Archivo de la categoría: frases y reflexiones

«Perlas preciosas» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«Observad la naturaleza, descubriréis que no cesa de presentarnos métodos para resolver nuestros problemas. Por ejemplo, ¿cómo puede la ostra fabricar una perla? Al principio cae un grano de arena dentro de su concha, este grano de arena es algo molesto para ella, le irrita. «¡Oh!, dice ¿cómo podría sacármelo de encima? Me rasca, me pica ¿qué puedo hacer?» Y empieza a reflexionar, se concentra… ¡medita! Y he aquí que un día empieza a segregar una materia especial con la cual envuelve este grano de arena tan desagradable y se vuelve liso, pulido, aterciopelado. Y cuando lo logra, se pone contenta y se dice: «No solamente este grano de arena ya no me molesta, ¡sino que lo he transformado en una perla magnífica!»
Ved la lección de la ostra perlífera: nos enseña que si con el pensamiento conseguimos envolver a nuestras preocupaciones, nuestras contrariedades con una materia luminosa, irisada, de esta forma amasaremos grandes riquezas. El verdadero espiritualista sabe trabajar sobre sus dificultades para convertirlas en perlas preciosas.»

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«Allí donde el agua fluye…» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«En la mayoría de casos, el nacimiento de una civilización está unida a la presencia del agua: las fuentes, los ríos, los lagos, los arroyos… Allí donde el agua fluye, aparece una flora y una fauna, y los humanos instalan sus moradas. Mirad cuántas ciudades se han construido al borde de un río… De alguna manera, los ríos representan fronteras, pero también son vías de comunicación.
En realidad, el agua puede interpretarse y comprenderse en diferentes planos. En el plano físico, puede decirse que es el amor. Si no hay amor, es el desierto. Desgraciadamente, cuando hacen proyectos, cuando se lanzan a una empresa, raramente los humanos piensan que el amor debe intervenir; cuentan sobre todo con la organización. Pues bien, se equivocan: cuando no hay amor, que es el verdadero motor de las cosas, no hay vida. En cuanto aparece el amor, incluso si falta la organización, todo se pone poco a poco en su lugar y empieza a funcionar

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«El acto de mirar» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«Observáis un rostro, un objeto, un paisaje… ¿Sois conscientes de lo que está entonces sucediendo en vosotros? Este acto de mirar, ¿habéis pensado hasta qué punto es vasto, profundo y significativo? Parece simple, sin misterio, pero tratad de estudiarlo mejor y descubriréis que tiene una dimensión mágica.
Fijáis vuestra mirada sobre un objeto… Desde ese momento, este objeto representa un peligro que os acecha o una felicidad que os aguarda. Esto depende de su naturaleza, de su forma, de sus radiaciones y también de vuestro estado interior, porque todo vuestro ser tiende a tomar la forma, las dimensiones y las cualidades de ese objeto. Interiormente, en el plano psíquico, seáis o no conscientes de ello, os identificáis con lo que miráis. Es una ley natural, biológica. Y de esta ley bien comprendida y aplicada conscientemente, depende vuestra posibilidad de evolucionar, de perfeccionaros. Por ello, acostumbraos a mirar todo lo que es bello, luminoso, perfecto

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«Pequeña pausa» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«Un sabio estaba en su jardín cogiendo frutas. De repente, oyó un ruido y vio a un hombre corriendo: «¿Pero a dónde vas tan deprisa? le preguntó. – Mi vecino me persigue con un fusil: cree que he sido yo quien ha quemado su granero. – Vete deprisa, yo lo arreglaré.» Entonces llega el otro hombre: «¿Por qué corres así? le pregunta el sabio. Estás sin aliento. Siéntate un momento. – No, debo atrapar a un individuo que ha quemado mi granero. Voy a darle un escarmiento que recordará toda su vida. – Pero ahora ya debe estar lejos. Observa estas frutas, son deliciosas. Siéntate y saboréalas.» El hombre acaba sentándose y disfrutando con las frutas, y el sabio le hace también admirar las flores y los árboles del jardín, el cielo azul, etc.
Esta pequeña pausa le cambia su humor y renuncia a perseguir a su vecino proponiendo incluso al sabio ayudarlo a recoger sus frutas.
Diréis que ésta es una historia inverosímil. No tanto… El sabio sabía que si se ponía en medio del camino diciéndole al hombre enojado: «Párate, no vale la pena correr así », el otro le hubiera empujado sin escucharle y hubiera tenido que utilizar la fuerza. Entonces, ¿qué hizo? Desviar su atención ofreciéndole unas frutas. Para impedir a los humanos hacer el mal, más que oponerse a ellos, es mejor intentar desviar sus energías

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«La música y el canto» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«La palabra es creadora de mundos y estos mundos son capaces de mantenerse mucho tiempo. Es imposible saber hasta cuándo una palabra puede producir efectos. Entonces, ¿qué pensar de todas esas músicas que se oyen en la actualidad, músicas histéricas sobre las que se han puesto tantas palabras vulgares o violentas? Es peligroso para una sociedad, subestimar su poder destructor.
En una Escuela iniciática, la música y sobre todo el canto, juegan un importante papel. Puesto que en el canto nosotros mismos somos el instrumento que produce los sonidos, cantar tiene efectos muy poderosos sobre nuestro cuerpo físico y nuestros cuerpos sutiles. Con el canto, emitimos ondas, corrientes de fuerzas que crean formas en nosotros. Es por ello que es esencial reencontrar la función mística del canto concentrando toda nuestra atención no sólo en la melodía, sino también en las palabras

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«La Fuente» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«La fuente, ¡qué símbolo tan profundo y significativo! ¿Por qué? Porque nunca cesa de brotar y de manar.
Y la fuente en nosotros, que no debe dejar nunca de brotar y de manar, pura, transparente, es el amor. A pesar de lo que nos suceda, nunca debemos dejar que nuestra fuente se seque.
¡Cuántas personas deciden cerrarse a los demás en cuanto descubren que les han engañado! ¡No hagáis nunca eso! Antes, cuando ignorabais que os engañaban, vuestra fuente manaba al menos y erais los primeros en beneficiaros de este amor que brotaba en vosotros. No os aconsejo la ingenuidad, la ceguera, evidentemente; al contrario, tratad, en la medida que os sea posible, de ver a los seres con claridad. Pero si sucede que os engañan, decíos que ello no es tan grave. Lo que es grave es que el amor deje de habitar en vosotros. Así que, sean cuales sean las decepciones, las amarguras, las pruebas, dejad que mane vuestra fuente: ella os devolverá el gozo, la inspiración y la fuerza

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«Este día que empieza» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«Por la mañana, al despertar, procurad que penetre en vosotros la importancia de este día que empieza. Para ello hay un método: hacer como si este día fuese el último. Algunos dirán que esto supone vivir continuamente con el pensamiento de la muerte, lo que es espantoso. No, vivir cada día como si fuese el último no nos empuja hacia la muerte, sino que, por el contrario, nos empuja hacia la vida. Quién camina hacia la muerte es más bien el que se comporta con ligereza y despreocupación, como si tuviese la eternidad ante él, porque malgasta su vida.
Cuando los sabios nos aconsejan que vivamos cada día como si fuese el último, desean solamente animarnos a hacer que el día de hoy sea más útil, más bello, más precioso que el de ayer.
No necesitamos creer verdaderamente que va a ser el último, se trata sólo de un método pedagógico para vivir plenamente el día de hoy

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«El alimento» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«Al empezar las comidas con una oración, damos gracias por el alimento. Pero eso no es todo; nuestras oraciones contribuyen también a influenciar favorablemente este alimento para ayudar a nuestro organismo a asimilarlo.
Antes de llegar a nuestra mesa, los alimentos han pasado por toda clase de lugares. Han sido manipulados, empaquetados, transportados… De alguna manera son, pues, extraños a nosotros y es bueno que tomemos precauciones antes de dejar que nos penetren. ¿Cuáles son estas precauciones? Tomad una fruta, por ejemplo, tenedla en la mano con respeto, miradla, habladle amablemente con el pensamiento, dadle las gracias por la vida que va a aportaros: algo en la fruta va a transformarse, estará mucho mejor dispuesta hacia vosotros y, en cuanto la metáis en vuestra boca, empezará a trabajar para vosotros. Para que el alimento se abra a vosotros, el secreto es domesticarlo, darle calor; y el calor es el amor.
Por eso os aconsejo que no comáis alimentos que no os gusten, porque se comportarán como enemigos en vuestro organismo. Y si, por una u otra razón, os veis obligados a comerlos, esforzaos por mirarlos con un poco de simpatía.»

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«Indulgencia» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«Antes de emitir una crítica sobre alguien, empezad por echar una mirada lúcida sobre vosotros mismos. ¿Por qué? Porque sólo tenemos derecho de criticar una debilidad en los demás si hemos logrado vencerla en nosotros mismos. Cada vez que emitís un juicio negativo sobre alguien, sois juzgados vosotros mismos.
¿Por quién? Por vuestra conciencia, por vuestro tribunal interior. Una voz se eleva en vosotros para preguntaros: «Y tú, que te pronuncias así, ¿estás seguro que, de una manera o de otra, no tienes ese mismo defecto?… A esa debilidad de la que tú mismo eres culpable, ¿por qué debes añadirle aún la falta de indulgencia, la falta de amor? ¿No sientes acaso que, en tu corazón, en tu alma, estás perdiendo algo precioso?» Éste es el castigo infligido a aquél que juzga a los demás cuando no tiene el derecho de hacerlo: hay luces que lo abandonan. Y si algunos dicen que nunca han oído esta voz, es porque han hecho todo lo posible para no oír sus observaciones ni sus consejos. Que estén más atentos y la oirán.»

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«Rayos luminosos» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«Todavía no sabéis que los rayos de Sol son capaces de alimentar el espíritu en vosotros. Sí, pero sólo si aprendéis a recibirlos, si os abrís a ellos con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma. ¿Todavía no llegáis a admitir que la luz sea más que una vibración física, que sea una entidad viva?…
Mientras sigáis cerrados a esta idea, no podréis beneficiaros de todas las riquezas del Sol.
Procurad organizar vuestra existencia para que la luz ocupe en ella cada vez más espacio. En primavera y en verano, id a contemplar el Sol cuando sale, pensando que podéis recibir sus rayos como recibís el alimento, el agua y el aire. Y dirigíos también a ellos diciendo: «Oh rayos luminosos, penetrad en mí, expulsad las nubes que oscurecen mi cielo.» Y os penetran ya en vosotros sin que os deis cuenta; pero si sois conscientes, si estáis atentos, si os impregnáis con su luz y su calor con la convicción de que algo crece y se desarrolla dentro de vosotros, os sentiréis poco a poco animados por unas vibraciones nuevas

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«Poner la vida en el centro» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«No hay nada que reprocharle al científico que describe un mineral, un vegetal, un animal o un ser humano. Lo que dice es verdad, pero sólo es una verdad parcial. Para que sea completa, debe situar el objeto de su estudio en el seno de la vida universal a la que pertenece; separado de esta vida, la piedra, la planta, el animal, el hombre, están privados de lo esencial.
Porque los seres y las cosas no existen separadamente, sino como partes de un todo que están conectadas entre sí. Debemos, pues, aprender a situarlos en el edificio cósmico para ver cómo vibran en armonía y participan en la vida del todo.
Si, por comodidad, nos vemos obligados a estudiarlos separadamente, debemos también tratar de comprender cómo circula de uno a otro este «algo» que no poseen cuando están separados: la vida.
Separad los elementos y la vida se interrumpe; pero conectadlos con todos los demás elementos de la tierra y del cielo, y la vida reaparece y poseéis el verdadero saber.
Cualesquiera que sea el dominio en el que ejerzáis vuestra actividad, lo esencial es que lleguéis a poner la vida en el centro para verla en su dimensión más vasta. A partir de ese momento, todos los estudios que podáis emprender se beneficiarán de esta luz.»

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