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«Observáis un rostro, un objeto, un paisaje… ¿Sois conscientes de lo que está entonces sucediendo en vosotros? Este acto de mirar, ¿habéis pensado hasta qué punto es vasto, profundo y significativo? Parece simple, sin misterio, pero tratad de estudiarlo mejor y descubriréis que tiene una dimensión mágica.
Fijáis vuestra mirada sobre un objeto… Desde ese momento, este objeto representa un peligro que os acecha o una felicidad que os aguarda. Esto depende de su naturaleza, de su forma, de sus radiaciones y también de vuestro estado interior, porque todo vuestro ser tiende a tomar la forma, las dimensiones y las cualidades de ese objeto. Interiormente, en el plano psíquico, seáis o no conscientes de ello, os identificáis con lo que miráis. Es una ley natural, biológica. Y de esta ley bien comprendida y aplicada conscientemente, depende vuestra posibilidad de evolucionar, de perfeccionaros. Por ello, acostumbraos a mirar todo lo que es bello, luminoso, perfecto.»
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