En enero de este año, José Pérez se topó de lleno con la ‘Rogulopterix okamurae’ en una de las jornadas habituales para recoger muestras de erizo y entregarlas a la Junta de Andalucía para su estudio. Este gaditano dedicado a la pesca submarina de erizo y ortiguilla asegura que aquel día, en la costa del faro de Punta Carnero, en Algeciras, el alga de origen asiático tapizaba la orilla, las piedras y el fondo marino. Han pasado 9 meses sin que la situación haya remitido y el alga obliga a quienes pescan en aguas del Estrecho de Gibraltar a resignarse y volver a puerto con las manos vacías.
Sumido en la incertidumbre de si podrá o no seguir viviendo de esto, Pérez explica a ABC que el alga «está acabando con todo». «La población ha disminuido radicalmente. El suelo está yermo y no hay erizos, no hay almejas, no hay nada, ni siquiera peces», añade. La franja entre Cádiz y Málaga es su zona habitual de trabajo, concretamente, es en Marbella y Estepona donde recoge sus ortiguillas, una «zona de regeneración» en la que hasta el momento cada tres o cuatro meses la población se recuperaba.
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