Desde México hasta Alemania o España, los entomólogos observan y documentan, entre perplejos e inquietos, la pérdida masiva de mariposas, abejas, escarabajos y libélulas.
Un reportaje del New York Times del pasado noviembre titulaba: “El apocalipsis de los insectos está aquí”. Este es un recorrido por diversos puntos del planeta, desde México hasta Alemania o España, donde constatamos el declive generalizado de estos pequeños seres tan importantes para la vida en el planeta.
En 2014, Mario García, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN/CSIC), regresó con una buena noticia de sus trabajos de prospección sobre la presencia de un género de escarabajos ( Eupompha) en los estados mexicanos de Baja California y Sonora. Junto a otra investigadora predoctoral mexicana de esta misma organización, Karen López, confirmaron la presencia de tres poblaciones de Eupompha imperialis en las proximidades de la frontera con Estados Unidos. Se convirtieron en los primeros registros de la especie en México. ¿Primeros y últimos? López viajó hasta en tres ocasiones al mismo lugar apenas dos años después, para completar el trabajo iniciado. “No encontré ni uno solo, ni de esa especie, ni de su género ni tan siquiera de su tribu, Eupomphini“. Las tribus son grupos taxonómicos que abarcan varios géneros. “Es cierto que pertenecen a una familia cuyas especies son muy difíciles de ver porque tienen ciclos de vida muy complejos, con una fase larvaria muy desarrollada que se escapa a la observación sobre el terreno, pero las visitas fueron suficientes para haber detectado al menos su presencia”.
La investigadora mexicana teme lo peor, y es que el cambio climático y de los usos del suelo hayan provocado la posible desaparición de estos insectos coleópteros en las zonas septentrionales prospectadas de Baja California y Sonora. “Los habitantes de estos lugares me relataban que cada vez llueve menos y que incluso hay largas temporadas en las que no cae ni una gota de agua, lo que impide que culmine la metamorfosis de larva a adulto de cualquier especie de Eupomphini”. Similares conclusiones son a las que han llegado algunas investigadoras del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático de México (Inecol) con otros coleópteros, los escarabajos estercoleros o peloteros, localmente llamados rodacacas. Estos insectos, como muchos otros, realizan una función trascendental en los numerosos ecosistemas donde viven. Descomponen y digieren o entierran la materia orgánica de las heces de muchos vertebrados, retirando del medio posibles infecciones (destruyen huevos y larvas de moscas y otros parásitos y bacterias nocivas para el ganado y el hombre) y una fuente de emisión de metano que, de liberarse, aumentaría aún más los efectos negativos que provocan los gases de efecto invernadero.
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