La crítica no siempre es positiva, hay críticas que esconden resentimiento, frustración y hasta una dosis de envidia. Sin embargo, hay otras críticas, las críticas constructivas, que pueden ayudar a crecer o a enmendar errores.
No obstante, para que una crítica sea bien recibida y produzca un cambio positivo en la persona, no solo debe ser sincera, verídica y con buenas intenciones sino que también se debe expresar de la manera adecuada y en el momento justo. Si alguno de estos ingredientes falla, es probable que la crítica sea recibida con recelo y no cumplirá su cometido.
Por eso, a la hora de realizar una crítica, es importante que seamos conscientes de que no por mucho criticar, cambia el otro más temprano, aunque tengamos razón.
La frustración de la persona que critica
A menudo la persona que critica sabe que tiene razón, por lo que insiste en su punto de vista. Sin embargo, cuando nota que la otra parte no es receptiva, o al menos no tanto como desearía, comienza a sentirse frustrada.
Sin embargo, el problema radica en que cuando la crítica se repite suele convertirse en reproche, de manera que quien critica termina acumulando frustración y tensión, que después descarga en el otro. Obviamente, cuando aparecen los reproches la persona pierde el control y no se da cuenta de que ha entrado en una espiral negativa. En este punto la crítica comienza a ser destructiva, se transforma en esa gota que cae continuamente y que termina por desbordar el vaso.
La persona que critica no se da cuenta de que está insistiendo en la dirección errónea, de que aunque tenga razón y quiera ayudar al otro, sus palabras, actitud o simplemente su insistencia, están siendo contraproducentes.
El enfado de quien es criticado
Por otra parte, la persona que es criticada suele percibir esas palabras como un ataque y se pone a la defensiva. Obviamente, ese estado mental no le permite vislumbrar cuánto puede haber de cierto en la crítica. Como resultado, esa persona puede sentirse vulnerable, culpable o enfadada, pero es bastante improbable que se sienta propensa al cambio.
Tampoco se le puede culpar porque los reproches suelen ser repetitivos y tienen una enorme carga emocional que termina siendo difícil de soportar. Además, a menudo se convierten en generalizaciones Seguir leyendo No por mucho criticar, cambia el otro más temprano→
Un estudio descubre los mecanismos cerebrales implicados en la mentira
Un estudio ha descubierto los mecanismos cerebrales implicados en la mentira y que la gente miente más cuando es bueno para ellos y para otra persona, pero cuando es bueno sólo para el mentiroso y daña a la otra persona, mienten menos. El descubrimiento es aplicable también a los comportamientos peligrosos y violentos, no sólo a las mentiras.
Imagen: Geralt
Un estudio realizado por científicos del Reino Unido ha descubierto que la repetición del engaño hace que el cerebro pierda sensibilidad ante la mentira y se produzca una escalada de falsedades. engaño hace que el cerebro pierda sensibilidad ante la mentira y se produzca una escalada de falsedades.
Es la primera vez que se demuestra de manera empírica que un comportamiento deshonesto aumenta a medida que se repite, señala Neil Garret, del departamento de psicología experimental de UCL (University College London), que ha dirigido el estudio.
El equipo de la UCL escaneó el cerebro de 80 voluntarios mientras participaban en tareas en las que podían mentir para obtener beneficios personales. Los autores encontraron que la amígdala –una parte del cerebro asociada con la emoción– se activaba cuando las personas mentían para lograr un beneficio. La respuesta de la amígdala a la mentira disminuía con cada engaño, mientras que la magnitud de las mentiras se intensificaba.
Tal y como nos dijo Pitágoras, educar consiste en “dar aliento al alma de los niños para que puedan afrontar por ellos mismos las dificultades de la vida”. Ahora bien, pero ¿cómo hacerlo? ¿Cómo propiciar en nuestros hijos una crianza más sabia, más emocional y cercana para poder dar al mundo niños más competentes y felices?
Profundizar en los mecanismos neurológicos de los niños es una herramienta eficaz, especialmente como punto de partida. Lejos de ver este tema como un vasto universo fuera de nuestro alcance, hemos de acercarnos a él con la curiosidad de quien tiene a su alcance la forma más adecuada para potenciar al máximo las habilidades de los más pequeños.
No podemos olvidar que el cerebro no es un cajón vacío que llenar de forma arbitraria e intensiva. Un niño toma contacto con el mundo a través del afecto, de las emociones y por encima de todo a través de esa mirada que busca descubrir cada aspecto que le envuelve. Este es el auténtico canal, esa la forma con la cual sintonizar con nuestros hijos para educar su mente, conociendo siempre sus necesidades, sus tiempos.
Para profundizar más en el tema y descubrir si podrías mejorar en algún aspecto las claves educativas que llevas ahora mismo con tus hijos, te proponemos realizar este test. Te será de gran ayuda para aclarar algunos aspectos esenciales.
Educar para la vida, educar para saborear la felicidad
En esta sociedad del conocimiento basada en la tecnología, el consumismo, la inmediatez y en ocasiones, la falta de autocontrol, hemos de ser capaces de educar niños más reflexivos.Con más pausa, con más paciencia y sobre todo con destreza para distinguir entre lo que es importante y lo que no.
Por mucho que a la hora de enseñar cuente la naturalidad, no son menos importantes las estrategias. Conociéndolas estaremos en disposición de ser mágicos artífices de sus aprendizajes, intuyendo sus necesidades. Solo así potenciaremos al máximo su desarrollo cerebral para que se perciban a sí mismos como personas aptas, libres y felices para lograr aquello que se propongan.
Porque educar es la aventura más importante de nuestras vidas y realizarla bien requiere de una buena base de conocimientos, a parte de una actitud a prueba de bombas.
Psicología/Cristina Roda Rivera
https://lamenteesmaravillosa.com
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Si repasamos puntos recurrentes en los estados emocionales negativos, encontraremos que la falta de flexibilidad mental y la culpa aparecen de forma habitual en muchos de ellos. Incluso podríamos decir que, además de aparecer, son uno de los principales agentes que hacen que esos estados negativos se mantengan.
La falta de flexibilidad mental habla de la incapacidad para cambiar de opinión cuando todas las razones abogan por ello. También alude a la incapacidad de contemplar una situación desde diferentes puntos de vista. Así, estas personas se manejan n la realidad en base a unas premisas muy rígidas y con pocos matices.
►Tienen patrones cognitivos tan estipulados y rígidos, que vivir cualquier suceso que rompa con sus expectativas supone una fuente de ansiedad.
El origen de la culpa está muy estudiado. Podría decirse que en determinadas sociedades de tradición judeo-cristiana la culpa ha calado en la forma de procesar los acontecimientos dolorosos. De hecho, si acudimos al génesis nos encontraremos a una Eva culpable por haber mordido aquella maldita manzana.
La culpa tiene su cara positiva en cuanto a que impone un ejercicio de reflexión y de reparación de un daño. Por otro lado, muestra su cara negativa cuando queda suspendida de nuestro cuello como un peso muerto, impidiéndonos avanzar y sirviendo de lugar envenenado de referencia. Además, cuando se presenta de forma generalizada y para todo, la culpa es un sentimiento totalmente destructivo: no es útil, no es sanador y no hay nada creativo que pueda inspirar.
La culpa y la inflexibilidad nos alejan del confort mental
Estos dos factores causan “rumiación“, un concepto dentro de la psicología que hace referencia a la incapacidad para dejar de pensar acerca de algo. La rumiación excesiva se ha asociado con trastornos psicóticos, con neuroticismo, con trastornos alimentarios y con muchos trastornos más.
Esta relación es lógica: si somos incapaces de ver distintos hechos desde distintos puntos de vista, si todas nuestras ideas preconcebidas no encajan con lo que estamos viviendo… vamos a pensar qué es lo que falla en nosotros. Y pensaremos mucho, pero para solucionar nada. Simplemente será un autocastigo mental infligido por nosotros mismos.
Si además de esto, debido a esta inflexibilidad, el medio en el que nos encontramos nos exige respuestas y nosotros creemos estar continuamente equivocándonos porque no son las ideas con las que partíamos en nuestra mente, nos vamos a sentir culpables. Con estos dos aspectos operando en nuestra mente, ésta va a adquirir una actividad “frenética, angustiosa e inútil”.
Cómo saber si la inflexibilidad y la culpa me “amargan la vida”
Para saber cómo de afilados son estos dos cuchillos en tu salud mental, lo mejor es que veamos un ejemplo:
Imaginemos una mujer que ha recibido suficiente información como para tener muy presente una profecía: en el caso de ser madre, sería generosamente recompensada por su círculo social. Además, su cerebro constantemente tiene que procesar un información: el nacimiento de su hijo será algo feliz e insustituible, carente de contradicciones y de momentos de duda.
Su esquema mental acerca de la maternidad será rígido, inflexible y utópico: la maternidad es bella porque es algo instintivo y lo sabré hacer bien porque es bello, instintivo y simplemente eso me hará feliz en todo momento. En su esquema, las dudas acerca de esta idea son inadmisibles y peligrosas para su bienestar.
Esta mujer, al experimentar el gran cambio que supone un embarazo, un parto y un postparto se puede sentir contrariada. Su embarazo ha estado lleno de molestias físicas, su ánimo no es tan alegre como esperaba y el parto y el postparto no le resultaron una experiencia gratificante. Entonces aparece una sensación de vacío existencial muy profunda que se enfrenta directamente a sus expectativas y a su esquema ingrávido.
Así, si su esquema no deja cabida a unas ideas que puedan aliviar la forma en la que se siente, tales como que los cambios hormonales ocurren, que el cansancio es agotador y que es normal sentirse algo “extraña”, ella evaluará todo esto de una sola forma: soy una mala madre por no sentir solo alegría y soy culpable por ello.
Esta persona solo podrá actuar de dos formas: seguir autocastigándose por no sentir lo que debería, o por el contrario relajar su sistema de creencias para entender que la maternidad es una experiencia compleja pero no por ello deja de ser maravillosa. Que hay que albergar todos esos sentimientos de dolor y manejarlos porque forman parte al igual que la alegría del momento que está viviendo.
Para poder hacerlo, deberá combatir no a los sentimientos que creen que no deben estar en su cabeza, sino al sistema de creencias y la culpa que están impidiendo que los experimente de una forma sana y fluida.
Cómo combatir la inflexibilidad mental y la culpa
Hay varias maneras de combatir estos dos grandes enemigos de tu bienestar, desde distintos campos y de distintas formas, desde lo más teórico a lo más práctico. Veamos algunas de ellas:
Es momento de relajarte. Eso no quiere decir que te tumbes en la cama sin hacer nada durante horas. Tener la mente en calma es practicar la consciencia, descubre el Mindfulness y algunas lecturas, como las del autor Eckhart Tölle.
Practica lo aprendido. No es fácil empezar a practicar esta forma de relajación así que ayúdate en esto. Busca situaciones fáciles y agradables, como dar un paseo, pintar o leer. Si comienzas haciéndolo en esos contextos, progresivamente lo podrás ir aplicando a otros, como estar en la oficina tramitando pedidos o impartiendo una clase delante de 20 niños.
Busca ayuda profesional. Es importante trabajar tus esquemas rígidos y erróneos. Un psicólogo de orientación cognitiva es un profesional especializado ayudarte a desmontar todo aquello que te está haciendo sufrir innecesariamente, además de estructurar y explotar aquellas ideas que tienes y que sí son sanadoras para ti. No es “un lavado de mente”, es una ayuda de la que tú mismo cogerás lo que quieras.
Revisa tus creencias. No podemos revisar nuestras creencias sin haber relajado algo de tensión anteriormente. Si ya te encuentras más calmado tienes que hacer revisión de creencias, es decir: repasar qué formas de pensar y de actuar preconcebidas te alejan de estar en armonía.
Haz cambios progresivos. Decir que vas a dejar de ser tan “cuadriculado” que vas a fluir un poco más y que vas a abrirte más a nuevas perspectivas de la vida es una actitud muy alentadora. Sin embargo, lo mejor es que la redirijas a hechos concretos.
Los resultados de tus interacciones serán siempre mejores que los fantasmas de tu mente. Si te equivocas, te sientes ansioso o confundido no temas. No hay anda de malo en hacerte preguntas y trabajar a nivel mental, todo lo contrario. Los cimientos que sean sólidos se quedarán, el resto se caerán y tendrás la oportunidad de construir otros más acertados y flexibles.
Así que atrévete y plántales cara a estos dos cuchillos de tu salud mental porque ella lo agradecerá. Si lo haces, podrás observar su reflejo en la forma que tienes de relacionarte con los demás. ¿No es una noticia estupenda?
Para conseguir un cambio positivo en tu mente es importante que destierres las frases negativas y sepas encontrar el lado bueno de cada situación que se te presente
Una mente que es capaz de agradecer todo lo vivido, sentido y cada cosa acontecida a lo largo de su ciclo vital es una mente que, a su vez, se permite estar en equilibrio y relajada.
Cada uno de nosotros contamos con una historia exclusiva y muy particular. No obstante, hay momentos en que nos dejamos llevar por un especie de caos personal donde dejamos a un lado nuestras prioridades hasta olvidar esa necesitada paz interior con la cual llegar a agradecer algo.
Es necesario reflexionar sobre este aspecto tan importante de nuestro crecimiento personal. El ser agradecidos es esa habilidad mediante la cual llegar a aceptarnosa nosotros mismos y todo el camino transitado hasta el momento.
Quien no posee una mente agradecida lamenta sus carencias, cada error cometido, cada fracaso experimentado.
Somos todo lo que hemos vivido, un libro maravilloso y complejo que debemos leer con agradecimiento para seguir escribiendo mejores capítulos gracias a esa sabiduría obtenida.
Te explicamos cómo llevarlo a cabo.
La mente que sabe agradecer y poner paz entre el ruido interior
Entendemos ruido mental como esos mecanismos psicológicos que nos hacen obsesionarnos por el pasado, que alimentan esas actitudes limitantes que repiten una y otra vez el “yo no puedo”, “tenía que haber hecho esto”, “tenía que haber dicho aquello”, o “yo no voy a ser capaz de…”.
De algún modo, todos estos procesos internos son aspectos que cada uno de nosotros hemos vivido algún momento.
El estrés o la ansiedad que se mantiene durante varias semanas o meses en nuestro interior generan ese ruido mental que, poco a poco, hace que se desdibuje nuestra capacidad para serfelices.
Para encontrar el equilibrio interno.
Veamos más datos a continuación.
Ante una situación de estrés nuestro cerebro cambia
Una estructura relacionada directamente con nuestro mundo emocional es la amígdala cerebral. Es una estructura pequeña, pero muy poderosa.
Está ligada a ese instinto de supervivencia como es el miedo, y a ciertos neurotransmisores de gran impacto en nuestro organismo y nuestra conducta como son la dopamina, la adrenalina, los glucocorticoides o la noradrenalina.
A mayor estrés, la amígdala está más activa y libera altas cantidades de esos neurotransmisores que van a generar en nosotros la imposibilidad de descansar, las ganas de huir, una mayor preocupación y mayor cansancio físico, que llega casi al agotamiento.
Un factor que debemos tener en cuenta es que una mente dominada por los efectos de estos neurotransmisores implica una imposibilidad de conectar con nosotros mismos.
Ello se debe a que la amígdala está vinculada con la corteza prefrontal, esa área donde se ponen en marcha nuestras decisiones, nuestra capacidad de reflexión y de análisis.
A más estrés, menor capacidad de inferir datos para analizar en calma nuestras necesidades y establecer prioridades.
Es algo sutil y muy complejo.
Aprender a agradecer para encontrar la calma mental y la felicidad
¿Cómo conseguir agradecer lo que soy y lo que tengo, si lo que siento ahora es tristeza, miedo o desesperación? Ese es el principal problema que solemos tener antes de poder dar el paso hacia la calma interior.
Por ello, es necesario empezar a propiciar pequeños pero poderosos cambios.
Te gustará saber que nuestra mente y, en consecuencia, nuestro cerebro, tiene una capacidad excepcional que a veces pasamos por alto: la neuroplasticidad.
Basta con cambiar conductas, iniciar nuevos hábitos de vida y aprender a pensar de otro modo para que nuestro cerebro establezca nuevas conexiones, se fortalezca, acumule reserva cognitiva y nos permita conectar con nuestra esencia, con nuestro ser. Toma nota de cómo hacerlo.
Elimina de tu pensamiento el “tiempo condicional”, es decir, a partir de ahora quedan prohibidas frases como “si yo hubiera hecho esto”, “si yo tuviera aquello”, “si esta persona hiciera o me dijera aquello otro”.
Aprende a hablar contigo mismo en presente: “¿Qué es lo que me pasa?”, “¿qué es lo que necesito?”, “yo puedo hacerlo”, “yo quiero”, “yo deseo”, “yo veo”, “yo siento”.
Ahora, siembra tu mente de pensamientos positivos. No temas hacerlo ni creas que por fomentar el positivismo eres menos responsable u objetivo.
Ver la vida en positivo es la capacidad para ponernos las gafas de la felicidad y tratar la miopía del miedo, de la inseguridad.
Ahora, agradece cada cosa que tienes, que te envuelve, que te define. Aprende a valorar lo que forma parte de ti en lugar de lamentar lo que no tienes, lo que ha pasado o lo que aún no ha ocurrido.
Stephen Wiltshire, un artista y arquitecto británico, ha dibujado la Ciudad de México tras haber hecho un breve recorrido en helicóptero, 28 de octubre de 2016.
Wiltshire fue diagnosticado con autismo desde los tres años y ahora tiene 42, cuenta con una galería en su natal Londres y visitó México para trabajar en un dibujo de la ciudad en celebración a los cambios políticos y sociales que enfrenta la Ciudad de México, antes denominada: Distrito Federal.
El artista comenzó a dibujar desde el Bosque de Chapultepec hasta los edificios de Polanco y el Circuito Interior con su ya conocido tráfico.
Su trabajo es conocido alrededor del mundo, algunas de las ciudades que ha dibujado son: Tokio, Nueva York, Londres, San Francisco, Madrid, París y Roma.
La exactitud que logra es algo que asombra, desde hace algunos años es objeto de estudio del neurólogo Olivier Sacks, quien ha destacado “la capacidad que tiene Wiltshire para plasmar el carácter de los edificios a los que da voz con sus dibujos”.
Los momentos más apasionantes no los marcan los relojes, sino un “te quiero” a media voz, un paseo bajo la lluvia, una tarde de lectura, un abrazo inesperado o una mirada que lo dice todo sin necesidad de palabras. Los instantes felices conforman ese tatuaje de inmensa belleza en nuestro corazón que nadie nos puede arrebatar.
Robert Louis Stevenson escribió una vez que este mundo está lleno de cosas tan hermosas que todos deberíamos ser felices como reyes. Sin embargo, lejos de ser reyes, a veces parecemos náufragos en nuestros océanos vitales. Tal vez deberíamos tener la inocencia de un niño y la mente de un novelista para apasionarnos un poco más. Para ser más receptivos a esa belleza sencilla y llena de posibilidades que se inscribe en nuestra cotidianidad.
Es posible que nuestras vidas no tengan el brillo del nácar. Que por mucho que pongamos el oído en las caracolas, éstas ya no nos traigan el sonido del mar, el rumor de los sueños. Calzar zapatos de adulto supone muchas veces apagar uno por uno los sueños de infancia para caminar por la senda de la resignación. ¿Dónde está ahora la magia? ¿Dónde se halla esa energía vital que se supone debe enhebrar nuestro ser para hacernos felices como dioses?
No hay ninguna salida de emergencia hacia la felicidad. Tampoco existen fórmulas mágicas. Más que aspirar a llevar una vida apasionante la clave está en ser capaces de propiciar y apreciar los “momentos apasionantes”. No obstante, es necesario a su vez recordar dos aspectos. Esos instantes significativos no se programan en la agenda de nuestros móviles ni los traerá el destino por azar.
Hay que salir a buscarlos. Porque la felicidad no está a nuestro alrededor, se crea dentro de uno. No hay que ser dioses ni reyes para ser felices, solo hombres y mujeres receptivos.
El movimiento, la clave de la felicidad
Hablábamos al inicio de Robert Louis Stevenson. Henry James, otro célebre escritor, decía de él que tenía el alma de un niño y que su afán por la aventura le hizo vivir una existencia apasionante a pesar de su mala salud. De hecho, era así como entendía la vida: con pasión y con humildad. Podríamos deducir entonces que la felicidad es cuestión de actitud, sin embargo, es mucho más.
Nuestro cerebro cambia su estructura casi de forma constante. Lo hace en función de lo que hacemos, lo que pensamos y sentimos. Ahora bien, no basta solo con “ser positivo” para disponer de una mentalidad más resiliente, más flexible. La pasión también cincela esta neuroplasticidad, porque nos confiere un modo de actuar, y a su vez una forma muy concreta de reaccionar.
Lo que en un principio nos da miedo y lo interpretamos como una amenaza, puede convertirse, si así lo queremos, en todo un reto. Aún más, en una etapa apasionante que nos confiere sabiduría y un auténtico anclaje emocional del que sacar fuerzas en el futuro.
Vivir es ante todo moverse, propiciar ciertas cosas y de reaccionar ante ellas con valentía. Es esa capacidad de movimiento, inquietud y de permeabilidad existencial, lo que nos capacita para sobrevivir. Por el contrario, centrarnos en lo negativo nos vuelve pasivos, nos encalla como barcos viejos en la bahía de la infelicidad. Nada acontece aquí. Los relojes no avanzan, nada surge, nada nuevo aparece en el horizonte para hacernos sentir vivos. Apasionados por nosotros mismos y lo que nos envuelve.
Los momentos más apasionados, el lenguaje del corazón
La palabra pasión es realmente hermosa. Pocos términos ensamblan tan bien el crecimientos personal con ese punto de equilibrio donde entre lo que uno hace y siente, existe una perfecta armonía. La pasión es un sentimiento de satisfacción y describe a su vez un grado indescriptible de felicidad y placer por hacer algo.
Para ser feliz no hace falta llevar una vida apasionante, basta con ser apasionado. Sabemos que en los últimos años han crecido de modo exponencial los libros de autoayuda, y aunque muchos de ellos nos inviten a ser un poco más optimistas, nos damos cuenta que la fórmula no siempre funciona. Porque basta con darnos un pequeño “golpe” para que emerjan una vez más, los viejos caballos de batalla: el miedo, la frustración, la decepción, la tristeza…
Seamos más apasionados. Seamos supervivientes de este mundo complejo gracias a aquello que nos define: nuestras aficiones, nuestra familia, los buenos amigos, los buenos recuerdos y por supuesto, el amor por nosotros mismos.
La pasión es esa fuerza interior que nos hará amar como dioses aún llevando vida de mortales. Es la energía que nos brinda una alegría genuina por empezar cada día con valor sabiendo que tenemos un propósito: seguir avanzando, seguir creciendo, disfrutar del “aquí y ahora”.
Para alimentar esta dimensión no dejes nunca de cultivar la curiosidad, de ver la vida a través de los ojos de tu niño interior. Puede que no haya un océano en el interior de una caracola, pero si atiendes bien, podrás escucharlo. Solo hace falta ser un poco más receptivo, confiar en que la magia aún existe si así lo quieres.
MUCHOS DE LOS NIÑOS SON VULNERABLES Y HAN SIDO ABUSADOS. (FOTO, GENÉRICA)
Imagínate la situación de un terapeuta infantil encargado de reunirse con un chico condenado por abusos sexuales tan graves que permanece recluido en una unidad de seguridad.
¿Es este chico un monstruo con nada que lo redima? ¿O es un chico vulnerablecon sus propios problemas que hay que intentar solucionar?
Este es el tipo de escenario en el que se ha encontrado con frecuencia Simon Hackett, experto en protección infantil y presidente de la Organización Nacional para el Tratamiento de Agresores (Nota) de Reino Unido.
«A veces tenemos esta imagen de ellos como demonios, pedófilos. Tenemos que lidiar con lo que han hecho y proteger al resto», dice Hackett.
«Pero, en gran parte, esto chicos son vulnerables y han sido abusados».
«Siempre sentía ansiedad al sentarme en una habitación con el niño o el joven», explica.
«Pero, cuando me encontraba con ellos, me sorprendía con frecuencia lo normales que parecían. Necesitan nuestra ayuda por las cosas horribles que han hecho, pero no deberíamos olvidar que son, primero y antes que nada, niños».
El tipo de cuestiones a las que se ha enfrentado el profesor Hackett se pusieron de manifiesto en el mencionado caso del niño de la ciudad de Blackpool condenado por un tribunal de Preston, en el norte de Inglaterra.
El chico admitió haber violado varias veces a un niño de nueve años y haber tocado sexualmente a dos niños de siete y 11 años.
En todo el Reino Unido solo se produce un puñado de sentencias de este tipo por violación o agresión sexual al año.
En Inglaterra y Gales, el número de niños de 10 u 11 años condenados son alrededor de 12 al año
El dato es mayor para los chicos de entre 11 y 14 años, con hasta 166 delitosregistrados en el año más alto de la última década
Es un número muy pequeño si se tiene en cuenta que las condenas por delitos sexuales fueron 6.233 en 2014
Pero estas condenas son, también, una pequeña fracción del número de incidentes que suceden en realidad.
La organización dedicada a los niños NSPCC (Asociación Nacional para la Prevención de la Crueldad contra los Niños) dice que alrededor de un tercio de los abusos sexuales en Reino Unido los cometen menores.
Pero muchas veces los delitos no son perseguidos, bien porque el caso termina en una advertencia, o porque el agresor está por debajo de la edad de responsabilidad penal, que es de 10 años en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte y de 12 años en Escocia.
«Solo una pequeña parte recibe una condena», dice el profesor Hackett, «pero una parte importante de agresiones sexuales a niños las cometen otros niños. y esto incluye también a menores de 10 años».
Sus investigaciones muestran que la edad promedio de los agresores sexuales infantiles en Reino Unido se está reduciendo, quizás en parte porque los profesores, trabajadores sociales y la policía han mejorado en las labores de detección.
Un estudio realizado por Hackett con 700 casos de niños referidos por profesionales debido a su agresividad sexual, concluyó que un tercio tenía 13 años o menos; y más de 100 tenían 11 años o menos.
El más joven de entre ellos tenía cuatro años. «La mitad de los niños del grupo habían sido ellos mismos agredidos sexualmente, más de la mitad habían sido víctimas de abuso físico o abandonados».
En el caso de Blackpool, se le dijo al tribunal que el chico tenía un riesgo «alto» de volver a delinquir.
Así que, en estos casos, ¿cómo actúa el sistema judicial?
Con la llegada de Halloween, muchos deciden disfrazarse para tan oscuro y tétrico día donde se mezclan los vivos con los muertos. ¿Qué indica nuestro disfraz?
Una noche al año, niños y adultos se visten con sus galas más terroríficas -o no tanto- para conmemorar la Noche de las Brujas. Mientras los hombres suelen disfrazarse de estereotipos del género de terror, las mujeres tienden a calzarse versiones hipersexualizadas de enfermeras, niñeras o policías pero… ¿qué dice nuestro disfraz sobre nuestrapersonalidad?
En Halloween a nadie le preocupa ser juzgado, por lo que tendemos a liberarnos de ciertos tabúes gracias a nuestro traje y a nuestra máscara o maquillaje. Este sentimiento de confianza para encarnar un nuevo personaje o una nueva identidad más osada es similar a lo que reveló un estudio de 2015 llevado a cabo por el Hanover College (EE.UU.) acerca del peso del maquillaje en las mujeres. Todas ellas afirmaban sentirse más seguras de sí mismas cuando iban maquilladas “para salir” de cara a una salida nocturna con amigos que si aparecían maquilladas de forma casi natural como un día normal.
Las máscaras y trajes de Halloween nos permiten asumir una nueva identidad que nos da “permiso” para disfrutar de algo que a priori puede parecernos tabú
Así pues, “disfrazarse y adoptar una personalidad diferente es una excelente forma para que la gente trabaje a través de comportamientos y sentimientos con los que no se siente particularmente cómoda”, afirma April Masini, experta en relaciones y etiqueta.
La investigadora de la Universidad de Hertfordshire (Reino Unido) Karen Pine, afirma que la ropa puede acrecentar o disminuir nuestros procesos mentales y nuestras percepciones, teniendo consecuencias cognitivas, sociales y emocionales según lo que vistamos. Seguir leyendo La psicología detrás de los disfraces de Halloween→
Estaban acostumbrados a ver imágenes dantescas. Algunos trabajaron antes en tareas forenses o han estado expuestos a las atrocidades de las zonas en conflicto, pero nada les podía haber preparado para esto.
Desde su creación hace 20 años, la Fundación para la Vigilancia de Internet (IWF, por sus siglas en inglés) ha eliminado de la red más de 280.000 páginas que muestran abusos sexuales a niños.
Para cumplir con esa labor, sus empleados tienen que ver cada una de esas páginas.
«En un día vemos cosas mucho peores de las que la mayor parte de las personas verá a lo largo de su vida», dijo Peter, uno de los miembros del equipo de 12 analistas de la IWF.
Tras haber pasado 23 años trabajando en inteligencia militar estaba acostumbrado imágenes impactantes procedentes de zonas de conflicto, pero nada se compara con tener que ver las imágenes abusos sexuales infantiles.
«Saber que estoy haciendo algo que hace una diferencia y que ayuda a estos niños es lo que me impulsa y me hace decir: vamos adelante a hacer este trabajo», dijo.
El equipo del IWF reparte su tiempo entre gestionar centenares de denuncias del público y navegar por internet para rastrear cientos de imágenes cada día.
Luego de halladas, estas imágenes son bloqueadas a través de un sistema que las marca con una suerte de huella digital única y las incorpora a una lista especial con el fin de hacerlas desaparecer permanentemente de internet.
Debido a la naturaleza de su trabajo, los analistas solicitaron a la BBC no ser identificados por sus nombres.
Extremo y desgarrador
«Intento recopilar los detalles lo más rápido posible sin demorarme en ello», dijo Darcy, una exanalista forense que lleva tres años trabajando con la IWF.
Darcy cree que es más fácil si sabe con anticipación que va a pasar todo el día buscando nuevas imágenes, pues eso le permite «prepararse mentalmente».
La organización tiene una política que obliga a los analistas a tomarse 10 minutos de descanso por cada hora de trabajo y también dispone de un servicio gratuito de asistencia.
Según Darcy, ambas cosas también les ayudan a sobrellevar el trabajo.
Gran parte del contenido que ven es extremo, gráfico y desgarrador.
Por ejemplo, de las casi 125.500 imágenes de abuso sexual contra niños que han sido marcadas por el IWF, dos tercios muestran violaciones o torturas sexuales.
Unas 3.000 afectan a bebés o a niños menores de dos años de edad.
Mientras mira los videos, Darcy intenta hacerlo con el audio apagado.
«A menos que sea necesario, escuchar lo que está diciendo el niño o el criminal, es difícil y yo, además, intento no ver los videos de principio o fin, sino que voy adelantando rápidamente», explicó.
«Tienes que tener una cierta mentalidad para hacer el trabajo y luego tener la capacidad de desprenderte de todo lo que viste», indicó Peter.
Pero eso no siempre es algo fácil.
«Llega un punto en el que ya has visto suficiente. Entonces, yo simplemente me levanto y me alejo de mi escritorio», dijo.
«Cada quien lo gestiona a su manera, pero yo salgo a caminar alrededor del estanque en el jardín que hay fuera del edificio y pienso sobre cosas agradables durante un rato.
«Tengo una motocicleta y cuando me voy del trabajo, circulo en ella durante unos 30 minutos mientras me libero de algunas cosas en mi cabeza».
Una imagen cada cuatro minutos
El 21 de octubre de 1993, la IWF recibió su primera denuncia telefónica en una pequeña habitación en una casa victoriana en un pueblo cerca de Cambridge.
Dos décadas más tarde, en la lista de miembros de esta organización no gubernamental hay grandes proveedores de servicios de internet y gigantes tecnológicos como Google o Facebook.
Los analistas de IWF han ayudado a analizar casi 700.000 denuncias, de las cuales más de 280.000 llevaron a la identificación de imágenes de abuso sexual contra niños.
También han identificado unas 125.000 imágenes con la huella digital única para incluirlas en la lista del contenido bloqueado.
Cada cuatro minutos, un analista marca una nueva imagen para incorporarla en esa lista.
Quizá es difícil entender qué motiva a gente como Darcy o Peter a dedicar sus carreras a pasarse el tiempo rodeados de imágenes perturbadoras de abusos infantiles.
Darcy lo explicó así: «Yo no me daba cuenta de cuánto impacto mi trabajo podía tener para una víctima. Ha sido muy bueno establecer un vínculo con el Centro contra la Explotación y para la Protección en Línea de la Policía británica (CEOP) y escuchar las historias sobre rescates de víctimas».
«Poco después de unirme al IWF, identifiqué una imagen que parecía reciente. La imagen era de una niña en edad escolar en su dormitorio. Me fijé en la decoración y en su ropa. Entonces, todo el equipo empezó a buscar para intentar determinar de dónde era ella», contó Peter.
«Reportamos el caso y a los pocos días la policía llamó para informar que la habían rescatado y que estaba a salvo. No puedo expresar lo bien que nos sentimos todos al escuchar esa noticia», agregó.
«Hay que saber qué buscar: ropa, un acento o un vehículo en el fondo pueden ayudar a rescatar a los niños«, dijo Darcy.
«Una vez yo estaba mirando un video cuando vi un tomacorriente en una habitación de hotel que parecía estar en Inglaterra. Podía escuchar el sonido de fondo de una estación de radio, así que investigué un poco para ubicarla y lo reporté al CEOP», contó.
«La Policía me informó que la niña había sido rescatada», indicó.
Desciframos la siguiente escena de Hostel II de Eli Roth. Hablamos de otros símbolos pederastas. De las Lolitas. De las pelucas rosas. Del fraude alimentario. Y nos introducimos en … las torturas de la Inquisición. Bienvenidos a la Comunidad Iluminada!
La crítica no siempre es positiva, hay críticas que esconden resentimiento, frustración y hasta una dosis de envidia. Sin embargo, hay otras críticas, las críticas constructivas, que pueden ayudar a crecer o a enmendar errores.
No obstante, para que una crítica sea bien recibida y produzca un cambio positivo en la persona, no solo debe ser sincera, verídica y con buenas intenciones sino que también se debe expresar de la manera adecuada y en el momento justo. Si alguno de estos ingredientes falla, es probable que la crítica sea recibida con recelo y no cumplirá su cometido.
Por eso, a la hora de realizar una crítica, es importante que seamos conscientes de que no por mucho criticar, cambia el otro más temprano, aunque tengamos razón.
La frustración de la persona que critica
A menudo la persona que critica sabe que tiene razón, por lo que insiste en su punto de vista. Sin embargo, cuando nota que la otra parte no es receptiva, o al menos no tanto como desearía, comienza a sentirse frustrada.
Sin embargo, el problema radica en que cuando la crítica se repite suele convertirse en reproche, de manera que quien critica termina acumulando frustración y tensión, que después descarga en el otro. Obviamente, cuando aparecen los reproches la persona pierde el control y no se da cuenta de que ha entrado en una espiral negativa. En este punto la crítica comienza a ser destructiva, se transforma en esa gota que cae continuamente y que termina por desbordar el vaso.
La persona que critica no se da cuenta de que está insistiendo en la dirección errónea, de que aunque tenga razón y quiera ayudar al otro, sus palabras, actitud o simplemente su insistencia, están siendo contraproducentes.
El enfado de quien es criticado
Por otra parte, la persona que es criticada suele percibir esas palabras como un ataque y se pone a la defensiva. Obviamente, ese estado mental no le permite vislumbrar cuánto puede haber de cierto en la crítica. Como resultado, esa persona puede sentirse vulnerable, culpable o enfadada, pero es bastante improbable que se sienta propensa al cambio.
Tampoco se le puede culpar porque los reproches suelen ser repetitivos y tienen una enorme carga emocional que termina siendo difícil de soportar. Además, a menudo se convierten en generalizaciones erróneas que solo expresan resentimiento.
Algunos ejemplos comunes de reproches que una vez pudieron ser críticas constructivas son: “Siempre haces lo mismo”, “A estas alturas ya deberías saberlo” o “¿No piensas cambiar nunca?” Esos reproches se pueden acompañar de palabras hirientes que producen heridas emocionalesmuy difíciles de reparar.
Molesta y desgasta pero no propicia el cambio
Al final, las críticas repetidas bajo forma de reproches simplemente acaban desgastando la relación, sin resolver nada. Cuanto más critica una parte, más se cierra la otra, haciendo que la comunicación sea cada vez más difícil.
En cierto punto, cada cual comienza a vivir en su mente. Quien critica piensa que el otro no tiene en cuenta sus opiniones y necesidades, y se lamenta por ello. Quien es criticado piensa que el otro no le estima lo suficiente y no le comprende, y se siente mal por ello.
¿Cómo salir de ese círculo vicioso?
Ante todo, es importante que asumas tu grado de responsabilidad. Si quieres que una persona tenga en cuenta tu opinión, debes plantearla de manera respetuosa, sin herir al otro ni intentar imponer tu punto de vista.
Si esa persona no te escucha a la primera, puedes repetir tu crítica, pero asegurándote de que no se convierta en un reproche. Dí lo que piensas sin emitir juicios de valor, expresa cómo te hace sentir ese comportamiento o actitud y brinda una posible solución.
He aquí los 5 puntos fundamentales de una crítica constructiva:
1. Ve directo al punto, no lances indirectas. En muchas ocasiones las personas se ven obligadas a repetir la crítica simplemente porque no se atreven a decir abiertamente lo que piensan y lanzan indirectas, con la esperanza de que el otro las capte. Sin embargo, de esta forma solo se genera malestar. Si algo te molesta, te hace sentir mal o crees que necesita ser cambiado, dilo de manera clara, directa y asertiva. 2. Expresa tus sentimientos y hazte responsable por tus emociones. A veces las críticas son percibidas como ataques, por lo que una excelente estrategia para lograr que la otra persona sea más receptiva consiste en conectar emocionalmente. Y para ello, debes expresar cómo te sientes. Por ejemplo, en vez de decir: “me sacas de quicio”, una frase con la que culpas al otro, puedes decir: “cuando llegas tarde, me pongo nervioso”, de manera que distribuyes la responsabilidad y enfatizas en el aspecto que te gustaría cambiar.
3. Concretiza, no generalices. Nadie puede cambiar por completo, sería pedirle peras al olmo. Por eso, si dices algo como “eres insoportable”, la otra persona no sabrá cómo reaccionar ni qué esperas de ella. Al contrario, la clave radica en ser lo más específico posible. Por ejemplo, puedes decir: “En estos días he notado que estás enojado, ¿te pasa algo?”.
4. Céntrate en el presente, no rebusques en el pasado. El pasado es pasado, no podemos cambiarlo y, si bien puede servir como un punto de apoyo, la crítica será mejor recibida si se centra en el presente o mira el futuro en vez de rebuscar en los errores del ayer. Por tanto, en vez de decir: “siempre llegas tarde”, puedes decir “me gustaría que no volvieras a llegar tarde. ¿Crees que puedes hacerlo?”.
5. Sé amable. Aunque a veces resulta difícil controlar las emociones, es importante evitar la ironía en las críticas y usar el tono adecuado. A veces un simple «por favor», «lo siento» o «gracias» pueden predisponer positivamente a la otra persona a escuchar lo que tienes que decir.
Por último, recuerda que la otra persona es libre de decidir si aceptar o no tú crítica. Una vez que te has cerciorado de que ha comprendido qué desearía que cambie y por qué, debes dejarle espacio para que reflexione y tome una decisión. Insistir no servirá de mucho.
Fuente:
Pérez, A. (2016) No por insistir en la crítica, cambia el otro más temprano.La mente es maravillosa.
Educar no es una tarea sencilla. De hecho es un camino seguro de continuos retos y descubrimientos. Quizás no seas madre o padre, pero seguro que has tenido la oportunidad de pasar un rato con un niño. ¡Qué listos son! ¡Cómo saben buscarte las vueltas! No han ido a la Universidad ni tienen años de experiencia en grandes empresas, pero a menudo tienen claro lo que quieren y son capaces de aglutinar toda su energía para conseguir ese propósito. Sencillo pero efectivo.
El suyo es un camino de aprendizaje vertiginoso en el que no paran de experimentar. Se caen y se levantan. Prueban de una manera y si no, de otra. En estas pruebas muchas veces realizan comportamientos que tenemos que corregir y es aquí donde la educación requiere de inteligencia y sutileza. Después de una jornada laboral intensa y de atender a otras obligaciones, desde luego a energía no les vamos a ganar. Así, no nos queda otra que ser listos.
Javier Taeño.- Reuben Nsemoh es un adolescente estadounidense de 16 años que recibió una patada en la cabeza mientras que jugaba al fútbol –es portero- y estuvo tres días en coma. Hasta aquí todo normal; cualquiera puede tener un accidente de este tipo practicando un deporte, pero lo verdaderamente extraño vino cuando se despertó. El muchacho había olvidado completamente el inglés, su lengua materna, y era capaz de expresarse en un español fluido.
Tal y como contó en una radio local, él nunca ha estudiado español y la única explicación que se le ocurre es que su cerebro había retenido algunas palabras en castellano que había escuchado a otros compañeros. Pero esta recién descubierta habilidad no le ha durado mucho; a medida que se ha ido recuperando ha recobrado sus conocimientos en inglés y ha perdido la fluidez en su nuevo idioma.
Lo que le ha pasado a Reuben, los científicos lo conocen popularmente como el síndrome del idioma extranjero y desde hace años intentan desentrañar en qué consiste exactamente. No se sabe con exactitud el lugar en nuestro cerebro que está relacionado con la capacidad de aprender idiomas, pero se cree que está en el lóbulo frontal del hemisferio izquierdo, una zona conocida como el área de broca.