Creo en la Vida Madre todopoderosa

Creadora de los cielos y de la Tierra.

Creo en el hombre, su avanzado Hijo

concebido en ardiente evolución,

progresando a pesar de los Pilatos

e inventores de dogmas represores

para oprimir la Vida y sepultarla.

Pero la Vida siempre resucita y el Hombre

sigue en marcha hacia el mañana.

Creo en los horizontes del espíritu

que es la energía cósmica del mundo.

Creo en la Humanidad

siempre ascendente.

Creo en la Vida perdurable.

Amén.

J.L.S.

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«Muchas veces en su existencia, los humanos tiene que sufrir pruebas que les obligan a preguntarse sobre las únicas cuestiones verdaderamente importantes: las que conciernen al sentido de su vida. Y si se les dice que encontrarán las respuestas en la religión, la mayoría continúan sintiéndose perdidos, en el vacío, porque sus respuestas efectivamente no les ayudan en absoluto. Pero ocurre a veces que, sumergidos en el sufrimiento, algunos seres se interiorizan tan profundamente en sí mismos que encuentran finalmente las respuestas en ellos mismos. No es la religión lo que les ayuda, no es la fe lo que les ayuda, sino que encuentran la fe a causa de la experiencia que están viviendo.
La verdad es que Dios ha puesto en el hombre todas las respuestas a las preguntas que se plantea, todos los recursos que necesita para afrontar las pruebas de la vida. Después de haber buscado, profundizado, puede acabar encontrándolos y los encuentra incluso mucho mejor que en ciertas explicaciones de la religión.»

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«Yo sólo os hablo de vosotros, de las realidades que existen en vosotros. Incluso si aún no habéis tomado conciencia de su existencia, incluso si no comprendéis bien a qué corresponde lo que os digo, sé que alcanzo con mis palabras una entidad que sólo pide venir a la luz. Esta entidad, se la puede comparar a la flor de loto que empieza a desarrollarse bajo el agua antes de abrirse en la superficie.
Las cosas nacen, se forman y empiezan a crecer en la oscuridad del subconsciente. En el momento en que aparecen en la conciencia, no están en su principio sino casi en su fin, porque desde hace mucho tiempo ya estaban en movimiento. Del mismo modo, mis palabras revelan en lo más profundo de vosotros una existencia, una entidad espiritual que, un día, como la flor de loto, saldrá para expandirse sobre el agua.»

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«¿Desearíais corregir ciertas debilidades y llegar a dominar ciertas tendencias instintivas? Sólo lo conseguiréis alimentando en vosotros el amor por un alto ideal. ¿Y qué es un alto ideal? Una aspiración a la belleza, la belleza espiritual que está hecha de pureza, de luz, de armonía. Contempláis esta belleza y naturalmente os desprendéis de forma espontánea de todo lo que es malsano, oscuro, caótico. Este amor por la belleza os protege, como un vestido que no desearíais manchar.
Cuando os ponéis vestidos nuevos o unos que os gustan en especial, no realizáis actividades que podrían rasgarlos o mancharlos; instintivamente, prestáis atención en vuestros gestos, en los lugares donde os sentáis. Lo mismo ocurre con el alto ideal. Si decidís cultivar el gusto por el mundo de la belleza, de la armonía y el deseo de acercaros a él, sentiréis como poco a poco se teje a vuestro alrededor una especie de vestido sutil que querréis proteger y también vosotros seréis protegidos.»

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«Interiormente siempre recibís respuestas a todas vuestras oraciones y a todas las preguntas que os hacéis.
Si no las oís, es a causa de la densidad de las capas opacas de las que os habéis rodeado al dejaros llevar por pensamientos, sentimientos, deseos y actos que no estaban inspirados en el amor, la sabiduría y la verdad. Empezad por hacer caer estos muros y oiréis.
Ahora, naturalmente, puede ser que la respuesta que recibáis no sea muy fácil de aceptar. Cuando os estáis debatiendo en una situación complicada preguntándoos cómo salir de ella, tendéis a imaginar que aparecerá una solución que os sacará de ahí como por arte de magia. Pues no, esta solución os puede exigir grandes esfuerzos. Pero no retrocedáis; si ésta es verdaderamente la solución, aunque sea penosa, es mejor que todas las incertidumbres y las angustias en las que habéis vivido hasta entonces. Porque de lo que podéis estar seguros, es que esos sufrimientos no os abandonarán mientras no aceptéis esforzaros.»

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«Hay seres que os aman y esto os hace felices. Sentís este amor como una fuente que no cesa de brotar para vosotros y donde podéis siempre tranquilizaros. Es verdad, pero tened cuidado, sed prudentes: cuando lleguéis cerca de esta fuente, no os apresuréis a beber. Deteneos ante ella, reposad del largo camino recorrido, recoged el agua en vuestras manos como en una copa y llevadla hasta vuestros labios lentamente, conscientemente, con gratitud. Si llegáis a encontrar la buena actitud, no deberéis temer que el agua de este amor se agote jamás.
Ésta es una imagen para haceros comprender que el amor es una fuente inagotable siempre que sepamos protegerla. Nunca consideréis el afecto de los hombres como algo que se os debe y que podéis utilizar libremente. Comportaos con respeto, delicadeza, para no ensuciar la nitidez de esta agua.»

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«Sólo llamamos vestiduras en general, a ciertas telas con las que nos cubrimos; pero en realidad, esta cuestión va mucho más lejos. Así pues, podemos decir que el cuerpo físico es la vestidura del alma y del espíritu, que las palabras son las vestiduras del pensamiento, etc. Los sentimientos, los pensamientos, las fuerzas, poseen una vestidura que les permite manifestarse.

Todas las criaturas visibles e invisibles poseen vestiduras.
Una flor, por ejemplo, es la vestidura con la que se viste una entidad. Por eso debemos meditar sobre las flores, sus formas, sus colores, sus perfumes, para conocer la naturaleza de los seres que poseen tales vestiduras; y meditar no sólo sobre las flores, sino sobre todo lo que existe en los diferentes reinos de la naturaleza: mineral, vegetal, animal y humano. Un cristal, un diamante, una piedra preciosa, es la vestidura, el cuerpo en el cual se ha encarnado una entidad espiritual para manifestarse.»

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«En cuanto salís de una ciudad, ahí tenéis a la naturaleza que os rodea. Entonces, tanto si vais a los bosques, a la orilla de los ríos, de los lagos, de los océanos o a la montaña, tratad de manifestaros como hijos de Dios que aspiran a una vida más bella, más sutil, más luminosa. No estéis distraídos, negligentes, mostraos conscientes de la presencia de los seres que habitan en esos lugares.
La naturaleza es un santuario donde viven criaturas etéricas que merecen que nos aproximemos a ellas con respeto. Empezad pues por saludarlas, darles testimonio de vuestra amistad, vuestro amor, decidles cómo apreciáis su trabajo. Estas criaturas que os ven desde lejos, se maravillan tanto de vuestra actitud, que se preparan para derramar sus bendiciones sobre vosotros: la paz, la luz, la energía pura. Entonces os sentís inmersos, envueltos por la atmósfera que emana de estos seres espirituales y cuando regresáis a vuestra casa, os lleváis con vosotros toda una riqueza, unas revelaciones, unos pensamientos y sentimientos más ricos y más vastos.»

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Paco Bou – planosinfin.com

Pasando juntos por la vida

Siempre me ha gustado contemplar, a través de los cristales de mi ventana, cómo el río pasa y cómo pasean las parejas por el puente que hay al final de mi calle.

Da gusto ver como algunas sincronizan sus pasos, caminan con los brazos rodeando la cintura del otro, hay manos cogidas que se balancean y esa mano traviesa de él que se escapa y agarra repentinamente lo que hay más abajo de la espalda de ella. Pero también veo algunos que se “enganchan” al hombro del otro, como si fueran una carga, y a otros que caminan en fila, a dos pasos de distancia el uno del otro, como si el primero fuera la máquina del tren y el segundo un vagón de “pasajeros”.

Mientras veo el río correr, me pregunto: “¿Tal como pasan por el puente pasan por la vida?…”.

El test para saber si estás con la pareja correcta tiene un solo ítem:
“¿Te alegra la vida?”

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«Desde que aparecieron en la tierra, los humanos no han cesado de experimentar nuevas necesidades. Esto evidentemente, es un signo de evolución: a medida que vamos sintiendo nuevas necesidades, las sociedades se transforman, se enriquecen, crean. Sin embargo, sería útil detenernos un momento para preguntarnos sobre la naturaleza de estas necesidades. Porque esta avidez, esta voracidad, esta codicia que empuja a tanta gente a buscar sus satisfacciones en el plano material contaminando y devastando el planeta, está conduciendo a la humanidad a la catástrofe. Si se preguntaran cuál es esa voz que reclama dentro de ellos la facilidad, la comodidad, los placeres, se darían cuenta que es la voz de su naturaleza inferior, egoísta, caprichosa, cruel.
El destino del hombre está determinado por la calidad de sus necesidades; si se obstina en buscar su satisfacción en el plano físico, es porque nunca ha tratado de explorar sus riquezas espirituales. El día en que comprenda que el Creador ha puesto en él, en un estado sutil, el equivalente de todo lo que le es posible encontrar en el exterior, aprenderá a alimentarse con las riquezas del espíritu. Y entonces, no solamente ya no perjudicará a la naturaleza ni a los humanos, sino que todo lo que realice después en el plano físico estará marcado por el sello del espíritu.»

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«Oís proferir acusaciones contra alguien… Evitad propagarlas, sobre todo si no estáis seguros de que estas acusaciones estén fundadas. Porque ninguna palabra se queda sin consecuencias. Si propagáis acusaciones falsas, debéis saber que, de una manera o de otra, despertáis algo negativo en aquél que es objeto de estas acusaciones, en aquél que os escucha y también en vosotros mismos. Sí, ¡va muy lejos este asunto! Incluso añadiré que, aunque os veáis obligados a señalar que tal o cual persona se ha comportado mal, procurad de todas formas, como medida pedagógica, acabar vuestra conversación mencionando alguna de sus cualidades… ¡al menos tendrá una!
Mencionar los defectos de la gente nunca ha servido para corregirlos. Así pues, cuando criticáis a alguien, sin indicar que tiene también ciertas cualidades, añadís mal al mal: ésta no es una actitud constructiva. Si queréis actuar como un ser consciente, iluminado, cuando os veáis obligados a pronunciar palabras negativas, procurad terminar con algo positivo -aunque sólo sea mencionando a una segunda persona que posee las cualidades que le faltan a la primera-. Sí, lo esencial es terminar siempre con una palabra positiva.»

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https://youtu.be/oFh8WplZN6A

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«Empezáis a tener dificultades con vuestra pareja… En vez de pensar inmediatamente en la separación, buscad cómo podéis arreglar las cosas. Un matrimonio es como un problema que el destino os ha puesto para que lo resolváis. Si en esta vida habéis encontrado a tal mujer o a tal hombre y habéis decidido uniros a ella o a él, no es por casualidad. Este encuentro tiene por causa lo que hayáis vivido en vuestras precedentes encarnaciones. Ahora tenéis que hacer todo un trabajo interior: comprender tal verdad, reparar tal error, desarrollar tal cualidad…
Si huis, el problema seguirá ahí, no resuelto y entonces, sea con esta persona o con otra, en esta encarnación o en otra, os volveréis a encontrar con ese problema que cada vez será más difícil de resolver. Los que no razonan de esta manera, ignoran la ley de las causas y las consecuencias, que es la ley del karma.
En realidad, no está absolutamente prohibido separarse de un hombre o de una mujer, pero no antes de haber resuelto los problemas planteados. Es la única manera de conquistar vuestra libertad. Es difícil, claro, pero lo que parece difícil de entrada, después termina siendo fácil e inversamente. Si elegís el camino más difícil, recibiréis interiormente ayuda para ir hasta el final en vuestros esfuerzos.»

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