Baroja hacia su crítica del siglo XVIII del capítulo 17 de su obra Las brujas y su mundo, con el acertado título, que ya hemos comentado, de La época de las luces, tan magistral como el de K. Baschwitz, que lo señalará como «victoria de la razón».

La figura y personalidad de Alonso de Salazar y Frías, en su conjunción de ideas y temores -durante la decisión del proceso- contrasta con la de don Juan del Valle Alvárado y Alfonso Becerra Holguín.

Holguín y Juan del Valle Alvarado, eran coincidentes en una idea fija: la herejía es un delito y había que castigarla en su grado máximo; para ellos no existían encrucijadas ni vacilaciones en la decisión que debían adoptar. Lo importante era reprimir un mal. ¿y cuál era este mal? Cualquier movimiento o creencias en contradicción contra conceptos e instituciones religiosas establecidas: eran momentos de intolerancia religiosa.

A esta línea punitiva ceñían sus actos Holguín y del Valle; poseían una inteligencia deductiva: magia, brujería y ciencias ocultas eran peligrosas manifestaciones contra artículos de fe; su única preocupación es servir lo que consideran intereses de la religión contra toda significación de peligro; su temor se traducirá en la inflexibilidad y dureza de sus actos.

  1. Baschwitz, en su obra Proces de Sorcellerie, estudiando los procesos más célebres de la brujería, dedicará un capítulo al de Logroño y señalará.

«Il est impossible d’eváluer le nombre des gens terrorisés qui se réfugierent en Espagne pour échapper a de Lancre. Le chiffre dut en étre assez élevé car une véritable phobie de sorcellerie éclata a Logroño, en Navarra espagnole, aussitót apres leur arrivée ( 1609»>.

Mantiene el criterio que el Organismo Supremo de la Inquisición española, compuesto de diez miembros, no había hasta aquellos momentos prohibido totalmente los procesos de brujería, pero ejercía un control sobre los diferentes casos sometidos a los tribunales. «Elle n’avait pas agréé Le Marteau des maléfices (fanática obra de los inquisidores Sprenger et Kramer, en la que invocaban los plenos poderes que le habían sido otorgados por una bula del Papa Innocent VIII, y medidas que se debían adoptar para desenmascarar y reducir a la nada a la brujería, considerada como miembro de una nueva secta herética en Alemania).

¿Brujas y brujos cometían realmente los crímenes que se confesaban? ¿Era necesario castigarlos?

Baschwitz considera que en la Suprema española no existía una coincidencia plena, por lo que para llegar a resoluciones se precisaba recurrir a la mayoría, y comenta las consideraciones, ya significadas en diversos estudios, que incluso los inquisidores españoles estimaron más recomendable enseñar a la población más capacitada para comprender que heladas e intemperies estropean las cosechas sin intervención de las brujas que formular acusaciones de muerte mágica sin pruebas rigurosas y controladas. En el resto de Europa la confusión entre herejía y brujería constituía la base de los procesos de brujería. La Suprema se sentirá desconcertada ante el súbito brote de brujería surgido en Navarra con la llegada masiva de refugiados de Francia y los jueces seculares de Logroño comenzaron su actuación antes de la decisión de la propia Suprema.

Es indudable que Alonso Salazar y Frías merece una especial atención; no existe duda que fue uno de los inquisidores del proceso de Logroño, con una responsabilidad -moral y legal- de sus consecuencias, pero otra realidad también es evidente: su disparidad de criterio con los otros inquisidores del Tribunal. El hecho se había consumado pero el inquisidor Alonso de Salazar- y Frías se había trazado un camino envuelto en principios cristianos humanitarios que Caro Baroja lo calificará de «acción práctica». Por la Suprema será designado para efectuar esas averiguaciones que hemos aludido, y 420 personas serán minuciosamente interrogadas, y en sus declaraciones testigos e incluso quienes se hallaban conceptuados como; brujos darán las más variadas versiones. Salazar llegará a la conclusión de que no existen pruebas suficientes, claras y concretas, que revelen la realidad de los hechos y que tanto las denuncias como las acusaciones son producto de la imaginación. Las contradicciones resultan evidentes y en muchas ocasiones la realidad de la imposibilidad de realización del acto imputado.

  1. Epat-Echebarne, en su obra Noticias y Viejos Textos de la Lingua Navarrorun (editada en el año 1971 por la Sociedad Guipuzcoana de Ediciones y Publicaciones de la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País y de la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián), al enjuiciar a los juzgadores del Proceso de Logroño dice:

«Entre los crédulos señores, de los procesos inquisitoriales, que tantas calamidades organizaron, sin embargo, justo es destacar la figura del inquisidor cordobés Alonso de Salazar y Frías (hombre de cabeza serena y de corazón recto) que después de tomar declaración a sinfín de desgraciados, de esa misma tierra del Bidasoa ( que dicho sea de paso, no entendían el castellano) escribía con valentía en 1612:

«Que la gente creía en los actos de brujería de que unos a otros se acusaban, pero que se contradecían en todos los detalles que daban sobre metamorfosis, maleficios, etc., de suerte que «no se podía» considerarlos como «reales».

Y añade Epat-Echebarne:

«Este criterio tan sensato no fue compartido por los demás jueces y así se siguieron increíbles sanciones. Pero aún ganó a los nuestros en credulidad el francés Pierre de Lancre, magistrado de Burdeos, que con ocasión de los procesos de brujería del Labort, por el año 1609, mandó abrasar a tantos desgraciados, la mayor parte mujeres».

En cambio Alonso de Salazar escribe serenamente, que fueron examinados: «36 testigos para los nueve lugares de St. Esteban, Iraiços, Çubieta, Sumbilla; Doña María, Arrayoz, Ciga, Vera y AIçate: sin que de todos nueve «aquelarres» contestasen ni conformasen los testigos en cosa «cierta ni concluyente» de las 8 preguntas que para ello se les hacía, si no es en dos lugares». Es decir, que coincidieron sólo por casualidad».

Baschwitz ensalza la figura de Alonso de Salazar y Frías sentando la afirmación de que su informe de más de cinco mil páginas representa un trabajo digno de admiración, que guarda hoy un real valor científico. Considera que la labor de Salazar fue imparcial en amplias averiguaciones ante gentes afectadas por el delirio de la brujería y frecuentemente con el sentimiento de una propia culpabilidad que les había vuelto locos; llevando en su labor al jnterrogatorio de 1.812 brujos y brujas confesas y arrepentidas, y niños de doce a catorce años. Ochenta y dos se vuelven contra sus anteriores declaraciones y otros no lo hacen, no fiándose de la promesa de impunidad que les había sido concedida durante el período en vigor del decreto de gracia.

También recoge el hecho -ya citado por distintos investigadores- de cómo Salazar controlará pacientemente los datos relativos a los vuelos nocturnos, aquelarres y relaciones carnales con el diablo. Jóvenes que le hablarán de que deben asistir a un aquelarre en un lugar y hora determinada, enviará Salazar a dos de sus secretarios, que atestiguarán que no se había celebrado. Un grupo de jóvenes confesas de haber tenido relaciones carnales con el diablo, serán objeto de un examen médico que determinará lo contrario. Los ungüentos que las brujas decían ser recetas del diablo, fueron analizados por farmacéuticos y revelándose que eran incapaces de producir el menor efecto y Salazar terminará su trabajo señalando que no encontró ningún dato que pueda deducir que el menor caso de brujería hubiera tenido efectivamente lugar.

En la obra Apuntes históricos de Logroño que Tomás Moreno Garbayo señala que es una refundición actualizada de Logroño Histórico, editada por el Servicio de Publicaciones del Excmo. Ayuntamiento, se hará una narración de los hechos motivadores del proceso de Logroño, considerando que este proceso, que no fue más importante que la mayoría de los que se tramitaron, tuvo más celebridad por la circunstancia de intervenir en su sustanciación un teólogo tan docto y tan equilibrado de juicio como probó serIo don Pedro de Valencia. Las infamias que confesaron los acusados le escandalizaron sin llegar a perturbar su razón, acertando a distinguir entre lo que debía ser cierto y lo que era inadmisible, por lo que en largo memorial dirigido al Cardenal Inquisidor General, arzobispo de Toledo, don Bernardo Sandoval y Rojas, antes de dictar sentencia analizó las causas de las fantasías, aberraciones y delirios de los unos y la mal. dad de los otros que abrazaban la iniquidad por placer o por afán de dominio y de lucro; recuerda las teorías de Andrés de Laguna, médico del Papa Julio III, y lo que ocurrió con el culto a la diosa griega Rhea; siendo tantas y tan buenas sus razones para probar que en las causas de hechicería necesitaba el Santo oficio de una crítica especial, que aquel Inquisidor General dictó ciertas instrucciones aconsejando a sus inferiores para lo sucesivo proceder con suma cautela contra los llamados brujos.

No existe duda que los trabajos de Pedro de Valencia darán un nuevo enfoque moral y legal a los hechos acaecidos en Logroño y sus discursos constituirán un verdadero estudio en el tema. dándole un enfoque dentro de la realidad. Las juntas de Zugarramurdi no eran una fantasía, sino una evidente realidad. ¿Cuál era la explicación lógica de los hechos figurados en el auto de fe? Simplemente la celebración de gentes cegadas por el vicio y que «con deseo de cometer fornicaciones, adulterios o sodomías ayan inventado aquellas juntas y misterios de maldad en que alguno, el mayor bellaco, se finxa Sathanas y se componga con aquellos y traxe horrible de obscenidad y suciedad que quentan».

Así lo significará Caro Baroja en su obra Las brujas y su mundo y añadirá: «En consecuencia, los actos carnales no tendrían nada de maravilloso, los viajes al aquelarre hechos «por sus pies», por cada uno de los asistentes, las muertes provocadas por venenos y por la complicidad fueron causa de que todo tome el mismo aspecto que tomaban los misterios de la gentilidad, que se «cubrian con tinieblas y silenzio»». Concluye Caro Baroja, que en este punto Pedro de Valencia recurre a su erudición de helenista y compara el humilde aquelarre vasco con las bacanales, especialmente con las que describe Eurípides, y no desecha tampoco Pedro de Valencia la posibilidad de que alguno de los actos atribuidos a los brujos sean debidos a aberraciones mentales, visiones producidas por la «melancholia» o el «morbum imaginosum», deseo de comer cosas repugnantes, y en cuanto al pacto con el demonio, atribuirá todo a lo que se dice de reuniones, uniones carnales, banquetes, etc., a visiones que les produce en un sueño muy denso que les provoca mediante ungüentos, tóxicos y otras sustancias.

En este estudio de Caro Baroja sobre las consecuencias teóricas y prácticas del proceso de las brujas de Zugarramurdi y la acción teórica del humanista Pedro de Valencia, analizará que dicho humanista también expone en sus discursos, en último término, el modo de sentir común que había hecho condenar a los procesados en Logroño y a tantos otros como reos de delitos que en todos y cada uno de sus detalles eran reales y considera que este punto de vista es tanto más peligroso cuanto que se combina de modo casuístico con la tesis de él, de manera que aplicando unas veces un criterio y otras otro, los culpables pueden acusar a los inocentes, o cabe llegar a otras situaciones extremas.

Florencio Idoate, en su obra La brujería navarra, al comentar el auto de fe del proceso de Logroño admite que el auto resultó cruento, aunque la justicia fue más dura todavía en la parte francesa, en manos de Lancre -y resalta acertadamente Idoate- que Salazar, el inquisidor que da la cara, examina después a 1.384 niños y niñas y 420 personas mayores, que contestaron al cuestionario preparado y sus conclusiones serán desfavorables para su compañeros de tribunal, a los que dejará en evidencia.

Manuel Rivas, en su artículo Brujas en la Rioja y García del Moral en Glosas a un proceso célebre de la Inquisición de Logroño del siglo XVI, también ensalzarán la figura humana y sencilla del inquisidor Salazar.

Indudablemente que el informe de Salazar tuvo unas consecuencias prácticas evidentes en las decisiones de la Suprema a partir de 1614, al declarar que los tribunales locales de la Inquisición no gozarían ninguna autonomía jurídica en materia de brujería, y de someterse en cada caso al control de la Suprema.

  1. Baschwitz, en su obra Procès de Sorcellerie, después de estudiar el delirio de la brujería en el siglo XVI, con un recuerdo hacia el doctor Wier, que tuvo repetidas consultas sobre personas poseídas del demonio, habiéndoles introducido en el cuerpo puntas de hierro, agujas o alfileres, el doctor sentará la siguiente conclusión:

«…des gens inexpérimentés ont attribue jusq’a present beaucoup d’evenements au diable et a sa bande, en pensant qu’il s’agissait de faits effectivement vecus alors que ce n’était qu’illusion, ensorcellement, mensonge, tromperie et besogne diabolique».

Y concluirá su estudio resaltando los combates victoriosos de Christian Thomasius, nacido en Leipzig en 1655, en su lucha contra los procesos por brujería, y finalizando su obra con ese capítulo que denominará La victoria de la razón, que no deja de ser coincidente con la denominación que Julio Caro Baroja señala en el capítulo 17 de su obra Las brujas y su mundo, que dirá: «La época de las luces al tratar de la corriente crítica en la primera mitad del siglo XVIII, en la que recogerá en un interesante estudio el pensamiento de Voltaire en su Diccionario filosófico, al escribir: «Es pena grande que hoy no haya ya ni poseídos, ni magos, ni astrólogos, ni genios. No puede concebirse lo que hace cien años suponían todos estos misterios como recursos. Toda la nobleza vivía entonces en sus castillos. Las tardes de invierno son largas y se hubiera muerto de aburrimiento sin estas nobles diversiones. No existía castillo al que en días no determinados no volviese un hada. ..El diablo torcía el cuello al mariscal Fabert. Cada aldea tenía su brujo o su bruja, cada príncipe tenía su astrólogo; todas las damas se hacían decir la buenaventura; los poseídos andaban campo traviesa; la cuestión era saber quién había visto al diablo o quién lo había de ver…», y el Padre Feijoo afirmará:

«Hubo en los tiempos y territorios en que reynó esta plaga, mucha credulidad en los que recibían las informaciones, mucha necedad en los delatores y testigos, mucha fatuidad en los mismos que eran tratados como delinqüentes. Los delatores y los testigos eran, por lo común, gente rústica, entre la cual, como se ve en todas partes, es comunísimo atribuir a la hechicería mil cosas, que en ninguna manera exceden las facultades de la Naturaleza o del Arte. El nimio ardor de los procedimientos y freqüencia de los suplicios trastornaba el seso de muchos miserables, de modo que luego que se veían acusados, buenamente creían que eran brujos o hechiceros y creían y confesaban los hechos que les eran imputados, aunque enteramente falsos. Este es efecto natural del demasiado terror, que desquicia el cerebro de ánimos muy apocados. Algunos jueces eran poco menos crédulos que los delatores y delatados. y si fuesen del mismo carácter los de hoy, hoy habría tantos hechiceros como en otros tiempos».

Para Caro Baroja estas palabras encierran más verdad histórica que las de Voltaire.

En el proceso de Logroño, se mezcló -como hemos repetido- el ambiente propio de la época, con la rigidez de los inquisidores en el cumplimiento de unas reglas. Se les podrá acusar de inflexibilidad, dureza e intolerancia, pero no de creadores de la norma punitiva. Actuaban en represión de actos que consideraban propulsores de un mal creciente: la herejía. y en esta intervención, en ciertas ocasiones, franquearán unos límites vedados al respeto y libertad humana. Así surgirán las voces de protesta.

Podríamos sintentizar la actuación del Tribunal de la Inquisición de Logroño sentando como base que pretendieron dar un exacto cumplimiento a unas reglas de fe, que aplicaron con un criterio riguroso.

¿Su mal? El propio de los procedimientos de la época; la acusación y los pronunciamientos se basaban en unas declaraciones testificales, de dudosa veracidad. Fue precisamente este extremo uno de los puntos en que fue más combatida la Inquisición, a quien se atribuyó el hecho de haber fomentado ese espíritu tan repudiable como es la delación.

En un código de equilibrios analíticos del proceso de Logroño, las conclusiones resultarían difíciles y complejas, pues en los móviles religiosos de persecución de la herejía, se conjugaban otros factores de índole política conducentes a esa tendencia de unidad estatal iniciada por los Reyes Católicos y simplificación del problema social creado por la diversidad de confesiones en el seno de la comunidad.

Es innegable que los juzgadores del proceso de Logroño, encubiertos en la capa de un puritanismo religioso mantuvieron actitudes inflexibles en sus pronunciamientos; pero tampoco se puede olvidar que se hallaban en momentos de una presión colectiva que les obliga al mantenimiento de unas medidas de represión para evitar que a través de ciertas prácticas -brujería, magia, ciencias ocultas, etc.- se pudieran socavar creencias y tradiciones religiosas con ofensa a los preceptos cristianos.

¿Creyeron ciertamente en la existencia de esas brujas con los fantásticos hechos reflejados en el auto de fe de 1610? La contestación sería dudosa, aun exceptuando a Salazar; la herejía estaba considerada como grave delito contra la Iglesia y la propia comunidad: luego era punible.

La dureza del castigo nunca será excusable, pero el tormento, la muerte en la hoguera, las prisiones perpetuas, la confiscación de bienes, etc., etc., se prodigaban en los siglos XII, XIII y XIV. Recoge Vicente Palacio Atard que el Concilio de 1179 admitía que los príncipes seculares atacaran la herejía como perturbación del orden público, pero prohibía que los clérigos tomaran parte en los castigos sangrientos. El Sínodo de 1184 confirmaba esta tendencia y el Papa Lucio III mantuvo el criterio de que los obispos no solamente debían admitir las denuncias sino que debían investigar los casos de herejía.

El mencionado comentarista cita que uno de los primeros en legislar la pena de muerte contra los herejes fue el Conde Ramón V, de Toulouse, a finales del siglo XII, y Pedro de Aragón, en 1197, que sentían los efectos de las herejías albigenses. Federico II, en 1220, desencadenará en su imperio una ofensiva exterminadora. Es interesante señalar que las partidas de Alfonso X incluirán el máximo castigo en el derecho positivo de Castilla, cuya misma línea seguirá en Francia el monarca Luis IX.

Como se puede deducir el Tribunal de la Inquisición de Logroño seguía un patrón que resultaba universal: la caza de las brujas y hechiceras como defensa de la fe.

No debemos olvidar que en tales momentos, incluso, tal represión contaba con el apoyo de la opinión pública, que en muchas ocasiones recabó de la autoridad civil y eclesiástica la adopción de medidas contra la brujería influenciada sin duda por ese «ambiente» que denunciamos, que se mezclaba con rumores e historias irreales nacidas de la incultura o mentes desequilibradas.

También debe tenerse en cuenta que la popular frase «caza de brujas» obedecía a una persecución que debemos considerar iniciada en el año 1258 y que se extendería posteriormente por distintos países. No olvidemos que en 1275 el obispo Hugo de Banyel no dudaría en condenar a una mujer que se confesó bruja y tener relaciones carnales con el diablo, y los siglos XV y XVI se pueden calificar en la persecución de la brujería como sus «épocas de oro», que tendrán su mejor exponente en la quema de 200 brujas del Cantón de Wallis.

Y resulta curioso resaltar que eminentes escritores e ilustres teólogos -incluso Santo Tomás- se vieron influenciados por esas ideas generalizadas en un ámbito extendido al protestantismo cuyo mejor reflejo se plasmará en las frases de Lutero: «Yo creo que los diablos habitan en los loros y en las cotorras, en los monos y en los macacos, para que ellos puedan así imitar a los hombres».

¿Cómo sustraerse los inquisidores logroñeses a pensamientos generalizados? El espíritu colectivo de represión se definirá en las palabras de Boguet:

«El crimen de la brujería es un crimen excepcional y por lo tanto debe ser juzgado excepcionalmente sin observar las normas del derecho ni los procedimientos ordinarios».

 

Por diferentes motivos el proceso de Logroño tendrá una evidente resonancia; pero sus actuaciones no difieren ni superan a las utilizadas en otros procesos. Delación, tortura y triste final de muchos acusados en la hoguera, no constituyen norma excepcional en la actuación de sus inquisidores. El delirio de persecución definido en Le marteau des malétices tendrá una evidente manifestación en el auto de fe de 1610; sin embargo, con la intervención de Salazar sobre el ambiente polémico se infiltrará una semilla que como suave laxante nos llevará hasta la humanitaria bula «Omnipotentis» -1623- y brujas y hechiceros no serán entregados al brazo secular sino en los supuestos casos de pacto con el diablo seguido de asesinato.

Podemos llegar a la conclusión, de que indudablemente el Tribunal de la Inquisición de Logroño actuó con dureza, pero debe tenerse en cuenta como atenuante que actuaban en el expresado «ambiente de época» en medidas de represión tendentes a evitar que ciertas prácticas -la brujería con sus invocaciones y adoración al diablo- pudieran socavar las tradiciones y creencias religiosas basadas en los preceptos del cristianismo. Fue un olvido de las reglas de derecho frente a los signos y espíritus del mal.

Quedará como uno de tantos misterios sin descifrar, el hecho si verdaderamente se creyó por los juzgadores la existencia de las propias brujas -considero que la contestación no sería afirmativa en la mayoría de los casos, y la actuación del inquisidor Salazar es el mejor exponente-; lo que sí resulta evidente es que castigaban unos hechos contrarios a dogmas y principios religiosos establecidos; en este enjuiciamiento lógicamente resultaban sancionables personas inculpadas de pertenecer a aquel otro mundo diabólico y fantasioso que debía ser reprimido. Y ese mundo era el del sabbat con sus fiestas nocturnas convocadas por el extraño sonido de un cuerno utilizado por el diablo, que lo escucharán en cualquier parte en que se encuentren. Y allí acudirán en sus viajes aéreos sobre el palo de la escoba, emitiendo infernales cantos con voz metálica y estridente.

Esos dos mundos se dibujan en el auto de fe de Logroño; el del puritanismo religioso en actitudes inflexibles contra la brujería, como simbolización y encarnación del mal, con sus poderes maléficos: «La brujería es el culto a satán…». «La brujería provocará tormentas, destruirá cosechas y arrasará los campos». Crímenes y locuras serán imputables a la brujería…

También es de tener en cuenta, que quizás, las verdaderas raíces que motivaban la represión de los juzgadores, habría que buscarlas en una defensa contra corrientes reformistas que encubrían móviles no solamente religiosos, sino igualmente de orden político con el que se hallaba identificada la Iglesia.

La Iglesia y la política se hallaban identificadas en barreras mutuas de defensa: iluminados, magia y ciencias ocultas, brujería, eran manifestación o movimientos reformistas en oposición a las ideologías de la tradición cristiana, católica o protestante imperante en una Europa sumida en guerras y desolaciones.

El proceso de Logroño tuvo, como anteriormente hemos señalado, una evidente resonancia; pero insistimos no fue una excepción, sino uno de tantos casos de una psicosis colectiva de «autodefensa» propia que tuvo su apogeo en los siglos XIlI al XV.

¿Qué nos queda hoy del proceso de Logroño? ¿Acaso un mensaje de reflexión?

En cualquier caso, el hombre se inclina misteriosamente al conocimiento de su pasado, sin el cual no podría existir nuestro presente en cambiante ruta hacia lo desconocido…

Con las víctimas del proceso de Logroño había surgido un mensaje de meditación: la conciencia religiosa de Alonso de Salazar y Frías lo había difundido como semilla de fe proclamando unas verdades en desafío a su propia presencia en aquel auto de fe celebrado en la ciudad de Logroño, los días 6 y 7 de noviembre de 1610, que comenzó…

http://www.vallenajerilla.com/berceo/gildelrio/zugarramurdi.htm

 

JJ Benitez vs Antonio Piñero

Polémica disputa entre 2 pesos pesados del Cristianismo:» Antonio Piñero «el (Robert Langdon Español)
responde enérgicamente ante la posición del (Jinete de Troya) «Juan José Benítez».
Arbitro: Luis Mariano Fernández

Ítems:
-Quien fue YHWH
-Fundo Jesús alguna Iglesia??
-La figura de Pablo en el cristianismo
-Porque Jesús no dejo nada escrito
-La cueva de Jordania y los 40 días en el desierto
-El mensaje del rabí de Nazaret
-Idioma que hablo Jesus

http://youtu.be/nM9Ataw5FZo

 

Coronación del Papa Francisco Vicario del Anticristo: SACERDOTE-EMPERADOR, Jefe del Vaticano, Sumo Pontífice, Obispo Roma

El ex cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio ahora se llama Francisco,  será el papa #266 y entrará a la historia de la humanidad con extraños títulos rimbombantes y muy antiguos que solo usaban los Césares del imperio romano como el de «Pontifex Maximun», un papa a quien califican de conservador, muy autoritario y dictatorial.

Veamos parte de la Ceremonia de coronación pontificia del papa Francisco, noten por favor la canción que el coro entona mientras lo entronizan: cantan en honor a….. María Magdalena…….Isis, la virgen negra, la REINA DEL CIELO, mostrándonos que su aparente cristianismo es solo una careta

[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=sD7il2B9q10[/youtube]

ntentaremos analizar la mayor cantidad de detalles posibles previos a su elección y lógicamente de su entronización y  coronación…. qué influencia astrológica se tuvo en cuenta para elegirlo como líder de la iglesia? qué relación tiene con la cábala?  por qué no quiso ponerse una corona? por qué cambió el anillo de oro del pescador por uno de plata con unas llaves? vamos a ver por qué  Francisco no es un papa  cristiano y sí… un papa 100% luciferino, es Francisco el papa vicario de Cristo o es Francisco el antipapa el vicario del Anticristo?

La famosa revista Time le otorgó otro enigmático título a Francisco en su portada para el 25 de marzo, titulada: El papa del Nuevo Mundo

Muy probablemente lo que están a punto de leer suene un poco descabellado y no sea de su completo agrado, no por eso tiene que ser mentira ni tampoco pretendo que crea al 100%  lo aquí expuesto. NO se enojen, ni comiencen a insultar que mi intención no es hablar mal del papa sino del sistema luciferino que está detrás de su elección!  Si él lo sabe o no…. es su problema averiguarlo

Tengan mente abierta… plantéense las múltiples probabilidades que tiene la élite para implantar el nuevo orden mundial, les sería más fácil con alguien como Hitler, Mussolini, Fidel Castro o Chávez o con un dictador «benevolente«? no descarte ninguna posibilidad! y regálese por unos momentos el beneficio de la duda,  veamos lo que se teje tras bambalinas

PARTE I


El papa que estábamos esperando? 

En el post relacionado con el cónclave,  planteamos la posibilidad de que el nuevo papa se daría a conocer el mismo día 13 de marzo, como también de que en esta ocasión el Vaticano a través de la elección del nuevo papa, se jugara la última carta que sería elegir a un latinoamericano para desviar la atención que está en estos momentos puesta en la «santa sede», por los escándalos del Vatileaks, por las verdaderas causas de la renuncia de Benedicto XVI, por los rumores de corrupción al interior del Vaticano, además de los escándalos de pedofilia, excesos homosexuales y pederastía.

Creo que no estábamos tan desviados de los pronósticos  al plantear esa posibilidad que fuera elegido un latino, y que además no quedaría cualquier candidato sino aquel que estuvieramarcado desde su nacimiento por los astros para ser el nuevo papa y que cumpliera de mejor manera la agenda illuminati, como efectivamente ocurrió.

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PARTE II

El cónclave

           
Francisco paga la cuenta de hotel,
de la suit donde estuvo alojado, la
201 es la suit papal =  2+0+1= 3

Muchas «coincidencias numéricas» relacionadas con Francisco I y que tienen que ver con el número 3, 7 y el 13.  Este número también está incluído en los ritos masones, el grado 13  operativo de los iluminados de Baviera se llama Hombre Rey, esto es interesante ya que teóricamente el papa es un Rey del estado del Vaticano. Entronizado al séptimo día del paso del cometa panstarrs y cobijado por el día dedicado al dios de la guerra: Marte

En la numerología el 13 simboliza el cambio, el 3 estaría relacionado con el misterio de la trinidad pagana y el 7 relacionado con Babilonia.

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Sumada a estas «casualidades numéricas», durante su elección fuimos testigos de la presencia del cometa panstarrs, que al parecer fué la real causa por la que se adelantó el cónclave, que estaba programado para comenzar el 20 de marzo, pero que por orden de Benedicto XVI se llevó a cabo el 12, que también suma 3 y que estaba conectado con las activaciones del portal 12:12..

Los eclipses, y el paso de cometas se han considerado desde la antigüedad como mensajeros astronómicos, traedores de buenas y malas noticias, anunciadores de grandes eventos que marcan para siempre la historia de la humanidad. Panstarrs, estrella del dios Pan.

estrella de Belén

De hecho cuando nace Jesús, una estrella brillante en el cielo anunciaba su llegada al mundo, confirmando que un evento de gran trascendencia mundial estaba sucediendo.

El día del cónclave, un cometa anunciaba la elección del sumo pontífice del Vaticano.   Buen o mal augurio? ustedes qué opinan?

el dios Pan, asociado al Baphomet,
el mismo Lucifer

Como comentábamos en el post del cónclave, el cometa panstarrs está relacionado con el dios de la sexualidad y la fertilidad llamado PAN, depredador sexual de mujeres, jóvenes y animales, una completa bestia, como muchos sacerdotes pedófilos encubiertos por el Vaticano

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