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Los 3 tipos de críticas que revelan tu “yo” más profundo
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Una cuerda se rompe. Paganini sigue tocando. Otra cuerda se rompe pero Paganini saca sonidos de lo imposible. La tercera se quiebra. La orquesta se detiene, el público se paraliza. Paganini no. Como un mago arranca sonidos con la última cuerda de su violín. La orquesta se motiva, el público pasa del silencio a la euforia, de la inercia al delirio. No es ya sólo un violinista genial, es el símbolo de quien enfrenta lo imposible. Nunca la vida rompe la última cuerda, el talento sigue tocando. Armoniza ciencia y arte, razón y emoción, concepto e imagen, plan con intuición.
El efecto Mozart.
Neruda dijo “muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no escucha música”.
La música de Mozart influye en el cerebro por su regularidad.
Efecto Mozart es una expresión usada para demostrarlo.
Movimiento y música son una pareja inseparable que integra lo cognitivo, lo afectivo y lo motriz, desarrollan la conciencia y potencian la creatividad. El recuerdo de una melodía conduce a un pasado al que nos transportamos y traemos al presente.
La música genera la motivación necesaria antes del desafío, la relajación ante la tensión.
Se aplica también a lo curativo. La musicoterapia no es mágica, la música sí tiene la magia que conecta con las emociones, alimenta el alma y trae paz al espíritu.
Nadie es indiferente a su poderoso y magnético influjo. Poseemos una sensibilidad musical que puede estimular el crecimiento. La música puede trabajar sobre lo cognitivo, a través de las emociones, puede establecer un diálogo interactivo, hacernos tanto mover como pensar.
Ha crecido su uso en el área médica para personas con diferentes diagnósticos. Se utiliza para reducir dosis de anestesia o para ofrecer estimulación y calidad de vida a enfermos en estado de coma. No hace falta saber música beneficiarse con ella. La «musicoterapia creativa» se basa en la improvisación, como una especie de radar para hallar respuestas y saber qué hacer con ellas. Platón habló de sus efectos. Por eso es un idioma universal. La experiencia de la vibración de la voz y los instrumentos de percusión, abre la conciencia, la percepción, la intuición y el sentimiento.
Cuando las ondas sonoras ingresan al cuerpo producen por simpatía vibraciones de sus células vivas, que ayudan a restaurarlo y a reforzarlo. El alto contenido de agua de los tejidos corporales contribuye a transmitir el sonido (que viaja a 5400 Km/h en el agua). El efecto se puede comparar con un masaje profundo. Se percibe la totalidad del ser y la conciencia que nos organiza. El hombre se asemeja a un instrumento musical muy complejo, único y delicadamente afinado. Cada átomo, molécula, célula, tejido y órgano del cuerpo emiten las frecuencias de la vida.
Es frecuente que personas con distinta formación, trabajen juntos aportando conocimientos que generan entre ellos una integridad inseparable de sus mentes, cuerpos y almas, cuya suma puede generar resultados maravillosos. Lo mejor para todos. Del mismo modo la música puede actuar en el organismo para crear salud ante la enfermedad. Para crear armonía, la medicina puede usar la música para generar efectos terapéuticos.
Un freno al dolor. Aliviar el dolor es el uso de la musicoterapia que más respaldo científico ha obtenido. Los que sufren un dolor y en ese momento son capaces de hacer foco con su atención en la música, obtienen asociaciones de imágenes que tienen un efecto calmante. Al prestar atención a la música, el dolor físico es inhibido por ciertas áreas del cerebro. La presión sanguínea y el ritmo cardíaco bajan, neurotransmisores son liberados por las neuronas. Y todas estas actividades inhiben las señales de dolor, impidiendo que ingresen al cerebro y sean percibidas.
Resonancia. La resonancia magnética estudia residuos de conciencia en pacientes en estado vegetativo. Un test registra la activación de áreas de preparación para el movimiento en respuesta a comandos verbales. Rescatan un nivel de conciencia mínima. Descartadas las lesiones y que estuviera intacta la audición, los someten a pruebas para detectar señales nerviosas en los músculos y de potenciales evocados (registran respuestas a los estímulos). El resultado tiene implicancias clínicas y bioéticas. La reserva cognitiva no detectable con la evaluación neurológica de rutina indica que podrían beneficiarse con interfaces cerebro-computadora. Pacientes que no responden clínicamente podrían tener comunicación.
Música para el cerebro. La música estimula. Libera dopamina, la sustancia que aparece en el cerebro al aprender, memorizar y sentir placer. La neuroplasticidad permite al cerebro formatearse con la experiencia. Los músicos concentran sus redes neuronales y coordinan las secuencias.
Estos conocimientos permiten programar investigaciones y métodos de rehabilitación intentando que las áreas sanas compensen fallas en otras. La música es el arte de combinar los sonidos y el tiempo. La educación musical en la niñez puede facilitar una rehabilitación ya que aun, en estado inconsciente, el cerebro canta sus canciones preferidas. La educación y la ciencia deben aliarse, porque es mejor prevenir que curar. Pueden aplicarse a reducir la ansiedad, el insomnio, la depresión, mejorar el humor, aliviar el dolor, aumentar el rendimiento, reducir náuseas y vómitos, mejorar a los que padecen. Los niños en un test de inteligencia tras haber escuchado una sonata de Mozart obtenían mejor puntuación.
Un paciente que perdió la capacidad de identificar objetos un día confundió a su mujer con un sombrero. Esto lo limitaba, pero descubrió que podía organizar tareas con canciones. Tenía una canción para vestirse, otra para la comida. Una para cada gesto de la vida cotidiana. Si el Alzheimer incapacita para encadenar gestos, las palabras en verso funcionan como mnemotecnia. Farinelli supo curar con su canto al rey Felipe V de España, que padecía de depresión nerviosa. Farinelli cantó para él y recobró el gusto por la vida. El rey lo hacía cantarle todos los días.
Cómo actúa la música. Siempre pensamos en algo, pero los pensamientos conscientes son, en su gran mayoría, intrascendentes, frívolos y sin utilidad práctica. Pero al concentrarnos, podemos hacer reflexiones complejas. Incluso la más complicada de las ecuaciones de Einstein no es más que una operación mental simple y burda en comparación con los increíbles cálculos que el cerebro ejecuta, en todo momento.
Evitar los obstáculos para no caernos, hablar de manera inteligible, articular todos los sonidos. Un jugador de billar es capaz de darle a una bola con el ángulo, la fuerza y el movimiento rotatorio necesarios para meterla en el agujero, tras varios rebotes. Sin embargo, este mismo jugador no podría describir nunca su gesto en palabras, y todavía menos plantearse las ecuaciones matemáticas que describen la trayectoria de la bola.
Usamos la palabra “instinto” para describir este prodigio, porque ignoramos que la parte inconsciente es más rica que la conciencia. El cerebro controla lo fisiológico. Dirige la digestión, el sistema inmunitario, los riñones, el hígado, el bazo, el páncreas, sin que tengamos conciencia. Ni con un gran esfuerzo de interiorización podemos comprender los movimientos del estómago ni ordenar al sistema inmunitario que nos protege.
El cerebro consciente, los pensamientos que generamos voluntariamente, no tienen tanta influencia sobre las funciones complejas del cuerpo. Aunque el cerebro coordina, la voluntad interviene poco y no llega a actuar sobre los sentimientos. Si nos enfadamos, somos tímidos, celosos, impacientes, estamos enamorados o deprimidos, por mucho que repitamos “¡Ya basta!”, no sirve de nada. Y llega la música con su increíble poder.
La música es más poderosa. Cuando la voluntad consciente no puede hacer nada para curar una enfermedad del cuerpo o del alma, puede ser el momento de pasar al sonido. El gesto de dar palmas puede modificar el ánimo, provocar una excitación repentina, ganas de bailar. Pero los efectos van más lejos. Tocar unas notas, en un determinado orden, tiene el poder de provocar alegría, tristeza, distensión, agresividad, rabia, risa, esperanza, inquietud. La música penetra directamente en los circuitos neuronales más complejos y más inconscientes e influye, pero también puede regular la respiración, el ritmo cardiaco, las funciones motoras y otras, como la digestiva o la inmunitaria. Eso explica sus efectos terapéuticos.
Los griegos enseñaban música a la vez que medicina. Pitágoras creó con los sonidos un método para tratar enfermos. Inventó remedios que debían reprimir o expulsar las enfermedades del cuerpo y del alma. Componía música destinada a corregir los estados de ánimo. ”Mediante el uso de sonidos musicales, sin acompañamiento de palabras, curaba las pasiones del alma, así como determinadas enfermedades“.
Tiene efectos mágicos. El efecto de la música es tan poderoso que se atribuyó a los espíritus o a los dioses, porque permitía comunicarse con un mundo invisible. Pero la música es religiosa en sentido amplio. Las personas sienten los mismos sentimientos al escuchar la misma música. Tienen la impresión de comunicarse, de formar un único cuerpo, como sucede con los monjes que cantan en un monasterio, con los soldados o con una tribu africana bailando. Con el tiempo, la música se ha perfeccionado. Aprendimos a combinar mejor los ritmos, las melodías (sucesión de notas que forman una frase musical), la armonía (el resultado de varias notas tocadas a la vez), los matices (fuerza o suavidad) y los timbres (sonidos particulares de los instrumentos que producen efectos diferentes) para producir los efectos más variados tanto en su público como en ellos mismos.
El maestro de música. La mejor manera de hacer algo bien es practicar y escuchar horas y horas. Thomas Südhof, un médico que desarrolló la mayor parte de su carrera en la Universidad de Stanford, fue Premio Nobel en Fisiología o Medicina 2013 por sus estudios sobre liberación de transmisores químicos en el sistema nervioso. No mencionó como su maestro favorito a alguno de los destacados científicos con los que se formó. Las capacidades que adquirí al aprender música clásica fueron variadas. El valor que tienen para la creatividad el estudio disciplinado y el aprendizaje repetitivo. No se puede ser creativo si no se conoce el instrumento al derecho y al revés y no se puede serlo en ciencia si se carece de un conocimiento profundo de los detalles. Un buen maestro exige, desafía y critica, pero nunca castiga o denigra a su alumno.
Sus afirmaciones confirman que los principios de la educación son independientes de aquello que se enseña. Todo maestro que exija, desafíe y critique, demostrando al alumno la importancia de disciplina y el esfuerzo, dejará en él una huella indeleble. Pero también, la relevancia del conocimiento profundo de los detalles. Para poder crear no basta con los conocimientos de los libros: es preciso que estén incorporados en las personas. Mozart comentó en 1787: “Se equivocan quienes afirman que me ha sido fácil adquirir mi arte. Nadie ha estudiado composición tan a fondo como yo. Es difícil encontrar un gran maestro de música cuya obra no haya analizado con frecuencia y, a menudo, de principio a fin”.
Südhof siguió: “Como músico, aprendí a valorar la tradición para trascenderla, ya que si bien es la base para progresar, el punto inicial, no puede convertirse en una limitación porque, de hacerlo, tanto en la música como en la ciencia, se ahogan la creatividad y el progreso”. La educación debe respetar las tradiciones y generar la convicción de que son la base para superarlas, para construir, crear y progresar.
“Como músico se practican miles de horas para actuar unos pocos minutos. Recapitular sobre lo aprendido, ampliarlo, expandirlo y comunicarlo. En ciencia el proceso es el mismo: depende de la comunicación con los otros y supone aceptar y responder al modo en que reaccionan”. El instrumento de Südhof descansa en un armario. Pero las lecciones de su maestro de música son esenciales para su vida como científico.
Los fines de la sociedad. Investigadores de Princeton advirtieron que si la mayoría de los animales tiene una fuerte preferencia por mudarse, el grupo se relocalizaba. Pero si la fuerza de la minoría superaba cierto umbral, podía determinar el comportamiento grupal. Una minoría con opiniones fuertes prevalece sobre una mayoría con convicciones débiles. Las propiedades colectivas podrían surgir de las interacciones sociales. Hay fenómenos propios de la interacción, como la preferencia de un individuo por otro. Así se comprende el cuento del flautista de Hamelin:
Una mañana los ratones devoraban su comida. Decidieron dar 100 monedas a quien los libre de la plaga. El flautista comenzó a pasear por las calles tocando con su flauta una melodía que encantaba a los ratones que lo seguían embelesados. Los llevó hasta caudaloso río donde, al intentar cruzarlo para seguir al flautista perecieron ahogados. La gente volvió a sus negocios pero cegados por su avaricia decidieron no pagarle por tan poca cosa como tocar la flauta. Furioso el flautista, tocó otra dulcísima melodía. Pero esta vez no eran los ratones quienes lo seguían, sino los niños que iban tras los pasos del músico, de la mano y sonrientes, formaban una gran hilera, sorda a los ruegos y gritos de sus padres que intentaban impedir que siguieran al flautista que se los llevó tan lejos que nadie supo a dónde. Los niños, como los ratones, nunca jamás volvieron. En la ciudad sólo quedaron sus habitantes y un inmenso manto de silencio y tristeza, donde nunca encontraréis ni un ratón ni un niño.
Reinventar. La educación es la industria pesada porque fabrica ciudadanos. Einstein dijo: que la imaginación importa más que el conocimiento. Que locura es querer progresar y seguir haciendo lo mismo. Qué el arte llega a las verdades más profundas por el camino más sencillo.
Dr. Horacio Krell Ceo de Ilvem.
por La Mente es Maravillosa
El corazón exige nutrientes y, aunque suene un poco cursi, yo sé que el mío necesita sobre todo vitaminas. Estas no son vitaminas cualquiera, sino que son del tipo A, B, C. Es decir, yo para sobrevivir preciso abrazos, bondad y cariño.
Humanamente hablando no creo que haya alguien en el mundo que no lo necesite también. Las emociones que nos invaden se alimentan del contacto directo con los demás y nos llenan cuando llegan en nombre del amor. Son tan necesarias como el respirar.
Cualquier tipo de amor siempre incluye esas tres vitaminas. De hecho, si piensas en alguno que no cuente con ellas probablemente no estés hablando de amor, sino de algo que quizás se le parece pero que en ese estado nunca te va a completar tanto como el sentimiento verdadero y compartido.
Así que bien, una de las vitaminas más importantes que ha de recibir todo cuerpo es aquella que absorbemos a través de los abrazos. Sí, esos que unen hasta las partes más rotas del alma y ayudan a que se rehaga de nuevo, a que nunca se parta del todo. Ya sabes, los que te hacen sentir menos sola o tener menos frío porque acompañan y reconfortan.
“Sonrió la una. Lo hizo también la otra.
No se atrevieron a fundirse en un abrazo a la vista de la gente,
pero en un solo segundo se dijeron mil cosas en silencio”
-Ildefonso Falcones-
A ese tipo de abrazos los busco sin medida, cercanos y sin frenos, porque los que más valen son espontáneos y, a veces, tímidos. Estoy segura de que tanto tú como yo no queremos abrazos premeditados o calculados, por muy bonitos que parezcan desde fuera
Lo bonito es lo se siente al recibirlos, ya que son vitaminas que nos aportan muchos beneficios saludables. Por ejemplo, mejoran nuestro estado de ánimo, elevan la serotonina del cuerpo, relajan los músculos, disminuyen la presión arterial, luchan contra la tensión nerviosa, etc.
De la misma manera que las anteriores, las vitaminas B son necesarias: las que provienen de aquellas personas que practican la cualidad del bien. Cuando el cuerpo se rodea de gente buena de corazón logra que el nuestro también sea un poquito más generoso, que lata con menos temor.
Alguien bondadoso resulta agradable y compasivo, dispuesto a ayudar sin pedir nada a cambio: amable y generoso. Por tanto yo -que busco en mi vida un poco de todo esto- me enamoro con facilidad de aquellos que con empatía practican la bondad.
Ellos hacen mejor a todo mi ser y por eso reconozco que les quiero y les aprecio en mi vida. Les elijo siempre como fuente de aprendizaje, gracias al cual puedo crecer cada día.
Por último, de nada valdrían las vitaminas A y B si no aparecieran de la mano de una pequeña dosis de cariño. El afecto y la ternura son capaces de dar aliento de diferentes maneras: una caricia, una sonrisa, unas palabras oportunas…
El cariño de los demás nos da felicidad y nos hace sentir queridos, por eso es indispensable para mi cuerpo. Esta expresión de afecto y reconocimiento consigue que nos veamos especiales entre la multitud y nos ofrece la vitalidad suficiente para no caer ante las adversidades.
“El verdadero cariño no es el que perdona nuestros defectos,
sino el que no los conoce”
-Jacinto Benavente-
La personalidad se rejuvenece con el cariño porque nos vemos valorados, apreciados y cargados de confianza. Esta vitamina es un bálsamo para la autoestima, tanto si sale de nosotros como si entra. El caso es que esté en el aire que nos rodea.
Por todas estas razones, no dejes de cuidar la alimentación del corazón. Es cierto que necesitamos otras muchas cosas para avanzar en la vida pero, si el alma muere, el resto pierde su utilidad. Vamos a intentar darle las vitaminas suficientes para que eso no ocurra nunca.
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Quienes tienen la fortuna de ser padres, seguramente saben lo complicado y también desesperante que puede llegar a ser el tener que calmar a un niño cuando éste se encuentra enojado, llorando o haciendo berrinche. La mayoría no está seguro de lo que en realidad desean o simplemente no se toman el tiempo de averiguarlo y lo que más fácil se les hace es darles algo para que se entretengan y dejen ese comportamiento desquiciante.
Una golosina e incluso un juguete parecen ser buenas opciones, sin embargo, ¿qué pasa con aquellos padres que optan por prestarles el celular o la Tablet?. Para aquellos padres que piensan que el darles un aparato electrónico es la solución, les tengo una simple sugerencia: ¡dejen de hacerlo inmediatamente!.
Un grupo de investigadores han hecho un estudio sobre esta acción y han determinado que sin darse cuenta los padres están afectando gravemente el desarrollo de personalidad de sus hijos.
Ser padres no será fácil pero sería bueno practicar más la paternidad y estrechar lazos con ellos, no alejarlos con esas acciones que a la larga con su práctica podría causar un daño irreversible en ellos.
Desafortunadamente, cada vez son más los padres que recurren a esta ¨solución¨ cuando ya no saben qué hacer con la actitud de sus hijos. Fácilmente se rinden y no optan por la opción de tratar de tranquilizarlos, hablar con ellos o consolarlos, simplemente se inclinan por la ¨salida fácil¨. Sin embargo ignoran que este acto de rendición sólo traerá consecuencias que no están visualizando hoy.
JAMA Pediatrics reveló un estudio en donde se centraban en este tema, relata que lo más habitual para los papás es relajar o calmar a los pequeños usando el televisor, un celular, computadoras o tablets y todo se deduce a que en realidad tienen muy poco control sobre ellos y no saben de qué manera lidiar con el temperamento energético de éstos.
La doctora de la Universidad de Boston y autora de dicho estudio, reveló haber advertido muchas veces a los padres que esta acción está mal, porque además de truncar el desarrollo de la personalidad, también están afectando el desarrollo del lenguaje, ya que el niño pasa más tiempo jugando con aparatos que interactuando con personas.
Hay personas que contrastan esta versión diciendo que el uso de smartphones y tablets ayuda a los niños a hablar y mejorar su vocabulario, sin embargo, Radesky contratacó argumentando lo siguiente: ¨si estos dispositivos se convierten en un método habitual para calmar y distraer a los niños, ¿ellos serán capaces de desarrollar sus propios mecanismos de autorregulación?¨ definitivamente el querer ¨distraer¨ a los niños que se aburren o lloran con un aparato, les impide poder generar su propia forma personal de entretenimiento.
No obstante y pese a contradicciones, la doctora Radesky señaló que el abuso de estos dispositivos durante la infancia, podrían interferir con su desarrollo de la empatía, sus habilidades sociales y de resolver los problemas, que generalmente se obtienen de la exploración, los juegos no estructurados y la interacción con amigos.
Así podemos determinar que el dar un aparato electrónico a nuestros hijos para tranquilizarlos, definitivamente no es la mejor opción, el que se tranquilicen depende de ti y de sus capacidades. La mejor opción es tratar de calmarlos a través de las palabras, escucharlos y atenderlos, ya que estos a su vez mejorarán sus ansiedades y aprenderán a controlarse poco a poco. Tal vez tomará tiempo, pero ningún camino es fácil cuando realmente vale la pena.
Y tú, ¿cómo calmas a tus hijos?
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¿Sabías qué la cantidad de tiempo entre el nacimiento y la puesta del Sol es una de las variables climáticas más importantes en lo que respecta a nuestra salud mental y emocional? Al menos así lo afirma un estudio reciente de la Universidad Brigham Young (BYU), en Utah, EE. UU.
Puede ser que tu día esté lleno de temperaturas irritantes, contaminación del aire e incluso nubes de lluvia, pero esto no necesariamente supone un bajón emocional. Si somos capaces de absorber luz solar suficiente, nuestro nivel de sufrimiento emocional debería mantenerse estable. Sin embargo, cuando se reduce la cantidad de luz solar, la angustia puede aumentar. Y esto aplica en una población clínica general, no solo en individuos diagnosticados con trastorno afectivo estacional.
“Esa es una de las piezas sorprendentes de nuestra investigación”, dice Mark Beecher, profesor clínico y psicólogo titulado de la BYU. “Durante un día lluvioso, o en un día contaminado, las personas suponen que experimentarán mayores niveles de sufrimiento, pero eso no fue lo que vimos. Observamos la irradiación solar, o cantidad de luz efectiva que alcanza la superficie. Intentamos tomar en cuenta los días nublados, los días lluviosos, la contaminación, pero lo único realmente significativo fue la cantidad de tiempo entre el nacimiento y la puesta del Sol”, asegura.
Tomando en cuenta esta información, los terapeutas deben estar conscientes de que los meses invernales son épocas de alta demanda por sus servicios. A menos horas de Sol, las personas se vuelven particularmente vulnerables a la angustia emocional.
Este estudio, publicado en el Journal of Affective Disorders, inició como una conversación casual que despertó la curiosidad profesional de Beecher.
“Mark es mi amigo y vecino desde hace años, y muchas veces tomamos juntos el autobús”, cuenta Lawrence Rees, profesor de física de la BYU. “Y por supuesto que muchas veces hablamos sobre cosas cotidianas. ¿Cómo van las clases?, ¿Cómo fue el semestre? Entonces, uno de esos días hubo tormenta, y le pregunté a Mark si solía tener más clientes ese tipo de días. Me dijo que no estaba seguro, que era una pregunta muy abierta y difícil obtener datos precisos”.
Sin embargo, una idea apareció en la cabeza de Rees. Como profesor de física, Rees tiene acceso a los datos meteorológicos del área de Provo, la ciudad del estado de Utah donde se encuentra la Universidad. Como psicólogo, Beecher tiene acceso a la información de salud emocional de los clientes en esa misma área.
“Nos dimos cuenta que teníamos acceso a un buen conjunto de datos a los que muchas personas no pueden acceder”, explica Beecher. “Entonces Rees me dijo: ‘Bueno, yo tengo los datos meteorológicos’, a lo que respondí: ‘yo tengo los datos clínicos. Vamos a cruzarlos’”. Fue entonces que el par contactó a un profesor de estadística de la BYU llamado Dennis Eggett, que fue el encargado de desarrollar el plan para analizar la información y realizó todos los análisis estadísticos del proyecto.
Dr Barrie Trower. La Verdad sobre las Armas de Micro Ondas. Doblado DaB Esp.
Se concedio a ICAAT una entrevista exclusiva con el Dr. Barrie Trower, un verdadero caballero inglés que ha dedicado muchos años luchando por la humanidad. Despues del encuentro nuestro respeto y admiración aumento hasta niveles más altos aún.
Durante los dos días que duro la entrevista tocamos muchos temas, pero el tema principal fue el abuso de las radiaciones con micro-ondas como un arma , invisibe, secreta y encubierta que se ha estado usando durante al menos 50 o 60 años. Este tipo de armamento ha tomado muchas formas a lo largo de los años a traves de todo el mundo y todavía se usa contra diferentes tipos de objetivos, incluso llegando a matar.
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Es probable que en más de una ocasión te hayas propuesto cambiar. Cambiar tu estilo de vida, cambiar esos pensamientos que te hacen sentir mal, cambiar tu forma de relacionarte con la gente… Sin embargo, también es probable que después de un breve período «de prueba» hayas dado marcha atrás recuperando esos viejos hábitos, lo cual suele generar una gran frustración. ¿Qué ha sucedido?
En realidad, somos seres de hábitos. No es culpa nuestra, estamos programados así. Nuestro cerebro es un ahorrador de recursos nato, quiere hacer lo máximo posible con el menor esfuerzo. De hecho, ni siquiera se trata de algo negativo, los hábitos nos permiten ahorrar tiempo y energía, que podemos destinar a cosas más importantes. Sin embargo, el problema comienza cuando nos convertimos en víctimas de esos hábitos y formas de pensar, cuando no le dejamos espacio al cambio. Entonces funcionamos en piloto automático y comenzamos a morir lentamente.
por La Mente es Maravillosa
La felicidad quizás sea eso que no sabemos definir muy bien, pero que todos buscamos ansiadamente. En ocasiones hasta producirnos un malestar tremendo por las propias exigencias que nos imponemos para encontrarla, de ser feliz, caiga quien caiga, pase lo que pase.
Si preguntas a alguien dónde se encuentra la felicidad, normalmente encontrarás respuestas que hacen referencia a lo externo, a lo que se desvanece, a lo que está más fuera de nuestro control que bajo el mismo.
<<Salud, dinero y amor, y el que tenga esas tres cosas que le de gracias a Dios>> o eso dice la conocida canción.
Pero la realidad es que no es así, ni la salud, ni el dinero ni el amor dan la felicidad y creer que tu estado de ánimo depende de que estas áreas de tu vida funcionen es un gran error, que al final te llevará a ser más infeliz.
Las personas desgraciadamente nos hemos inventado multitud de creencias irracionales. Son exigencias y necesidades que solo están en nuestra mente, pero que pensamos son verdades absolutas. Sentencias inquebrantables que tienen que marcar nuestro camino, sí o sí. De hecho, cuestionarlas puede causarnos el mismo vértigo que asomarnos a un acantilado escarpado.
Nos las tomamos como un mandato, nos guiamos por ellas, las hacemos nuestras e incluso las defendemos aunque nos generen sufrimiento.
Normalmente estas creencias hacen referencia a la aprobación de los demás, al desempeño perfecto de uno mismo en alguna tarea de relevancia, al dinero, a la salud, a tener una pareja estable y que funcione perfectamente, a ser madre, a ser alguien interesante y carismático…etc, etc, etc.
Realmente, hay muchos tipos de creencias y cada persona tendrá las suyas propias, pero básicamente tienen que ver con lo que acabamos de enumerar. “El trabajo dignifica”, “Se te va a pasar el arroz”, “El dinero da la felicidad”, “La salud es lo más importante que existe”…
Por lo tanto, es ahí donde las personas solemos buscar nuestra felicidad, lo que provoca que nos impongamos expectativas poco realistas y al final seamos muy infelices. De hecho, los estudios confirman que cada vez tenemos más necesidadescubiertas y somos más infelices que antaño, y además, va en aumento.
Si cada vez poseemos más y vivimos más cómodamente, con más abundancia, ¿por qué somos más infelices? ¿qué está fallando?
Lo que falla es creernos que lo externo nos hará felices. Es cierto que conseguir el trabajo de tus sueños, encontrar una pareja que te quiera y te trate bien o tener dinero da cierto placer, pero en realidad es algo muy a corto plazo. Y es placer, que no felicidad.
El ser humano se habitúa rápidamente a lo que tiene y cada vez va necesitando más y más, por lo que no tiene techo, no se conforma, con todo lo que ello conlleva.
¿Quién no conoce gente multimillonaria que ha robado? ¿No tenían suficiente? ¿Quién no sabe de alguien que se mata trabajando a pesar de que, para vivir, podría trabajar la mitad?
Cuando las personas nos damos cuenta de que no somos felices a pesar de tenerlo todo, creemos que la solución es más de eso que ya tenemos: trabajar más horas, intentar ser más guapo, hacer más dinero, viajar más, buscar pareja desesperadamente…con lo que la caída aun duele más.
Lo que no saben estas personas, es que la felicidad está en ellos mismos, en su actitud, en cómo deciden disfrutar de la vida y en cómo funciona su escala de valores.
La felicidad está en cómo aprecias y te diviertes con lo que posees, sea mucho o poco. Existen personas que tienen muy poco y son mucho más felices que aquellos que poseen mansiones y grandes fortunas.
No existen pocos ejemplos de personas que lo tienen todo y acaban suicidándose, después de llevar una vida entera tomando todo tipo de psicofármacos.
Si quieres ser feliz empieza a apreciar todo lo que existe a tu alrededor y a dejar de quejarte por lo que te falta. Es casi imposible que todas las áreas de tu vida estén completas, pero eso no quiere decir que no puedas ser feliz con lo que tienes entre manos.
Psicología/Jennifer Delgado
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Es probable que en más de una ocasión te hayas propuesto cambiar. Cambiar tu estilo de vida, cambiar esos pensamientos que te hacen sentir mal, cambiar tu forma de relacionarte con la gente… Sin embargo, también es probable que después de un breve período «de prueba» hayas dado marcha atrás recuperando esos viejos hábitos, lo cual suele generar una gran frustración. ¿Qué ha sucedido?
En realidad, somos seres de hábitos. No es culpa nuestra, estamos programados así. Nuestro cerebro es un ahorrador de recursos nato, quiere hacer lo máximo posible con el menor esfuerzo. De hecho, ni siquiera se trata de algo negativo, los hábitos nos permiten ahorrar tiempo y energía, que podemos destinar a cosas más importantes. Sin embargo, el problema comienza cuando nos convertimos en víctimas de esos hábitos y formas de pensar, cuando no le dejamos espacio al cambio. Entonces funcionamos en piloto automático y comenzamos a morir lentamente.
¿Cómo funcionan nuestras dos mentes?
No tenemos uno, sino dos cerebros que trabajan de manera concertada a través de un cableado neuronal ascendente y descendente. Existe un cerebro subcortical, que es más primitivo y que usa la vía ascendente para comunicarse con el neocórtex, que forma el estrato más elevado del cerebro y está vinculado a la toma de decisiones conscientes, el pensamiento y el autocontrol emocional. Ese cerebro usa la vía descendente para comunicarse con la zona subcortical.
Por eso, es como si existiesen dos mentes funcionando al unísono. La mente subcortical siempre está en funcionamiento, es más rápida, involuntaria y automática. Está motivada por impulsos y emociones, encargándose de nuestras rutinas habituales y de guiar nuestras acciones cuando debemos tomar una decisión en cuestión de milisegundos.
El neocórtex es más lento ya que funciona de manera voluntaria. Su tarea es la de movilizar las rutinas, acallar los impulsos emocionales, aprender nuevos modelos, esbozar planes y tomar decisiones en las que hemos sopesado, más o menos, los pros y los contras de las diferentes alternativas.
Lo interesante es que cada vez que tenemos que aprender algo nuevo, el neocórtex se activa. Sin embargo, a medida que vamos dominando la técnica, por una mera cuestión de economía energética, la balanza comienza a inclinarse hacia la parte descendente. Así, cuanto más ejercitamos cierta rutina, más se desconectará el neocórtex y más se activará la zona subcortical.
El cerebro funciona de esta manera para ahorrar energía. Con esa distribución de las tareas el cerebro intenta obtener, con el mínimo esfuerzo, el máximo resultado. Por supuesto, no es algo negativo, al contrario, de esta forma el resto de nuestros recursos cognitivos se liberan.
De hecho, el sistema automático funciona la mayor parte del tiempo bastante bien, pero también tiene ciertas “debilidades”. Nuestras emociones y motivaciones provocan sesgos y desajustes de los que no solemos darnos cuenta. Por tanto, si de vez en cuando no activamos el neocórtex, corremos el riesgo de quedarnos estancados en esa zona de confort que ha creado nuestro cerebro.
Apostar por el cambio puede dar miedo pero es imprescindible
El cambio implica novedad, y todos los estímulos novedosos pasan primero por el tamiz de la zona subcortical. Sin embargo, cuando nuestra mente ha estado funcionando durante demasiado tiempo a base de hábitos, ese cambio genera una respuesta de alarma. La amígdala considera que es un peligro que desestabilizará el equilibrio alcanzado, por lo que enciende un bombillo rojo.
Si no somos capaces de superar esa fase, nos quedaremos paralizados, superados por el miedo. Nos quedaremos limitados a nuestra zona de confort, donde podremos sentirnos muy cómodos pero, tarde o temprano, cuando el mundo cambie, nos daremos cuenta de que somos incapaces de adaptarnos y de modificar nuestros hábitos. En ese preciso instante nuestra zona de confort se convertirá en la zona del disconfort.
Por eso, es importante no apoyarnos demasiado en nuestra zona subcortical y mantener activo nuestro neocórtex. Eso significa:
– Desarrollar la atención plena, ser más conscientes de lo que nos rodea, de nuestros hábitos y de nuestros pensamientos y emociones.
– Buscar la novedad y vivir nuevas experiencias, de manera que el cerebro subcortical no se asuste ante lo nuevo.
– Reflexionar sobre nuestros hábitos y creencias, preguntándonos si siguen siendo funcionales o si han perdido su razón de ser.
El secreto para cambiar es muy sencillo: tomar la decisión, con nuestro neocórtex, y luego implicar la zona subcortical de manera que su función se limite a mantenernos motivados. Hacerlo es más fácil cuando comprendes que esos miedos, inseguridades y resistencias en realidad provienen de la parte de tu cerebro que quiere mantenerte atado a los viejos hábitos.
Recuerda que solo cuando te atreves a hacer lo que no sueles hacer, logras resultados diferentes, a menudo extraordinarios.
Fuente:
Goleman, D. (2013) Focus. Desarrollar la atención para alcanzar la excelencia. Barcelona: Editorial Kairós.
http://ojodeltiempo.com/
La llamada Kokología refiere el estudio de kokoro, que significa «mente» o «espíritu» en japonés.
Los libros de Kokología fueron publicados en 1998 en Japón y enseguida se volvieron bestsellers. Constan de una serie de escritos creados por Tadahiko Nagao (profesor en la Universidad de Rissho y Waseda) e Isamu Saito (autor de una serie de libros bestseller sobre psicología y relaciones). El principal enfoque de estos libros es la psique, donde incorporanteorías freudianas y junguianas.
En estos se puede encontrar una serie de testa psicológicos e hipotéticos que están diseñados para revelar nuestros pensamientos más profundos y escondidos en lo que refiere a sexo, familia, amor, trabajo y otros elementos de la vida. Son juegos de autoconocimiento y lo particular es que las preguntas son en general bastante casuales y no parecen tener relación alguna con el propósito del test.
En particular, el quiz del cubo es un juego que se basa en hacerle una serie de preguntas a una persona para que describa entre 3 y 5 objetos con su mera imaginación. Este juego fue popularizado por Annie Gottlieb, en su libroSecretos del cubo, publicado en 1998.
A continuación te presentamos el test del cubo, sin embargo, a no ser que anotes cada una de las respuestas y luego leas el análisis, no podrás aplicarlo realmente a ti mismo, ya que está diseñado para que se realice entre dos personas: una efectúa una serie de preguntas a otra y esta última responde recurriendo únicamente a su imaginación.
Los test de personalidad se realizan tratando de estimular tu imaginación, tocando la parte subconsciente de tu cerebro. Este es uno de los test de personalidad más efectivo por su simplicidad relativa en las preguntas. Hoy en día es utilizado por psicólogos de todo el mundo.
Las preguntas son sencillas, pero las interpretaciones son complejas.
Trata de estar relajado a la hora de contestar.
Procura ser breve y espontáneo.
Tómate tu tiempo, pero no te lo pienses mucho.
Lo primero que pienses es lo que vale.
No desconfíes de tus propias respuestas.
www.aquiyahoramarina.blogspot.com – LA CAJA DE PANDORA
Epigenética es sinónimo de liberación. Al conocer cómo funciona la epigenética nos liberamos de la pesada carga del determinismo genético, que se estima que sólo es real en un 3% de las enfermedades consideradas “genéticas” ya que el 97% son epigenéticas. Pasamos a tener el control de nuestra vida. Somos lo que pensamos, vivimos y sentimos y podemos cambiar la activación de nuestros genes en función de las señales que manda a nuestras células el medio en el que vivimos. Como si de un interruptor se tratara.
Si no me gusta lo que vivo y quiero cambiar, debo de tomar la responsabilidad de lo que siento, lo que pienso, lo que hago, lo que como, con quién me relaciono y para qué lo hago. Una poderosa herramienta es la Coheréncia Emocional que explico en esta charla y la Terapia Emocional Integral.
Compartimos con todos vosotros esta fabulosa conferencia desde el Espai Vibració de Alcover Tarragona a cargo de Marina Castells Quero.
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Walter Riso
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La sabiduría del «no»
Algunos separados, más allá del malestar que esto conlleva, adquieren lo que podría llamarse la sabiduría del «no»: es posible que no posean una absoluta claridad sobre lo que esperan y quieren del amor, pero sí sobre lo que no quieren y no estarían dispuestos a tolerar por segunda vez. Después de un tiempo, cuando la vivencia del «nunca más» se instala y se hace consciente, funciona como un antivirus.
¿Qué no quisieras repetir en una nueva relación? Por ejemplo: no quiero vivir en abstinencia sexual, no quiero una persona extremadamente ahorrativa, no quiero una pareja celosa que me quite libertad; no quiero que no me respeten; no quiero alguien poco cariñoso; no quiero que se olviden de mi cumpleaños; no quiero que mi pareja sea aburrida; no quiero que me sea infiel… En fin: tus «no quiero», ordenados y sistematizados de mayor a menor, lo que no sería negociable, lo que no serías capaz de soportar de nuevo. Un mal matrimonio o una mala relación saca a flote nuestras sensibilidades más profundas que, probablemente, no conocíamos antes de sufrirlas.
Aprende de las experiencias anteriores. Que tu próxima «elección afectiva» sea sustentada y pensada: amar no es volverse bobalicón (a pesar de que en la etapa de enamoramiento se nos baje por unos meses el coeficiente intelectual). Los que se equivocan por segunda o tercera vez lo hacen porque no han detectado ni incorporado los «no quiero» correspondientes de los primeros intentos.
Extracto del libro:
Manual Para No Morir de Amor
Walter Riso
Fotografía de internet
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Hazlo. Instala en tu mente esa papelera de reciclaje donde llevar en un solo “click”, todo aquello que ya no te vale, incluidas las personas que osan borrar tu sonrisa. Después de visualizar esta imagen, toma conciencia del alivio que algo así te puede ofrecer. Ahora, aúna amor propio y unas gotas de valentía para llevarlo a cabo.
Sabemos que no es fácil. A pesar de vivir en esta época donde muchas relaciones se terminan con ese botón de “eliminar de mis amigos” de nuestras redes sociales, en la vida real están vertebrados procesos mucho más profundos y delicados donde no siempre podemos actualizar nuestras relaciones como quien hace limpieza en su perfil.
Lo más complicado de todo esto es que muchos de nosotros compartimos unos mismos escenario vitales con ciertas figuras que, sin llegar a ser nocivos (o lo que llamaríamos comúnmente como “malas personas”), nos acaban desgastando. Lo hacen porque su carga emocional asfixia y agota. Porque el virus del mal humor, el negativismo o el derrotismo nos acaban atrapando para borrar por completo nuestra “aura” positiva. Esa que nos cuesta tanto mantener.
No es fácil cortar con ciertos vínculos de un día para otro. Familia, compañeros de trabajo… Son figuras que se anclan en nuestro presente porque forman parte de una dinámica cotidiana. Sin embargo, sí que podemos detener el impacto de sus conductas y personalidad sobre nosotros.
Para ello, nada mejor que ejecutar un “borrado” suave. Lejos de eliminarlas se trataría más bien de difuminar parte de su fuerza sobre nuestra realidad.
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